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Text 45

puṁsāṁ gatiṁ mṛgayatām iha yoga-mārgair
dhyānāspadaṁ bahu-mataṁ nayanābhirāmam
pauṁsnaṁ vapur darśayānam ananya-siddhair
autpattikaiḥ samagṛṇan yutam aṣṭa-bhogaiḥ

puṁsām—de aquellas personas; gatim—liberación; mṛgayatām—que están buscando; iha—aquí, en este mundo; yoga-mārgaiḥ—mediante el proceso de aṣṭāṅga-yoga; dhyāna-āspadam—objeto de meditación; bahu—por los grandes yogīs; matam—aprobado; nayana—ojos; abhirāmam—placentero; pauṁsnam—humana; vapuḥ—forma; darśayānam—manifestando; ananya—no por otros; siddhaiḥ—perfeccionadas; autpattikaiḥ—eternamente presente; samagṛṇan—alabada; yutam—la Suprema Personalidad de Dios, que está dotada; aṣṭa-bhogaiḥ—con ocho tipos de logros.

Esta es la forma del Señor en que meditan los seguidores del proceso de yoga, y que causa placer a los yogīs en meditación. No es imaginaria sino real, como grandes yogīs demuestran. El Señor goza de plenitud en ocho tipos de logros, pero los demás no pueden conseguir plena perfección en esos logros.

SIGNIFICADO: Se describe aquí muy bien el éxito del proceso de yoga. En concreto se menciona que la forma del Señor como el Nārāyaṇa de cuatro brazos es el objeto en que meditan los seguidores del yoga-mārga. En la época moderna hay muchos que reciben el nombre de yogīs y que no enfocan su meditación en la forma de cuatro brazos de Nārāyaṇa. Algunos de ellos intentan meditar en algo impersonal o vacío, pero los grandes yogīs que siguen el método establecido no aprueban esto. El proceso real de yoga-mārga consiste en controlar los sentidos, sentarse en un lugar solitario y santificado, y meditar en la forma de cuatro brazos de Nārāyaṇa, adornado tal como en este capítulo se describe que Se apareció ante los cuatro sabios. Esta forma de Nārāyaṇa es una expansión de Kṛṣṇa; por esta causa el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa que se está propagando ahora es el auténtico y más elevado proceso de práctica de yoga.

El proceso de conciencia de Kṛṣṇa es la práctica de yoga más elevada para yogīs devocionales expertos. A pesar de todo lo atractivo de la práctica del yoga, un hombre corriente muy difícilmente podrá conseguir los ocho tipos de perfecciones del proceso de yoga. Pero aquí se describe que el Señor, que apareció ante los cuatro sabios, goza en plenitud de esas perfecciones. El proceso de yoga-mārga más elevado consiste en concentrar la mente veinticuatro horas al día en Kṛṣṇa. Esto se llama conciencia de Kṛṣṇa. El sistema de yoga, tal como se describe en el Śrīmad-Bhāgavatam y el Bhagavad-gītā, o como se recomienda en el proceso de yoga de Patañjali, es distinto del haṭha-yoga que se practica hoy en día, tal como, por lo general, se lo entiende en los países occidentales. La auténtica práctica del yoga consiste en controlar los sentidos y, una vez que ese control se ha fijado, concentrar la mente en la forma de Nārāyaṇa de la Suprema Personalidad de Dios, Śrī Kṛṣṇa. Śrī Kṛṣṇa es la Personalidad de Dios original, y todas la demás formas Viṣṇu —con cuatro brazos adornados con la caracola, el loto, la maza y la rueda— son expansiones plenarias de Kṛṣṇa. En el Bhagavad-gītā se recomienda meditar en la forma del Señor. Para practicar la concentración de la mente, hay que sentarse con la cabeza y la espalda en línea recta, y hay que practicar en un lugar apartado y santificado por una atmósfera sagrada. El yogī debe seguir las reglas y regulaciones de brahmacarya: llevar una vida de estricto autodominio y celibato. No se puede practicar yoga en una ciudad congestionada, llevando una vida de disipación, con excesos sexuales sin restricción y adulterio de la lengua. Prácticar yoga requiere control de los sentidos, y el primer paso para el control de los sentidos es controlar la lengua. Quien puede controlar la lengua puede también tener control sobre los demás sentidos. No se puede dejar que la lengua tome toda clase de bebidas y alimentos prohibidos, y, al mismo tiempo, avanzar en la práctica del yoga. Es muy de lamentar el hecho de que muchos supuestos yogīs desautorizados vengan a los países occidentales y exploten la buena disposición de la gente hacia la práctica del yoga. Yogīs desautorizados de esa calaña se atreven incluso a decir públicamente que una persona puede darse al hábito de la bebida y, a la vez, practicar meditación.

