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Text 108

sannyāsa karilā śikhā-sūtra-tyāga-rūpa
yoga-paṭṭa nā nila, nāma haila ‘svarūpa’

sannyāsa karilā—entró en la orden de sannyāsa; śikhā—coleta de cabello; sūtra—cordón sagrado; tyāga—abandonando; rūpa—en la forma de; yoga-paṭṭa—ropas de color azafrán; nā nila—no vistió; nāma—nombre; haila—era; svarūpa—Svarūpa.

Tras entrar en la orden de sannyāsa, Puruṣottama Ācārya siguió los principios regulativos, renunciando a su coleta y a su cordón sagrado; sin embargo, no vistió las ropas de color azafrán ni aceptó un nombre de sannyāsī, sino que permaneció como naiṣṭhika-brahmacārī.

SIGNIFICADO: En la orden de vida de renuncia deben seguirse una serie de principios regulativos. Hay que realizar ocho tipos de śrāddha. Hay que ofrecer oblaciones a los antepasados y celebrar el sacrificio de virajā-homa. Entonces, debe procederse a cortar la śikhā, un mechón de pelo en forma de coleta; también se debe renunciar al cordón sagrado. Todo ello son procesos preliminares a la concesión de la orden de sannyāsa, y Svarūpa Dāmodara los siguió todos. Puruṣottama Ācārya, sin embargo, no adoptó los hábitos de color azafrán, ni el nombre de sannyāsa, ni la daṇḍa, y por esa razón mantuvo su nombre de brahmacārī. En realidad, Puruṣottama Ācārya no siguió las formalidades de la orden de sannyāsa, pero renunció a la vida mundana. No quería verse perturbado por las formalidades de la vida de sannyāsa; simplemente quería adorar al Señor Kṛṣṇa libre de perturbación; por consiguiente, aceptó de todo corazón la orden de sannyāsa, pero no así las formalidades que trae consigo. Renunciación significa no hacer otra cosa que servir a la Suprema Personalidad de Dios, Śrī Kṛṣṇa. Quien actúa en ese plano, tratando de complacer a la Suprema Personalidad de Dios, es un sannyāsī y también un yogī. Así lo confirma la Bhagavad-gītā (6.1):

śrī-bhagavān uvāca
anāśritaḥ karma-phalaṁ
kāryaṁ karma karoti yaḥ
sa sannyāsī ca yogī ca
na niragnir na cākriyaḥ

«La Suprema Personalidad de Dios dijo: “Aquel que no está apegado a los frutos de sus actividades y actúa tal como es su obligación, se encuentra en la orden de vida de renunciación, y es el verdadero místico, y no el que no enciende ningún fuego ni cumple ningún deber”».

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