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Text 46

kumārā ūcuḥ
yo ’ntarhito hṛdi gato ’pi durātmanāṁ tvaṁ
so ’dyaiva no nayana-mūlam ananta rāddhaḥ
yarhy eva karṇa-vivareṇa guhāṁ gato naḥ
pitrānuvarṇita-rahā bhavad-udbhavena

kumārāḥ ūcuḥ—los Kumāras dijeron; yaḥ—aquel que; antarhitaḥ—no manifestado; hṛdi—en el corazón; gataḥ—está situado; api—aunque; durātmanām—a los canallas; tvam—Tú; saḥ—Él; adya—hoy; eva—ciertamente; naḥ—de nosotros; nayana-mūlam—cara a cara; ananta—¡oh, ilimitado!; rāddhaḥ—obtenido; yarhi—cuando; eva—ciertamente; karṇa-vivareṇa—por los oídos; guhām—inteligencia; gataḥ—hemos obtenido; naḥ—nuestro; pitrā—por nuestro padre; anuvarṇita—descritos; rahāḥ—misterios; bhavat-udbhavena—por Tu aparición.

Los Kumāras dijeron: Querido Señor nuestro, Tú no Te manifiestas ante los canallas, aunque estás situado en el corazón de todos. Pero, en cuanto a nosotros, Te vemos cara a cara, aunque eres ilimitado. Ahora hemos comprendido realmente las declaraciones que sobre Ti hemos oído de nuestro padre, Brahmā, gracias a Tu bondadosa aparición.

SIGNIFICADO: Se describe aquí a los supuestos yogīs que concentran su mente o meditan en lo impersonal o vacío. Este verso del Śrīmad-Bhāgavatam describe a personas de las que se supone que son muy expertos yogīs dedicados a la meditación, pero que no encuentran a la Suprema Personalidad de Dios situado en el interior del corazón. Aquí se califica a esas personas como durātmā, que quiere decir: «personas que tienen un corazón muy retorcido», o «personas con poca inteligencia», exactamente lo contrario de mahātmā, que se refiere a aquel que tiene un corazón amplio. Esos supuestos yogīs que, aunque se dedican a meditar, no son de corazón amplio, no pueden encontrar la forma de Nārāyaṇa de cuatro brazos, a pesar de que está situado dentro de sus corazones. Aunque el primer nivel de comprensión de la Suprema Verdad Absoluta es el Brahman impersonal, no hay que darse por satisfecho con experimentar la refulgencia impersonal del Señor Supremo. También en el Īśopaniṣad, el devoto ora pidiendo que le sea retirado de ante los ojos el deslumbrante fulgor del Brahman, para así poder ver el verdadero aspecto personal del Señor, y, de este modo, satisfacerse a plenitud. Del mismo modo, aunque, debido a la deslumbrante refulgencia de Su cuerpo, el Señor, al principio, no está al alcance de la vista, si un devoto, sinceramente, Le quiere ver, el Señor Se le revela. En el Bhagavad-gītā se dice que nuestros ojos imperfectos no pueden ver al Señor, que nuestros oídos imperfectos no Le pueden oír, que nuestros sentidos imperfectos no Le pueden percibir; pero si, con amor y devoción, nos ocupamos en servicio devocional, Dios entonces Se revela.

Aquí los cuatro sabios Sanat-kumāra, Sanātana, Sanandana y Sanaka se describen como devotos verdaderamente sinceros. Aunque habían escuchado lo que su padre, Brahmā, les había dicho sobre el aspecto personal del Señor, solo se les había revelado el aspecto impersonal del Brahman. Aun así, puesto que estaban buscando sinceramente al Señor, consiguieron ver Su aspecto personal directamente, que coincidía con la descripción que su padre les había dado. Quedaron así satisfechos por completo. Expresan ellos aquí su gratitud porque, aunque al principio eran tontos impersonalistas, por la gracia del Señor habían podido ahora tener la buena fortuna de ver Su aspecto personal. Otro aspecto significativo en este verso es que los sabios narran su experiencia: haber oído de su padre, Brahmā, que nació directamente del Señor. Dicho de otra manera, aquí se acepta la sucesión discipular del Señor a Brahmā, y de Brahmā a Nārada, y de Nārada a Vyāsa, y así sucesivamente. Los Kumāras eran hijos de Brahmā y, por esa causa, tuvieron la oportunidad de aprender conocimiento védico de la sucesión discipular de Brahmā, y, como consecuencia, a pesar de que al principio eran impersonalistas, en última instancia vieron directamente el aspecto personal del Señor.

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