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Capítulo 2

El Señor Kṛṣṇa en el vientre: los semidioses le oran


El rey Kaṁsa no solo ocupó los reinos de las dinastías Yadu, Bhoja y Andhaka y el reino de Śūrasena, sino que también hizo alianzas con todos los demás reyes demoníacos, a saber: el demonio Pralambha, el demonio Baka, el demonio Cāṇūra, el demonio Tṛnāvarta, el demonio Aghāsura, el demonio Muṣṭika, el demonio Ariṣṭa, el demonio Dvivida, el demonio Pūtanā, el demonio Keśī y el demonio Dhenuka. En ese entonces, Jarāsandha era el rey de la provincia de Magadha (actualmente el Estado de Behar). Así pues, Kaṁsa, gracias a su política diplomática y bajo la protección de Jarāsandha, consolidó el reino más poderoso de su tiempo. Él hizo alianzas adicionales con reyes tales como Bāṇāsura y Bhaumāsura, hasta convertirse en el más fuerte de todos. Y, entonces, comenzó a actuar de una manera sumamente hostil para con la dinastía Yadu, en la que Kṛṣṇa habría de nacer.


Hostigados por Kaṁsa, los reyes de las dinastías Yadu, Bhoja y Andhaka comenzaron a refugiarse en diferentes Estados, tales como el Estado de los Kurus, el Estado de los Pañcālas, y los Estados conocidos como Kekaya, Śālva, Vidarbha, Niṣadha, Videha y Kośala. Kaṁsa rompió la solidaridad de los reinos Yadu, Bhoja y Andhaka. En la vasta área conocida en aquel tiempo como Bhārata-varṣa, la posición de Kaṁsa era la más sólida de todas.


Cuando Kaṁsa hubo matado uno tras otro a los seis hijos de Devakī y Vasudeva, muchos de sus parientes y amigos se acercaron a él para pedirle que dejara de cometer esos infames actos. Pero todos ellos se convirtieron en adoradores de Kaṁsa.


Al Devakī quedar embarazada por séptima vez, una expansión plenaria de Kṛṣṇa, conocida como Ananta, apareció en su vientre. Devakī estaba sobrecogida de júbilo y lamentación a la vez. Por una parte, se regocijaba, pues comprendía que el Señor Viṣṇu se había refugiado en su vientre; pero al mismo tiempo lamentaba que, tan pronto como su hijo naciera, Kaṁsa lo mataría. Entonces, Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, se compadeció de la terrible condición de los Yadus, causada por las atrocidades de Kaṁsa, y ordenó la aparición de Su yogamāyā, o sea, Su potencia interna. Kṛṣṇa es el Señor del universo, pero es en especial el Señor de la dinastía Yadu.


Esta yogamāyā es la potencia principal de la Personalidad de Dios. En los Vedas se afirma que el Señor, la Suprema Personalidad de Dios, tiene múltiples potencias. Parāsya śaktir vividhaiva śrūyate. Todas las diferentes potencias actúan externa e internamente, y yogamāyā es la principal de todas ellas. El Señor ordenó la aparición de Yogamāyā en la tierra de Vrajabhūmi, Vṛndāvana, la cual siempre está decorada y llena de hermosas vacas. En Vṛndāvana, Rohiṇī, una de las esposas de Vasudeva, estaba viviendo en la casa del rey Nanda y la reina Yaśodā. Además de Rohiṇī, muchos otros miembros de la dinastía Yadu se encontraban dispersos por todo el país, porque temían las atrocidades de Kaṁsa. Algunos de ellos vivían incluso en las cuevas de las montañas.


El Señor le informó a Yogamāyā: «Devakī y Vasudeva son prisioneros de Kaṁsa; y Śeśa, Mi expansión plenaria, se encuentra actualmente en el vientre de Devakī. Tú puedes hacer lo necesario para transferir a Śeśa del vientre de Devakī al vientre de Rohiṇī. Después de esto, Yo apareceré personalmente en el vientre de Devakī, con todas Mis potencias. Luego, apareceré como el hijo de Devakī y Vasudeva. Y tú aparecerás como hija de Nanda y Yaśodā, en Vṛndāvana.


«Puesto que tú aparecerás como Mi hermana contemporánea, la gente de este mundo te adorará con toda clase de valiosos presentes: incienso, velas, flores y ofrecimientos de sacrificios. Tú satisfarás rápidamente sus deseos de complacencia de los sentidos. La gente que busca el afecto materialista habrá de adorarte bajo las diferentes formas de tus expansiones, que se llamarán: Durgā, Bhadrakālī, Vijayā, Vaiṣṇavī, Kumudā, Caṇḍikā, Kṛṣṇā, Mādhavī, Kanyakā, Māyā, Nārāyaṇī, Īśānī, Śāradā y Ambikā».


Kṛṣṇa y Yogamāyā aparecieron como hermanos: el Poderoso Supremo y el poder supremo. Aunque no hay una clara distinción entre el Poderoso y el poder, el poder se subordina siempre al Poderoso. Aquellos que son materialistas son adoradores del poder, pero aquellos que son trascendentalistas son adoradores del Poderoso. Kṛṣṇa es el Poderoso Supremo, y Durgā es el poder supremo del mundo material. En realidad, la gente de la cultura védica adora tanto al Poderoso como al poder. Hay muchos cientos de miles de templos de Viṣṇu y Devī, y algunas veces se les adora en forma simultánea. Es posible que los adoradores del poder, Durgā —es decir, la energía externa de Kṛṣṇa—, alcancen toda clase de éxito material con mucha facilidad, pero quien desee la elevación trascendental, debe dedicarse a la adoración del Poderoso mediante el proceso de conciencia de Kṛṣṇa.


