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Capítulo 74

La salvación de Śiśupāla


El rey Yudhiṣṭhira se puso muy feliz después de oír los detalles del episodio de Jarāsandha, y habló de la siguiente manera: «Mi querido Kṛṣṇa, ¡oh, eterna forma de bienaventuranza y conocimiento!, todos los directores eminentes de los asuntos de este mundo material, entre ellos el Señor Brahmā, el Señor Śiva y el rey Indra, están siempre ansiosos de recibir y llevar a cabo las órdenes Tuyas, y cuando quiera que son lo suficientemente afortunados como para recibir tales órdenes, inmediatamente las toman y las guardan en sus corazones. ¡Oh, Kṛṣṇa! Tú eres ilimitado, y si bien algunas veces nos creemos reyes y gobernantes reales del mundo y nos envanecemos con nuestras posiciones insignificantes, somos muy pobres de corazón. En realidad merecemos ser castigados por Ti, pero lo asombroso es que en lugar de castigarnos, aceptas tan bondadosa y misericordiosamente nuestras órdenes, y las llevas a cabo correctamente. Otras personas quedan muy asombradas de que Vuestra Señoría desempeñe el papel de un ser humano ordinario, pero podemos comprender que ejecutas estas actividades tan solo como un artista dramático. Tu verdadera posición siempre es excelsa, tal como la del Sol, que siempre permanece a la misma temperatura, ya sea durante el momento en que sale, como en el momento en que se pone. A pesar de que sentimos una diferencia de temperatura entre la salida y la puesta del Sol, la temperatura del Sol nunca cambia. Tú siempre estás trascendentalmente equilibrado, y, así pues, no eres complacido ni perturbado por ninguna condición de los asuntos materiales. Tú eres el Supremo Brahman, la Suprema Personalidad de Dios, y para Ti no hay relatividades. Mi querido Mādhava, Tú nunca eres derrotado por nadie. En Ti, las distinciones materiales —“Este soy yo”, “Este eres tú”, “Esto es mío”, “Esto es tuyo”— brillan por su ausencia. Tales distinciones se encuentran visibles en la vida de todos, aun en la de los animales; pero aquellos que son devotos puros están libres de estas distinciones falsas. Debido a que estas distinciones no se encuentran presentes en Tus devotos, ellas no pueden, de ninguna manera, estar presentes en Ti».


Después de satisfacer a Kṛṣṇa de esa forma, el rey Yudhiṣṭhira organizó la ejecución del sacrificio Rājasūya. Invitó a todos los sabios y brāhmaṇas capacitados para que participaran en él, y les designó posiciones diferentes como sacerdotes encargados de la arena de sacrificio. Invitó a los sabios y brāhmaṇas más expertos de todos, cuyos nombres son los siguientes: Kṛṣṇa-dvaipāyana Vyāsadeva, Bharadvāja, Sumantu, Gautama, Asita, Vasiṣṭha, Cyavana, Kaṇva, Maitreya, Kavaṣa, Trita, Viśvāmitra, Vāmadeva, Sumati, Jaimini, Kratu, Paila, Parāśara, Garga, Vaiśampāyana, Atharvā, Kaśyapa, Dhaumya, Paraśurāma, Śukrācārya, Āsuri, Vītihotra, Maducchandā, Vīrasena y Akṛtavraṇa. Además de todos estos brāhmaṇas y sabios, invitó a respetables hombres mayores, como Droṇācārya, Bhīṣma —el abuelo de los Kurus—, Kṛpācārya y Dhṛtarāṣṭra. También invitó a todos los hijos de Dhṛtarāṣṭra, encabezados por Duryodhana, y el gran devoto Vidura también fue invitado. Los reyes de diferentes partes del mundo, juntamente con sus ministros y secretarios, también fueron invitados a ver el gran sacrificio que iba a ejecutar el rey Yudhiṣṭhira, y los ciudadanos, integrados por brāhmaṇas eruditos, kṣatriyas caballerescos, vaiśyas prósperos y śūdras fieles, visitaron todos la ceremonia.


Como de costumbre, los sabios y sacerdotes brāhmaṇas que estaban a cargo de la ceremonia de sacrificio, construyeron la arena de sacrificio con un arado de oro, e iniciaron al rey Yudhiṣṭhira como el ejecutor del gran sacrificio, de acuerdo con los rituales védicos. Muchos años atrás, cuando Varuṇa ejecutó un sacrificio similar, todos los utensilios del sacrificio estaban hechos de oro. De igual manera, en el sacrificio Rājasūya del rey Yudhiṣṭhira, todos los utensilios requeridos para el sacrificio eran de oro.


