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Text 34

sānnidhyāt te mahā-yogin
pātakāni mahānty api
sadyo naśyanti vai puṁsāṁ
viṣṇor iva suretarāḥ


sānnidhyāt—debido a la presencia; te—tu; mahā-yogin—¡oh, gran místico!; pātakāni—pecados; mahānti—invulnerable; api—a pesar de; sadyaḥ—de inmediato; naśyanti—elimina; vai—ciertamente; puṁsām—de una persona; viṣṇoḥ—como la presencia de la Personalidad de Dios; iva—como; sura-itarāḥ—además de los semidioses.


Así como el ateo no puede permanecer en presencia de la Personalidad de Dios, así mismo los invulnerables pecados de un hombre quedan eliminados de inmediato en tu presencia, ¡oh, santo!, ¡oh, gran místico!​​​​​​​


SIGNIFICADO: Existen dos clases de seres humanos: el ateo y el devoto del Señor. Al devoto del Señor, por el hecho de manifestar cualidades divinas, se lo llama semidiós, mientras que al ateo se lo llama demonio. El demonio no puede permanecer en presencia de Viṣṇu, la Personalidad de Dios, pero, en realidad, tan pronto como aparece la Personalidad de Dios, ya sea mediante Su trascendental nombre, forma, atributos, pasatiempos, enseres o variedades, el demonio queda derrotado al instante. Se dice que en cuanto se canta el santo nombre del Señor, los fantasmas tienen que irse a otro sitio. Los grandes santos y devotos del Señor están en la lista de los enseres de Él, y, así pues, tan pronto como un santo devoto hace acto de presencia, los pecados, cual fantasmas, desaparecen de inmediato. Ese es el veredicto de todas las Escrituras védicas. Por lo tanto, se recomienda que uno se asocie únicamente con los santos devotos, de manera que los fantasmas y demonios mundanos no puedan ejercer su siniestra influencia.

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