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Cortando los Vínculos del Afecto

atha viśveśa viśvātman
viśva-mūrte svakeṣu me
sneha-pāśam imaṁ chindhi
dṛḍhaṁ pāṇḍuṣu vṛṣṇiṣu


¡Oh, Señor del universo!, ¡alma del universo!, ¡oh, personalidad de la forma del universo!, por favor, corta, pues, el lazo del afecto que siento por mis parientes, los Pāṇḍavas y los Vṛṣṇis.


Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.41


Al devoto puro del Señor le avergüenza pedirle cualquier cosa que vaya en beneficio propio. Pero a veces las personas casadas se ven obligadas a pedir favores al Señor, estando atadas por el lazo del afecto familiar. Śrīmatī Kuntīdevī estaba consciente de ese hecho y, en consecuencia, oró al Señor, pidiéndole que cortara el nexo afectivo que había entre ella y sus propios parientes, los Pāṇḍavas y los Vṛṣṇis. Los Pāṇḍavas son sus propios hijos, y los Vṛṣṇis son los miembros de su familia paterna. Kṛṣṇa estaba igualmente relacionado con ambas familias. Las dos familias requerían de la ayuda del Señor, porque ambas estaban integradas por devotos que dependían del Señor. Śrīmatī Kuntīdevī deseaba que Srī Kṛṣṇa permaneciera con sus hijos, los Pāṇḍavas, pero de Él hacerlo, la familia paterna de ella quedaría privada del beneficio. Todas esas parcialidades perturbaban la mente de Kuntī y, por consiguiente, deseaba cortar el nexo afectivo.


Un devoto puro corta los limitados nexos del afecto que siente por su familia, y amplía sus actividades de servicio devocional para beneficio de todas las almas olvidadas. El ejemplo típico de esto lo constituye el grupo de los Seis Gosvāmīs, quienes siguieron la senda del Señor Caitanya. Todos ellos pertenecían a las familias más iluminadas, cultas y ricas de las castas superiores, mas, por el bien de la población en general, ellos abandonaron sus comodidades hogareñas y se volvieron mendicantes. Cortar todo afecto familiar significa ensanchar el campo de las actividades. A nadie se le puede dar el título de brāhmaṇa, rey, líder público o devoto del Señor, si no hace eso. La Personalidad de Dios, en el papel de un rey ideal, enseñó esto con el ejemplo. Śrī Rāmacandra cortó el nexo de afecto que lo unía a Su querida esposa, para manifestar las cualidades de un rey ideal.


Personalidades tales como un brāhmaṇa, un devoto, un rey o un líder público, deben tener una mente muy amplia en el desempeño de sus deberes respectivos. Śrīmatī Kuntīdevī estaba consciente de ese hecho y, por ser débil, oró pidiendo liberarse de ese cautiverio que es el afecto familiar. Al Señor se Le llama aquí el Señor del universo, o el Señor de la mente universal, indicando así Su todopoderosa capacidad de cortar el apretado nudo del afecto familiar. Por consiguiente, a veces se experimenta que el Señor, movido por la atracción especial que siente por un devoto débil, rompe el afecto familiar mediante la fuerza de las circunstancias que Su todopoderosa energía organiza. Con eso hace que el devoto dependa por completo de Él, y despeja así la senda para que dicho devoto regrese a Dios.


Kuntī era la hija de la familia Vṛṣṇi, la esposa de Pāṇḍu, y la madre de la familia Pāṇḍava. Por lo general, una mujer siente afecto por la familia de su padre y por la de su esposo y, por consiguiente, Kuntī ora a Kṛṣṇa diciendo: «Yo soy una mujer, y las mujeres generalmente están apegadas a sus familias, así que ten la bondad de cortar mi apego, de manera que pueda estar completamente apegada a Ti. Sin Ti, ambas familias no son nada. Yo estoy falsamente apegada a esas familias, pero el verdadero propósito de mi vida es estar apegada a Ti». Eso es bhakti.


El bhakti implica liberarse de los apegos de este mundo material y a cambio apegarse a Kṛṣṇa. No se puede llegar a estar desapegado del todo, pues se debe estar apegado a algo; pero para estar apegado a Kṛṣṇa o participar en el servicio devocional del Señor, se debe llegar a estar desapegado del afecto material.


