Text 63
udyānāni ca ramyāṇi
vicitrair amara-drumaiḥ
kūjat-vihaṅga-mithunair
gāyan-matta-madhuvrataiḥ
udyānāni—jardines; ca—también; ramyāṇi—muy hermosos; vicitraiḥ—diversos; amara-drumaiḥ—con árboles traídos de los planetas celestiales; kūjat—cantores; vihaṅga—de pájaros; mithunaiḥ—con parejas; gāyat—zumbando; matta—locos; madhu-vrataiḥ—con abejorros.
La residencia del rey estaba rodeada de jardines, en los cuales había diversos tipos de árboles traídos de los planetas celestiales. En aquellos árboles había parejas de pájaros de canto muy dulce y abejorros prácticamente locos que producían un zumbido muy agradable.
SIGNIFICADO: En este verso es muy significativa la palabra amara-drumaiḥ, «con árboles traídos de los planetas celestiales». Los planetas celestiales reciben el nombre de Amaraloka, es decir, los planetas en que la muerte tarda mucho en llegar, pues sus habitantes viven diez mil años, contados según la medida de los semidioses. Uno de sus días equivale a seis de nuestros meses. Los semidioses viven en los planetas celestiales durante meses, años y decenas de miles de años de su tiempo, y cuando se agotan los resultados de sus actividades piadosas, caen a la Tierra. Estas explicaciones pueden recogerse en las Escrituras védicas. Así como las personas viven allí diez mil años, lo mismo ocurre con los árboles. Si aquí en la Tierra hay muchos árboles que viven hasta diez mil años, ¿cuánto vivirán los árboles de los planetas celestiales? Allí deben de vivir muchas decenas de miles de años; a veces, y esto aún se practica hoy en día, ciertos árboles valiosos se transplantan de un lugar a otro.
En otro pasaje, las Escrituras explican que el Señor Kṛṣṇa, cuando subió a los planetas celestiales con Su esposa Satyabhāmā, tomó un árbol celestial de flores pārijāta y lo trajo a la Tierra. Eso provocó una lucha entre Kṛṣṇa y los semidioses. El pārijāta fue plantado en el palacio del Señor Kṛṣṇa que ocupaba la reina Satyabhāmā. Los árboles de los planetas celestiales son superiores, pues sus flores y frutos son muy agradables y sabrosos; al parecer, en el palacio de Mahārāja Uttānapāda había gran variedad de árboles de esa clase.