Hace cinco mil años, Śrī Kṛṣṇa recomendó a Arjuna la práctica del yoga, pero Arjuna expresó francamente su incapacidad de seguir las rigurosas reglas y regulaciones del sistema de yoga. Se debe ser muy práctico en todos los campos de actividades, y no perder el valioso tiempo en practicar inútiles proezas gimnásticas en nombre del yoga. El verdadero yoga consiste en la búsqueda en el corazón de la Superalma dotada de cuatro brazos, y verle continuamente mediante la meditación. Esa meditación constante se llama samādhi, y el objeto de esa meditación es el Nārāyaṇa de cuatro brazos con los ornamentos en el cuerpo que se describen en este capítulo del Śrīmad-Bhāgavatam. Si, sin embargo, se quiere meditar en algo vacío o impersonal, pasará mucho tiempo antes de que se alcance el éxito en la práctica del yoga. No podemos concentrar nuestra mente en algo vacío o impersonal. El auténtico yoga es fijar la mente en la forma del Señor, el Nārāyaṇa de cuatro brazos que está situado en el corazón de todos.

Con ayuda de la meditación se puede entender que Dios está situado en el propio corazón. Aunque uno no lo sepa, Dios está situado en el corazón de todos. No solo está situado en el corazón del ser humano, sino que también está en los corazones de los perros y los gatos. Este hecho lo certifica el Bhagavad-gītā, donde el Señor declara: īśvaraḥ sarva-bhūtānāṁ hṛd-deśe. El īśvara, el controlador supremo del mundo, está situado en el corazón de todos. No solo en el corazón de todos, sino que también está presente en el interior del átomo. No hay lugar vacío o que esté privado de la presencia del Señor. Esto es lo que afirma el Īśopaniṣad. Dios está presente en todas partes, y Su derecho de propiedad recae sobre todo. La faceta del Señor por la cual está presente en todas partes se llama Paramātmā. Ātmā significa alma individual, y Paramātmā significa la Superalma individual; ātmā y Paramātmā son personas individuales. La diferencia entre ātmā y Paramātmā es que el ātmā, el alma, solo está presente en un cuerpo en particular, mientras que Paramātmā está presente en todas partes. A este respecto es muy gráfico el ejemplo del Sol. Tal vez un determinado individuo esté en un sitio, pero el Sol, aunque también es una entidad individual, se encuentra sobre la cabeza de todas las personas individuales. Esto se explica en el Bhagavad-gītā. Por lo tanto, aunque las cualidades de todos los seres, incluso las del Señor, son idénticas, la Superalma es diferente del alma individual por la cuantía de Su poder de expansión. El Señor, la Superalma, es capaz de expandirse en millones de formas diferentes, cosa que el alma individual no puede hacer.

La Superalma, al estar situada en el corazón de todos, puede ser testigo de las actividades de todos, en el pasado, el presente y el futuro. En los Upaniṣads se describe que la Superalma está situada con el alma individual como amigo y testigo. Como amigo, el Señor siempre está anhelando recuperar a Su amigo, el alma individual, y llevarla de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Como testigo, es quien ofrece toda bendición, y otorga a cada individuo el resultado de sus actos. La Superalma provee al alma individual de toda clase de recursos para que consiga lo que desee para disfrutar en este mundo material. El sufrimiento es una reacción a la inclinación de la entidad viviente a intentar enseñorearse del mundo material. Pero el Señor da instrucciones a Su amigo, el alma individual, que es también Su hijo, para abandonar todas las demás ocupaciones y, sencillamente, entregarse a Él para obtener bienaventuranza perpetua y un vida eterna llena de conocimiento. Esta es la última instrucción del Bhagavad-gītā, el libro más autorizado y de más extendida lectura acerca de todas las variedades de yoga. De esta manera, la última palabra del Bhagavad-gītā es la última palabra en la perfección del yoga.

En el Bhagavad-gītā se afirma que la persona que está siempre absorta en conciencia de Kṛṣṇa es el yogī más elevado. ¿Qué es conciencia de Kṛṣṇa? El alma individual, merced a su conciencia, extiende su presencia a todo el cuerpo; de la misma manera, la Superalma, Paramātmā, merced a la superconciencia está presente en toda la creación. El alma individual, de conciencia limitada, imita a esa energía superconsciente. Yo puedo entender lo que ocurre en mi limitado cuerpo, pero no puedo sentir lo que está pasando en el cuerpo de otro. Yo, gracias a mi conciencia, estoy presente en todo mi cuerpo, pero mi conciencia no está presente en el cuerpo de otro. Sin embargo, la Superalma, Paramātmā, al encontrarse en todas partes y en el interior de todos, también tiene conciencia de la existencia de todos. La teoría de que el alma y la Superalma son uno no se puede aceptar, porque las Escrituras védicas autorizadas no lo confirman. La conciencia del alma individual no puede actuar como superconciencia. Pero se puede conseguir esa superconciencia, si se ajusta la conciencia individual con la conciencia del Supremo. Este proceso de ajustamiento se llama entrega, o conciencia de Kṛṣṇa. De las enseñanzas del Bhagavad-gītā claramente aprendemos que Arjuna, al principio, no quería luchar con sus hermanos y parientes, pero tras entender el Bhagavad-gītā ajustó su conciencia con la superconciencia de Kṛṣṇa. Entonces estaba en conciencia de Kṛṣṇa.