Para participar en el gran sacrificio que iba a ejecutar el rey Yudhiṣṭhira, todos los excelsos semidioses, como el Señor Brahmā, el Señor Śiva e Indra, el rey del cielo, acompañados por sus asociados, así como también las deidades regentes de sistemas planetarios superiores tales como Gandharvaloka, Siddhaloka, Janaloka, Tapoloka, Nāgaloka, Yakṣaloka, Rākṣasaloka, Pakṣiloka y Cāraṇaloka, así como también reyes famosos y sus reinas, estaban todos presentes por invitación del rey Yudhiṣṭhira. Todos los reyes, semidioses y sabios respetables que se reunieron allí, acordaron unánimemente que el rey Yudhiṣṭhira era suficientemente competente para asumir la responsabilidad de ejecutar el sacrificio Rājasūya; nadie estaba en desacuerdo con este hecho. Todos ellos conocían perfectamente la posición del rey Yudhiṣṭhira; debido a que él era un gran devoto del Señor Kṛṣṇa, ningún logro era extraordinario para él. Los brāhmaṇas y sacerdotes eruditos procuraron que el sacrificio de Mahārāja Yudhiṣṭhira fuese ejecutado exactamente de la misma manera que en épocas pasadas fue ejecutado por el semidiós Varuṇa. De acuerdo con el sistema védico, siempre que se organiza un sacrificio, a los miembros que participan en dicho sacrificio se les ofrece jugo de la planta soma. El jugo de la planta soma es un tipo de bebida dadora de vida. En el día en que se iba a extraer el jugo soma, el rey Yudhiṣṭhira muy respetuosamente recibió al sacerdote especial que había sido encargado de detectar cualquier error en las formalidades de los procedimientos de sacrificio. Lo que ocurre es que los mantras védicos deben ser pronunciados perfectamente, y cantados con el acento correcto; si los sacerdotes que están ocupados de ese asunto cometen cualquier error, el sacerdote que revisa, o sacerdote árbitro, de inmediato corrige el procedimiento, y así las ejecuciones rituales se realizan perfectamente. Un sacrificio no puede dar el resultado deseado, a menos que sea ejecutado perfectamente. En esta era de Kali no se puede conseguir un brāhmaṇa o sacerdote erudito de esa clase; por lo tanto, todos esos sacrificios están prohibidos. El único sacrificio recomendado en las śāstras es el canto del mantra Hare Kṛṣṇa.


Otro procedimiento importante es que a la personalidad más excelsa de la asamblea de esa ceremonia de sacrificio, se le ofrece primeramente adoración. Después de que se dispuso todo para el sacrificio que realizaría Yudhiṣṭhira, la próxima consideración era quién debía ser adorado primeramente en la ceremonia. Esta ceremonia particular se llama Agra-pūjā. Agra significa primero, y pūjā significa adoración. Este Agra-pūjā es similar a la elección del presidente. En la asamblea del sacrificio, todos los miembros eran muy excelsos. Algunos propusieron elegir a una persona como el candidato perfecto para recibir Agra-pūjā, y otros propusieron a otra persona.


