Text 2
sa eṣa yarhi prakṛter
guṇeṣv abhiviṣajjate
ahaṅkriyā-vimūḍhātmā
kartāsmīty abhimanyate
saḥ—esa misma entidad viviente; eṣaḥ—esta; yarhi—cuando; prakṛteḥ—de la naturaleza material; guṇeṣu—en las modalidades; abhiviṣajjate—se absorbe; ahaṅkriyā—por el ego falso; vimūḍha—confundida; ātmā—el alma individual; kartā—el hacedor; asmi—yo soy; iti—de este modo; abhimanyate—piensa.
Cuando el alma está bajo el hechizo de la naturaleza material y del ego falso, e identifica su ser con el cuerpo, se absorbe en actividades materiales, y por la influencia del ego falso, cree que es propietario de todo.
SIGNIFICADO: En realidad, el alma condicionada está obligada a actuar bajo el peso de las modalidades de la naturaleza material. La entidad viviente no tiene independencia. Es libre cuando se somete a los dictados de la Suprema Personalidad de Dios, pero cuando, bajo la impresión de que está satisfaciendo sus sentidos, se ocupa en actividades de complacencia sensorial, en realidad está bajo el hechizo de la naturaleza material. En el Bhagavad-gītā se dice: prakṛteḥ kriyamāṇāni: Cada uno actúa según las modalidades de la naturaleza específicas que ha adquirido. Guṇa se refiere a las cualidades de la naturaleza. Está bajo la influencia de las cualidades de la naturaleza, pero comete el error de creerse el propietario. Este erróneo sentimiento de propiedad puede evitarse con el simple hecho de ocuparse en servicio devocional bajo la dirección del Señor Supremo o de Su representante genuino. Arjuna, en el Bhagavad-gītā, estaba tratando de asumir personalmente la responsabilidad por las muertes de su abuelo y de su maestro en el combate, pero cuando actuó siguiendo la instrucción de Kṛṣṇa, se liberó de ese sentimiento de propiedad sobre la acción. Luchó, pero en realidad estaba liberado de las reacciones de la lucha, aunque al principio, cuando era no violento, cuando no estaba dispuesto a luchar, toda la responsabilidad recaía sobre sus hombros. Esa es la diferencia entre liberación y condicionamiento. Un alma condicionada puede ser muy buena y actuar bajo la influencia de la modalidad de la bondad, pero eso no quita para que esté condicionada bajo el hechizo de la naturaleza material. El devoto, sin embargo, actúa siguiendo completamente el dictado del Señor Supremo. De esta manera, aunque sus acciones tal vez no le parezcan muy elevadas al hombre común, el devoto no es responsable por ellas.