El Señor le declaró también a Yogamāyā que: «Ananta Śeṣa, Mi expansión plenaria, se encuentra en el vientre de Devakī, y debido a que tú lo transferirás al vientre de Rohiṇī, habrá de ser conocido como Saṅkarṣana, por haber sido atraído a la fuerza al vientre de ella; y Él será la fuente de todo el poder espiritual, o bala, mediante el cual uno puede alcanzar la más elevada bienaventuranza de la vida, llamada ramaṇa. Así que, después de Su aparición, Mi porción plenaria Ananta será conocida o bien como Saṅkarṣana o bien como Balarāma».


En los Upaniṣads se afirma: nāyam ātma bala-hīnena labhyaḥ. El significado de esto es que nadie alcanza al Supremo ni ninguna forma de autorrealización, sino recibe suficientemente el favor de Balarāma. Bala no significa fuerza física. Nadie alcanza la perfección espiritual mediante la fuerza física. Es necesario poseer la fuerza espiritual que infunde Balarāma, o Saṅkarṣana. Ananta o Śeṣa, es el poder que mantiene a todos los planetas en sus diferentes posiciones. Este poder sustentador se conoce materialmente como ley de gravitación, pero es en realidad la exhibición de la potencia de Saṅkarṣana. Balarāma, o Saṅkarṣana, es el poder espiritual, es decir, el maestro espiritual original. Es por ello que el Señor Nityānanda Prabhu, quien es también la encarnación de Balarāma, es el maestro espiritual original. Y el maestro espiritual es el representante de Balarāma, la Suprema Personalidad de Dios, quien proporciona la fuerza espiritual. En el Śrī Caitanya-caritāmṛta se confirma que el maestro espiritual es la manifestación de la misericordia de Kṛṣṇa.


Cuando Yogamāyā hubo recibido estas órdenes de la Suprema Personalidad de Dios, dio vueltas alrededor del Señor, y después apareció en este mundo material, conforme a Sus órdenes. Cuando el poder supremo de la Poderosa y Suprema Personalidad de Dios atrajo al Señor Śeṣa del vientre de Devakī al vientre de Rohiṇī, ambas se encontraban bajo el encanto de Yogamāyā, lo cual se conoce también como yoga-nidrā. Una vez hecho esto, la gente pensó que el séptimo embarazo de Devakī había terminado en aborto. Así, aunque Balarāma apareció como el hijo de Devakī, Él fue transferido al vientre de Rohiṇī para que apareciera como hijo de ella. Después de que se hizo eso, Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, quien está siempre dispuesto a colocar todas Sus potencias en Sus devotos puros, entró como el Señor de toda la creación en la mente de Vasudeva, con toda la potencia de Su energía inconcebible. A este respecto, se sobrentiende que el Señor Kṛṣṇa se sitúo primero que todo en el corazón puro de Vasudeva, y luego fue transferido al corazón de Devakī. Al Señor no se le puso en el vientre de Devakī mediante una descarga seminal. La Suprema Personalidad de Dios, mediante Su potencia inconcebible, puede aparecer de cualquier manera. Él no necesita aparecer de la manera ordinaria, por inyección seminal en el vientre de una mujer.


Mientras Vasudeva mantenía en su corazón la forma de la Suprema Personalidad de Dios, su apariencia era exactamente igual a la del Sol resplandeciente, cuyos brillantes rayos siempre le resultan intolerables y abrasadores al hombre común. La forma del Señor, situada en el puro e inmaculado corazón de Vasudeva, no es diferente de la forma original de Kṛṣṇa. La aparición de la forma de Kṛṣṇa en cualquier lugar, y específicamente dentro del corazón, se llama dhāma. Dhāma no se refiere únicamente a la forma de Kṛṣṇa, sino también a Su nombre, a Su forma, a Su calidad y a Sus enseres. Todo ello se manifiesta simultáneamente.


Así pues, la forma eterna de la Suprema Personalidad de Dios, con todas Sus potencias, fue transferida de la mente de Vasudeva a la mente de Devakī, de la misma manera en que los rayos del Sol poniente se transfieren a la Luna llena que surge en el Oriente.


Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, del cuerpo de Vasudeva entró en el cuerpo de Devakī. Él se encontraba más allá de las condiciones de la entidad viviente ordinaria. Cuando Kṛṣṇa aparece, debe entenderse que todas Sus expansiones plenarias, tales como Nārāyaṇa y Sus encarnaciones como el Señor Nṛsiṁha, Varāha, etc., están con Él y no están sujetas a las condiciones de la existencia material. De esa manera, Devakī se convirtió en la residencia de la Suprema Personalidad de Dios, quien es aquel que no tiene igual y la causa de toda creación. Devakī se convirtió en la residencia de la Verdad Absoluta, pero como ella se encontraba en la casa de Kaṁsa, su aspecto era como el de un fuego reprimido, o el de la educación mal utilizada. Cuando el fuego queda cubierto por las paredes de una caldera, o cuando se le conserva en un recipiente, no es posible apreciar mucho sus luminosos rayos. En forma similar, el conocimiento mal utilizado, que no beneficia a todos en general, no es muy apreciado. Así pues, a Devakī, quien se había vuelto la residencia de la Suprema Personalidad de Dios, se le tenía dentro de la prisión del palacio de Kaṁsa, y nadie podía ver su belleza trascendental, belleza que le confería el hecho de haber concebido a la Suprema Personalidad de Dios.