La gente por lo general acude a Kṛṣṇa para mantener su apego a este mundo material. «¡Oh, Dios! —oran ellos—, danos nuestro pan de cada día». Ellos sienten apego por este mundo material, y para vivir en este mundo material oran pidiendo provisiones de cosas materiales a fin de poder mantener su nivel de vida. Eso se denomina apego material. Aunque en un sentido, por supuesto, es bueno que la gente acuda a Dios para conseguir su posición material, eso no es verdaderamente deseable. En vez de adorar a Dios para aumentar la opulencia en el mundo material, habría que librarse del apego material. Por lo tanto, para la ejecución de bhakti-yoga debemos estar desapegados.


Nuestro sufrimiento se debe a nuestro apego. Como estamos apegados a lo material, deseamos muchísimas cosas materiales y, en consecuencia, Kṛṣṇa nos da la oportunidad de disfrutar de cualquier facilidad material que queramos. Desde luego, hay que merecer esas facilidades. Primero merece y después desea. Supónganse que yo quiero convertirme en rey. Para poder convertirme en rey, debo tener actividades piadosas que me respalden.


Kṛṣṇa puede darnos lo que queramos, hasta mukti, la liberación, pero bhakti es una retribución especial, porque cuando Él da bhakti a alguien, queda en posesión del bhakta y se vuelve una herramienta en sus manos, aun a pesar de ser el poderoso supremo. Rādhārāṇī, el símbolo del bhakti más elevado, es tan poderosa que ha comprado a Kṛṣṇa. Por consiguiente, los vaiṣṇavas se refugian en los pies de loto de Rādhārāṇī, pues si Ella recomienda a cualquiera de ellos, diciendo: «¡Oh!, he aquí un buen devoto», Kṛṣṇa tiene que aceptarlo.


Para convertirse en devoto del Señor, hay que estar completamente limpio de todo apego material. Esta cualidad se denomina vairāgya. Cuando Sārvabhauma Bhaṭṭācārya se volvió estudiante de Śrī Caitanya Mahāprabhu, escribió cien versos de alabanza a Él. Dos de esos versos se mencionan en el Caitanya-caritāmṛta, y uno de ellos es el siguiente:

vairāgya-vidyā-nija-bhakti-yoga-
śikṣārtham ekaḥ puruṣaḥ purāṇaḥ
śrī-kṛṣṇa-caitanya-śarīra-dhārī
kṛpāmbudhir yas tam ahaṁ prapadye


«Permítaseme refugiarme en la Suprema Personalidad de Dios, Śrī Kṛṣṇa, que ha descendido en la forma del Señor Caitanya Mahāprabhu para enseñarnos verdadero conocimiento, Su servicio devocional y desapego de todo lo que no fomente conciencia de Kṛṣṇa. Él ha descendido porque es un océano de misericordia trascendental. Yo me entrego a Sus pies de loto» Cc. Madhya 6.254. Sārvabhauma Bhaṭṭācārya ofreció así su oración a la Suprema Personalidad de Dios, que había adoptado entonces la forma de Caitanya Mahāprabhu tan sólo para enseñar a la gente a cultivar conocimiento, a desapegarse y a volverse devotos puros de Kṛṣṇa.


Aunque cuando Caitanya Mahāprabhu tenía sólo unos veinticuatro o veinticinco años vivía con una adorable y hermosa esposa y una consagrada y afectuosa madre, lo dejó todo y entró en la orden de sannyāsa, la orden de vida de renuncia. Cuando Caitanya Mahāprabhu era un gṛhastha, un jefe de familia, era tan respetado, que simplemente con mover un dedo, pudo reunir a miles de personas para que Lo acompañaran en una manifestación de desobediencia civil. En Nadia, la ciudad en que vivía, Su posición era muy respetable, y físicamente Él era muy apuesto. Sin embargo, renunció a Su joven, fiel y hermosa esposa, a Su afectuosa madre, a Su posición y a todo lo demás. Eso se denomina vairāgya, renunciación.


