TEXT 42
tasmād ajñāna-sambhūtaṁ
hṛt-sthaṁ jñānāsinātmanaḥ
chittvainaṁ saṁśayaṁ yogam
ātiṣṭhottiṣṭha bhārata
tasmāt—por lo tanto; ajñāna-sambhūtam—nacido de la ignorancia; hṛt-stham—situado en el corazón; jñāna—del conocimiento; asinā—con el arma; ātmanaḥ—del ser; chittvā—cortando; enam—esta; saṁśayam—duda; yogam—en el yoga; ātiṣṭha—sitúate; uttiṣṭha—levántate a pelear; bhārata—¡oh, descendiente de Bharata!
Por lo tanto, las dudas que te han surgido en el corazón debido a la ignorancia, deben ser cortadas con el arma del conocimiento. Armado con el yoga, ¡oh, Bhārata!, levántate y pelea.
SIGNIFICADO: El sistema de yoga que se enseña en este capítulo se denomina sanātana-yoga, o las actividades eternas que realiza la entidad viviente. Este yoga tiene dos divisiones de sacrificios: una se denomina el sacrificio de las posesiones materiales, y la otra se denomina el conocimiento acerca del ser, que es una actividad espiritual pura. Si el sacrificio de las posesiones materiales no se acopla con la iluminación espiritual, entonces dicho sacrificio se vuelve material. Pero aquel que realiza esos sacrificios con un objetivo espiritual, o en carácter de servicio devocional, hace un sacrificio perfecto. Cuando llegamos a las actividades espirituales, encontramos que estas también se dividen en dos: la comprensión del ser propio (o la posición constitucional de uno), y la verdad relativa a la Suprema Personalidad de Dios. Aquel que sigue el sendero del Bhagavad-gītā tal como es, puede entender muy fácilmente estas dos importantes divisiones del conocimiento espiritual. Para él no existe ninguna dificultad en obtener conocimiento perfecto acerca del ser como parte integral del Señor. Y esa comprensión es provechosa, pues dicha persona puede entender fácilmente las actividades trascendentales del Señor. Al comienzo de este capítulo, el propio Señor Supremo discutió Sus actividades trascendentales. Aquel que no entiende las instrucciones del Gītā es infiel, y se debe considerar que está haciendo mal uso de la independencia fragmentaria que el Señor le ha otorgado. Aquel que, a pesar de dichas instrucciones, no entiende la verdadera naturaleza del Señor como la eterna, bienaventurada y omnisciente Personalidad de Dios, es ciertamente el necio más grande de todos. Mediante la aceptación gradual de los principios del proceso de conciencia de Kṛṣṇa, puede disiparse la ignorancia. El estado de conciencia de Kṛṣṇa se despierta mediante diferentes tipos de sacrificios en honor de los semidioses, mediante el sacrificio en honor del Brahman, mediante el sacrificio a través del celibato, mediante el sacrificio en la vida de casado, en el control de los sentidos, en la práctica del yoga místico, en la penitencia, en la renuncia a las posesiones materiales, en el estudio de los Vedas y en la participación en la institución social denominada varṇāśrama-dharma. Todos estos se conocen como sacrificios, y todos ellos están basados en la acción regulada. Pero dentro de todas esas actividades, el factor importante es la autorrealización. Aquel que busca ese objetivo es el verdadero estudiante del Bhagavad-gītā, pero aquel que duda de la autoridad de Kṛṣṇa, fracasa. Por consiguiente, a uno se le aconseja estudiar el Bhagavad-gītā, o cualquier otra Escritura, bajo la guía de un maestro espiritual genuino, con servicio y entrega. Un maestro espiritual genuino forma parte de la sucesión discipular eterna, y no se aparta en absoluto de las instrucciones del Señor Supremo, tal como se le impartieron hace millones de años al dios del Sol, de quien las instrucciones del Bhagavad-gītā han descendido al reino terrenal. Uno debe, pues, seguir el sendero del Bhagavad-gītā tal como se expresa en el propio Gītā, y cuidarse de personas egoístas en busca de engrandecimiento personal, que alejan a los demás del sendero verdadero. El Señor es, en definitiva, la Persona Suprema, y Sus actividades son trascendentales. Aquel que entiende esto es una persona liberada, desde el mismo comienzo de su estudio del Gītā.
Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo cuarto del Śrīmad Bhagavad-gītā, titulado: «El conocimiento trascendental».