No edit permissions for Español

Capítulo Nueve

Consideraciones Adicionales acerca de los Principios Devocionales


Blasfemia

No se deben tolerar las blasfemias contra el Señor o Sus devotos. A este respecto, en el Décimo Canto, Capítulo Setenta y Cuatro, verso 40, de El Śrīmad-Bhāgavatam, Śukadeva Gosvāmī le dice a Parīkṣit Mahārāja:
“Mi querido Rey, si después de oír propaganda que blasfema contra el Señor y Sus devotos, una persona no se retira inmediatamente de ese lugar, queda privado del efecto de todas las actividades piadosas".

En uno de los versos de El Śikṣāṣṭaka del Señor Caitanya se indica:
“El devoto debe ser más tolerante que el árbol y más sumiso que la hierba. Él debe ofrecer todo honor a los demás, pero no debe aceptar ningún honor para sí”.
A pesar de que el Señor Caitanya era tan humilde y manso como devoto, cuando le informaron de las lesiones infligidas en el cuerpo de Śrī Nityānanda, de inmediato corrió al lugar de los hechos y quiso matar a los ofensores, Jagāi y Mādhāi. Este comportamiento del Señor Caitanya es muy significativo. El mismo muestra que un vaiṣṇava puede ser muy tolerante y manso, hasta el punto de renunciar a todo lo que atañe a su propio honor, pero cuando se trata del honor de Kṛṣṇa o de Sus devotos, no tolera ningún insulto.


Hay tres maneras de tratar con esos insultos. Si oímos a alguien blasfemar de palabra, debemos ser lo suficientemente expertos como para que podamos vencer al oponente por medio de argumentos. Si no nos es posible vencer al oponente de esa manera, el siguiente paso es el de no quedarnos parados ahí mansamente, sino quitarnos la vida. El tercer proceso se sigue si no nos es posible llevar a cabo los dos procesos anteriores, y es el de alejarnos por completo del lugar. Si el devoto no sigue ninguno de estos tres procesos, cae de su posición de devoción.


Tilaka y cuentas de Tulasī

En El Padma Purāṇa hay un pasaje que describe cómo se debe decorar un vaiṣṇava el cuerpo con tilaka y cuentas:
"Las personas que se ponen cuentas de tulasī en el cuello, que se marcan doce lugares del cuerpo como templos de Viṣṇu, con representaciones simbólicas de Viṣṇu [los cuatro objetos que el Señor Viṣṇu sostiene en las cuatro manos: la caracola, la maza, el disco y el loto], y que tienen viṣṇu-tilaka en la frente, debe considerarse que son los devotos del Señor Viṣṇu en este mundo. Su presencia purifica al mundo, y en dondequiera que estén, hacen que ese lugar sea igual que Vaikuṇṭha".

Un pasaje similar se encuentra en El Skanda Purāṇa, que dice:
“A las personas que se decoran con tilaka o gopī-candana [una especie de barro parecido a la tierra de batán, que se produce en ciertos barrios de Vṛndāvana], que se marcan todo el cuerpo con los santos nombres del Señor, y que llevan en el cuello y en el pecho cuentas de tulasī, nunca se les acercan los Yamadūtas”.
Los Yamadūtas son los agentes del rey Yama (el señor de la muerte), que castiga a todos los hombres pecadores. Estos agentes de Yamarāja nunca van en busca de los vaiṣṇavas. En El Śrīmad-Bhāgavatam, en la narración sobre la redención de Ajāmila, se dice que Yamarāja dió instrucciones precisas a sus ayudantes de no acercarse a los vaiṣṇavas. Los vaiṣṇavas están fuera de la jurisdicción de las actividades de Yamarāja.

El Padma Purāṇa también señala:
“Una persona cuyo cuerpo esté decorado con pasta de sándalo, con pinturas del santo nombre del Señor, se libera de toda reacción pecaminosa, y después de la muerte va directamente a Kṛṣṇaloka, para vivir en compañía de la Suprema Personalidad de Dios".


