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Capítulo 45

Kṛṣṇa recupera al hijo de Su maestro


Cuando el Señor Kṛṣṇa vio que Vasudeva y Devakī permanecían de pie con una actitud reverente, Él inmediatamente expandió Su influencia de yogamāyā para que pudieran tratarlos a Él y a Balarāma como niños. Tal como en el mundo material la relación que existe entre padre, madre e hijos puede establecerse entre las diversas entidades vivientes mediante la influencia de la energía ilusoria, así mismo, por la influencia de yogamāyā, el devoto puede establecer una relación en la cual la Suprema Personalidad de Dios sea su hijo. Después de crear esta situación con Su yogamāyā, Kṛṣṇa, que apareció con Su hermano mayor, Balarāma —ambos como los hijos más ilustres de la dinastía de los Sātvatas—, se dirigió a Vasudeva y a Devakī muy sumisa y respetuosamente: «Mis queridos padre y madre, a pesar de que ustedes siempre han estado muy preocupados por la protección de Nuestras vidas, no pudieron disfrutar del placer de tenernos como sus nenes, ni como sus hijos en edad de crecimiento, ni como sus jóvenes adolescentes». Kṛṣṇa indirectamente alabó la paternidad de Nanda Mahārāja y la maternidad de Yaśodā describiéndolas como muy gloriosas, ya que si bien ni Él ni Balarāma eran sus hijos por nacimiento, Nanda y Yaśodā realmente disfrutaron de Sus pasatiempos de infancia. Por disposición propia de la naturaleza, los padres de la entidad viviente que mora en el cuerpo disfrutan de la infancia de esta. Aun en el reino animal se observa que los padres son afectuosos con sus cachorros. Cautivados por las actividades de sus hijos, ellos cuidan mucho de su bienestar. En lo que concierne a Vasudeva y Devakī, siempre estuvieron muy preocupados por la protección de sus hijos, Kṛṣṇa y Balarāma. Esa es la razón por la cual Kṛṣṇa fue trasladado inmediatamente a la casa de otra persona después de Su aparición. Balarāma también fue trasladado del vientre de Devakī al vientre de Rohiṇī.


Vasudeva y Devakī estaban llenos de ansiedades por la protección de Kṛṣṇa y Balarāma, y no pudieron disfrutar de los pasatiempos infantiles de Ellos. Kṛṣṇa dijo: «Desafortunadamente, ordenados por Nuestro destino, no pudimos ser criados por Nuestros propios padres, para así disfrutar de los placeres infantiles del hogar. Mis queridos padre y madre, el hombre tiene una deuda pendiente que pagar a sus padres, de quienes obtiene este cuerpo que puede otorgarle todos los beneficios de la existencia material. Según las disposiciones védicas, esta forma humana de vida lo habilita a uno para ejecutar todo tipo de actividades religiosas, para satisfacer todo tipo de deseos y para adquirir todo tipo de riquezas. Y solamente en esta forma humana existe toda posibilidad de que uno obtenga la liberación de la existencia material. Los esfuerzos combinados del padre y de la madre producen este cuerpo. Todo ser humano debe sentirse endeudado con sus padres, y comprender que no puede saldar esta deuda. Si después de volverse adulto, un hijo no trata de satisfacer a sus padres mediante sus acciones o dotándolos de riquezas, ciertamente que después de morir, el superintendente de la muerte lo castigará y lo obligará a comerse su propia carne. Si una persona puede cuidar o darle protección a sus ancianos padres, a sus hijos, al maestro espiritual, a los brāhmaṇas y otros dependientes, pero no lo hace, se le considera como si ya hubiera muerto, a pesar de que aparentemente esté respirando. Mis queridos padre y madre, ustedes siempre se han preocupado mucho de Nuestra protección, pero desafortunadamente no pudimos rendirles ningún servicio a ustedes. Hasta el día de hoy, simplemente hemos desperdiciado Nuestro tiempo; no pudimos servirles por razones que estaban más allá de Nuestro control. Madre, padre, por favor excúsennos por Nuestra acción pecaminosa».


