Text 49
kāmaṁ bhavaḥ sva-vṛjinair nirayeṣu naḥ stāc
ceto ’livad yadi nu te padayo rameta
vācaś ca nas tulasivad yadi te ’ṅghri-śobhāḥ
pūryeta te guṇa-gaṇair yadi karṇa-randhraḥ
kāmam—tanto como merezcamos; bhavaḥ—nacimiento; sva-vṛjinaiḥ—por nuestras propias actividades pecaminosas; nirayeṣu—en nacimientos bajos; naḥ—nuestro; stāt—que sea; cetaḥ—mentes; ali-vat—como abejas; yadi—si; nu—quizá; te—Tus; padayoḥ—a Tus pies de loto; rameta—están ocupadas; vācaḥ—palabras; ca—y; naḥ—nuestras; tulasi-vat—como las hojas de tulasī; yadi—si; te—Tus; aṅghri—a Tus pies de loto; śobhāḥ—embellecidos; pūryeta—están llenos; te—Tus; guṇa-gaṇaiḥ—por cualidades trascendentales; yadi—si; karṇa-randhraḥ—los orificios de los oídos.
¡Oh, Señor! Te suplicamos que nos permitas nacer en cualquier condición de vida infernal, siempre y cuando nuestra mente y nuestro corazón estén constantemente ocupados en servir Tus pies de loto, nuestras palabras adquieran belleza [al hablar de Tus actividades], tal como las hojas de tulasī se embellecen cuando se ofrecen a Tus pies de loto, y siempre y cuando nuestros oídos estén siempre llenos con el canto de Tus cualidades trascendentales.
SIGNIFICADO: Los cuatro sabios presentan ahora su humildad ante la Personalidad de Dios por haber sido altivos al maldecir a otros dos devotos del Señor. Jaya y Vijaya, los dos porteros que les impidieron entrar en el planeta Vaikuṇṭha, eran, sin duda, ofensores, pero, como vaiṣṇavas, los cuatro sabios no debieran haberles maldecido llenos de ira. Tras el incidente, se dieron cuenta de que habían hecho mal al maldecir a los devotos del Señor, y suplicaron al Señor que, incluso en una condición de vida infernal, no se pudiesen desviar sus mentes de la dedicación al servicio de los pies de loto de Śrī Nārāyaṇa. Aquellos que son devotos del Señor no sienten temor bajo ninguna circunstancia de la vida, con tal que haya constante dedicación al servicio del Señor. De los nārāyaṇa-para, los devotos de Nārāyaṇa, la Suprema Personalidad de Dios, se dice: na kutaścana bibhyati (Bhāg. 6.17.28). No temen entrar en una circunstancia infernal, pues, como están ocupados en el servicio amoroso trascendental del Señor, cielo e infierno son lo mismo para ellos. En la vida material, cielo e infierno son una misma y única cosa, porque son materiales; ni en un lugar ni en otro hay dedicación al servicio del Señor. Por lo tanto, aquellos que se ocupan en el servicio del Señor no ven diferencia entre cielo e infierno; sólamente los materialistas prefieren uno al otro.
Estos cuatro devotos suplicaron al Señor que, aunque quizá tuviesen que ir al infierno por haber maldecido a unos devotos, no pudieran olvidar el servicio del Señor. El servicio amoroso trascendental del Señor se pone en práctica de tres maneras: con el cuerpo, la mente, y las palabras. Aquí los sabios suplican que sus palabras puedan siempre utilizarse en la glorificación del Señor Supremo. Puede que se hable muy bien, con un lenguaje ornamental, o puede que se sea experto en una sopesada presentación gramatical, pero si las palabras que se dicen no se ponen al servicio del Señor, no tienen ni aroma ni verdadera utilidad. Aquí se da el ejemplo de las hojas de tulasī. Incluso desde el punto de vista medicinal y antiséptico, las hojas de tulasī son muy útiles. Se considera sagrada, y se ofrece a los pies de loto del Señor. La hoja de tulasī tiene numerosas cualidades buenas, pero si no se ofreciese a los pies de loto del Señor, tulasī no tendría mucho valor ni importancia. Análogamente, puede que alguien hable muy bien, desde los puntos de vista retórico y gramatical, a lo cual un auditorio materialista quizás atribuya mucho mérito, pero las palabras que se dicen, si no se ponen al servicio del Señor, son inútiles. Los orificios de los oídos son muy pequeños, y cualquier sonido insignificante los llena; ¿cómo es, entonces, que pueden recibir una vibración tan grande como la glorificación del Señor? La respuesta es que los orificios de los oídos son como el cielo. Tal como el cielo no se puede llenar nunca, así es la calidad del oído: se pueden ir vertiendo en él vibraciones de varios tipos, y, a pesar de todo, tiene capacidad para recibir más y más vibraciones. El devoto no teme ir al infierno, si tiene ocasión de oír constantemente las glorias del Señor. Este es el beneficio de cantar Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. El individuo puede ser puesto en cualquier circunstancia, pero Dios le da la prerrogativa de cantar Hare Kṛṣṇa. En cualquier circunstacia de la vida, si sigue cantando, nunca será infeliz.