Aceptar guirnaldas de flores

La siguiente instrucción dice que debemos ponernos las guirnaldas de flores que se han ofrendado a la Deidad. En relación con esto, en el Undécimo Canto, Capítulo Seis, verso 46, de El Śrīmad-Bhāgavatam, Uddhava le dice a Kṛṣṇa:
“Mi querido Kṛṣṇa, yo he tomado cosas que Tú has usado y disfrutado, tales como guirnaldas de flores, artículos santos, ropa y ornamentos, y yo como solamente los remanentes de Tu comida, porque yo soy Tu humilde sirviente. En virtud de ello, estoy seguro de que no seré atacado por el hechizo de la energía material”.
La interpretación de este verso es que cualquier persona que tan sólo siga estas reglas y regulaciones acerca de decorarse el cuerpo con las marcas de tilaka de gopī-candana o de pasta de sándalo, y que se ponga las guirnaldas que hayan sido ofrendadas a Kṛṣṇa, no podrá nunca ser conquistada por el hechizo de la energía material. En el momento de la muerte, esta persona no será buscada por los agentes de Yamarāja. Aunque uno no acepte todos los principios vaiṣṇavas, si come los remanentes de los alimentos ofrecidos a Kṛṣṇa, o el kṛṣṇa-prasāda, gradualmente llegará a ser apto para elevarse al plano de un vaiṣṇava.

De manera similar, en El Skanda Purāṇa, el Señor Brahmā le dice a Nārada:
“Mi querido Nārada, cualquiera que se ponga en el cuello la guirnalda de flores que haya sido usada antes por Kṛṣṇa, llega a liberarse de toda enfermedad y de todas las reacciones de las actividades pecaminosas, y gradualmente queda liberado de la contaminación de la materia".


Bailar ante la Deidad

En El Dvārakā-māhātmya, el Señor Kṛṣṇa hace notar de la siguiente manera la importancia de bailar ante la Deidad:
“Una persona que tiene un espíritu jubiloso, que siente un éxtasis devocional profundo cuando baila ante Mí, y que manifiesta diferentes tipos de expresión corporal, puede quemar todas las reacciones pecaminosas acumuladas que ha almacenado durante muchos y muchos miles de años”.
En el mismo libro hay una declaración de Nārada en donde él afirma:
“Del cuerpo de cualquier persona que aplauda y baile ante la Deidad, mostrando manifestaciones de éxtasis, todas las aves de las actividades pecaminosas salen volando”.
Así como al aplaudir se puede lograr que muchos pájaros se alejen volando, así también se puede lograr que se alejen volando los pájaros de todas las actividades pecaminosas que se encuentran en el cuerpo, tan sólo con bailar y aplaudir ante la Deidad de Kṛṣṇa.


Postrarse en honor a la Deidad


En El Nāradīya Purāṇa hay un pasaje sobre el acto de postrarse y ofrecer respeto a la Deidad. Ahí se dice: Una persona que ha celebrado un gran sacrifico ritual y una persona que tan sólo ha ofrecido su reverencia respetuosa postrándose ante el Señor no pueden considerarse como iguales. La persona que ha celebrado muchos grandes sacrificios obtendrá el resultado de sus actividades piadosas, pero cuando esos resultados se acaban, tiene que volver a nacer en el planeta terrestre; sin embargo, la persona que ha ofrecido respetos una sola vez inclinándose ante la Deidad, no regresará a este mundo, porque irá directamente a la morada de Kṛṣṇa.


Ponerse de pie para recibir al Señor

En El Brahmāṇḍa Purāṇa se dice:
“Una persona que ve el festival de carros Ratha-yātrā del Señor y se pone de pie para recibir al Señor, puede purgar de su cuerpo toda clase de resultados pecaminosos".


Seguir a la Deidad

Hay un comentario similar en El Bhaviṣya Purāṇa, en el que se dice:
“Aunque haya nacido en una familia inferior, la persona que sigue el carro Ratha-yātrā cuando las Deidades pasan frente o por detrás de ella, será elevada con toda certeza a la posición de conseguir una opulencia igual a la de Viṣṇu".


Ir al templo de Viṣṇu o a los lugares de peregrinaje

En los Purāṇas se dice:
“Las personas que tratan de visitar los lugares santos de peregrinaje, como Vṛndāvana, Mathurā o Dvārakā, son de hecho glorificadas. Mediante esas actividades de peregrinación, pueden cruzar el desierto de la existencia material".

En El Hari-bhakti-sudhodaya hay un pasaje sobre los beneficios que se obtienen al visitar los templos del Señor Kṛṣṇa. Como explicamos con anterioridad, en Vṛndāvana, Mathurā y Dvārakā se sigue el sistema de que todos los devotos aprovechen visitar los diversos templos situados en esos santos lugares. En El Hari-bhakti-sudhodaya se dice:
“Las personas a quienes las mueve el servicio devocional puro con conciencia de Kṛṣṇa y que, por consiguiente, van a ver a las Deidades de Viṣṇu que están en el templo, se verán libradas sin duda alguna de entrar nuevamente en la prisión del vientre de una madre”.
El alma condicionada olvida el sufrimiento de vivir dentro del vientre de la madre durante la gestación, pero ésa es una experiencia muy dolorosa y terrible. Para poder escapar de esta condición material, se nos aconseja visitar un templo de Viṣṇu con una conciencia devocional. Así podremos librarnos fácilmente de la desoladora condición del nacimiento material.