La persona completamente consciente de Kṛṣṇa actúa bajo el dictado de Kṛṣṇa. Cuando se empieza el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, se reciben los dictados a través del medio trasparente, el maestro espiritual. Cuando el entrenamiento es suficiente y se actúa con fe sumisa y con amor por Kṛṣṇa siguiendo la orden del maestro espiritual genuino, el proceso de ajustamiento es más firme y preciso. Esa etapa del servicio devocional del devoto en conciencia de Kṛṣṇa es la etapa más perfecta del sistema de yoga. En esa etapa, Kṛṣṇa, la Superalma, da órdenes desde dentro, al mismo tiempo que, desde fuera, el maestro espiritual, representante genuino de Kṛṣṇa, ayuda al devoto. Desde dentro, Él ayuda al devoto como caitya, pues está situado en el corazón de todos. No es, sin embargo, suficiente entender que Dios está situado dentro del corazón de todos. Hay que cobrar conciencia de Dios tanto dentro como fuera, y para actuar en conciencia de Kṛṣṇa hay que aceptar órdenes tanto de dentro como de fuera. Esa es la etapa de perfección culminante de la forma humana de vida y la perfección más elevada del yoga.

Para un yogī perfecto, hay ocho clases de grandes logros: poder hacerse más liviano que el aire, más pequeño que el átomo, más grande que una montaña, poder satisfacer cualquier deseo que tenga, controlar como el Señor, y otras. Pero cuando la persona se eleva hasta el estado perfecto en que se reciben dictados del Señor, se halla en un nivel mayor que el de cualquiera de los logros materiales antes citados. El ejercicio respiratorio del sistema de yoga que se practica comúnmente es solamente el principio. La meditación en la Superalma no es más que otro paso. Pero alcanzar un contacto directo con la Superalma y recibir dictados de Él es el estado de perfección más elevado. Los ejercicios respiratorios de la práctica meditativa eran muy difíciles incluso hace cinco mil años; si así no fuera, Arjuna no habría rechazado la propuesta que Kṛṣṇa le hizo de adoptar ese sistema. A la era de Kali se la llama la era caída. En esta era por lo general la vida de la población es corta y la gente es lerda a la hora de entender la comprensión del yo o la vida espiritual; prácticamente todos son desafortunados y, por esta causa, si alguien se interesa un poquito en la comprensión del yo, es probable que uno de tantos embaucadores le descarríe. El único camino para comprender el estado perfecto del yoga es seguir los principios del Bhagavad-gītā tal como Śrī Caitanya los practicó. Esta es la perfección más simple y excelsa de la práctica del yoga. Śrī Caitanya demostró este sistema de yoga, conciencia de Kṛṣṇa, de un modo práctico, con el mero cantar del santo nombre de Kṛṣṇa, como se preceptúa en el Vedānta, el Śrīmad-Bhāgavatam, el Bhagavad-gītā, y muchos importantes Purāṇas.

La mayor parte de la gente de la India siguen este proceso de yoga, y en los Estados Unidos gradualmente se propaga en muchas ciudades. Es, para esta era, muy fácil y práctico, especialmente para quienes son serios en lo que se refiere al éxito en el yoga. Ningún otro proceso de yoga puede tener éxito en esta era. El proceso de la meditación fue posible en la era de oro, Satya-yuga, porque la población de aquella era tenía un promedio de vida de cientos de miles de años. Si se quiere triunfar en un proceso práctico de yoga, el consejo es que se adopte el canto de Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare, y la persona realmente sentirá cómo progresa. En el Bhagavad-gītā se recomienda esta práctica de conciencia de Kṛṣṇa como rāja-vidyā, el rey de toda erudición.

Aquellos que han adoptado este sistema de bhakti-yoga, y que practican servicio devocional con amor trascendental por Kṛṣṇa, pueden atestiguar lo feliz y fácil de su ejercicio. Los cuatro sabios Sanaka, Sanātana, Sanandana y Sanat-kumāra también se sintieron atraídos por los rasgos del Señor y el aroma trascendental del polvo de Sus pies de loto, como ya se describió en el verso 43.

El yoga requiere control de los sentidos, y bhakti-yoga, o conciencia de Kṛṣṇa, es el proceso de purificar los sentidos. Cuando los sentidos están purificados, automáticamente quedan controlados. No se pueden detener las actividades de los sentidos por medios artificiales, pero, si se purifican los sentidos ocupándolos en el servicio al Señor, los sentidos pueden no solamente ser controlados, liberados de ocupaciones de baja clase, sino que también pueden ocuparse en servicio trascendental al Señor, como anhelaban los cuatro sabios Sanaka, Sanātana, Sanandana y Sanat-kumāra. Por lo tanto, el proceso de conciencia de Kṛṣṇa no es una innovación creada por la mente especulativa. Es el proceso prescrito en el Bhagavad-gītā (9.34): man-manā bhava mad-bhakto mad-yājī māṁ namaskuru.

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