Cuando la Suprema Personalidad de Dios habló como un muchacho inocente con palabras muy dulces, tanto Vasudeva como Devakī quedaron cautivados por el afecto parental y los abrazaron con gran placer. Estaban asombrados, y no podían hablar ni contestar las palabras de Kṛṣṇa, así que simplemente los abrazaron tanto a Él como a Balarāma con gran afecto, y permanecieron callados, derramando lágrimas incesantes.


Habiendo consolado así a Sus padres, la Suprema Personalidad de Dios, que apareció como el amado hijo de Devakī, se acercó a su abuelo Ugrasena y anunció que Ugrasena sería desde ahora el soberano del reino de Yadu. Kaṁsa había estado gobernando a la fuerza el reino de Yadu, a pesar de la presencia de su padre, a quien había arrestado. Pero después de la muerte de Kaṁsa, el padre de este fue liberado y proclamado soberano del reino de Yadu. Parece que en aquellos días había muchos reinos pequeños en la parte occidental de la India, y las dinastías Yadu, Andhaka, Vṛṣṇi y la dinastía Bhoja los gobernaban. Mahārāja Ugrasena pertenecía a la dinastía Bhoja; por lo tanto, Kṛṣṇa indirectamente declaró que el rey de la dinastía Bhoja sería el emperador de los otros pequeños reinos. Voluntariamente, le pidió a Mahārāja Ugrasena que los gobernara debido a que Ellos eran sus súbditos. La palabra prāja se usa tanto para referirse a la progenie, como para referirse a los ciudadanos; así que Kṛṣṇa pertenecía al prajā, ya sea como nieto de Mahārāja Ugrasena o como miembro de la dinastía Yadu. Así pues, Él aceptó voluntariamente el dominio de Mahārāja Ugrasena. Él le informó a Ugrasena: «Siendo maldecidos por Yayāti, los reyes de la dinastía Yadu no se levantarán contra el trono. Será para Nosotros un placer actuar como sirvientes tuyos. Nuestra plena cooperación contigo hará que tu posición sea más prominente y segura, para que los reyes de otras dinastías no vacilen en pagar sus respectivos impuestos. Así, protegido por Nosotros, aun los semidioses de los planetas celestiales te honrarán. Mi querido abuelo, temiéndole a Mi difunto tío Kaṁsa, todos los reyes pertenecientes a las dinastías Yadu, Vṛṣṇi, Andhaka, Madhu, Daśārha y Kukura estaban muy ansiosos y perturbados. Ahora tú puedes tranquilizarlos a todos y garantizarles la seguridad. El reino entero estará tranquilo».


Todos los reyes del área vecina habían abandonado sus hogares por temor a Kaṁsa, y estaban viviendo en unos lugares del país que quedaban distantes entre sí. Ahora, después de la muerte de Kaṁsa y de la reinstalación de Ugrasena como rey, a los reyes vecinos se les dio todo tipo de ofrendas y comodidades. Luego, regresaron a sus respectivos hogares. Después de este buen manejo político, los ciudadanos de Mathurā estaban complacidos porque vivían en Mathurā protegidos por los fuertes brazos de Kṛṣṇa y Balarāma. Debido al buen gobierno durante la presencia de Kṛṣṇa y Balarāma, los habitantes de Mathurā sintieron completa satisfacción porque todos sus deseos y necesidades materiales quedaron satisfechos; y debido a que veían a Kṛṣṇa y a Balarāma diariamente, cara a cara, muy pronto olvidaron completamente todas sus aflicciones materiales. Tan pronto como veían que Kṛṣṇa y Balarāma salían a la calle muy hermosamente vestidos, sonriendo y mirando por todas partes, los ciudadanos inmediatamente se llenaban de éxtasis amoroso, simplemente por ver la presencia personal de Mukunda. Mukunda se refiere a aquel que puede otorgar la liberación y la dicha trascendental. La presencia de Kṛṣṇa actuó como un tónico tan vitalizante, que por verlo a Él con regularidad, se vigorizaron plenamente con energía y fuerza juveniles, no solo los jóvenes sino incluso los viejos de Mathurā.