Caminar alrededor del templo de Viṣṇu

Se dice en El Hari-bhakti-sudhodaya:
“Una persona que camina alrededor de la Deidad de Viṣṇu, puede contrarrestar el ciclo de nacimientos y muertes en este mundo material”.
El alma condicionada está dando vueltas mediante nacimientos y muertes recurrentes debido a su existencia material, y esto se puede contrarrestar con sólo caminar alrededor de la Deidad del templo.


La ceremonia de Cāturmāsya se observa en la India durante los cuatro meses de la época de lluvias (aproximadamente julio, agosto, septiembre y octubre), comenzando desde Śrāvaṇa. Durante estos cuatro meses, las personas santas que acostumbran viajar de un lugar a otro para propagar el movimiento de conciencia de Kṛṣṇa, se quedan en un solo lugar, generalmente en un lugar santo de peregrinaje. Durante este tiempo, hay ciertas reglas y regulaciones especiales que se siguen estrictamente. En El Skanda Purāṇa se dice que durante este período, si alguien camina alrededor del templo de Viṣṇu cuando menos cuatro veces, se sobrentiende que ha viajado por todo el universo. Con esa circunvolución se considera que se han visitado todos los santos lugares por donde fluyen las aguas del Ganges, y si se siguen los principios regulativos del Cāturmāsya, podremos elevarnos muy pronto al plano del servicio devocional.


Arcanā

Arcanā significa adorar a la Deidad en el templo. Al seguir este proceso, confirmamos que no somos el cuerpo sino alma espiritual. En el Décimo Canto, Capítulo Ochenta y Uno, verso 19, de El Śrīmad-Bhāgavatam, se cuenta que Sudāmā, un amigo íntimo de Kṛṣṇa, cuando se dirigía a la casa de un brāhmaṇa, murmuraba para sí:
“Con sólo adorar a Kṛṣṇa podemos conseguir fácilmente todos los resultados de la opulencia celestial, la liberación, la supremacía sobre los sistemas planetarios del universo, todas las opulencias de este mundo material, y el poder místico que procede de practicar el sistema de yoga".

Los hechos que dieron lugar a que Sudāmā murmurara estas palabras son los siguientes. Śrī Kṛṣṇa le había ordenado a Su amigo Sudāmā que fuera a la casa de un brāhmaṇa y que pidiera algo de comida. Los brāhmaṇas estaban celebrando un gran sacrificio, y Śrī Kṛṣṇa le dijo a Sudāmā que les dijera en tono de súplica que Él y Balarāma tenían hambre y necesitaban un poco de comida. Cuando Sudāmā llegó ahí, los brāhmaṇas se negaron a ofrecerle nada, pero las esposas de los brāhmaṇas, al oír que Śrī Kṛṣṇa quería algo de comer, tomaron inmediatamente muchos platos sabrosos y fueron a ofrecérselos al Señor. En El Viṣṇu-rahasya también se dice:
“Cualquier persona de este mundo que se dedique a la veneración de Viṣṇu, puede llegar con mucha facilidad al siempre dichoso Reino de Dios, conocido como Vaikuṇṭhaloka".


Rendirle Servicio al Señor

Se dice en El Viṣṇu-rahasya:
“Cualquier persona que pueda organizar el servicio al Señor en la misma forma en que un rey es servido por sus asistentes, después de su muerte será elevada con toda seguridad a la morada de Kṛṣṇa”.
De hecho, en la India los templos son como palacios reales. No son edificios ordinarios, porque se debe venerar a Kṛṣṇa exactamente en la misma forma en que se venera a un rey en su palacio. Así que en Vṛndāvana hay muchos cientos de templos en donde se venera a la Deidad exactamente como a un rey. En El Nāradīya Purāṇa se declara:
“Si una persona permanece en el templo del Señor aunque sea por unos cuantos momentos, podrá llegar sin duda alguna al trascendental Reino de Dios".


La conclusión de lo anterior es que los hombres ricos de la sociedad deben construir hermosos templos y disponer todo para la veneración de Viṣṇu, de manera que la gente se sienta atraída a visitar esos templos y tenga así la oportunidad de bailar ante el Señor, de cantar el santo nombre del Señor, o de oír el santo nombre del Señor. De esa forma, todos tendrán la oportunidad de elevarse al Reino de Dios. En otras palabras, hasta un hombre común, con sólo visitar ese templo, podrá conseguir las más altas bendiciones, y ni qué hablar de los devotos que se dedican constantemente al servicio del Señor con plena conciencia de Kṛṣṇa.

