Text 32
tam ātmajair dṛṣṭibhir antarātmanā
duranta-bhāvāḥ parirebhire patim
niruddham apy āsravad ambu netrayor
vilajjatīnāṁ bhṛgu-varya vaiklavāt
tam—a Él (el Señor); ātma-jaiḥ—por los hijos; dṛṣṭibhiḥ—por la vista; antara-ātmanā—en lo más recóndito del corazón; duranta-bhāvāḥ—éxtasis insuperable; parirebhire—abrazaron; patim—esposo; niruddham—ahogaron; api—a pesar de; āsravat—lágrimas; ambu—como gotas de agua; netrayoḥ—de los ojos; vilajjatīnām—de aquellas que son tímidas; bhṛgu-varya—¡oh, tú, el principal de los Bhṛgus!; vaiklavāt—sin advertirlo.
El éxtasis era tan fuerte e insuperable, que, primero, las tímidas reinas abrazaron al Señor en lo más recóndito de sus corazones. Luego, lo abrazaron con la vista, y después enviaron a sus hijos a que lo abrazaran [lo cual es igual que un abrazo personal]. Pero, ¡oh, tú, el principal entre los Bhṛgus!, aunque trataron de reprimir sus sentimientos, derramaron lágrimas sin advertirlo.
SIGNIFICADO: Aunque debido a la timidez femenina había muchos impedimentos para abrazar al querido esposo, el Señor Śrī Kṛṣṇa, las reinas realizaron ese acto con la vista, poniendo al Señor en el fondo de sus corazones, y enviando a sus hijos a que lo abrazaran. Aun así, el acto permaneció inconcluso, y las lágrimas se les deslizaban por las mejillas, pese a todos sus esfuerzos por detenerlas. Una mujer abraza indirectamente al esposo al enviar al hijo a que lo abrace, porque el hijo se desarrolla como parte del cuerpo de la madre. El abrazo del hijo no es precisamente el abrazo del esposo y la esposa desde el punto de vista sexual, pero constituye una satisfacción desde el punto de vista afectuoso. El abrazo de los ojos es más eficaz en la relación conyugal y, así pues, según Śrīla Jīva Gosvāmī, no hay nada de malo en un intercambio tal de sentimientos entre el esposo y la esposa.