Nanda Mahārāja y Yaśodā también estaban viviendo en Mathurā debido a que Kṛṣṇa y Balarāma se encontraban allí. Pero después de algún tiempo, quisieron regresar a Vṛndāvana. Kṛṣṇa y Balarāma se presentaron ante ellos, y muy cariñosamente abrazaron a Nanda y a Yaśodā, y Kṛṣṇa habló de la siguiente manera: «Mis queridos padre y madre, si bien Yo nací de Vasudeva y Devakī, ustedes han sido Nuestros verdaderos padres, debido a que desde Nuestro nacimiento e infancia, ustedes nos criaron con gran cariño y amor. Su afectuoso amor por Nosotros fue más de lo que cualquiera pudiera ofrecerle a sus propios hijos. Realmente ustedes son Nuestros padres, debido a que nos criaron como sus propios hijos cuando éramos como huérfanos. Por ciertas razones, Nuestros padres Nos rechazaron, y ustedes Nos protegieron. Mis queridos padre y madre, Yo sé que ustedes sentirán separación de Nosotros al regresar a Vṛndāvana y dejarnos aquí, pero por favor, no se preocupen, pues Yo regresaré a Vṛndāvana apenas les dé alguna satisfacción a Mis padres verdaderos, Vasudeva y Devakī, a Mi abuelo y a otros parientes y miembros de la familia». Kṛṣṇa y Balarāma satisfacieron a Nanda y a Yaśodā con Sus palabras dulces y con la presentación de diversos atuendos, ornamentos y utensilios bien hechos. Hasta donde pudieron, Kṛṣṇa y Balarāma los satisfacieron tanto a ellos como a sus amigos y vecinos que los habían acompañado desde Vṛndāvana a Mathurā. Debido al excesivo afecto parental por Balarāma y Kṛṣṇa, Nanda Mahārāja sintió lágrimas en sus ojos, Los abrazó y comenzó el viaje hacia Vṛndāvana con los pastores de vacas.


Después de esto, Vasudeva hizo que su hijo fuera iniciado con el cordón sagrado como signo de un segundo nacimiento, el cual es obligatorio para las castas superiores de la sociedad humana. Vasudeva llamó al sacerdote de la familia y a los brāhmaṇas eruditos, y la ceremonia del cordón sagrado de Kṛṣṇa y Balarāma se ejecutó debidamente. Durante esta ceremonia, Vasudeva les dio diversos ornamentos en caridad a los brāhmaṇas, y los dotó de vacas decoradas con telas de seda y ornamentos de oro. Anteriormente, después del nacimiento de Kṛṣṇa y de Balarāma, Vasudeva había querido darles vacas a los brāhmaṇas como caridad, pero, estando encarcelado por Kaṁsa, logró hacerlo solo en su mente. Con la muerte de Kaṁsa, las vacas reales fueron donadas a los brāhmaṇas. Luego, a Balarāma y a Kṛṣṇa se les inició debidamente con la ceremonia del cordón sagrado, y Ellos repitieron el canto del mantra Gāyatrī. El mantra Gāyatrī se le ofrece a los discípulos después de la ceremonia del cordón sagrado, y Balarāma y Kṛṣṇa ejecutaron correctamente los deberes correspondientes al canto de este mantra. Todo aquel que ejecute el canto de este mantra debe regirse por ciertos principios y votos. A pesar de que tanto Balarāma como Kṛṣṇa eran personalidades trascendentales, Ellos siguieron estrictamente los principios regulativos. Ambos fueron iniciados por el sacerdote de la familia, Gargācārya, generalmente conocido como Gargamuni, el ācārya de la dinastía Yadu. De acuerdo con la cultura védica, toda persona respetable debe tener un ācārya, o maestro espiritual. A nadie se le considera un hombre perfectamente culto sin que sea iniciado y entrenado por un ācārya. Se dice, por lo tanto, que aquel que se ha acercado a un ācārya tiene realmente conocimiento perfecto. El Señor Kṛṣṇa y Balarāma eran el amo de toda educación y conocimiento, la Suprema Personalidad de Dios. No había necesidad de que aceptaran a un maestro espiritual o ācārya; sin embargo, para instruir a los hombres ordinarios, Ellos también aceptaron a un maestro espiritual para el avance de Su conocimiento espiritual.