Sobre esto mismo hay un pasaje en el Cuarto Canto, Capítulo Veintiuno, verso 31, de El Śrīmad-Bhāgavatam, en el que el rey Pṛthu les dice a sus súbditos:
“Mis queridos ciudadanos, observen, por favor, que la Suprema Personalidad de Dios, Hari, es en verdad el redentor de todas las almas condicionadas caídas. Ningún semidiós puede realizar ese acto de redimir a las almas condicionadas, porque los mismos semidioses están condicionados. Un alma condicionada no puede redimir a otra alma condicionada. Solamente Kṛṣṇa o Su representante genuino puede redimirla. El agua del Ganges, que fluye desde el dedo del pie del Señor Viṣṇu, cae sobre el planeta terrestre y sobre otros planetas y redime así a todas las entidades vivientes que son pecadoras y están condicionadas. Entonces, ¿qué necesidad hay de hablar de la redención de las personas que siempre están dedicadas al servicio del Señor? No hay duda acerca de su liberación, aunque tengan almacenadas actividades pecaminosas de muchísimos nacimientos".
En otras palabras, una persona que se dedica a la veneración de las Deidades, puede reducir al mínimo su carga de reacciones pecaminosas que proceden de muchísimos nacimientos anteriores. Este proceso de venerar a la Deidad ya ha sido descrito, y debemos tratar de seguir seriamente esas reglas y regulaciones.


Cantar

En El Liṅga Purāṇa hay un pasaje que trata sobre la glorificación y el canto acerca del Señor. Ahí se dice:
“Un brāhmaṇa que está constantemente dedicado a cantar las glorias del Señor, es seguro que será elevado al mismo planeta que la Suprema Personalidad de Dios. El Señor Kṛṣṇa aprecia estos cantos aún más que las oraciones que le ofrece el Señor Śiva".


Saṅkīrtana


Cuando una persona canta en voz alta las glorias de las actividades, las virtudes, la forma, etc, del Señor, su canto se llama saṅkīrtanaSaṅkīrtana también se refiere al canto colectivo del santo nombre del Señor.

En El Viṣṇu-dharma hay un pasaje que glorifica este proceso de canto colectivo:
“Mi querido Rey, esta palabra Kṛṣṇa es tan auspiciosa, que cualquiera que cante este santo nombre se libra inmediatamente de las reacciones resultantes de las actividades pecaminosas de muchísimos nacimientos”.
Eso es un hecho. En El Caitanya-caritāmṛta se encuentra el siguiente pasaje:
“Una persona que canta el santo nombre de Kṛṣṇa una vez, puede contrarrestar las reacciones resultantes de más actividades pecaminosas que las que puede llegar a cometer”.
Un pecador puede cometer muchísimas actividades pecaminosas, pero es incapaz de cometer tantas que no se puedan eliminar al pronunciar una sola vez el nombre de Kṛṣṇa.

En el Séptimo Canto, Capítulo Nueve, verso 18, de El Śrīmad-Bhāgavatam, Mahārāja Prahlāda ofrece la siguiente oración al Señor:
“Mi querido Señor Nṛsiṁha, si puedo ser elevado a la posición de sirviente Tuyo, entonces me será posible oír hablar de Tus actividades. Tú eres el amigo supremo, la Deidad venerable suprema. Tus pasatiempos son trascendentales, y tan sólo con escucharlos podemos contrarrestar todas nuestras actividades pecaminosas. Así pues, no voy a preocuparme por todas esas actividades pecaminosas, pues con sólo oír hablar de Tus pasatiempos me libraré de toda la contaminación del apego material".


Existen muchas canciones sobre las actividades del Señor. Por ejemplo, se tiene El Brahma-saṁhitā, que canta el Señor Brahmā; El Nārada-pañcarātra, que canta Nārada Muni; y El Śrīmad-Bhāgavatam, que canta Śukadeva Gosvāmī. Si una persona oye estos cantos, puede desprenderse fácilmente de las garras de la contaminación material. No debería de haber ninguna dificultad para oír estos cantos de Dios. Los mismos existen desde hace muchísimos millones de años, y la gente todavía se beneficia con ellos. Entonces, ¿por qué en esta época no habríamos de aprovechar todos sus beneficios y así quedar liberados?