Si alguien que no tiene nada dice: «He renunciado a todo», ¿qué valor tiene su renunciación? Pero si tiene algo y renuncia a ello, su renunciación es significativa. Así que la renunciación de Caitanya Mahāprabhu es única. Nadie más podría dejar un hogar tan feliz, tanto honor, y un afecto tan grande por la madre, la esposa, los amigos y los alumnos. Hasta Advaita Prabhu honraba al Señor Caitanya Mahāprabhu, si bien era de la edad de Su padre. Sin embargo, aun así, Śrī Caitanya Mahāprabhu lo dejó todo. ¿Por qué? Tan sólo para enseñarnos (āpani ācari’ prabhu jīvere śikhāya). Él enseñó personalmente al mundo entero que hay que desapegarse y volverse devoto de Kṛṣṇa. Por lo tanto, cuando Rūpa Gosvāmī renunció a su puesto de ministro del gobierno y se reunió con Caitanya Mahāprabhu en Prayāga, se postró cuan largo era ante Śrī Caitanya Mahāprabhu, y le ofreció reverencias con la siguiente oración:

namo mahā-vadanyāya
kṛṣṇa-prema-pradāya te
kṛṣṇāya kṛṣṇa-caitanya-
nāmne gaura-tviṣe namaḥ


«Tú eres sumamete magnánimo —oró él—, pues estás distribuyendo amor por Kṛṣṇa».


El amor por Kṛṣṇa no es una cosa fácil de obtener, porque por medio de ese amor se puede adquirir a Kṛṣṇa; pero Caitanya Mahāprabhu distribuyó ese amor por Kṛṣṇa a todo el mundo sin excepción, incluso a los dos borrachos Jagāi y Mādhāi. Por lo tanto, Narottama dāsa Ṭhākura ha cantado:

dīna-hīna yata chila    hari-nāme uddharila,
tā’ra sākṣī jagāi-mādhāi


«Caitanya Mahāprabhu es tan magnánimo que rescató a toda clase de pecadores simplemente con permitirles cantar el mantra Hare Kṛṣṇa. Jagāi y Mādhāi son la prueba de esto». En esa época, desde luego, había un Jagāi y un Mādhāi, pero actualmente, por la gracia de Caitanya Mahāprabhu y Su proceso de enseñanza, muchísimos Jagāis y Mādhāis están siendo rescatados. Si Caitanya Mahāprabhu Se siente complacido, puede dar kṛṣṇa-prema, amor por Kṛṣṇa, a cualquiera, sin considerar la aptitud de la persona. Si una persona está dando caridad, puede seleccionar a cualquiera para que la tome.


Sin la misericordia de Caitanya Mahāprabhu, entender a Kṛṣṇa es algo sumamente difícil. Manuṣyāṇāṁ sahasreṣu kaścid yatati siddhaye (Bg. 7.3): de entre muchos millones de personas, a duras penas una trata de hacer que su vida sea un éxito en sentido espiritual. La gente simplemente trabaja como los animales, sin saber cómo hacer que la vida humana sea un éxito. La vida humana es un éxito cuando entendemos a Kṛṣṇa; de lo contrario, seguimos siendo animales. Cualquiera que no está consciente de Kṛṣṇa, que no sabe quién es Kṛṣṇa, no es más que un animal. Pero Caitanya Mahāprabhu hizo la siguiente concesión a las almas caídas de esta era: «Simplemente canten el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa y se liberarán». Ésa es la concesión especial de Caitanya Mahāprabhu (kīrtanād eva kṛṣṇasya mukta-saṅgaḥ paraṁ vrajet, Bhāg. 12.3.51).


Ahora bien, Kuntī no era una devota común. Ella había nacido como pariente de Kṛṣṇa y, en consecuencia, Kṛṣṇa, había ido a ofrecerle respetos. Pero aun así ella Le dijo: «Kṛṣṇa, me he apegado a dos familias, la de mi padre y la de mi esposo. Ten la bondad de ayudarme a desapegarme de esas familias». Así pues, ella ilustró que debemos desapegarnos de la sociedad, la amistad y el amor, pues de no hacerlo, todo ello nos enredará.


