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Text 33

ambā ca hata-putrārtā
pitṛvyaḥ kva gataḥ suhṛt
api mayy akṛta-prajñe
hata-bandhuḥ sa bhāryayā
āśaṁsamānaḥ śamalaṁ
gaṅgāyāṁ duḥkhito ’patat

ambā—tía materna; ca—y; hata-putrā—que había perdido a todos sus hijos; ārtā—en una situación lamentable; pitṛvyaḥ—tío Vidura; kva—dónde; gataḥ—ido; suhṛt—bienqueriente; api—si; mayi—a mí; akṛta-prajñe—desagradecido; hata-bandhuḥ—aquel que ha perdido a todos sus hijos; saḥ—Dhṛtarāṣṭra; bhāryayā—con su esposa; āśaṁsamānaḥ—con la mente en duda; śamalam—ofensas; gaṅgāyām—en el agua del Ganges; duḥkhitaḥ—con la mente afligida; apatat—cayó.

¿Dónde está mi bienqueriente, el tío Vidura, y madre Gāndhārī, quien está muy afligida por el fallecimiento de todos sus hijos? Mi tío Dhṛtarāṣṭra también estaba muy mortificado por la muerte de todos sus hijos y nietos. Sin duda que soy muy desagradecido. ¿Sería por eso que él tomó mis ofensas muy en serio y, junto con su esposa, se ahogó en el Ganges?

SIGNIFICADO: Los Pāṇḍavas, especialmente Mahārāja Yudhiṣṭhira y Arjuna, previeron los efectos posteriores de la batalla de Kurukṣetra, y por eso Arjuna declinó llevarla a cabo. La pelea se ejecutó por la voluntad del Señor, pero los dolorosos efectos que tendría en la familia, tal como lo habían pensado con anterioridad, se habían hecho realidad. Mahārāja Yudhiṣṭhira siempre estuvo consciente de la muy difícil situación en que se hallaban su tío Dhṛtarāṣṭra y su tía Gāndhārī y, en consecuencia, se ocupó de darles todo el cuidado posible, en medio de la vejez y de la afligida condición en que ellos se encontraban. Así pues, cuando no pudo encontrar en el palacio ni a su tío ni a su tía, naturalmente se llenó de dudas, y conjeturó que habían ido a ahogarse en las aguas del Ganges. Él se consideró desagradecido, porque cuando los Pāṇḍavas quedaron huérfanos de padre, Mahārāja Dhṛtarāṣṭra les dio toda clase de facilidades palaciegas para que vivieran, y a cambio él había matado a todos los hijos de Dhṛtarāṣṭra en la batalla de Kurukṣetra. Como hombre piadoso que era, Mahārāja Yudhiṣṭhira tomó en cuenta todas sus inevitables malas acciones, y nunca pensó en las fechorías de su tío y compañía. Por la voluntad del Señor, Dhṛtarāṣṭra había sufrido las consecuencias de sus propias fechorías, pero Mahārāja Yudhiṣṭhira estaba pensando únicamente en sus propias e inevitables malas acciones. Esa es la naturaleza de un buen hombre y devoto del Señor. Un devoto nunca encuentra faltas en los demás, sino que más bien trata de encontrar las suyas propias, para así corregirlas en la medida de lo posible.

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