En el Primer Canto, Capítulo Quinto, verso 22, de El Śrīmad-Bhāgavatam, Nārada Muni le dice a su discípulo Vyāsadeva:
"Mi querido Vyāsa, debes saber que las personas que se dedican a hacer austeridades y penitencias, que estudian los Vedas, que celebran grandes sacrificios, que cantan los himnos de los Vedas, que especulan sobre el conocimiento trascendental y que llevan a cabo funciones caritativas, a cambio de todas sus actividades auspiciosas tienen tan sólo que conseguir lograr un lugar entre los devotos y cantar las glorias del Señor”.
Se indica aquí que cantar sobre el Señor y glorificarlo es la máxima actividad de la entidad viviente.

Japa


Cantar un mantra o himno en voz baja y lentamente se llama japa, y cantar el mismo mantra en voz alta se llama kīrtana. Por ejemplo, el acto de proferir el mahā-mantra (Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare) en voz muy baja, para poderlo oír uno mismo solamente, se llama japa. Cantar ese mismo mantra en voz alta para que sea escuchado por todos los demás, se llama kīrtana. El mahā-mantra se puede usar para japa y también para kīrtana. Cuando se ejecuta el japa es para beneficio personal del que lo canta, pero cuando se ejecuta el kīrtana es para beneficio de todos los demás que puedan oír.

En El Padma Purāṇa hay una declaración que dice:
“Para toda persona que cante el santo nombre en voz baja o en voz alta, se abren inmediatamente las sendas de la liberación e incluso la felicidad celestial".

Sumisión

En El Skanda Purāṇa existe un pasaje sobre la sumisión a los pies de loto del Señor. Se dice ahí que todos los que son devotos sensatos pueden ofrecer su sumisión a Kṛṣṇa de las siguientes tres maneras:
1. samprārthanātmikā, u ofreciendo oraciones con mucho sentimiento;
2. dainyavodhikā, u ofreciéndose uno humildemente con sumisión;
3. lālasāmayī, deseando alguna etapa perfecta.
Este deseo de alcanzar alguna etapa perfecta en la vida espiritual no es complacencia de los sentidos. Cuando nos damos cuenta de algo de la relación constitucional que tenemos con la Suprema Personalidad de Dios, comprendemos nuestra posición original y deseamos reintegrarnos a esa posición, ya sea como amigos, sirvientes, padres o amantes conyugales de Kṛṣṇa. Eso se llama lālasāmayī, o un ardiente deseo de ir a la posición natural de uno. Esa etapa lālasāmayī de sumisión llega en la etapa de la liberación perfecta, que técnicamente se llama svarūpa-siddhi, cuando el ser viviente comprende, debido a un avance espiritual perfecto y a la revelación, su relación original con el Señor.

En El Padma Purāṇa hay una declaración de sumisión con sentimiento, de unos devotos que rezan al Señor:
“Mi Señor, yo sé que las jóvenes sienten un afecto natural por los jóvenes, y que éstos sienten un afecto natural por las jóvenes. Yo rezo a Tus pies de loto para que mi mente pueda sentirse atraída hacia Ti de esa misma manera espontánea”.
El ejemplo es muy apropiado. Cuando un joven o una joven ve a alguien del sexo opuesto, existe una atracción natural, sin necesidad de que haya una presentación. Sin ningún adiestramiento aparece una atracción natural, debido al instinto sexual. Ése es un ejemplo material, pero el devoto pide en su oración poder manifestar una atracción espontánea similar hacia el Señor Supremo, libre de cualquier deseo de lucro y sin ninguna otra causa. Esta atracción natural hacia el Señor es la etapa perfecta de la autorrealización.

En el mismo Padma Purāṇa hay un pasaje sobre la sumisión con humildad. Ahí se dice:
“Mi querido Señor, no hay ninguna entidad viviente pecadora que lo sea más que yo. Ni hay ningún ofensor que sea peor que yo. Yo soy tan pecador y ofensor, que cuando vengo a confesar mis actividades pecaminosas ante Ti, siento vergüenza”.
Ésta es una posición natural para un devoto. Por lo que toca a un alma condicionada, es natural que tenga algunas actividades pecaminosas en su vida pasada, y esto se debe admitir y confesar ante el Señor. Tan pronto como el devoto sincero hace eso, el Señor lo perdona. Pero eso no quiere decir que debemos aprovecharnos de la misericordia sin causa del Señor y esperar que se nos perdone una y otra vez, mientras cometemos las mismas actividades pecaminosas. Esa mentalidad es sólo para las personas que no tienen vergüenza. Aquí se dice claramente: "Cuando vengo a confesar mis actividades pecaminosas, me averguenzo". Así pues, si una persona no se avergüenza de sus actividades pecaminosas y continúa practicando esas mismas actividades con la idea de que el Señor las perdonará, entonces se trata de una proposición de lo más absurda. En ninguna parte de la literatura védica se acepta semejante idea. Es un hecho que al cantar el santo nombre del Señor quedamos limpios de todas las actividades pecaminosas de nuestra vida pasada. Pero eso no quiere decir que después de quedar limpios, vayamos a comenzar nuevamente las actividades pecaminosas y esperemos quedar otra vez limpios. Éstas son proposiciones absurdas, y no se admiten en el servicio devocional. Alguien podría pensar: "Durante toda una semana puedo cometer actividades pecaminosas, y un solo día iré al templo o a la iglesia y lo admitiré, para así quedar limpio y comenzar otra vez a pecar". Esto es sumamente absurdo y ofensivo, y el autor de El Bhakti-rasāmṛta-sindhu no lo acepta.