Kaṁsa, no obstante, vio la belleza trascendental de su hermana Devakī, y de inmediato llegó a la conclusión de que la Suprema Personalidad de Dios se había refugiado en el vientre de Devakī. Ella nunca antes había estado tan maravillosamente hermosa. Kaṁsa podía distinguir con precisión que en el vientre de Devakī había algo maravilloso, y eso lo inquietó. Él estaba seguro de que la Suprema Personalidad de Dios habría de matarlo en el futuro, y de que Él ya había llegado; Kaṁsa se puso a pensar: «¿Qué haré con Devakī? Sin duda, ella ya lleva a Viṣṇu o Kṛṣṇa dentro de su vientre, y así, es seguro que Kṛṣṇa ha venido a ejecutar la misión de los semidioses. Aunque yo matase a Devakī inmediatamente, Su misión no puede ser frustrada». Kaṁsa sabía muy bien que nadie puede frustrar la intención de Viṣṇu. Cualquier hombre inteligente puede comprender que las leyes de Dios no pueden ser violadas. Los designios del Señor se cumplen a pesar de todos los obstáculos que ofrecen los demonios. Kaṁsa pensó: «Si mato a Devakī ahora, Viṣṇu hará cumplir Su voluntad Suprema con mayor vehemencia. Matar a Devakī ahora sería un acto muy abominable. Nadie desea matar su propia reputación, ni siquiera en una situación desesperada. Si mato a Devakī ahora, mi reputación se arruinará, Devakī es una mujer y se encuentra bajo mi responsabilidad. Además, ella está embarazada, y si la mato, toda mi reputación, el resultado de mis actividades piadosas y la duración de mi vida terminarían de inmediato».


Kaṁsa continuó su deliberación: «Una persona que es demasiado cruel, aunque esté viva es igual que si estuviera muerta. Nadie ama a una persona cruel mientras esta vive, y una vez muerta, la gente la maldice. Una persona así, por identificarse a sí misma con el cuerpo, debe ser degradada y empujada hacia la región más oscura del infierno». Kaṁsa meditó así en todas las ventajas y desventajas de matar a Devakī en ese momento.


Finalmente, Kaṁsa decidió no matar a Devakī inmediatamente, sino esperar el futuro inevitable. Pero su mente se absorbió en sentimientos de animadversión en contra de la Personalidad de Dios. Kaṁsa esperó pacientemente que el niño naciera, con el fin de matarlo, tal como se había hecho con todos los demás hijos de Devakī. Sumergido así en un océano de animadversión en contra de la Personalidad de Dios, Kaṁsa comenzó a pensar en Kṛṣṇa y en Viṣṇu al estar sentado, al dormir, al caminar, al comer, al trabajar... en todas las situaciones de su vida. Su mente quedó tan absorta en pensamientos acerca de la Suprema Personalidad de Dios, que indirectamente solo veía a Kṛṣṇa o Viṣṇu a su alrededor. Por desgracia, aun cuando su mente estaba tan absorta en pensamientos acerca de Viṣṇu, Kaṁsa no es reconocido como devoto, porque pensaba en Kṛṣṇa, como enemigo. El estado mental de un gran devoto también consiste en estar absorto siempre en Kṛṣṇa, pero un devoto piensa en el Señor favorablemente, y no desfavorablemente. Tener conciencia de Kṛṣṇa consiste en pensar en el Señor favorablemente; lo contrario no es conciencia de Kṛṣṇa.


Fue entonces cuando el Señor Brahmā y el Señor Śiva, acompañados por grandes sabios, tales como Nārada, y seguidos por muchos otros semidioses, aparecieron invisiblemente en la casa de Kaṁsa. Todos ellos comenzaron a orarle a la Suprema Personalidad de Dios con oraciones selectas, que son muy agradables para los devotos y que satisfacen todos sus deseos. Las primeras palabras que hablaron, proclaman que el Señor es siempre fiel a Su promesa. Tal como se afirma en el Bhagavad-gītā, Kṛṣṇa desciende a este mundo material para proteger a los hombres piadosos y para destruir a los impíos. Esa es su promesa. Los semidioses podían comprender que el Señor había hecho Su morada en el vientre de Devakī a fin de cumplir Su promesa. Los semidioses estaban muy contentos porque el Señor iba a aparecer con el propósito de cumplir Su misión, y se dirigieron a Él llamándolo satyaṁ param, o la Suprema Verdad Absoluta.