Es la costumbre, después de haber sido iniciado en el canto del mantra Gāyatrī, que uno viva fuera del hogar por algún tiempo, bajo el cuidado del ācārya, para ser entrenado en lo referente a la vida espiritual. Durante este período uno tiene que trabajar bajo la dirección del maestro espiritual como un sirviente humilde ordinario. Hay muchas reglas y regulaciones para un brahmacārī que vive bajo el cuidado de un ācārya, y tanto el Señor Kṛṣṇa como Balarāma siguieron estrictamente esos principios regulativos mientras vivieron bajo la instrucción de Su maestro espiritual, Sāndīpani Muni, en el hogar de este último, ubicado en el norte de la India. De acuerdo con las normas de las Escrituras, a un maestro espiritual se le debe respetar y considerar igual que la Suprema Personalidad de Dios. Tanto Kṛṣṇa como Balarāma siguieron fielmente esos principios con gran devoción, y se sometieron a las regulaciones de brahmacarya, y de esa forma, satisfacieron a Su maestro espiritual, quien los instruyó en lo referente al conocimiento védico. Muy satisfecho, Sāndīpani Muni los instruyó en todo lo concerniente a las complejidades de la sabiduría védica, así como también en lo referente a las literaturas complementarias tales como los Upaniṣads. Debido al hecho de que Kṛṣṇa y Balarāma eran kṣatriyas, se les entrenó específicamente en lo relativo a la ciencia militar, la política y las matemáticas. En la política hay seis ramas de conocimiento: cómo hacer la paz, cómo luchar, cómo pacificar, cómo dividir y gobernar, cómo dar refugio, etcétera. A Kṛṣṇa y a Balarāma se les explicó e instruyó plenamente en todo lo referente a esos puntos.


El océano es la fuente de agua de un río. La nube se crea por la evaporación del agua del océano; la misma agua se distribuye como lluvia por toda la superficie de la Tierra, y luego regresa hacia el océano en la forma de ríos. Así mismo, Kṛṣṇa y Balarāma, la Suprema Personalidad de Dios, son la fuente de todo conocimiento, pero debido a que actuaban como muchachos humanos ordinarios, marcaron la pauta con el objeto de que todo el mundo recibiera conocimiento proveniente de la fuente correcta. Así pues, accedieron a recibir conocimiento de un maestro espiritual.


Con oír las instrucciones de Su maestro una sola vez, Kṛṣṇa y Balarāma aprendieron todas las artes y ciencias. En sesenta y cuatro días y sesenta y cuatro noches, aprendieron todas las artes y ciencias que se requieren en la sociedad humana. Durante el día, el maestro les daba lecciones acerca de una materia, y al anochecer eran expertos en esa rama del conocimiento.


