Text 24
viṣān mahāgneḥ puruṣāda-darśanād
asat-sabhāyā vana-vāsa-kṛcchrataḥ
mṛdhe mṛdhe ’neka-mahārathāstrato
drauṇy-astrataś cāsma hare ’bhirakṣitāḥ
viṣāt—de veneno; mahā-agneḥ—del gran fuego; puruṣa-ada—los caníbales; darśanāt—por combatir; asat—viciosa; sabhāyāḥ—asamblea; vana-vāsa—exiliados al bosque; kṛcchrataḥ—sufrimientos; mṛdhe mṛdhe—una y otra vez en la batalla; aneka—muchos; mahā-ratha—grandes generales; astrataḥ—armas; drauṇi—el hijo de Droṇācārya; astrataḥ—del arma de; ca—y; āsma—indicando tiempo pretérito; hare—¡oh, mi Señor!; abhirakṣitāḥ—protegidos por completo.
Mi querido Kṛṣṇa, Tu Señoría nos ha protegido de un pastel envenenado, de un gran fuego, de caníbales, de la asamblea viciosa, de sufrimientos habidos durante nuestro exilio en el bosque y de la batalla en la que lucharon grandes generales. Y ahora nos ha salvado del arma de Aśvatthāmā.
SIGNIFICADO: Aquí se presenta una lista de encuentros peligrosos. Devakī fue puesta una sola vez en dificultades por su envidioso hermano, aparte de lo cual ella estuvo bien. Pero Kuntīdevī y sus hijos fueron puestos en dificultades una vez tras otra por años de años. Ellos fueron hostigados por Duryodhana y el bando de este a causa del reino, y todas y cada una de las veces el Señor salvó a los hijos de Kuntī. Una vez, a Bhīma se le administró veneno en un pastel; en otra oportunidad, fueron puestos en una casa hecha de laca a la que se prendió fuego; y una vez, Draupadī fue llevada a rastras, y se hicieron intentos de insultarla tratando de desnudarla en la viciosa asamblea de los Kurus. El Señor salvó a Draupadī al suministrarle una inconmensurable longitud de tela, y el bando de Duryodhana no pudo verla desnuda. De igual modo, cuando ellos estaban exiliados en el bosque, Bhīma tuvo que pelear con el demonio caníbal Hiḍimba Rākṣasa, pero el Señor lo salvó. Y allí no acabó todo. Después de todas esas tribulaciones, hubo la gran batalla de Kurukṣetra, y Arjuna tuvo que enfrentarse con grandes generales, tales como Droṇa, Bhīṣma y Karṇa, todos ellos poderosos guerreros. Y finalmente, incluso cuando todo ya había terminado, apareció el brahmāstra que el hijo de Droṇācārya lanzó para matar al niño que se hallaba en el vientre de Uttarā, y, así pues, el Señor salvó al único descendiente de los Kurus que sobrevivió, Mahārāja Parīkṣit.