Todos buscamos la verdad. Eso constituye el camino filosófico de la vida. Los semidioses nos informan que la Suprema Verdad Absoluta es Kṛṣṇa. Quien llega a estar plenamente consciente de Kṛṣṇa, obtiene con ello a la Verdad Absoluta. Kṛṣṇa es la Verdad Absoluta. La verdad relativa no es la verdad en las tres fases del tiempo eterno. El tiempo se divide en pasado, presente y futuro. Kṛṣṇa siempre es la Verdad, tanto en el pasado como en el presente y en el futuro. En el mundo material, todo se encuentra bajo el control del tiempo supremo en el transcurso del pasado, el presente y el futuro. Pero Kṛṣṇa existía antes de la creación; y cuando hay creación, todas las cosas reposan en Kṛṣṇa; y cuando la creación llega a su fin, Kṛṣṇa permanece. En consecuencia, Él es la Verdad Absoluta en todas las circunstancias. Si en este mundo material hay alguna verdad, esa verdad emana de la Suprema Verdad, Kṛṣṇa. Si en este mundo material hay alguna opulencia, Kṛṣṇa es la causa de esa opulencia. Si en este mundo material hay alguna reputación, Kṛṣṇa es la causa de esa reputación. Si en este mundo material hay alguna fuerza, Kṛṣṇa es la causa de esa fuerza. Si en este mundo material hay alguna sabiduría y educación, Kṛṣṇa es la causa de esa sabiduría y educación. Así pues, Kṛṣṇa es la fuente de todas las verdades relativas. Este mundo material se compone de cinco elementos principales: tierra, agua, fuego, aire y éter, y todos estos elementos son emanaciones de Kṛṣṇa. Los científicos materialistas aceptan estos cinco elementos primarios como la causa de la manifestación material, pero los elementos, en sus estados burdo y sutil, son producidos por Kṛṣṇa. Las entidades vivientes que trabajan en este mundo material son también productos de Su potencia marginal. En el capítulo séptimo del Bhagavad-gītā, se afirma claramente que toda la manifestación es una combinación de dos clases de energías de Kṛṣṇa: la energía superior y la energía inferior. Las entidades vivientes son la energía superior, y los elementos materiales muertos son Su energía inferior. En su etapa latente, todo permanece en Kṛṣṇa.


Los semidioses continuaron ofreciendo sus oraciones respetuosas a la forma suprema de Kṛṣṇa, la Personalidad de Dios, a través del estudio analítico de la manifestación material. ¿Qué es la manifestación material? Es algo similar a un árbol. Un árbol se mantiene de pie sobre el suelo. De igual manera, el árbol de la manifestación material se yergue sobre el suelo de la naturaleza material. La manifestación material se asemeja a un árbol, porque, en fin de cuentas, a este se le corta a su debido tiempo. La palabra sánscrita para designar a un árbol es vṛksa, que significa «lo que finalmente habrá de cortarse». En consecuencia, no es posible aceptar el árbol de la manifestación material como la Verdad Suprema. Mientras que la manifestación material se halla bajo la influencia del tiempo, el cuerpo de Kṛṣṇa es eterno. Él existía antes de la manifestación material, Él existe mientras la manifestación material permanece, y cuando esta sea disuelta, Él seguirá existiendo. De manera que, este mundo material no puede aceptarse como la Verdad Absoluta; solo Kṛṣṇa puede ser aceptado como tal.


El Kaṭha Upaniṣad también cita este ejemplo del árbol de la manifestación material que se apoya en el suelo de la naturaleza material. Este árbol tiene frutos de dos clases: de felicidad y de aflicción. Quienes viven en el árbol del cuerpo son como dos pájaros. Uno de ellos es el aspecto localizado de Kṛṣṇa, conocido como Paramātma, y el otro pájaro es la entidad viviente. La entidad viviente come los frutos de la manifestación material. Algunas veces come el fruto de la felicidad, y otras veces come el fruto de la aflicción. Pero el otro pájaro no tiene interés en comer los frutos de la aflicción o de la felicidad, porque siempre está autosatisfecho. El Kaṭha Upaniṣad afirma que uno de los pájaros situados sobre el árbol del cuerpo come los frutos, y que el otro pájaro simplemente observa al primero. Las raíces de este árbol se extienden en tres direcciones. Esto significa que las raíces del árbol son las tres modalidades de la naturaleza material: la bondad, la pasión y la ignorancia. Así como se expanden las raíces del árbol, así mismo uno expande la duración de la existencia material a través de la asociación con las modalidades de la naturaleza material (la bondad, la pasión y la ignorancia). El sabor de los frutos es de cuatro clases: religiosidad, desarrollo económico, complacencia de los sentidos y, finalmente, liberación. De acuerdo con las diferentes asociaciones bajo las tres modalidades de la naturaleza material, las entidades vivientes prueban diferentes clases de religiosidad, diferentes clases de desarrollo económico, diferentes clases de complacencia de los sentidos, y diferentes clases de liberación. Prácticamente todas las obras materiales se llevan a cabo en la ignorancia, más como hay tres cualidades, la cualidad de la ignorancia se cubre algunas veces con bondad o pasión. El sabor de estos frutos materiales se percibe a través de los cinco sentidos. Los cinco órganos sensoriales que nos permiten obtener conocimiento están sujetos a seis clases de azotes: lamentación, ilusión, enfermedad, muerte, hambre y sed. Este cuerpo material, es decir, la manifestación material, está cubierto por las siete capas: piel, músculos, carne, médula, huesos, grasa y semen. Las ramas del árbol son ocho: la tierra, el agua, el fuego, el aire, el éter, la mente, la inteligencia y el ego. En este cuerpo hay nueve puertas: dos ojos, dos fosas nasales, dos oídos, la boca, el órgano genital y el recto. Y hay diez clases de aires internos que circulan dentro del cuerpo: prāṇa, apāna, udāna, vyāna, samāna, etcétera. Los dos pájaros que habitan el cuerpo, como ya se dijo, son la entidad viviente y el aspecto localizado de la Suprema Personalidad de Dios.


La Suprema Personalidad de Dios es la causa fundamental de la manifestación material que se describe aquí. La Suprema Personalidad de Dios se expande y se hace cargo de las tres cualidades del mundo material. Viṣṇu se encarga de la modalidad de la bondad, Brahmā se encarga de la modalidad de la pasión, y el Señor Śiva se encarga de la modalidad de la ignorancia. Brahmā mediante la modalidad de la pasión crea esta manifestación; el Señor Viṣṇu sostiene la manifestación mediante la modalidad de la bondad; y el Señor Śiva la aniquila mediante la modalidad de la ignorancia. En fin de cuentas, toda la creación reposa en el Señor Supremo. Él es la causa de la creación, manutención y aniquilación. Y cuando toda la manifestación se disuelve, reposa en el cuerpo del Señor Supremo, en su forma sutil como la energía del Señor.


