Text 17
tasmād idaṁ daiva-tantraṁ
vyavasya bharatarṣabha
tasyānuvihito ’nāthā
nātha pāhi prajāḥ prabho
tasmāt—por lo tanto; idam—este; daiva-tantram—encanto de la Providencia únicamente; vyavasya—determinando; bharata-ṛṣabha—¡oh, el mejor de los descendientes de Bharata!; tasya—por Él; anuvihitaḥ—como lo deseó; anāthāḥ—desamparados; nātha—¡oh, amo!; pāhi—solo cuida de; prajāḥ—de los súbditos; prabho—¡oh, Señor!
¡Oh, el mejor de los descendientes de Bharata [Yudhiṣṭhira]!, yo sostengo, por lo tanto, que todo esto es parte del plan del Señor. Acepta el inconcebible plan del Señor, y síguelo. Ahora, tú has sido nombrado cabeza de la administración y, mi señor, debes ahora cuidar de aquellos súbditos que han quedado desvalidos.
SIGNIFICADO: Hay un refrán popular que dice que el ama de casa le enseña a su nuera enseñándole a su propia hija. De igual modo, el Señor le enseña al mundo enseñándole al devoto. El devoto no tiene nada nuevo que aprender del Señor, porque al devoto sincero el Señor siempre le enseña desde adentro. Así pues, siempre que se hace el papel de enseñarle al devoto, como en el caso de las enseñanzas del Bhagavad-gītā, es para enseñarles a los hombres poco inteligentes. Luego es deber del devoto aceptar de buena gana y como una bendición las tribulaciones impuestas por el Señor. Bhīṣmadeva les aconsejó a los Pāṇḍavas que aceptaran sin vacilación la responsabilidad de la administración. Los pobres súbditos se hallaban sin protección debido a la batalla de Kurukṣetra, y estaban esperando que Mahārāja Yudhiṣṭhira asumiera el poder. Un devoto puro del Señor acepta las tribulaciones como favores del Señor. Puesto que el Señor es absoluto, no hay diferencia mundana entre esas dos cosas.