En primer lugar, aprendieron a cantar, a componer canciones y a reconocer las diferentes melodías; aprendieron los acentos y metros favorables y desfavorables, a cantar diferentes tipos de ritmos y melodías, y a seguirlos, tocando diferentes tipos de tambores. Aprendieron a bailar siguiendo ritmos, melodías y diferentes canciones. Aprendieron a escribir dramas, y aprendieron los diversos tipos de pinturas, desde las diferentes artes aldeanas hasta llegar a la más alta etapa de perfección. También aprendieron a pintar tilaka en la cara y a dibujar diferentes tipos de puntos en la frente y en las mejillas. Luego, aprendieron el arte de hacer pinturas en el piso con pasta líquida de arroz y harina; tales pinturas son muy populares en ceremonias auspiciosas que se ejecutan como funciones hogareñas o que se llevan a cabo en el templo. Ellos aprendieron a hacer un lugar de descanso con flores, y a decorar ropa y hojas con pinturas de colores vivos. También aprendieron a montar joyas valiosas en los ornamentos. Aprendieron el arte de sonar potes de agua. Los potes de agua se llenan con agua hasta una cierta medida, de manera que cuando uno golpea los potes, se producen diferentes tonos, y cuando los potes se golpean uno tras otro, producen un sonido melodioso. También aprendieron a lanzar agua en los ríos o en los lagos mientras se bañaban entre amigos, y a decorar con flores. Este arte de decorar aún puede verse en diversos templos de Vṛndāvana durante la estación de verano. Se llama phulabaḍī. El estrado, el trono, las paredes y el techo se decoran totalmente, y una pequeña y aromática fuente de flores se coloca en el centro. Estas decoraciones florales refrescan a la gente fatigada por el calor del verano.


Kṛṣṇa y Balarāma aprendieron el arte de acomodar el cabello en distintos estilos y el de colocar un yelmo en diferentes posiciones en la cabeza. También aprendieron a actuar en el escenario de teatro, a adornar a los actores dramáticos con ornamentos de flores sobre el oído y a salpicar pasta de sándalo y agua para producir una agradable fragancia. Ellos también aprendieron el arte de ejecutar actos de magia. En el campo de la magia hay un arte que se llama bahurūpī, por medio del cual una persona se viste de tal manera que cuando se acerca a un amigo, este no lo puede reconocer. Kṛṣṇa y Balarāma también aprendieron a preparar bebidas que se requieren en diversos momentos, y estudiaron los jarabes, los sabores y los efectos de la embriaguez. Aprendieron a manipular delgados hilos de las marionetas bailarinas, y aprendieron a colocar las cuerdas en los instrumentos musicales, tales como el viṇā, el sitar y el tambura, para producir sonidos melodiosos. Luego, aprendieron a resolver rompecabezas y a hacerlos. Aprendieron el arte de leer libros de los cuales aun un estudiante tonto puede rápidamente aprender a leer el alfabeto y a escribir. Luego aprendieron a ensayar y actuar en un drama. También estudiaron el arte de resolver crucigramas, llenando los espacios vacíos y formando palabras completas.


También aprendieron a dibujar literatura pictográfica. En algunos países del mundo, la literatura pictográfica es aún corriente. Una historia se representa con dibujos: por ejemplo, un hombre y una casa se dibujan para representar a un hombre que va al hogar. Kṛṣṇa y Balarāma también aprendieron el arte de la arquitectura —a construir edificios residenciales—. Aprendieron a reconocer joyas valiosas, estudiando el brillo y la calidad de sus colores. Luego, aprendieron el arte de montar joyas con oro y plata. También aprendieron a estudiar la tierra para encontrar minerales. Este estudio de la tierra ahora es una ciencia muy especializada, pero anteriormente era conocimiento común aun para el hombre ordinario. Ellos aprendieron a estudiar hierbas y plantas, y a extraer medicinas de los elementos. Estudiando las distintas especies de plantas, Ellos aprendieron a cruzar plantas y a obtener distintos tipos de frutas. Aprendieron a entrenar y enfrentar en luchas a corderos y gallos, con propósitos deportivos. Luego, aprendieron a enseñarles a los loros a hablar y a responder las preguntas de los seres humanos.


Ellos aprendieron psicología práctica —a influenciar la mente de otro, y así inducirlo a actuar de acuerdo con el deseo de uno—. Algunas veces esto se llama hipnotismo. Aprendieron a lavar el cabello, a teñirlo de diferentes colores y a rizarlo de diferentes maneras. Aprendieron el arte de saber lo que está escrito en el libro de alguien sin verlo. Aprendieron a adivinar lo que está dentro del puño de otro. Algunas veces los niños imitan este arte, a pesar de que no lo hacen con mucha precisión. Un niño guarda algo en su puño y le pregunta a su amigo: «¿Puedes adivinar lo que está dentro?», y el amigo da algunas sugerencias, a pesar de que realmente no puede adivinar. Pero existe un arte mediante el cual uno puede comprender y realmente adivinar lo que está contenido dentro del puño.