«Ahora —dijeron los semidioses en sus oraciones— Kṛṣṇa, el Señor Supremo, aparece tan solo para llevar a cabo la manutención de esta manifestación». En realidad, la Causa Suprema es una, pero, bajo el engaño de las tres modalidades de la naturaleza material, las personas de poca inteligencia ven que el mundo material se manifiesta a través de causas diferentes. Mas, quienes en verdad son inteligentes, saben que la causa es una: Kṛṣṇa. Tal como se afirma en la Brahma-saṁhitā: sarva-kāraṇa-kāraṇam. Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, es la causa de todas las causas. Brahmā es el agente encargado de la creación, Viṣṇu es la expansión de Kṛṣṇa que cuida de la manutención, y el Señor Śiva es la expansión de Kṛṣṇa que tiene a su cargo la disolución.


«Amado Señor nuestro —oraron los semidioses— es muy difícil comprender Tu forma eterna de persona. En general, la gente no está capacitada para comprender Tu forma verdadera; por ello, ahora estás descendiendo personalmente para exhibir Tu eterna forma original. De alguna manera, los hombres comprenden las diferentes encarnaciones de Vuestra Señoría, pero quedan perplejos cuando se trata de comprender la forma eterna de Kṛṣṇa con dos brazos, desenvolviéndose entre los seres humanos tal como si fuera uno de ellos. Esta forma eterna de Vuestra Señoría proporciona a los devotos un placer trascendental que aumenta a cada instante. Mas, para quienes no son devotos, esta forma es muy peligrosa». Como se afirma en el Bhagavad-gītā, Kṛṣṇa es muy placentero para el sādhu: paritrāṇayā sādhūnām. Pero esta forma es muy peligrosa para los demonios, porque Kṛṣṇa también desciende para matarlos. En consecuencia, Él es, simultáneamente, agradable para los devotos y peligroso para los demonios.


«Amado Señor Nuestro, el de los ojos de loto, Tú eres la fuente de la bondad pura. Muchos grandes sabios, simplemente por medio del samādhi, o meditación trascendental en Tus pies de loto, y absortos de esa manera en pensamientos acerca de Ti, han transformado con facilidad el gran océano de la nesciencia, creado por la naturaleza material, en algo tan insignificante como el agua que cabe en la huella de un ternero». El propósito de la meditación consiste en concentrar la mente en la Personalidad de Dios, comenzando por Sus pies de loto. Con solo meditar en los pies de loto del Señor, grandes sabios cruzan sin dificultad este vasto océano de la existencia material.


«¡Oh, Tú, el autoiluminado!, los grandes santos que han cruzado el océano de la ignorancia con ayuda de la barca trascendental de Tus pies de loto, no se han llevado esa barca. Aún se encuentra de este lado». Los semidioses utilizan un hermoso símil. Si alguien sube a una barca para cruzar un río, la barca también se va con el pasajero hasta el otro lado del río. Y así, después de que el primer pasajero haya llegado a su destino, ¿cómo puede la misma barca estar disponible para quienes aún se encuentran del otro lado del río? Para responder a este dilema, los semidioses dicen en su oración que la barca no desaparece. Los devotos que aún permanecen sin cruzar el océano de la naturaleza material pueden cruzarlo, porque los devotos puros no se llevan la barca con ellos cuando cruzan. Cuando uno simplemente se acerca a la barca, todo el océano de la nesciencia material se reduce al tamaño del agua que cabe en la huella de un ternero. Por consiguiente, los devotos no necesitan tomar una barca para llegar al otro lado del océano: ellos simplemente cruzan de inmediato el océano. Gracias a que los grandes santos son compasivos con todas las almas condicionadas, la barca permanece siempre a los pies de loto del Señor. Uno puede meditar en los pies del Señor en cualquier momento, y al hacerlo uno puede cruzar el gran océano de la existencia material.


