Text 48
ya evam etāṁ hari-medhaso hareḥ
kathāṁ subhadrāṁ kathanīya-māyinaḥ
śṛṇvīta bhaktyā śravayeta vośatīṁ
janārdano ’syāśu hṛdi prasīdati
yaḥ—aquel que; evam—de este modo; etām—esta; hari-medhasaḥ—que destruye la existencia material del devoto; hareḥ—de la Personalidad de Dios; kathām—narración; su-bhadrām—auspiciosa; kathanīya—digna de narrar; māyinaḥ—del misericordioso por Su potencia interna; śṛṇvīta—escucha; bhaktyā—con devoción; śravayeta—también hace que otros oigan; vā—ya sea; uśatīm—muy agradable; janārdanaḥ—el Señor; asya—su; āśu—muy pronto; hṛdi—en el corazón; prasīdati—Se complace mucho.
Si, en actitud de servicio devocional, se escucha y describe esta auspiciosa narración del avatāra Jabalí, que es digna de describir, el Señor, que está en el interior del corazón de todos, Se complace mucho.
SIGNIFICADO: En Sus diversas encarnaciones, el Señor aparece, actúa y deja tras de Sí una historia narrativa que es tan trascendental como Él mismo. Todos solemos disfrutar escuchando una narración maravillosa, pero la mayor parte de esas narraciones no son auspiciosas ni dignas de oírse, porque comparten la calidad inferior de la naturaleza material. Toda entidad viviente es de calidad superior, alma espiritual, y nada material puede ser auspicioso para ella. En consecuencia, las personas inteligentes deben personalmente ocuparse de escuchar, y hacer que los demás escuchen, las narraciones que describen las actividades del Señor, pues esto acabará con los sufrimientos de la existencia material. El Señor, exclusivamente movido por Su misericordia sin causa, viene a esta Tierra y deja tras de Sí Sus misericordiosas acciones, de manera que los devotos puedan obtener un beneficio trascendental.