En El Nārada-pañcarātra existe una declaración de sumisión acompañada por el deseo de lograr la perfección. El devoto dice:
"Mi querido Señor, ¿cuándo llegará el día en que me pidas que Te abanique el cuerpo y, de acuerdo con Tu gusto, me digas, Abanícame de esta forma'?".
La idea de este verso es que el devoto desea abanicar personalmente el cuerpo de la Suprema Personalidad de Dios. Eso significa que está deseoso de volverse un asociado personal del Señor Supremo. Por supuesto, cualquier devoto, en cualquier posición, ya sea como servidor, amigo o amante conyugal, siempre tiene la compañía directa del Señor. Pero según su gusto individual en particular, una persona desea solamente una de estas relaciones. Aquí, el devoto desea llegar a ser un servidor del Señor y desea abanicar al Señor, tal como lo hace Su energía interna, Lakṣmī, la diosa de la fortuna. El devoto también desea que la Personalidad de Dios tenga la bondad de darle instrucciones sobre la forma de abanicar. Esa sumisión con un deseo trascendental, o lālasāmayī vijñapti, es la etapa perfecta más alta de la comprensión espiritual.

En el mismo Nārada-pañcarātra hay otra expresión de sumisión, en la que el devoto dice:
“Mi querido Señor, ¡oh, Tú, el de los ojos de loto!, ¿cuándo llegará el día en que a orillas del Yamunā yo llegue a ser como un loco y continúe cantando Tu santo nombre mientras incensantes lágrimas fluyen de mis ojos?”.
Ésa es otra etapa perfecta. El Señor Caitanya también deseaba que "un momento me parecerá como un lapso de doce años, y el mundo entero me parecerá vacío si no Te veo, mi querido Señor". Debemos orar con mucho sentimiento y estar ansiosos de prestarle al Señor nuestro servicio específico. Ésa es la enseñanza de todos los grandes devotos, y especialmente del Señor Caitanya.


En otras palabras, debemos aprender a llorar por el Señor. Debemos aprender esta pequeña técnica, y debemos estar muy ansiosos ---y de hecho llorar--- por dedicarnos a algún tipo de servicio en particular. Esto se llama laulyam, y esas lágrimas son el precio de la más alta perfección. Si en alguien se desarrolla este laulyam, o excesivo anhelo por encontrar y servir al Señor de alguna manera en particular, ello constituye el precio para entrar en el Reino de Dios. Por lo demás, no hay ninguna forma material de cualcular el valor del boleto que nos permita entrar en el Reino de Dios. El único precio de esa entrada es este laulyaí lālasāmayī, o deseo y gran anhelo.


Recitar oraciones notables

De acuerdo con los grandes eruditos, todo El Bhagavad-gītā contiene muchas oraciones autorizadas, especialmente en el Capítulo Once, en donde Arjuna le reza a la forma universal del Señor. De manera similar, en El Gautamīya-tantra todos los versos se llaman oraciones. Así mismo, en El Śrīmad-Bhāgavatam hay cientos de oraciones al Señor. Por lo tanto, un devoto debe seleccionar algunas de estas oraciones para recitarlas. En El Skanda Purāṇa, las glorias de estas oraciones se expresan de la siguiente manera:
“Los devotos cuya lengua siempre está decorada con oraciones al Señor Kṛṣṇa, son respetados siempre hasta por los grandes santos y por los sabios, y dichos devotos son en verdad dignos de ser venerados por los semidioses".


Aquellos que son poco inteligentes, quieren venerar a diferentes semidioses para obtener algún beneficio material, en lugar de venerar a Kṛṣṇa. Pero aquí se dice que un devoto que siempre se dedica a ofrecer oraciones al Señor, es digno de ser venerado hasta por los mismos semidioses. Los devotos puros no tienen nada que pedirles a los semidioses; por el contrario, los semidioses están ansiosos de ofrecer oraciones a los devotos puros.