La meditación significa concentración en los pies de loto del Señor. «Los pies de loto» indican a la Suprema Personalidad de Dios. Los impersonalistas no reconocen los pies de loto del Señor, y por ello su meditación está dirigida hacia algo impersonal. Los semidioses expresan su maduro veredicto, diciendo que: «Las personas que se interesan en meditar en algo vacío o impersonal, no pueden cruzar el océano de la nesciencia. Esa clase de personas simplemente imaginan que se han liberado. ¡Oh, Señor de los ojos de loto!, la inteligencia de estas personas se ha contaminado, por ellos no meditar en los pies de loto de Vuestra Señoría. Como resultado de esta actividad descuidada, los impersonalistas vuelven a caer a la forma material de la vida condicionada, aunque temporalmente se elevan hasta el punto de la comprensión impersonal. Los impersonalistas, después de llevar a cabo severas austeridades y penitencias, se funden con la refulgencia o existencia impersonal del Brahman. Pero sus mentes no se liberan de la contaminación material; ellos simplemente han tratado de negar las maneras materiales de pensar. Eso no significa que se hayan liberado. Por lo tanto, caen». En el Bhagavad-gītā se afirma que los impersonalistas tienen que sufrir una gran tribulación para comprender la meta final. Al comienzo del Śrīmad-Bhāgavatam se afirma también que, si no se le presta servicio devocional a la Suprema Personalidad de Dios, no es posible alcanzar la liberación del cautiverio de las actividades fruitivas. En el Bhagavad-gītā se encuentra la afirmación del Señor Kṛṣṇa, y en el Śrīmad-Bhāgavatam se encuentra la afirmación del gran sabio Nārada, y aquí los semidioses también lo confirman. «Quienes no se entregan al servicio devocional, no logran el propósito final del conocimiento, y no son favorecidos por Tu gracia». Los impersonalistas simplemente creen que están liberados, pero en realidad no tienen ningún sentimiento por la Personalidad de Dios. Ellos creen que cuando Kṛṣṇa viene al mundo material, Él acepta un cuerpo material. Y, en consecuencia, dejan pasar por alto el hecho de que el cuerpo de Kṛṣṇa es trascendental. Eso también queda confirmado en el Bhagavad-gītā: avajānanti māṁ mūḍhāḥ. A pesar de conquistar la lujuria material y de elevarse hasta el punto de la liberación, los impersonalistas caen. Si se dedican a conocer las cosas solo para adquirir conocimiento y no adoptan el servicio devocional del Señor, no podrán lograr el resultado que desean. Sus logros consisten en las dificultades que se toman, y eso es todo. En el Bhagavad-gītā se afirma con toda claridad que experimentar la identificación con el Brahman no lo es todo. La identificación con el Brahman puede que nos ayude a alcanzar la alegría sin apego ni desapego materiales y a llegar al plano del equilibrio, pero después de esta etapa se tiene que adoptar el servicio devocional. Quien se entrega al servicio devocional después de elevarse al plano de la comprensión del Brahman, logra con ello su admisión en el reino espiritual, para residir allí permanentemente en compañía de la Suprema Personalidad de Dios. Ese es el resultado del servicio devocional.


Por otra parte, los devotos de la Suprema Personalidad de Dios jamás caen como los impersonalistas. Aun si los devotos caen, permanecen unidos afectuosamente a Su Señor. Ellos pueden enfrentarse con toda clase de obstáculos en el sendero del servicio devocional, y con toda libertad, sin ningún temor, pueden superar esos obstáculos. Gracias a su entrega, tienen la certeza de que Kṛṣṇa siempre los protegerá. Como Kṛṣṇa promete en el Bhagavad-gītā: «Mis devotos jamás son vencidos».


«Querido Señor nuestro, Tú has aparecido en Tu forma inmaculada y original, la forma eterna de bondad, para bienestar de todas las entidades vivientes de este mundo material. Aprovechando Tu aparición, todas ellas comprenderán ahora con facilidad la naturaleza y la forma de la Suprema Personalidad de Dios. Las personas que pertenecen a las cuatro divisiones del orden social (los brahmacārīs, los gṛhasthas, los vānaprasthas y los sannyāsīs) pueden aprovechar Tu aparición.


»Querido Señor, esposo de la diosa de la fortuna, los devotos que se acoplan a Tu servicio no caen de su elevada posición, como los impersonalistas. Siendo protegidos por Ti, los devotos son capaces de cruzar por sobre las cabezas de muchos de los comandantes en jefe de māyā, quienes siempre ponen obstáculos en el sendero de la liberación. Mi amado Señor, Tú apareces en Tu forma trascendental para beneficio de las entidades vivientes, con el fin de que ellas Te vean cara a cara y ofrezcan sus sacrificios de adoración mediante la ejecución de los ritos de los Vedas, la meditación mística y el servicio devocional, tal como se recomienda en las Escrituras. Querido Señor, si Tú no hubieses aparecido en Tu forma trascendental eterna, llena de bienaventuranza y conocimiento, la cual puede erradicar toda clase de ignorancia especulativa acerca de Tu posición, entonces toda la gente se entregaría simplemente a especular acerca de Ti, según sus respectivas modalidades de la naturaleza material».


La aparición de Kṛṣṇa es la respuesta a toda la iconografía imaginativa que hay acerca de la Suprema Personalidad de Dios. Cada quien imagina la forma de la Suprema Personalidad de Dios de acuerdo con su modalidad de la naturaleza material. En la Brahma-saṁhitā se dice que el Señor es la persona más antigua de todas. En consecuencia, una clase de gente religiosa imagina que Dios debe ser muy viejo, y por ello lo representan como un anciano. Pero en la misma Brahma-saṁhitā se dice lo contrario: aunque el Señor es la más vieja de todas las entidades vivientes, Su forma eterna es la de un joven lozano. Las palabras exactas que se utilizan a este respecto en el Śrīmad-Bhāgavatam, son: vijñānam ajñāna-bhidāpamārjanam. Vijñānam significa conocimiento trascendental acerca de la Personalidad Suprema. Vijñānam también significa conocimiento experimentado. El conocimiento trascendental tiene que recibirse a través del proceso descendiente de sucesión discipular, tal como Brahmā presenta el conocimiento acerca de Kṛṣṇa en la Brahma-saṁhitā. La Brahma-saṁhitā es vijñānam, tal como Brahmā lo comprendió mediante su experiencia trascendental, y de esa manera él nos presenta la forma y los pasatiempos de Kṛṣṇa en la morada trascendental. Ajñānabhid significa «lo que puede igualarse a toda clase de especulación». En su ignorancia, la gente imagina la forma del Señor; y, según sus diferentes imaginaciones, algunas veces Él no tiene forma y algunas veces sí la tiene. Pero la presentación que se hace de Kṛṣṇa en la Brahma-saṁhitā es vijñānam: conocimiento experimentado y científico, dado por el Señor Brahmā y aceptado por el Señor Caitanya. No hay ninguna duda acerca de ello. La forma de Śrī Kṛṣṇa, la flauta de Śrī Kṛṣṇa, el color de Śrī Kṛṣṇa... todo es realidad. Aquí se dice que el vijñānam siempre derrota todo tipo de conocimiento especulativo. «Así pues, si Tú no aparecieras como Kṛṣṇa, tal como eres, no sería posible comprender ni el ajñāna (la ignorancia del conocimiento especulativo) ni el vijñanam. Ajñāna-bhidāpamārjanam: gracias a Tu aparición, el conocimiento especulativo de la ignorancia será derrotado, y el conocimiento verdadero y experimentado de autoridades tales como el Señor Brahmā habrá de establecerse. Los hombres influidos por las tres modalidades de la naturaleza material imaginan su propio Dios, de acuerdo con esas modalidades de la naturaleza material. En esta forma, a Dios se le presenta de diversas maneras, pero Tu aparición establecerá cuál es la verdadera forma de Dios».