Encontrándose el asunto sin decidir, Sahadeva comenzó a hablar a favor del Señor Kṛṣṇa. Él dijo: «El Señor Kṛṣṇa, el mejor de los miembros de la dinastía Yadu y el protector de Sus devotos, es la personalidad más excelsa de esta asamblea. Por consiguiente, creo que sin ninguna objeción Él debe recibir el honor de ser adorado primero. Si bien los semidioses tales como el Señor Brahmā, el Señor Śiva, Indra —el rey de los planetas celestiales—, y muchas otras personalidades elevadas están presentes en esta asamblea, nadie puede ser igual o mejor que Kṛṣṇa en términos de tiempo, espacio, riqueza, fuerza, reputación, sabiduría, renunciación ni ninguna otra consideración. Cualquier cosa que se considera opulenta, se encuentra originalmente en Kṛṣṇa. Así como un alma individual es el principio básico del crecimiento de su cuerpo material, de forma similar Kṛṣṇa es la Superalma de esta manifestación cósmica. Todo tipo de ceremonia ritual védica, tal como la ejecución de sacrificios, el ofrecimiento de oblaciones en el fuego, el canto de himnos védicos y la práctica del yoga místico, tienen como fin comprender a Kṛṣṇa. Ya sea que uno siga el sendero de las actividades fruitivas o el sendero de la especulación filosófica, el destino último es Kṛṣṇa; todos los métodos fidedignos para la autorrealización tienen como fin comprender a Kṛṣṇa. Damas y caballeros, es superfluo hablar acerca de Kṛṣṇa, pues cada uno de ustedes, personalidades excelsas, conocen al Brahman Supremo, el Señor Kṛṣṇa, para quien no existen diferencias materiales que el cuerpo y el alma, entre la energía y el energético, o entre una parte del cuerpo y otra. Ya que todo el mundo es una parte integral de Kṛṣṇa, no hay diferencia cualitativa entre Kṛṣṇa y todas las entidades vivientes. Todo es una emanación de las energías de Kṛṣṇa, las energías materiales y espirituales. Las energías de Kṛṣṇa son como el calor y la luz del fuego; no hay diferencia entre la naturaleza del calor y de la luz, y el fuego mismo.


»Además, Kṛṣṇa puede hacer cualquier cosa que desee con cualquier parte de Su cuerpo. Nosotros podemos ejecutar una acción particular con la ayuda de una parte específica de nuestro cuerpo, pero Él puede hacer cualquier cosa y todas las cosas con cualquier parte de Su cuerpo. Y debido a que Su cuerpo trascendental está lleno de conocimiento y bienaventuranza eternos, Él no pasa por las seis clases de cambios materiales: nacimiento, existencia, crecimiento, acción fruitiva, decaimiento y desaparición. Él es la causa suprema de la creación, manutención y disolución de todo lo que existe, pues no es forzado por ninguna energía externa. Todo el mundo está dedicado a la practica de religiosidad, al desarrollo de condiciones económicas, a la satisfacción de los sentidos y, finalmente, al logro de la liberación del cautiverio material, solamente por la gracia de Kṛṣṇa. Estos cuatro principios de vida progresiva pueden ser ejecutados por la misericordia de Kṛṣṇa solamente. En consecuencia, a Él se le debe ofrecer la primera adoración de este gran sacrificio, y nadie debe estar en desacuerdo. Así como al regar la raíz, automáticamente se ejecuta el riego de las ramas, ramitas, hojas y flores, o así como al suministrarle comida al estómago, la nutrición y el metabolismo de todas las partes del cuerpo automáticamente se establecen, así mismo al ofrecerle a Kṛṣṇa la primera adoración, todo el mundo presente en esta asamblea estará satisfecho —incluso los grandes semidioses—. Si alguien tiene una disposición caritativa, sea cual sea su cuerpo particular o su personalidad individual, será muy bueno para él dar caridad solamente a Kṛṣṇa, quien es la Superalma de todos. Kṛṣṇa está presente como la Superalma que mora en todos los seres vivientes, y si podemos satisfacerlo a Él, entonces automáticamente todo ser viviente quedará satisfecho».


Sahadeva tenía la buena fortuna de conocer las glorias de Kṛṣṇa, y después de describirlas brevemente, dejó de hablar. Después de que se diera este discurso, todos los miembros presentes en esa gran asamblea de sacrificio aplaudieron, confirmando sus palabras continuamente al decir: «Todo lo que has dicho es completamente perfecto. Todo lo que has dicho es completamente perfecto». El rey Yudhiṣṭhira, después de oír la confirmación de todos los presentes, especialmente de los brāhmaṇas y los sabios eruditos, adoró al Señor Kṛṣṇa de acuerdo con los principios regulativos de las normas védicas. En primer lugar, el rey Yudhiṣṭhira —juntamente con sus hermanos, esposas, hijos, demás parientes y ministros— lavó los pies de loto del Señor Kṛṣṇa, y roció el agua en sus cabezas. Después de esto, al Señor Kṛṣṇa se le ofrecieron diversas clases de ropa de seda de color amarillo, y fueron presentados ante Él montones de joyas y ornamentos, para Su uso particular.


