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Text 55

vijñānātmani saṁyojya
kṣetrajñe pravilāpya tam
brahmaṇy ātmānam ādhāre
ghaṭāmbaram ivāmbare

vijñāna—identidad purificada; ātmani—en la inteligencia; saṁyojya—fijando perfectamente; kṣetra-jñe—en lo referente al ser viviente; pravilāpya—fundiéndose; tam—él; brahmaṇi—en el Supremo; ātmānam—ser viviente puro; ādhāre—en la fuente; ghaṭa-ambaram—cielo dentro de la obstrucción; iva—como; ambare—en el cielo supremo.

Dhṛtarāṣṭra tendrá que amalgamar su identidad pura con la inteligencia, y luego fundirse en el Ser Supremo con conocimiento de su identidad cualitativa —como identidad viviente—, con el Brahman Supremo. Quedando libre del cielo obstruido, tendrá que elevarse al cielo espiritual.

SIGNIFICADO: El ser viviente, por su deseo de enseñorearse del mundo material y negarse a cooperar con el Señor Supremo, se pone en contacto con la totalidad del mundo material, es decir, el mahat-tattva, y a partir del mahat-tattva se desarrolla su falsa identidad con el mundo material, la inteligencia, la mente y los sentidos. Esto cubre su identidad espiritual pura. Mediante el proceso yóguico y cuando a través de la autorrealización uno llega a comprender plenamente su identidad pura, se tiene que volver a la posición original, amalgamando de nuevo con el mahat-tattva los cinco elementos burdos y los elementos sutiles —la mente y la inteligencia—. Llegando así a librarse de las garras del mahat-tattva, hay que fundirse en la existencia de la Superalma. En otras palabras, se tiene que comprender a plenitud que se es cualitativamente idéntico a la Superalma, y así se trasciende el cielo material mediante la inteligencia idéntica y pura, en virtud de lo cual uno se dedica al amoroso servicio trascendental del Señor. Este es el más elevado y perfecto desarrollo de identidad espiritual, que Dhṛtarāṣṭra logró por la gracia de Vidura y el Señor. En virtud de su contacto personal con Vidura, se le confirió la misericordia del Señor, y cuando estaba de hecho poniendo en práctica las instrucciones de Vidura, el Señor lo ayudó a alcanzar la etapa más elevada de la perfección.

El devoto puro del Señor no vive en ningún planeta del cielo material, ni tampoco siente ningún contacto con los elementos materiales. Su mal llamado cuerpo material no existe, pues está sobrecargado de la corriente espiritual creada por el interés idéntico al del Señor, y, por ende, se encuentra permanentemente libre de todas las contaminaciones de la totalidad del mahat-tattva. Él siempre está en el cielo espiritual, al cual logra llegar gracias a que es trascendental a las siete clases de coberturas materiales, por efecto de su servicio devocional. Las almas condicionadas se encuentran dentro de las coberturas, mientras que el alma liberada está mucho más allá de la cubierta.

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