Mientras yo piense: «Pertenezco a esta familia», «Pertenezco a esta nación», «Pertenezco a esta religión», «Pertenezco a este color», etc., no hay posibilidad alguna de que me vuelva consciente de Kṛṣṇa. Mientras piense que soy americano, hindú o africano, que pertenezco a esta o a aquella familia, o que soy el padre, la madre, el esposo o la esposa de esta o aquella persona, aún estoy apegado a designaciones materiales. Yo soy alma espiritual, y todos esos apegos pertenecen al cuerpo, pero yo no soy el cuerpo. Ésa es la esencia del conocimiento. Si yo no soy el cuerpo, entonces ¿de quién soy padre o madre? Kṛṣṇa es el padre supremo y la madre suprema. Nosotros simplemente hacemos los papeles de padre, madre, hermana o hermano, como si estuviéramos en escena. Māyā, la naturaleza material, nos está haciendo bailar, diciéndonos: «Tú eres miembro de esta familia y miembro de esta nación». De esa manera, estamos bailando como unos monos.


En el Bhagavad-gītā (3.27) se dice:

prakṛteḥ kriyamāṇāni
guṇaiḥ karmāṇi sarvaśaḥ
ahaṅkāra-vimūḍhātmā
kartāham iti manyate


Este verso indica que, como la entidad viviente se ha puesto en contacto con una cierta cualidad de la naturaleza, ésta la está haciendo bailar conforme a esa cualidad, y por ello piensa: «yo soy esto», o «yo soy aquello». Esta información que se suministra en el Bhagavad-gītā constituye el principio básico del conocimiento, y nos dará la libertad.


La educación más esencial que existe es aquella que nos permite liberarnos del concepto corporal de la vida, pero, desgraciadamente, los científicos, filósofos, políticos y demás mal llamados líderes, están desorientando a la gente de modo que ésta se apegue más al cuerpo. La forma humana es la que ofrece la oportunidad de volverse consciente de Kṛṣṇa, pero esos sinvergüenzas están impidiendo esa oportunidad al atraer a la gente hacia las designaciones corporales y, en consecuencia, ellos son los enemigos más grandes de la civilización humana.


El cuerpo humano se obtiene después de evolucionar a través de 8.400.000 formas de vida, yendo de los seres acuáticos a las plantas, y luego a los árboles, insectos, aves, bestias, etc. Ahora bien, la gente no sabe cuál es el siguiente paso en la evolución, pero ello se explica en el Bhagavad-gītā (9.25). Yānti deva-vratā devān. Como siguiente paso en la evolución, si lo deseamos podemos ir a un sistema planetario superior. Aunque todas las noches la gente ve muchísimos planetas y estrellas, no sabe lo que son esos sistemas planetarios superiores. Pero el estudio del śāstra, las Escrituras védicas, nos hace saber que en esos sistemas planetarios superiores hay disponibles comodidades materiales muchísimas veces más agradables que las de este planeta. En este planeta podemos vivir a lo sumo cien años, pero en los sistemas planetarios superiores se puede vivir durante un período que ni siquiera podemos calcular. Por ejemplo, la duración de la vida de Brahmā, quien vive en el planeta más elevado de todos, se indica en el Bhagavad-gītā (8.17): sahasra-yuga-paryantam ahar yad brahmaṇo viduḥ. Con nuestras cifras matemáticas ni siquiera podemos calcular doce horas de Brahmā, pero hasta Brahmā tiene que morir. Aunque se tenga una vida de una larga duración, nadie puede vivir permanentemente en el mundo material. Sin embargo, si uno se prepara, puede ir a los sistemas planetarios superiores o, de modo similar, puede ir a los Pitṛlokas. Allí puede reunirse con sus antepasados, si éstos han sido merecedores de ir allí. De igual manera, también puede quedarse aquí en la Tierra, si así lo desea. O, finalmente, yānti mad-yājino ’pi mām: Si se vuelve devoto de Kṛṣṇa, puede ir adonde está Él.


