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Text 11

yo no jugopa vana etya duranta-kṛcchrād
durvāsaso ’ri-racitād ayutāgra-bhug yaḥ
śākānna-śiṣṭam upayujya yatas tri-lokīṁ
tṛptām amaṁsta salile vinimagna-saṅghaḥ

yaḥ—aquel que; naḥ—nosotros; jugopa—brindó protección; vane—bosque; etya—entrando; duranta—peligrosamente; kṛcchrāt—dificultad; durvāsasaḥ—de Durvāsā Muni; ari—enemigo; racitāt—fabricado por; ayuta—diez mil; agra-bhuk—aquel que come antes; yaḥ—esa persona; śāka-anna-śiṣṭam—remanentes de comida; upayujya—habiendo aceptado; yataḥ—debido a; tri-lokīm—todos los tres mundos; tṛptām—satisfecho; amaṁsta—pensó para sus adentros; salile—mientras estaban en el agua; vinimagna-saṅghaḥ—sumergidos todos en el agua.

Durante nuestro exilio, Durvāsā Muni, quien come con sus diez mil discípulos, conspiró con nuestros enemigos para ponernos en peligrosas dificultades. En ese entonces, Él [el Señor Kṛṣṇa], con simplemente aceptar los remanentes de la comida, nos salvó. Al así aceptar la comida, los munis reunidos, mientras se bañaban en el río, se sintieron suntuosamente alimentados. Y todos los tres mundos también se satisficieron.

SIGNIFICADO: Durvāsā Muni: Un poderoso brāhmaṇa místico determinado a observar los principios de la religión con grandes votos y bajo estrictas austeridades. Su nombre está asociado con muchos eventos históricos, y, según parece, el gran místico tanto podía ser fácilmente complacido, como fácilmente disgustado, al igual que el Señor Śiva. Cuando se satisfacía, podía hacerle un tremendo bien al servidor, pero si no, podía causar la mayor de las calamidades. Kumārī Kuntī solía ocuparse en casa de su padre de toda clase de servicios para todos los grandes brāhmaṇas, y Durvāsā Muni, satisfecho con su buena recepción, la bendijo con el poder de llamar a cualquier semidiós que deseara. Se sabe que él era una encarnación plenaria del Señor Śiva y, en consecuencia, podía tanto satisfacerse como disgustarse fácilmente. Él era un gran devoto del Señor Śiva, y por orden de este aceptó ser el sacerdote del rey Śvetaketu, debido a que el rey había realizado sacrificios por cien años. En ocasiones solía visitar el parlamento del reino celestial de Indradeva. Él podía viajar por el espacio mediante sus grandes poderes místicos, y se sabe que viajó una gran distancia por el espacio, llegando incluso a los planetas Vaikuṇṭha, más allá del espacio material. Él viajó todas esas grandes distancias en el lapso de un año, durante su riña con el rey Ambarīṣa, el gran devoto y emperador del mundo.

Él tenía unos diez mil discípulos, y adondequiera que iba de visita y era huésped de los grandes reyes kṣatriyas, solía estar acompañado por cierta cantidad de seguidores. Una vez visitó la casa de Duryodhana, el primo y enemigo de Mahārāja Yudhiṣṭhira. Duryodhana fue lo suficientemente inteligente como para satisfacer al brāhmaṇa por todos los medios, y el gran ṛṣi quiso darle una bendición. Duryodhana conocía sus poderes místicos, y sabía también que si el místico brāhmaṇa no era complacido, podía causar algún estrago; así pues, planeó hacer que el brāhmaṇa volcara su ira sobre sus primos enemigos, los Pāṇḍavas. Cuando el ṛṣi quiso concederle a Duryodhana alguna bendición, este último le pidió que visitara la casa de Mahārāja Yudhiṣṭhira, quien era el mayor y principal de todos sus primos. Pero, a pedido de Duryodhana, él iría a visitarlo después de que Yudhiṣṭhira hubiera terminado de comer con su reina, Draupadī. Duryodhana sabía que después de que Draupadī comiera, a Mahārāja Yudhiṣṭhira le resultaría imposible recibir a un número tan grande de invitados brāhmaṇas y, en consecuencia, el ṛṣi se molestaría y le crearía algún problema a su primo Mahārāja Yudhiṣṭhira. Ese era el plan de Duryodhana. Durvāsā Muni accedió a esa proposición y, conforme al plan de Duryodhana, visitó al rey exiliado después de que el rey y Draupadī habían terminado de comer.

A su arribo a la puerta de Mahārāja Yudhiṣṭhira, de inmediato fue bien recibido, y el rey le pidió que concluyera en el río sus ritos religiosos de mediodía, pues para ese momento la comida estaría lista. Durvāsā Muni, junto con su gran número de discípulos, fue a bañarse al río, y Mahārāja Yudhiṣṭhira se llenó de preocupación por los invitados. Mientras Draupadī no hubiera comido, podía servírseles comida a cualquier cantidad de invitados, pero el ṛṣi, en virtud del plan de Duryodhana, llegó después de que Draupadī había terminado de comer.

Cuando los devotos se encuentran en dificultades, tienen una oportunidad de recordar al Señor con suma atención. De modo que, mientras Draupadī se hallaba en esa peligrosa situación, estaba pensando en el Señor Kṛṣṇa, y el omnipresente Señor pudo percatarse de inmediato de la peligrosa posición en que se encontraban Sus devotos. Así pues, Él se presentó en el lugar de los hechos, y le pidió a Draupadī que le diera cualquier comida que tuviera en la despensa. Cuando el Señor le hizo este pedido, Draupadī se entristeció, porque el Señor Supremo le había pedido algo de comer, y ella era incapaz de proveerlo en ese momento. Ella le dijo al Señor que el misterioso plato que había recibido del dios del sol podía suministrar cualquier cantidad de comida, si ella misma no había comido. Pero ese día ya ella había comido y, por lo tanto, estaban en peligro. Al expresarle al Señor sus dificultades, comenzó a llorar ante Él como solo una mujer haría en esa situación. El Señor, no obstante, le pidió a Draupadī que trajera las ollas de la cocina para ver si había quedado alguna partícula de comida, y al Draupadī hacerlo, el Señor encontró una partícula de vegetal pegada a una de las ollas. El Señor la recogió de inmediato y se la comió. Después de hacer eso, el Señor le pidió a Draupadī que llamara a sus invitados, Durvāsā y sus acompañantes.

Bhīma fue al río a llamarlos. Bhīma dijo: «Señores, ¿por qué se están demorando? Vengan, su comida ya está lista». Pero, debido a que el Señor Kṛṣṇa aceptó una pequeña partícula de comida, los brāhmaṇas se sintieron suntuosamente alimentados, aun mientras se hallaban en el agua. Ellos pensaron que como Mahārāja Yudhiṣṭhira les debió de haber preparado muchos platos suculentos y ellos no tenían hambre y no podían comer, el rey se iba a sentir mal, así que era mejor no presentarse. De modo que decidieron irse.

Este incidente demuestra que el Señor es el místico más grande de todos y, por consiguiente, se le conoce como Yogeśvara. Otra instrucción es que todo cabeza de familia debe ofrecerle comida al Señor, y el resultado será que todo el mundo —incluso un conjunto de invitados que ascienda a los diez mil— se sentirá satisfecho, por el hecho de que el Señor esté satisfecho. En eso consiste el servicio devocional.

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