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Text 38

viṣaya-tṛṣo nara-paśavo
ya upāsate vibhūtīr na paraṁ tvām
teṣām āśiṣa īśa
tad anu vinaśyanti yathā rāja-kulam

viṣaya-tṛṣaḥ—ansiosos de disfrutar de los sentidos; nara-paśavaḥ—hombres como animales; ye—quienes; upāsate—adoran con gran pompa; vibhūtīḥ—pequeñas partículas del Señor Supremo (los semidioses); na—no; param—al Supremo; tvām—Tú; teṣām—de ellos; āśiṣaḥ—las bendiciones; īśa—¡oh, controlador supremo!; tat—ellos (los semidioses); anu—después; vinaśyanti—serán destruidos; yathā—tal y como; rāja-kulam—aquellos que son sostenidos por el gobierno (cuando el gobierno cae).

¡Oh, Señor! ¡oh, Supremo!, las personas sin inteligencia que adoran a los diversos semidioses, sedientas de disfrute material, no son mejores que animales con forma humana. Debido a sus propensiones animales, en lugar de adorar a Tu Señoría, adoran a los insignificantes semidioses, que son pequeñas chispas de Tu gloria. Con la destrucción del universo entero, son destruidos también los semidioses, y con ellos sus bendiciones, que se desvanecen como la nobleza cuando un rey pierde su poder.

SIGNIFICADO: El Bhagavad-gītā (7.20) dice: kāmais tais tair hṛta-jñānāḥ prapadyante 'nya-devatāḥ: «Aquellos a quienes los deseos materiales les han robado la inteligencia se entregan a los semidioses». De manera similar, en este verso se condena también la adoración de semidioses. Aunque podemos mostrarles nuestro respeto, no debemos adorarles. Aquellos que adoran a los semidioses han perdido la inteligencia (hṛta-jñānāḥ), pues no saben que, en el momento de la aniquilación de toda la manifestación cósmica, también serán destruidos los jefes de las distintas secciones de esa manifestación, es decir, los semidioses. Con su destrucción, también quedan destruidas las bendiciones que esos semidioses hayan dado a los hombres de poca inteligencia. Por consiguiente, el devoto no debe estar ansioso por obtener opulencia material mediante la adoración de semidioses, sino que debe ocuparse en el servicio del Señor, quien satisfará todos sus deseos.

akāmaḥ sarva-kāmo vā
mokṣa-kāma udāra-dhīḥ
tīvreṇa bhakti-yogena
yajeta puruṣaṁ param

«Tanto si está llena de deseos materiales, como si está libre de ellos, o desea la liberación, la persona de inteligencia amplia debe adorar por todos los medios al todo supremo, la Personalidad de Dios» (Bhāg. 2.3.10). Ese es el deber del ser humano perfecto. Aquel que ha alcanzado la forma humana, pero que por sus acciones no es más que un animal, recibe el nombre de nara-paśu o dvipada-paśu, «animal de dos piernas». Al ser humano que no tiene interés en el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa se le condena en este verso con el calificativo de nara-paśu.

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