Text 38
deho ’pi daiva-vaśagaḥ khalu karma yāvat
svārambhakaṁ pratisamīkṣata eva sāsuḥ
taṁ sa-prapañcam adhirūḍha-samādhi-yogaḥ
svāpnaṁ punar na bhajate pratibuddha-vastuḥ
dehaḥ—el cuerpo; api—además; daiva-vaśa-gaḥ—bajo el control de la Personalidad de Dios; khalu—en verdad; karma—actividades; yāvat—tanto como; sva-ārambhakam—que ha empezado él; pratisamīkṣate—continúa funcionando; eva—ciertamente; sa-asuḥ—junto con los sentidos; tam—el cuerpo; sa-prapañcam—con sus expansiones; adhirūḍha-samādhi-yogaḥ—situado en samādhi mediante la práctica del yoga; svāpnam—nacido en un sueño; punaḥ—de nuevo; na—no; bhajate—acepta como suyo propio; pratibuddha—despierto; vastuḥ—a su posición constitucional.
La Suprema Personalidad de Dios se hace cargo del cuerpo y los sentidos del yogī liberado, cuyas funciones prosiguen hasta que las actividades que tenía destinadas llegan a su fin. El devoto liberado, consciente de su posición constitucional y por ello situado en samādhi, la etapa más perfecta del yoga, no acepta como suyos los subproductos del cuerpo material. De este modo, considera que sus actividades físicas son como las actividades de un cuerpo en un sueño.
SIGNIFICADO: Podrían plantearse las siguientes preguntas: ¿Por qué las actividades del cuerpo no afectan al alma liberada, si esta sigue en contacto con él? ¿No se contamina con la acción y reacción de las actividades materiales? Como respuesta a estas preguntas, el verso explica que del cuerpo material del alma liberada se hace cargo la Suprema Personalidad de Dios. Actúa, pero no por la fuerza viviente de la entidad viviente; actúa simplemente como reacción a actividades pasadas. Después de desenchufado, un ventilador todavía se mueve durante un tiempo. Ese movimiento no se debe a la corriente eléctrica, sino que es la continuación de los últimos giros; de la misma manera, el alma liberada parece actuar como un hombre corriente, pero sus acciones deben considerarse la continuación de actividades pasadas. En sueños, podemos vernos a nosotros mismos expandidos en muchos cuerpos, pero cuando despertamos, podemos entender que todos esos cuerpos eran falsos. De la misma manera, a pesar de que su cuerpo tiene subproductos —esposa, hijos, casa, etc.—, el alma liberada no se identifica con esas expansiones del cuerpo. Sabe que todo ello es producto del sueño material. El cuerpo denso está hecho de los elementos densos de la materia, y el cuerpo sutil está hecho de mente, inteligencia, ego y conciencia contaminada. Si podemos aceptar que el cuerpo sutil de los sueños es falso y no nos identificamos con él, ciertamente entonces una persona despierta no necesita identificarse con el cuerpo denso. Tal como el que está despierto no tiene relación con las actividades del cuerpo que recibió en sueños, un alma despierta, un alma liberada, no tiene relación con las actividades de su cuerpo actual. En otras palabras, como conoce bien su posición constitucional, nunca asume el concepto corporal de la vida.