Text 8
anyathā karma kurvāṇo
mānārūḍho nibadhyate
guṇa-pravāha-patito
naṣṭa-prajño vrajaty adhaḥ
anyathā—por el contrario; karma—actividades fruitivas; kurvāṇaḥ—cuando actúa; māna-ārūḍhaḥ—bajo la influencia del falso prestigio; nibadhyate—se enreda; guṇa-pravāha—por la influencia de las cualidades materiales; patitaḥ—caída; naṣṭa-prajñaḥ—privada de toda inteligencia; vrajati—así va; adhaḥ—hacia abajo.
Si la persona, por el contrario, actúa caprichosamente, cae debido al falso prestigio. De este modo, se enreda en las leyes de la naturaleza, que están constituidas por las tres cualidades [bondad, pasión e ignorancia]. Con esto, la entidad viviente se ve privada de su verdadera inteligencia y se pierde para siempre en el ciclo de nacimientos y muertes, ascendiendo y descendiendo, desde la posición de microbio en el excremento a una elevada posición en el planeta Brahmaloka.
SIGNIFICADO: En este verso hay muchas palabras importantes. La primera es anyathā, «por el contrario», que alude a quien no se preocupa por las reglas y regulaciones de los Vedas. Esas reglas y regulaciones se denominan śāstra-vidhi. El Bhagavad-gītā afirma claramente que quien no acepta śāstra-vidhi, las reglas y regulaciones que se mencionan en las Escrituras védicas, y actúa caprichosamente o con el engreimiento del falso prestigio, nunca alcanza la perfección en esta vida, ni tampoco logra la felicidad ni la liberación del condicionamiento material.
yaḥ śāstra-vidhim utsṛjya
vartate kāma-kārataḥ
na sa siddhim avāpnoti
na sukhaṁ na parāṁ gatim
«Aquel que hace a un lado las disposiciones de las Escrituras y actúa según sus propios caprichos, no consigue ni la perfección, ni la felicidad, ni el destino supremo» (Bg. 16.23). De modo que aquel que quebranta deliberadamente las reglas y regulaciones de los śāstras lo único que consigue es enredarse cada vez más en la existencia material bajo las tres modalidades de la naturaleza material. Por lo tanto, la sociedad humana debe seguir los principios védicos de la vida, que se encuentran resumidos en el Bhagavad-gītā. De lo contrario, la existencia material continuará sin fin. Las personas necias no saben que el alma pasa a través de 8 400 000 especies de vida. Cuando, mediante el proceso gradual de evolución, llegamos a la forma humana de vida, debemos seguir las reglas y regulaciones que se exponen en los Vedas. Śrī Caitanya Mahāprabhu dice que la entidad viviente está sufriendo las tres miserias de la naturaleza material desde tiempo inmemorial debido a su actitud demoníaca, que consiste en su espíritu de rebeldía contra la Suprema Personalidad de Dios. Esto también lo confirma Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā (15.7):
mamaivāṁśo jīva-loke
jīva-bhūtaḥ sanātanaḥ
manaḥ-ṣaṣṭhānīndriyāṇi
prakṛti-sthāni karṣati
«Las entidades vivientes de este mundo condicionado son Mis partes fragmentarias eternas. Debido a la vida condicionada, sostienen una lucha muy dura con los seis sentidos, entre los que se incluye la mente». Toda entidad viviente es parte integral de Dios. La única razón para que la entidad viviente sea puesta en la condición de tres miserias que es la existencia material, es que ella ha aceptado voluntariamente esa existencia material con el falso pretexto de llegar a ser un disfrutador. Para salvarla de ese horrible condicionamiento, el Señor, en Su encarnación como Vyāsadeva, ha dictado todas las Escrituras védicas. Por eso se dice:
kṛṣṇa bhuli’ sei jīva anādi-bahirmukha
ataeva māyā tāre deya saṁsāra-duḥkha
«Habiendo olvidado a Kṛṣṇa, la entidad viviente ha caído en el materialismo desde tiempo inmemorial. Por esa razón, la energía ilusoria de Kṛṣṇa le está dando distintos tipos de sufrimientos en la existencia material» (Cc. Madhya 20.117).
māyā-mugdha jīvera nāhi svataḥ kṛṣṇa-jñāna
jīvere kṛpāya kailā kṛṣṇa veda-purāṇa
«La entidad viviente encantada por la energía externa no puede revivir su conciencia de Kṛṣṇa original por sí sola. En esas circunstancias, Kṛṣṇa, bondadosamente, le ha dado las Escrituras védicas, como los cuatro Vedas y los dieciocho Purāṇas» (Cc. Madhya 20.122). Por lo tanto, todo ser humano debe sacar provecho de las instrucciones de los Vedas; de lo contrario, será un cautivo de sus caprichosas actividades y no tendrá guía.