El rey Yudhiṣṭhira sentía tanto éxtasis al honrar a Kṛṣṇa, quien era su único objeto de amor, que las lágrimas se deslizaban de sus ojos, y no podía ver al Señor Kṛṣṇa muy bien, a pesar de querer verlo. Cuando el Señor Kṛṣṇa fue así adorado por el rey Yudhiṣṭhira, todos los miembros presentes en esa asamblea se levantaron con las manos juntas, y comenzaron a exclamar: «¡Jaya! ¡Jaya! ¡Namaḥ! ¡Namaḥ!». Todos se unieron para ofrecer sus respetuosas reverencias a Kṛṣṇa, y del cielo cayeron lluvias de flores.


El rey Śiśupāla también estaba presente en esa reunión. Por muchas razones, él era un enemigo declarado de Kṛṣṇa, especialmente debido a que Kṛṣṇa robó a Rukmiṇī de la ceremonia de matrimonio; por consiguiente, no podía tolerar un honor así para Kṛṣṇa, ni la glorificación de Sus cualidades. En lugar de estar feliz de oír las glorias del Señor, se puso muy furioso. Cuando todos ofrecieron respetos a Kṛṣṇa poniéndose de pie, Śiśupāla permaneció en su asiento; pero cuando se enfureció por el hecho de que Kṛṣṇa estuviera siendo honrado, Śiśupāla se puso de pie repentinamente, y levantando su mano, comenzó a hablar muy fuerte y temerariamente en contra del Señor Kṛṣṇa. Habló de manera tal, que el Señor Kṛṣṇa podía oírlo muy claramente.


«Damas y caballeros, ahora puedo entender la afirmación de los Vedas de que, después de todo, el tiempo es el factor predominante. El elemento tiempo ejecuta su propio plan sin oposición, a pesar de todos los esfuerzos que se hagan en contra de ello. Por ejemplo, puede que uno trate al máximo de continuar viviendo, pero cuando llega la hora de la muerte, nadie puede frenarla. Aquí veo que, a pesar de que hay muchas personalidades valientes presentes en esta asamblea, la influencia del tiempo es tan fuerte, que han sido descarriadas por la afirmación de un muchacho que ha hablado tontamente acerca de Kṛṣṇa Hay muchos sabios eruditos y personas mayores presentes, pero aun así han aceptado la afirmación de un muchacho tonto. Esto significa que por la influencia del tiempo, aun la inteligencia de personas honorables como las que están presentes en esta reunión, puede ser descarriada. Yo estoy completamente de acuerdo con las personas respetables presentes aquí, en cuanto a que son lo suficientemente competentes como para seleccionar a la personalidad que pueda ser adorada primero, pero no puedo estar de acuerdo con la afirmación de un muchacho como Sahadeva, que ha hablado tan altamente acerca de Kṛṣṇa, y ha recomendado que Kṛṣṇa es digno de recibir la primera adoración del sacrificio. Puedo ver que en esta reunión hay muchas personalidades que se han sometido a grandes austeridades, que son altamente eruditas y que han ejecutado muchas penitencias. Con su conocimiento y dirección, pueden liberar a muchas personas que están sufriendo las angustias de la existencia material. Aquí hay grandes ṛṣis cuyo conocimiento no tiene límites, así como también muchos brāhmaṇas y personas autorrealizadas, y, por lo tanto, creo que cualquiera de ellos pudiera haber sido seleccionado para la primera adoración, debido a que ellos son dignos de la adoración de incluso los grandes semidioses, reyes y emperadores. No puedo comprender cómo pudieron haber seleccionado a este pastorcillo de vacas, Kṛṣṇa, y haber dejado a un lado a todas estas otras grandes personalidades. Yo creo que Kṛṣṇa no es más que un cuervo, ¿cómo puede Él ser merecedor de recibir la primera adoración de este gran sacrificio?


»Ni siquiera hemos podido averiguar todavía a cuál casta pertenece este Kṛṣṇa o cuál es Su verdadera ocupación obligatoria». En realidad, Kṛṣṇa no pertenece a ninguna casta, ni tiene que desempeñar ninguna ocupación obligatoria. Se afirma en los Vedas que el Supremo Señor no tiene que hacer nada como Su deber prescrito. Cualquier cosa que deba ser hecha por Él, la ejecutan Sus diferentes energías.