En El Nṛsiṁha Purāṇa se afirma:
“Cualquier persona que vaya ante la Deidad del Señor Kṛṣṇa y comience a cantar diferentes oraciones, queda inmediatamente libre de todas las reacciones de las actividades pecaminosas, e indudablemente llega a ser merecedora de entrar al Vaikuṇṭhaloka".


Comer prasāda

En El Padma Purāṇa se encuentra esta declaración específica:
“Una persona que honra el prasāda y lo come con regularidad, aunque no precisamente frente a la Deidad, junto con el caraṇāmṛta [el agua que se ofrece a los pies de loto del Señor y que se mezcla con semillas del árbol de tulasī], puede alcanzar de inmediato los resultados de las actividades piadosas que se obtienen mediante diez mil celebraciones de sacrificios rituales".


Beber caraṇāmṛta


El caraṇāmṛta se obtiene por la mañana, mientras se baña al Señor antes de vestirlo. El agua, aromatizada con perfumes y flores, se desliza por Sus pies de loto, y es recogida y mezclada con yogur. De esa forma, este caraṇāmṛta no solamente se vuelve muy sabroso, sino que además tiene un valor espiritual tremendo. Como se describe en El Padma Purāṇa, hasta una persona que nunca haya podido dar caridad, que nunca haya podido celebrar un gran sacrificio, que nunca haya podido estudiar los Vedas, que nunca haya podido venerar al Señor ---o, en otras palabras, incluso una persona que nunca haya hecho ninguna actividad piadosa--- llegará a ser merecedora de entrar en el Reino de Dios, si tan sólo bebe el caraṇāmṛta que se guarda en el templo. En el templo se tiene la costumbre de guardar el caraṇāmṛta en un gran recipiente. Los devotos que van a visitar y a ofrecer respetos a la Deidad, toman tres gotas de caraṇāmṛta con toda sumisión, y se sienten felices en medio de la dicha trascendental.


Oler el incienso y las flores que se ofrendan a la Deidad

En El Hari-bhakti-sudhodaya hay una declaración sobre el incienso que se ofrenda en el templo:
“Cuando los devotos huelen el buen aroma del incienso que se ofrece a la Deidad, quedan curados de los efectos venenosos de la contaminación material, al igual que uno se cura de la mordida de una serpiente, cuando huele las hierbas medicinales prescritas”.
La explicación de este verso es que existe una hierba que se encuentra en la jungla y que las personas expertas saben usar para hacer que vuelva en sí alguien que ha sido mordido por una serpiente. Con tan sólo oler esa hierba, uno se alivia de inmediato de los efectos venenosos de la mordida de la serpiente. El mismo ejemplo se puede aplicar en este caso: cuando una persona va a visitar el templo y huele el incienso que se ofrenda a la Deidad, queda curada en ese momento de toda su contaminación material.


Cualquier devoto que entre en el templo, siempre debe ofrendar algo a la Deidad ---frutas, flores, incienso, etc.---. Si uno no puede ofrendar dinero, tiene que ofrendar alguna otra cosa. En la India se acostumbra que todas las señoras y señores que van por la mañana a visitar el templo, lleven muchas cosas. Se puede ofrendar hasta un poco de arroz o un poco de harina. Hay un principio regulativo por el que nadie debe ir a ver a una persona santa ni a la Deidad del templo sin llevar alguna ofrenda. La ofrenda puede ser muy humilde, o puede ser invaluable. Se debe ofrendar aunque sea una flor, una pequeña fruta, un poco de agua ---lo que sea posible---. Así pues, cuando un devoto va por la mañana a ofrendar algo a la Deidad, es seguro que olerá el buen aroma del incienso, y quedará entonces inmediatamente limpio del efecto venenoso de la existencia material.

En el tantra-śāstra se dice:
“Si en la nariú de una persona entra el olor de la guirnalda que se ofrendó a la Deidad en el templo, instantáneamente se acaban sus ataduras a las actividades pecaminosas. Y aunque uno no tenga actividades pecaminosas, aun así, al oler los remanentes de esas flores, puede avanzar desde la posición de māyāvādī [impersonalista] hasta la de devoto”.
Existen varios ejemplos de esto. Uno de los más importantes es el del adelanto de los cuatro Kumāras. Ellos eran māyāvādīs impersonalistas, pero después de oler los remanentes de las flores y el incienso del templo, se convirtieron en devotos. Del verso anterior se desprende que los māyāvādīs, o impersonalistas, están más o menos contaminados. Ellos no son puros.