Kṛṣṇa y Balarāma aprendieron a hablar y comprender los idiomas de diversos países. Ellos no solo aprendieron los idiomas de los seres humanos; Kṛṣṇa también podía hablar hasta con los animales y con los pájaros. Pruebas de esto se encuentran en la literatura vaiṣṇava compilada por los Gosvāmīs. Luego, aprendieron a construir carruajes y aviones de flores. Se dice en El Rāmāyaṇa que, después de derrotar a Rāvaṇa, Rāmacandra fue llevado desde Laṅkā hasta Bhāratavarṣa en un avión de flores, llamado puṣpa-ratha. Kṛṣṇa luego aprendió el arte de predecir sucesos viendo ciertas señales. En un libro que se llama Khanāra-vacana, se describen los diversos tipos de signos y presagios. Si al salir, uno ve a alguien cargando un balde lleno de agua, ese es un muy buen signo; pero no es un muy buen signo si uno ve a alguien cargando un balde vacío. De forma similar, es un buen signo si uno ve la leche de una vaca junto con un ternero. El resultado de comprender estos signos es que uno puede predecir los acontecimientos, y Kṛṣṇa aprendió la ciencia. Kṛṣṇa también aprendió el arte de componer los mātṛkās. Un mātṛkā es una sección de un crucigrama con tres números en una línea; contando cualquiera de los tres de cualquier lado, siempre suman nueve. Los mātṛkās son de diferentes tipos y tienen diferentes propósitos.


Kṛṣṇa aprendió el arte de cortar piedras valiosas tales como diamantes, y aprendió el arte de preguntar y responder componiendo poesía inmediatamente dentro de Su mente. Aprendió la ciencia de la acción y la reacción de las combinaciones y permutaciones físicas. Aprendió el arte de un psiquiatra, que puede comprender los movimientos psíquicos de otra persona. Aprendió la manera de cómo uno puede satisfacer sus deseos. Los deseos son muy difíciles de cumplir; pero si uno desea algo que es irrazonable y nunca puede cumplirse, el deseo puede ser subyugado y satisfecho, y ese es un arte. Con este arte uno también puede subyugar los impulsos sexuales cuando aparecen, como ocurre incluso en la vida de brahmacārī. Con este arte, uno puede convertir hasta a un enemigo en su amigo o transferir la acción directa de un elemento físico a otras cosas.


El Señor Kṛṣṇa y Balarāma, la fuente de todo conocimiento de artes y ciencias, demostraron Su perfecta comprensión cuando ofrecieron servir a Su maestro otorgándole cualquier cosa que deseara. Esta ofrenda del estudiante al instructor o al maestro espiritual se llama guru-dakṣiṇa. Es muy necesario que un estudiante satisfaga al maestro a cambio de cualquier conocimiento que haya recibido, ya sea este material o espiritual. Cuando Kṛṣṇa y Balarāma ofrecieron Sus servicios de esa forma, el maestro, Sāndīpani Muni, pensó que era prudente pedirles algo extraordinario, algo que ningún estudiante común pudiera ofrecer. Por lo tanto, consultó con su esposa sobre qué podía pedirles a Ellos. Él y su esposa ya habían visto las potencias extraordinarias de Kṛṣṇa y Balarāma, y sabían que los dos muchachos eran la Suprema Personalidad de Dios. Así pues, decidieron pedirles que les devolvieran a su hijo, que se había ahogado en el océano, cerca de la ribera de Prabhāsakṣetra.


Cuando Kṛṣṇa y Balarāma oyeron a Su maestro hablar acerca de la muerte de su hijo, inmediatamente partieron hacia el océano en Su cuadriga. Al llegar a la playa, le pidieron a la deidad regente del océano que devolviera al hijo de Su maestro. La deidad del océano inmediatamente apareció ante el Señor y le ofreció todo tipo de reverencias respetuosas con gran humildad.