En este verso también es muy significativa la palabra mānārūḍhaḥ. Bajo el pretexto de ser grandes filósofos y científicos, muchos hombres en todo el mundo están actuando desde el plano mental. Por lo general, esos hombres son no devotos, pues no tienen en cuenta las instrucciones que el Señor dio a la primera criatura viviente, el Señor Brahmā. En consecuencia, el Bhāgavatam (5.18.12), dice:
harāv abhaktasya kuto mahad-guṇā
mano-rathenāsati dhāvato bahiḥ
El no devoto no tiene buenas cualidades, porque actúa desde el plano mental. Al actuar desde ese plano, cada cierto tiempo tiene que cambiar los presupuestos de su conocimiento. Como consecuencia de ello, vemos que un filósofo desmiente a otro filósofo, y un científico propone una teoría que contradice la teoría de otro científico. Todo esto se debe a que actúan desde el plano mental, sin un conocimiento que sirva de referencia. En las instrucciones védicas, sin embargo, se acepta una norma de conocimiento, a pesar de que a veces puedan encontrarse afirmaciones aparentemente contradictorias. Los Vedas marcan la pauta en conocimiento; por esa razón, aunque puedan parecer contradictorios, deben aceptarse. Quien no los acepte, se verá atado por las condiciones materiales.
En este verso, la palabra que se refiere a las condiciones materiales es guṇa-pravāha, «el flujo de las tres modalidades de la naturaleza material». Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura dice, por lo tanto, en una canción: miche māyāra vaśe, yāccha bhese’, khāccha hābuḍubu, bhāi: «¿Por qué sufres? ¿Por qué unas veces te ahogas bajo las olas de la naturaleza material y otras veces sales a la superficie?». Jīva kṛṣṇa-dāsa, e viśvāsa, karle ta’āra duḥkha nāi: «Entonces, por favor, acepta que eres el sirviente de Kṛṣṇa, y te liberarás de todas las miserias». Tan pronto como nos entregamos a Kṛṣṇa, aceptando el conocimiento perfecto, que es el Bhagavad-gītā tal como es, salimos fuera de las modalidades de la naturaleza y ya nunca caemos ni perdemos nuestro conocimiento.
Naṣṭa-prajñaḥ. La palabra prajña significa «conocimiento perfecto», y naṣṭa-prajña significa «el que no tiene conocimiento perfecto». El que no tiene conocimiento perfecto solo tiene especulación mental. Llevado por esa especulación, va cayendo cada vez más bajo en una condición infernal de vida. La persona que rompe las leyes que se dan en los śāstras no puede tener el corazón puro, y cuando el corazón no está purificado, se actúa conforme a las tres modalidades materiales de la naturaleza. Esas actividades se explican con mucha claridad en el Bhagavad-gītā, en los versos del 1 al 6 del capítulo 17. Además, el Bhagavad-gītā (2.45) explica también:
traiguṇya-viṣayā vedā
nistraiguṇyo bhavārjuna
nirdvandvo nitya-sattva-stho
niryoga-kṣema ātmavān
«Los Vedas tratan principalmente el tema de las tres modalidades de la naturaleza material. ¡Oh, Arjuna!, debes trascender esas modalidades. Libérate de todas las dualidades y de las ansias de ganancia y seguridad, y establécete en el Ser». El mundo entero, y todo el conocimiento material, están en el ámbito de las tres modalidades de la naturaleza material. Hay que trascender esas modalidades, y para alcanzar el plano trascendental, hay que seguir las instrucciones de la Suprema Personalidad de Dios y lograr de esa forma la perfección en la vida. De lo contrario, las olas de las tres modalidades de la naturaleza material nos harán sucumbir. Las palabras de Prahlāda Mahārāja en el Śrīmad-Bhāgavatam (7.5.30) añaden algo más a esta explicación:
matir na kṛṣṇe parataḥ svato vā
mitho ’bhipadyeta gṛha-vratānām
adānta-gobhir viśatāṁ tamisraṁ
punaḥ punaś carvita-carvaṇānām
Las personas materialistas, que están demasiado ocupadas en el disfrute material y no conocen nada aparte de sus experiencias materiales, son arrastradas por los caprichos de la naturaleza material. Llevan una vida que se caracteriza por masticar lo ya masticado, y están bajo el control de sus descontrolados sentidos. De este modo, descienden a las regiones más oscuras de la vida infernal.