El disparate más grande que cometen los impersonalistas es pensar que cuando una encarnación de Dios viene, acepta la forma de la materia bajo la modalidad de la bondad. En realidad, la forma de Kṛṣṇa o Nārāyaṇa es trascendental a cualquier idea material. Hasta Śaṅkarācārya‚ el más grande de los impersonalistas, ha admitido que nārāyanaḥ paro´vyaktāt: que la manifestación impersonal de la materia (avyakta), o reserva total no fenoménica de la materia, es la causa de la creación material, y que Kṛṣṇa es trascendental a ese concepto material. Eso se expresa en el Śrīmad-Bhāgavatam como śuddha-sattva, o sea trascendental. El Señor no pertenece a la modalidad material de la bondad; y Él está por encima de esa posición. El Señor pertenece a la posición trascendental y eterna de bienaventuranza y conocimiento.


«Amado Señor, cuando Tú apareces en Tus distintas encarnaciones, adoptas nombres y formas diferentes, de acuerdo con las diferentes situaciones. Tu nombre es Kṛṣṇa, porque Tú eres supremamente atractivo; a Ti se Te llama Śyāmasundara, por Tu belleza trascendental. Śyāma significa negruzco. Aun así, se dice que Tú eres más bello que miles de cupidos. Kandarpa-koṭi-kamanīya. Aunque Tú apareces con un color que se asemeja a la nube negruzca, puesto que Tú eres el Absoluto trascendental, Tu belleza es muchas, muchas veces más atractiva que el delicado cuerpo de Cupido. Algunas veces se Te llama Giridhārī, porque Tú levantaste la colina conocida como Govardhana. Algunas veces se Te llama Nandanandana, o Vāsudeva, o Devakīnandana, porque Tú apareces como el hijo de Mahārāja Nanda, o de Devakī, o de Vasudeva. Los impersonalistas piensan que Tus muchos nombres y formas existen como resultado de un tipo particular de trabajo y cualidad, porque ellos Te aceptan desde la posición de un observador material.


»Amado Señor nuestro, el proceso de comprensión no consiste en estudiar Tu naturaleza, forma y actividades absolutas mediante la especulación mental. Uno debe ocuparse en el servicio devocional; entonces uno podrá comprender Tu naturaleza absoluta y Tu forma, nombre y calidad trascendentales. Solamente quien siente un poco de gusto por el servicio de Tus pies de loto, puede comprender en verdad Tu naturaleza, forma y calidad trascendentales. Los demás pueden seguir especulando durante millones de años, mas no podrán comprender ni siquiera una mínima parte de Tu verdadera posición». En otras palabras, Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, no está al alcance de la comprensión de los no devotos, porque para ellos hay una cortina de yogamāyā que cubre las verdaderas características de Kṛṣṇa. Tal como se confirma en el Bhagavad-gītā: nāhaṁ prakāśaḥ sarvasya. El Señor dice: «Yo no Me expongo ni ante todos ni ante cualquiera». Cuando Kṛṣṇa vino, de hecho Él estuvo presente en el campo de Batalla de Kurukṣetra y todos lo vieron. Pero no todos podían comprender que Él era la Suprema Personalidad de Dios. Aun así, todos los que murieron en Su presencia alcanzaron la completa liberación del cautiverio material, y fueron transferidos al mundo espiritual.


»¡Oh, Señor!, los impersonalistas o no devotos no pueden comprender que Tu nombre es idéntico a Tu forma». Puesto que el Señor es absoluto, no hay diferencia entre Su nombre y Su propia forma. En el mundo material hay diferencia entre el nombre y la forma de algo. La fruta conocida como mango es diferente del nombre «mango». Es imposible saborear un mango con solo decir: «mango, mango, mango». Pero el devoto que sabe que no hay ninguna diferencia entre el nombre y la forma del Señor, canta Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare, y comprende que él siempre está en compañía de Kṛṣṇa.


El Señor Kṛṣṇa exhibe Sus pasatiempos trascendentales para quienes no están muy avanzados en el conocimiento absoluto del Supremo. Simplemente por el hecho de pensar en los pasatiempos del Señor, pueden beneficiarse por entero. Como no hay ninguna diferencia entre el nombre y la forma trascendentales del Señor, tampoco hay ninguna diferencia entre los pasatiempos trascendentales y la forma del Señor. El gran sabio Vyāsadeva escribió El Mahābhārata para la gente poco inteligente (como las mujeres, los obreros o la clase mercantil). En el Mahābhārata, Kṛṣṇa está presente en Sus diferentes actividades. El Mahābhārata es historia, y simplemente con estudiar, oír y memorizar las actividades trascendentales de Kṛṣṇa, las personas de poca inteligencia también pueden elevarse gradualmente al nivel de devotos puros.