Podemos ir al infierno, podemos ir al cielo o podemos ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios, como gustemos. Por lo tanto, la persona inteligente debe pensar: «Si me tengo que preparar para mi siguiente vida ¿por qué no prepararme para ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios?». El cuerpo actual que tenemos se acabará, y entonces tendremos que aceptar otro cuerpo. En el Bhagavad-gītā (14.18) se indica qué clase de cuerpo aceptaremos. Ūrdhvaṁ gacchanti sattva-sthāḥ: Aquellos que se encuentran bajo el influjo de la modalidad de la bondad, evitando los cuatro principios de la vida pecaminosa, vivirán su siguiente vida en un sistema planetario superior. Incluso si no se vuelven devotos puros del Señor, si siguen los principios regulativos para evitar la vida pecaminosa, permanecerán en el estado de bondad y obtendrán esa oportunidad. La vida humana tiene esa finalidad. Pero si desperdiciamos nuestra vida para sólo vivir como perros y gatos, comiendo, durmiendo, apareándonos y defendiéndonos, entonces perderemos esa oportunidad.


Los sinvergüenzas, sin embargo, no saben esto. Ellos no creen que haya una siguiente vida. En Rusia, un profesor, el profesor Kotovsky, me dijo: «Svāmījī, después de que este cuerpo se termine, todo se termina». Él es un gran profesor, mas aun así dijo eso. Hombres de esa clase puede que se hagan pasar por científicos y filósofos, pero de hecho carecen de conocimiento y simplemente desorientan a los demás. Ésa es nuestra mayor fuente de aflicción y, por consiguiente, he pedido a los miembros del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa que desafíen y derroten a esos sinvergüenzas, que están desorientando a la sociedad humana por entero. La gente no debe pensar que los devotos de Kṛṣṇa son simplemente unos sentimentales. Por el contrario, los devotos son los más grandes filósofos y los más grandes científicos que hay.


Kṛṣṇa tiene dos ocupaciones: paritrāṇāya sādhūnāṁ vināśāya ca duṣkṛtām: Dar protección a los sādhus, a los devotos, y matar a los demonios. Kṛṣṇa dio protección a los Pāṇḍavas y Vṛṣṇis, porque ellos eran devotos, y también mató a demonios como Kaṁsa, Aghāsura y Bakāsura. De las dos ocupaciones, Su principal ocupación fue la matanza de los demonios. Si examinamos cuánto tiempo consagró a matar y cuánto tiempo consagró a proteger, notaremos que consagró más tiempo a matar. De igual manera, aquellos que están conscientes de Kṛṣṇa también deben matar, no con armas, sino con lógica, con razonamientos, y mediante la educación. Si alguien es demonio, podemos usar lógica y argumentos para matar sus propensiones demoníacas y convertirlo en un devoto, una persona santa. Especialmente en esta era actual, Kali-yuga, la gente ya está en una condición paupérrima, y la matanza física sería demasiado para ellos. A ellos se les debe matar mediante argumentos, razonamientos y conocimiento espiritual y científico.


Kuntī se dirige a Kṛṣṇa llamándolo viśveśa, el Señor del universo (viśva significa «universo», e īśa significa «señor» o «controlador»). Los asuntos universales se están desenvolviendo muy bien, con el Sol saliendo justo a tiempo, las estaciones sucediéndose ordenadamente, y las frutas y flores de las estaciones haciendo su aparición. Así pues, no hay mala organización. Pero, ¿cómo es posible que estas cosas se estén desenvolviendo tan bien, si no existe ningún controlador? Si vemos alguna institución que se está desenvolviendo muy bien, de inmediato sobrentendemos que el gerente, el director o el controlador de la institución, es experto. De modo similar, si vemos que los asuntos universales se están desenvolviendo bien, debemos saber que tras ellos hay un buen controlador Y, ¿quién es ese controlador? Ese controlador es Kṛṣṇa, como se declara en el Bhagavad-gītā (mayādhyakṣeṇa prakṛtiḥ sūyate sa-carācaram). Por lo tanto, Kuntī se dirige a Él llamándolo viśveśa, el controlador del universo. La gente está interesada únicamente en ilustraciones de Kṛṣṇa abrazando a Rādhārāṇī que representen los tratos de Rādhā y Kṛṣṇa como si fueran los de muchachos y muchachas corrientes. Ellos no entienden a Kṛṣṇa. Esas desagradables ilustraciones deben evitarse. Kṛṣṇa es el controlador supremo. Que haya una ilustración en la que se muestre cómo Kṛṣṇa está controlando todo el universo. Esa clase de ilustración se desea, no esas otras ilustraciones bajas.


