Text 253
vyādha kahe, — “bālya haite ei āmāra karma
kemane tarimu muñi pāmara adhama?
vyādha kahe—el cazador dijo; bālya haite—desde el mismo comienzo de mi infancia; ei āmāra karma—se me ha enseñado esta ocupación (dejar a los animales a medio matar); kemane—cómo; tarimu—me liberaré de esas actividades pecaminosas; muñi—yo; pāmara adhama—pecaminoso y descarriado.
«El cazador confesó entonces estar convencido de que su actividad era pecaminosa, y dijo: “Me han enseñado esta ocupación desde que era niño. Ahora me pregunto cómo voy a liberarme de esta ilimitada cantidad de actividades pecaminosas”.
SIGNIFICADO: Este tipo de confesión es muy beneficiosa siempre y cuando no se peque de nuevo. Las autoridades superiores no toleran el engaño y la hipocresía. Quien entiende en qué consiste el pecado, debe abandonarlo con sinceridad y arrepentimiento y entregarse a los pies de loto de la Suprema Personalidad de Dios por medio de Su agente, el devoto puro. De ese modo es posible liberarse de las reacciones del pecado y progresar en la vida devocional. Sin embargo, quien continúe cometiendo pecados después de someterse a alguna expiación, no se salvará. En los śāstras, esa expiación se compara al baño del elefante. El elefante se baña y se limpia muy bien el cuerpo, pero, tan pronto como sale del agua, recoge el polvo de la orilla y se lo lanza por todo el cuerpo. Podemos someternos a una perfecta expiación, pero, si continuamos cometiendo pecados, no nos servirá de nada. Por esa razón, el cazador confesó primero su actividad pecaminosa ante la santa persona de Nārada, pero después preguntó cómo podía salvarse.