El Señor dijo: «Hace algún tiempo ocasionaste que el hijo de Nuestro maestro se ahogara. Te ordeno que lo devuelvas».


La deidad del océano respondió: «En realidad, yo no me llevé al niño, sino que un demonio llamado Pañcajana lo capturó. Este gran demonio generalmente se encuentra en lo profundo del agua en la forma de una caracola. Puede que el hijo de Tu maestro esté en el vientre del demonio, ya que fue devorado por él».


Al oír esto, Kṛṣṇa se zambulló profundamente en el agua y agarró al demonio Pañcajana. Lo mató al instante, pero no encontró al hijo de Su maestro en su vientre. Por lo tanto, tomó el cuerpo muerto del demonio (que tenía la forma de una caracola) y regresó a Su cuadriga que estaba en la playa de Prabhāsakṣetra. Desde allí partió hacia Samyamanī, la residencia de Yamarāja, el superintendente de la muerte. Acompañado por Su hermano mayor, Balarāma, a quien también se le conoce como Halāyudha, Kṛṣṇa llegó y sonó Su caracola.


Al oír la vibración, Yamarāja apareció y recibió a Śrī Kṛṣṇa con todo tipo de reverencias respetuosas. Yamarāja sabía quiénes eran Kṛṣṇa y Balarāma y por lo tanto, inmediatamente le ofreció su humilde servicio al Señor. Kṛṣṇa había aparecido en la Tierra como un ser humano ordinario, pero en realidad Kṛṣṇa y Balarāma son la Superalma que vive dentro del corazón de toda entidad viviente. Ellos son Viṣṇu Mismo, pero estaban actuando como muchachos humanos ordinarios. Puesto que Yamarāja le ofreció sus servicios al Señor, Śrī Kṛṣṇa le pidió que devolviera al hijo de Su maestro, pues aquél había sido llevado donde él como resultado de sus acciones. «Considerando que Mi régimen es supremo —dijo Kṛṣṇa— tú debes devolver inmediatamente al hijo de Mi maestro».


Yamarāja le entregó el muchacho a la Suprema Personalidad de Dios, y Kṛṣṇa y Balarāma se lo llevaron a su padre. Los hermanos preguntaron si Su maestro tenía algo más que pedir de Ellos, pero este respondió: «Mis queridos hijos, Ustedes ya han hecho suficientes cosas por mí. Ahora estoy completamente satisfecho. ¿Qué otra necesidad puede haber para un hombre que tiene discípulos como Ustedes? Mis queridos muchachos, ahora pueden regresar a Su hogar. Estos gloriosos actos de Ustedes serán por siempre famosos a todo lo largo del mundo. Ustedes están más allá de toda bendición, aun así, es mi deber bendecirlos. Por lo tanto, les doy la bendición de que cualquier cosa que Ustedes digan permanezca eternamente tan fresca como las instrucciones de los Vedas. Sus enseñanzas no solamente serán honradas en este universo o en este milenio, sino en todo lugar y época, y ellas serán cada vez más nuevas e importantes». A causa de esta bendición de Su maestro, el Bhagavad-gītā del Señor es cada vez más y más fresco, y no solamente es famoso en este universo, sino también en otros planetas y en otros universos.


Habiendo recibido la orden de Su maestro, Kṛṣṇa y Balarāma inmediatamente regresaron al hogar en Su cuadriga. Viajaron a velocidades tan grandes como la del viento, e hicieron sonidos como el del choque de las nubes. Todos los residentes de Mathurā, que no habían visto a Kṛṣṇa ni a Balarāma por mucho tiempo, estaban muy complacidos de verlos de nuevo. Ellos se sintieron jubilosos, tal como una persona que ha recobrado su propiedad perdida.


Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo cuadragésimo quinto del libro Kṛṣṇa, titulado: «Kṛṣṇa recupera al hijo de Su maestro».

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