A menos que la fuerza viviente esté presente dentro del cuerpo, éste no puede moverse ni trabajar bien, y de igual manera, dentro del universo, dentro de la manifestación cósmica, Kṛṣṇa está presente como la fuerza viviente: Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, Paramātmā. Por lo tanto, Kuntī se dirige a Kṛṣṇa llamándolo viśvātmā, el alma del universo. Los sinvergüenzas no saben cómo este mundo se está moviendo y cómo este universo está actuando, por lo tanto, deben aprenderlo con el Śrīmad-Bhāgavatam.


Kuntīdevī también se dirige a Kṛṣṇa llamándolo viśva-mūrti, la personalidad de la forma del universo. Cuando Arjuna quiso ver la forma universal de Kṛṣṇa, Kṛṣṇa la manifestó de inmediato. Ésa es otra de las opulencias (vibhūti) de Kṛṣṇa. No obstante, la forma original del Señor es la de Kṛṣṇa con dos brazos, tocando la flauta. Como Arjuna era un devoto y quería ver la forma universal, Kṛṣṇa se la enseñó, pero ésa no era Su verdadera forma.

Puede que una persona se vista como un rey, pero su verdadera apariencia natural se muestra en el hogar. De igual manera, la verdadera forma de Kṛṣṇa se ve en el hogar, en Vṛndāvana, y todas las demás formas son expansiones de Sus porciones plenarias. Como se declara en el Brahma-saṁhitā: advaitam acyutam anādim ananta-rūpam: Él puede expandirse en millones y millones de formas (ananta-rūpam), pero Él es uno (advaita) y es infalible (acyuta). Sin embargo, Su verdadera forma es dvi-bhuja muralī-dhara: la forma con dos brazos que sostiene una flauta. Por lo tanto, Kuntīdevī dice: «Tú tienes Tu forma universal, pero la forma con la que estás ante mí es Tu verdadera forma».


Kuntīdevī ora lo siguiente: «Por favor, corta el nexo del afecto que siento por mis parientes». Nosotros estamos pensando: «Esto es mío, aquello es mío», pero eso es moha, una ilusión (janasya moho ’yam ahaṁ mameti). ¿Cómo llega a existir esa ilusión? Comienza con la atracción natural que hay entre el hombre y la mujer. El macho busca a la hembra, y la hembra busca al macho. Eso es cierto no sólo en la sociedad humana, sino también en la sociedad de las aves, en la sociedad de las bestias, etc. Ése es el comienzo del apego material. Cuando un hombre encuentra a una mujer y ambos se unen, ese apego queda aún más firmemente establecido (tayor mitho hṛdaya-granthim āhuḥ). Ahora bien, después de que el apego aumenta hasta cierto grado, el hombre y la mujer buscan un apartamento para vivir juntos, y luego, por supuesto, el hombre necesita ganar dinero. Cuando ya están bien establecidos, tienen que tener niños, y también algunos amigos que los visiten y elogien: «¡Oh!, tienen un apartamento muy bonito y unos niños muy hermosos». De ese modo, su apego aumenta.

En consecuencia, la educación de un estudiante debería comenzar con brahmacarya, lo cual significa estar libre del apego sexual. Si puede, debe tratar de evitar esa tontería por completo. Si no, puede casarse, y más adelante, después de algún tiempo, entrar en la orden de vānaprastha, la vida retirada. En ese entonces, piensa: «Ahora que ya he disfrutado tanto de este apego, voy a dejar el hogar». Así pues, con el fin de desapegarse, el hombre viaja para visitar diversos lugares de peregrinaje, y la esposa va con él a manera de asistente. Después de dos o tres meses, él va de nuevo a la casa a ver que a sus hijos les está yendo bien, y luego se va de nuevo. Ése es el comienzo del desapego. Cuando el desapego se completa, el hombre dice a su esposa: «Ahora ve a vivir con tus hijos, y yo entraré en la orden de sannyāsa, la orden de vida de renuncia». Ése es el desapego final. Todo el sendero védico de vida tiene por objeto el desapego y, por consiguiente, Kuntī ora diciendo: «Ten la bondad de ayudarme a desapegarme de esta atracción familiar». Ésa es la instrucción de Kuntīdevī.

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