En El Śrīmad-Bhāgavatam se confirma lo siguiente:
“Aquel que no se ha limpiado de todas las reacciones de las actividades pecaminosas, no puede ser un devoto puro. Un devoto puro ya no duda de la supremacía de la Personalidad de Dios, y, en consecuencia, se dedica al proceso de conciencia de Kṛṣṇa y al servicio devocional”.
En El Agastya-saṁhitā se encuentra una declaración similar: "Tan sólo para purificarnos las impurezas de la nariz, debemos tratar de oler los remanentes de las flores que se ofrendan a Kṛṣṇa en el templo.


Tocar a la Deidad

En El Viṣṇu-dharmottara hay un pasaje que habla acerca de tocar los pies de loto del Señor, y dice así:
“Sólo una persona que ha sido iniciada como vaiṣṇava y que ejecuta servicio devocional con conciencia de Kṛṣṇa, tiene derecho a tocar el cuerpo de la Deidad”.
En la India hubo agitación durante el movimiento político de Gandhi, porque, de acuerdo con el sistema védico, a los hombres de clase baja, tales como los barredores de calles y los caṇḍālas, se les prohíbe entrar al templo. Eso lo tienen prohibido debido a sus costumbres sucias, pero al mismo tiempo se les dan otras facilidades para que puedan elevarse al grado más alto del servicio devocional, mediante su relación con devotos puros. Un hombre, no importa en qué familia haya nacido, nunca es rechazado, pero debe limpiarse. Ese proceso de limpieza debe adoptarse. Gandhi quería volverlos limpios con sólo estamparles el nombre ficticio de hari-jana ("hijos de Dios"), por lo que hubo una gran lucha entre los propietarios de los templos y los seguidores de Gandhi.


Pero, de cualquier manera, la ley actual es la ley de todas las Escrituras: que cualquiera que se purifique puede entrar al templo. En realidad, eso es lo correcto. Sólo alguien que ha sido iniciado debidamente, que observa bien las regals y regulaciones, puede entrar y tocar a la Deidad ---no todos---. Y el que toca el cuerpo de la Deidad, observando esos principios regulativos, queda inmediatamente redimido de la contaminación de los pecados materiales, y todos sus deseos se cumplen sin dilación.


Ver a la Deidad

En El Varāha Purāṇa hay un pasaje que elogia el acto de ver la Deidad de Śrī Kṛṣṇa en el templo. Un devoto dice ahí:
“Mi querido Vasundharā, cualquier persona que vaya a Vṛndāvana y vea la Deidad de Govindadeva, se libra del tribunal de Yamarāja y se le permite entrar al más elevado de los sistemas planetarios, en donde residen los semidioses”.
Esto quiere decir que hasta una persona ordinaria que vaya a Vṛndāvana por curiosidad y casualmente vea el templo, especialmente el de Govindadeva, aunque no sea elevado al reino espiritual, tiene asegurado su ascenso a los sistemas planetarios superiores. Eso significa que tan sólo con visitar a la Deidad de Govinda en Vṛndāvana, nos elevamos mucho en la vida piadosa.


Observar el ārati y las celebraciones del Señor

En El Skanda Purāṇa se encuentra la siguiente descripción del resultado de ver el ārati (la veneración) de la Deidad:
“Si alguien ve el rostro del Señor mientras se está celebrando el ārati, puede ser liberado de todas las reacciones pecaminosas que proceden de muchísimos miles y millones de años pasados. A esa persona se le perdona incluso de haber matado a un brāhmaṇa o de otras actividades prohibidas similares.

Como ya explicamos, hay diferentes ceremonias que se deben observar, tales como el cumpleaños de Kṛṣṇa, el cumpleaños del Señor Rāmacandra, el cumpleaños de algunos vaiṣṇavas sobresalientes, la ceremonia de Jhulana-yātrā con el Señor sentado en un columpio, y el Dola-yātrā (las actividades del Señor durante el mes de marzo). En todos los festivales, el Señor va sentado en un carro, y éste se desplaza por diferentes calles de la ciudad, para que la gente pueda aprovechar la ocasión y visitar al Señor. En El Bhaviṣya Purāṇa se dice:
“En esas ceremonias, hasta un caṇḍāla [una persona que come perros] que por simple curiosidad vea al Señor en el carruaje, se cuenta como uno de los asociados de Viṣṇu".

En El Agni Purāṇa se indica:
“Cualquier persona que vea con alegría la veneración de la Deidad en el templo, obtendrá los resultados del kriyā-yoga que se describen en la escritura Pañcarātra".
El kriyā-yoga es un sistema de práctica muy parecido al servicio devocional práctico, pero está dirigido especialmente a los yogīs místicos. En otras palabras, por medio de este proceso gradual, los yogīs místicos llegan a la larga a elevarse al sevicio devocional del Señor.

« Previous Next »