Text 55
yathā mahānti bhūtāni
bhūteṣūccāvaceṣv anu
praviṣṭāny apraviṣṭāni
tathā teṣu na teṣv aham
yathā—así como; mahānti—universales; bhūtāni—elementos; bhūteṣu—en las entidades vivientes; ucca-avaceṣu—tanto gigantescas como diminutas; anu—después de; praviṣṭāni—situados en el interior; apraviṣṭāni—situados en el exterior; tathā—así pues; teṣu—en ellos; na—no; teṣu—en ellos; aham—Yo.
«Así como los elementos materiales entran en el cuerpo de todos los seres vivientes y, sin embargo, permanecen fuera de él, Yo existo en todas las creaciones materiales y, aún así, no estoy en ellas.
SIGNIFICADO: Los elementos materiales densos (tierra, agua, fuego, aire y éter) se combinan con los elementos materiales sutiles (mente, inteligencia y ego falso) para constituir los cuerpos de este mundo material, y, sin embargo, al mismo tiempo permanecen más allá de estos cuerpos. Toda construcción material no es más que una amalgama o combinación de elementos materiales en proporciones diversas. Estos elementos existen tanto dentro como fuera del cuerpo. Por ejemplo, aunque el éter existe en el espacio, también forma parte del cuerpo. De manera semejante, el Señor Supremo, que es la causa de la energía material, vive tanto dentro del mundo material, como fuera de él. Sin Su presencia dentro del mundo material, el cuerpo cósmico no podría evolucionar, lo mismo que, sin la presencia del espíritu dentro del cuerpo físico, éste tampoco podría evolucionar. La manifestación material entera existe y evoluciona porque la Suprema Personalidad de Dios entra en ella en calidad de Paramātmā, la Superalma. La Personalidad de Dios, en Su aspecto omnipresente de Paramātmā, se introduce en toda entidad, desde la más grande a la más diminuta. Aquel que posee el simple requisito de la sumisión y que, en consecuencia, llega a ser un alma entregada, puede comprender Su existencia. El cultivo de la sumisión es la causa de una comprensión espiritual equilibrada, por la que se puede llegar, finalmente, a encontrarse con el Señor Supremo en persona, como cuando dos personas se encuantran cara a cara.
A causa de la evolución de su afecto trascendental hacia el Señor Supremo, un alma entregada siente la presencia de su bienamado en todas partes, y emplea todos sus sentidos en el servicio amoroso del Señor. Sus ojos se ocupan en mirar a la hermosa pareja Śrī Rādhā y Kṛṣṇa sentados en un trono adornado bajo un árbol de deseos, en la tierra trascendental de Vṛndāvana. Su nariz se ocupa en percibir el aroma espiritual de los pies de loto del Señor. De igual modo, sus oídos se ocupan en escuchar mensajes de Vaikuṇṭha, y sus manos abrazan los pies de loto del Señor y de Sus acompañantes. De ese modo, el Señor Se manifiesta interior y exteriormente a un devoto puro. Éste es uno de los misterios de la relación devocional en la que un devoto y el Señor están atados por un vínculo de amor espontáneo. Lograr este amor debe ser la meta de la vida de todo ser viviente.