Nunca se debe considerar que los devotos puros están en el mundo material, es decir, aquellos que siempre están absortos en pensamientos acerca de los trascendentales pies de loto de Kṛṣṇa y que se ocupan siempre en el servicio devocional con plena conciencia de Kṛṣṇa. Śrī Rūpa Gosvāmī ha explicado que se debe tener por seres liberados —incluso en este cuerpo—, a quienes se entregan siempre en cuerpo, mente y actividades al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. Esto se confirma también en el Bhagavad-gītā, donde se dice: aquellos que se ocupan en el servicio devocional del Señor, han trascendido ya la posición material.


Kṛṣṇa aparece para dar, tanto a los devotos como a los no devotos, una oportunidad de comprender la meta última de la vida. Los devotos reciben la oportunidad directa de ver y adorar al Señor. Y quienes no se encuentran en ese plano, reciben la oportunidad de conocer las actividades del Señor, y así se elevan a la misma posición de los devotos.


«¡Oh, querido Señor!, ¡oh, controlador supremo!, —oraron los semidioses— nosotros sabemos que al Tú aparecer en esta Tierra, todos los demonios, tales como Kaṁsa y Jarāsandha, serán derrotados, y toda clase de buenos auspicios vendrán a este mundo, acompañando Tu aparición. Como Tú caminarás por el globo con Tus pies de loto, la Tierra será embellecida por las huellas de las señales que hay en Tus plantas, tales como la bandera, el tridente y el rayo; y nosotros, que residimos en los planetas celestiales, también nos volveremos afortunados al ver esas señales.


»¡Oh, querido señor! —continuaron los semidioses—, Tú no naces; por ello, no encontramos otro motivo para Tu aparición que no sea para realizar Tus placenteros pasatiempos». Aunque en el Bhagavad-gītā se expone la razón de la aparición del Señor (Él desciende tan solo para proteger a los devotos y vencer a los no devotos), en realidad el Señor desciende para llevar a cabo Su placentero encuentro con los devotos, y no realmente para vencer a los no devotos. Estos últimos pueden ser vencidos simplemente por la naturaleza material. «La acción y reacción de la energía externa de la naturaleza material (creación, manutención y aniquilación) ocurren en forma automática. Mas como Tu santo nombre y Tu personalidad no son diferentes entre sí, los devotos están suficientemente protegidos al simplemente refugiarse en Tu santo nombre». En realidad, la protección de los devotos y la aniquilación de los no devotos no son las ocupaciones de la Suprema Personalidad de Dios cuando desciende. Sus ocupaciones son tan solo para Su placer trascendental. No puede haber ninguna otra razón para Su aparición.


«Querido Señor nuestro, Tú apareces como el mejor de la dinastía Yadu, y nosotros ofrecemos nuestras reverencias humildes y respetuosas a Tus pies de loto. Antes de esta aparición, Tú apareciste también como la encarnación del pez, la encarnación del caballo, la encarnación de la tortuga, la encarnación mitad hombre y mitad león, la encarnación del jabalí, la encarnación del cisne, como el rey Rāmacandra, como Paraśurāma, y como muchas otras encarnaciones. Tú has aparecido con el único fin de proteger a los devotos, y nosotros Te pedimos en Tu presente aparición como la Suprema Personalidad de Dios Mismo, que nos protejas de igual manera en los tres mundos, y que elimines todos los obstáculos que se interpongan en el desenvolvimiento pacífico de nuestras vidas.


«Querida madre Devakī, en tu vientre se encuentra la Suprema Personalidad de Dios, quien aparece con todas Sus expansiones plenarias. Él es la Personalidad de Dios original, y aparece para nuestro bien. Así pues, no debes temerle a tu hermano, el rey de Bhoja. Tu hijo, el Señor Kṛṣṇa, la Personalidad de Dios original, aparecerá para proteger a la piadosa dinastía Yadu. El Señor no va a aparecer solo, sino acompañado de Su porción plenaria inmediata, Balarāma».


Devakī le temía mucho a su hermano Kaṁsa, pues este ya había matado a muchos hijos suyos. Ella solía estar muy preocupada por Kṛṣṇa. En el Viṣṇu-Purāṇa se afirma que, para tranquilizar a Devakī, todos los semidioses, en compañía de sus esposas, iban siempre a visitarla para animarla y para que no temiera que Kaṁsa fuera a matar a su hijo. Kṛṣṇa, quien se encontraba en el vientre de Devakī, aparecería no solamente para disminuir la carga del mundo, sino específicamente para proteger los intereses de la dinastía Yadu, y ciertamente para proteger a Devakī y a Vasudeva.

Se entiende que Kṛṣṇa había sido transferido de la mente de Vasudeva a la mente de Devakī, y de allí a su vientre. En consecuencia, todos los semidioses adoraron a Devakī, la madre de Kṛṣṇa.


Después de adorar la forma trascendental del Señor, todos los semidioses se fueron a sus respectivas moradas celestiales, con el Señor Brahmā y el Señor Śiva delante.

Así termina el significado de Bhaktivedanta, del capítulo segundo del libro Kṛṣṇa, titulado: «El Señor Kṛṣṇa en el vientre: los semidioses le oran».

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