Śiśupāla continuó: «Kṛṣṇa no pertenece a una familia elevada. Él es tan independiente, que nadie conoce Sus principios de vida religiosa. Parece que Él está fuera de la jurisdicción de todos los principios religiosos. Siempre actúa independientemente, no importándole las normas védicas ni los principios regulativos. Por consiguiente, Él está desprovisto de toda buena cualidad». Śiśupāla indirectamente alabó a Kṛṣṇa al decir que Él no está bajo la jurisdicción de las normas védicas. Esto es verdad, debido a que Él es la Suprema Personalidad de Dios. Que Él no tenga ninguna cualidad significa que Kṛṣṇa no tiene ninguna cualidad material, y debido a que Él es la Suprema Personalidad de Dios, actúa independientemente, no importándole convenciones ni principios religiosos o sociales.


Śiśupāla continuó: «Bajo estas circunstancias, ¿cómo puede Él ser apto para recibir la primera adoración del sacrificio? Kṛṣṇa es tan tonto, que ha abandonado Mathurā, que está habilitada por personas altamente elevadas que siguen la cultura védica, y se ha refugiado en el océano, donde ni siquiera se habla de los Vedas. En lugar de vivir abiertamente, ha construido un fuerte dentro del agua, y está viviendo en una atmósfera donde no hay ninguna discusión del conocimiento védico. Cuando quiera que sale del fuerte, simplemente acosa a los ciudadanos como un dacoit1, ladrón o bribón».


Śiśupāla se volvió loco por el hecho de que Kṛṣṇa hubiera sido elegido en esa reunión como la suprema persona que había de ser adorada primero, y habló tan irresponsablemente, que parecía que había perdido toda su buena fortuna. Sobrecogido por la mala fortuna, Śiśupāla continuó insultando aún más a Kṛṣṇa, y el Señor Kṛṣṇa lo oyó pacientemente, sin protestar. Así como a un león no le importa cuando una manada de chacales aúllan, el Señor Kṛṣṇa permaneció callado y tranquilo. Kṛṣṇa no respondió ni a una sola de las acusaciones hechas por Śiśupāla, pero todos los miembros presentes en la reunión, a excepción de unos cuantos que estaban de acuerdo con Śiśupāla, se agitaron mucho, debido a que es el deber de toda persona respetable no tolerar blasfemias contra Dios o Sus devotos. Algunos de ellos, que creyeron que no podían tomar medidas apropiadamente en contra de Śiśupāla, abandonaron la asamblea en señal de protesta, cubriendo sus oídos con sus manos para no oír más acusaciones. Así pues, abandonaron la reunión condenando la acción de Śiśupāla. Es una norma védica que cuando quiera que haya blasfemia en contra de la Suprema Personalidad de Dios, uno debe irse de inmediato. Si no lo hace, queda despojado de sus actividades piadosas, y es degradado a una condición más baja de vida.


Todos los reyes presentes —pertenecientes a la dinastía Kuru, a la dinastía Matsya, a la dinastía Kekaya y a la dinastía Sṛñjaya— se pusieron muy furiosos e inmediatamente cogieron sus espadas y escudos para matar a Śiśupāla. Śiśupāla era tan tonto, que no se agitó ni siquiera ligeramente, a pesar de que todos los reyes presentes estaban a punto de matarlo. No le importaba pensar en los pros y contras de su tonta conversación, y cuando vio que todos los reyes estaban a punto de matarlo, en lugar de detenerse, se levantó para luchar con ellos, y cogió su espada y escudo. Cuando el Señor Kṛṣṇa vio que iban a luchar en la arena del auspicioso Rājasūya-yajña, los tranquilizó personalmente. Por su misericordia sin causa, Él Mismo decidió matar a Śiśupāla. Cuando Śiśupāla se encontraba insultando a los reyes que estaban a punto de atacarlo, el Señor Kṛṣṇa cogió Su disco, el cual era tan afilado como la cuchilla de una navaja, e inmediatamente separó la cabeza de Śiśupāla de su cuerpo.


Cuando Śiśupāla fue así matado, un gran rugido y aullido surgió de la multitud de esa asamblea. Aprovechándose de ese disturbio, unos cuantos reyes que apoyaban a Śiśupāla abandonaron rápidamente la asamblea, temiendo por sus vidas. Pero a pesar de todo esto, el alma espiritual del afortunado Śiśupāla se fundió inmediatamente en el cuerpo del Señor Kṛṣṇa, en presencia de todos los miembros, tal como un meteorito ardiente cae a la superficie del globo. La fusión del alma de Śiśupāla con el cuerpo trascendental de Kṛṣṇa, nos recuerda la historia de Jaya y Vijaya, que cayeron al mundo material desde los planetas Vaikuṇṭha al ser maldecidos por los cuatro Kumāras. Para su regreso al mundo Vaikuṇṭha, se dispuso que tanto Jaya como Vijaya actuarían como enemigos mortales del Señor por tres nacimientos consecutivos, y al final de esas vidas regresarían de nuevo al mundo Vaikuṇṭha, y servirían al Señor como Sus asociados.

A pesar de que Śiśupāla actuó como enemigo de Kṛṣṇa, no estuvo ni por un instante desprovisto de conciencia de Kṛṣṇa. Él estaba siempre absorto pensando en Kṛṣṇa, y, por ello, obtuvo primeramente la salvación de sāyujya-mukti, fundiéndose en la existencia del Supremo, y finalmente se reinstaló en su posición original de servicio personal. El Bhagavad-gītā corrobora el hecho de que si uno está absorto pensando en el Señor Supremo en el momento de la muerte, inmediatamente entra en el reino de Dios después de abandonar su cuerpo material. 

Después de la salvación de Śiśupāla, el rey Yudhiṣṭhira recompensó a todos los miembros presentes en la asamblea de sacrificio. Remuneró suficientemente a los sacerdotes y a los sabios reunidos por ocuparse de la ejecución del sacrificio, y después de ejecutar toda esa labor de rutina, se bañó. Este baño al final del sacrificio también es técnico. Se llama «el baño avabhṛtha».


El Señor Kṛṣṇa hizo posible de esa manera que la ejecución del Rājasūya-yajña organizado por el rey Yudhiṣṭhira fuera completada con éxito, y al ser instado por Sus primos y parientes, permaneció en Hastināpura por algunos meses más. A pesar de que el rey Yudhiṣṭhira y sus hermanos no deseaban que el Señor Kṛṣṇa abandonara Hastināpura, Kṛṣṇa hizo lo necesario para obtener el permiso del Rey para regresar a Dvārakā, y, así pues, regresó al hogar juntamente con Sus reinas y ministros.


La historia de la caída de Jaya y Vijaya de los planetas Vaikuṇṭha al mundo material, se describe en el Canto Séptimo del Śrīmad-Bhāgavatam. La muerte de Śiśupāla tiene un nexo directo con esa narración de Jaya y Vijaya, pero la instrucción más importante que obtenemos de este incidente es que la Suprema Personalidad de Dios, siendo absoluta, puede darle la salvación a todo el mundo, ya sea que uno actúe como Su enemigo o como Su amigo. Por lo tanto, es un concepto erróneo creer que el Señor actúa con unos como amigo y con otros como enemigo. El hecho de que Él sea un enemigo o un amigo, siempre está en el plano absoluto. No hay distinción material alguna.


Después de que el rey Yudhiṣṭhira se bañó al final del sacrificio y quedó en medio de todos los brāhmaṇas y sabios eruditos, parecía el rey del cielo, y, en consecuencia, se veía muy hermoso. El rey Yudhiṣṭhira recompensó suficientemente a todos los semidioses que participaron en el yajña, y, estando grandemente satisfechos, todos se fueron alabando las actividades del Rey y glorificando al Señor Kṛṣṇa.


Cuando Śukadeva Gosvāmī narraba estos incidentes de la muerte de Śiśupāla a manos de Kṛṣṇa, y describía la ejecución exitosa del Rājasūya-yajña lograda por Mahārāja Yudhiṣṭhira, señaló además que después de la exitosa conclusión del yajña, solamente había una persona que no estaba feliz. Era Duryodhana. Duryodhana era muy envidioso por naturaleza a causa de su vida pecaminosa, y apareció en la dinastía de los Kurus como una enfermedad crónica personificada, para destruir a la familia entera.


Śukadeva Gosvāmī le aseguró a Mahārāja Parīkṣit que los pasatiempos del Señor Kṛṣṇa —la muerte de Śiśupāla y de Jarāsandha y la liberación de los reyes encarcelados— son todos vibraciones trascendentales, y todo aquel que oye estas narraciones de labios de personas autorizadas, inmediatamente será liberado de todas las reacciones de las actividades pecaminosas de su vida.


Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo septuagésimo cuarto del libro Kṛṣṇa, titulado: «La salvación de Śiśupāla».

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