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Devoción Pura

tvayi me ’nanya-viṣayā
matir madhu-pate ’sakṛt
ratim udvahatād addhā
gaṅgevaugham udanvati


¡Oh, Señor de Madhu!, así como el Ganges fluye siempre hacia el mar sin obstáculos, que mi atracción se dirija constantemente hacia Ti, sin que se desvíe hacia nadie más.


Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.42


La perfección del servicio devocional puro se alcanza cuando toda la atención se dirige hacia el trascendental servicio amoroso del Señor. Cortar el nexo de todos los demás afectos no significa la completa negación de los elementos más finos, tales como el afecto por alguien más. Eso no es posible. Un ser viviente, sea éste quien fuere, debe tener ese sentimiento de afecto por otros, porque ello es un signo de vida. Los signos de vida, como el deseo, la ira, los anhelos, los sentimientos de atracción, etc., no pueden aniquilarse. Únicamente tiene que cambiarse el objetivo. El deseo no puede negarse, pero en el servicio devocional el deseo de complacer los sentidos se cambia por el servicio del Señor. El llamado afecto por la familia, la sociedad, el país, etc., consiste en diferentes fases de complacencia de los sentidos. Cuando este deseo se cambia en aras de la satisfacción del Señor, se denomina servicio devocional.


En el Bhagavad-gītā podemos ver que Arjuna, tan sólo para satisfacer sus propios deseos personales, no deseaba pelear con sus hermanos y parientes. Pero al oír el mensaje del Señor, el Śrīmad Bhagavad-gītā, cambió su decisión y sirvió al Señor. Y por hacer eso, se convirtió en un famoso devoto del Señor, pues en todas las Escrituras se declara que Arjuna alcanzó la perfección espiritual mediante el servicio devocional que prestó al Señor a través de la amistad. La pelea estaba ahí, la amistad estaba ahí, Arjuna estaba ahí y Kṛṣṇa estaba ahí, pero Arjuna se volvió otra persona mediante el servicio devocional. Por lo tanto, las oraciones de Kuntī también denotan los mismos cambios categóricos en las actividades. Śrīmatī Kuntī quería servir al Señor sin desviación, y eso era lo que pedía en su oración. Esa devoción pura es el objetivo supremo de la vida. Nuestra atención se dirige habitualmente hacia el servicio de algo que no es divino o, en otras palabras, que no es parte de los planes del Señor. Cuando los planes se transforman en el servicio al Señor, es decir, cuando los sentidos se purifican en relación con el servicio del Señor, dichos planes se denominan servicio devocional puro y sin mezcla. Śrīmatī Kuntīdevī quería esa perfección, y oró para que el Señor se la concediese.


El afecto de Kuntī por los Pāṇḍavas y los Vṛṣṇis no está fuera de los límites del servicio devocional, porque el servicio al Señor y el servicio a los devotos son idénticos. A veces servir al devoto es más valioso que servir al Señor. Pero aquí el afecto de Kuntīdevī por los Pāṇḍavas y los Vṛṣṇis se debía a la relación familiar. Ese nexo de afecto en términos de la relación material es la relación de māyā, porque las relaciones del cuerpo o la mente se deben a la influencia de la energía externa. Las relaciones del alma, establecidas en relación con el Alma Suprema, son relaciones verdaderas. Cuando Kuntīdevī quiso cortar la relación familiar, se refería a cortar la relación de la piel. La relación de la piel es la causa del cautiverio material, pero la relación del alma es la causa de la libertad. Esa relación de alma a alma puede establecerse por intermedio de la relación con la Superalma. Ver en la oscuridad no es ver. Pero ver con la luz del Sol significa ver el Sol y todo lo demás que no se veía en la oscuridad. Ésa es la naturaleza del servicio devocional.


En el verso anterior del Śrīmad-Bhāgavatam, la reina Kuntī ora pidiendo que el Señor tenga la bondad de cortar la atracción que ella siente por sus parientes, las familias Pāṇḍava y Vṛṣṇi. Sin embargo, dejar la atracción que se tenga por las cosas materiales no es suficiente. Los filósofos māyāvādīs dicen: brahma satyaṁ jagan mithyā: «Este mundo es falso, y Brahman (el  espíritu) es verdadero». Nosotros admitimos esto, pero lo matizamos. Como entidades vivientes que somos, queremos disfrute. Disfrute significa variedad. Sin variedad no es posible disfrutar de nada. ¿Por qué ha creado Dios tantos colores y tantas formas? A fin de crear disfrute con la variedad, pues la variedad es la madre del disfrute.


Los filósofos māyāvādīs, los impersonalistas, quieren negar esa variedad, pero, ¿cuál es el resultado de ello? Como no se ocupan en el servicio devocional, simplemente se someten a la ardua labor de las austeridades y las penitencias, sin lograr ningún resultado permanente. Eso lo explica una oración que hay en el Śrīmad-Bhāgavatam (10.2.32):

ye ’nye ’ravindākṣa vimukta-māninas
tvayy asta-bhāvād aviśuddha-buddhayaḥ
āruhya kṛcchreṇa paraṁ padaṁ tataḥ
patanty adho ’nādṛta-yuṣmad-aṅghrayaḥ


«¡Oh, Señor de los ojos de loto!, aquellos que creen que están liberados en esta misma vida pero que no Te prestan servicio devocional, deben tener la inteligencia impura. Aunque ellos aceptan severas austeridades y penitencias y se elevan hasta la posición espiritual —hasta la comprensión del Brahman impersonal—, caen de nuevo, porque no se ocupan de adorar Tus pies de loto».


La forma humana de vida tiene la finalidad de que restablezcamos nuestra relación con Dios y actuemos de conformidad con esa relación. Incluso en los tratos comunes, un comerciante que trata de hacer negocios con otro debe primero establecer cierta relación con él, y luego las transacciones pueden llevarse a cabo. De la misma manera, un hombre y una mujer establecen una relación mediante el matrimonio, y luego viven juntos. Igualmente, la vida humana tiene por objeto que restablezcamos nuestra relación con Dios. El mundo material entraña olvido de esa relación. En el mundo material no hay conciencia de Kṛṣṇa, pues tan pronto como la hay, tan pronto como hay acción en base a Kṛṣṇa, este mundo deja de ser el mundo material para convertirse en el mundo espiritual.


Como mujer, Kuntīdevī tenía una relación con dos familias. Ése era su apego. Por consiguiente, oró a Kṛṣṇa pidiéndole que cortara esas relaciones y la liberara. Pero después de ella liberarse, ¿qué debía hacer? Ésa es la pregunta. Puede que alguien esté empleado en alguna empresa y, al sentirse molesto, renuncie. Puede que esa renuncia esté bien, pero si por renunciar se queda desempleado y sin ocupación, entonces, ¿de qué sirve la renuncia?


Aquellos que están frustrados y confundidos, quieren negar el mundo material. Ellos saben lo que no quieren, pero no saben lo que quieren. La gente siempre está diciendo: «No quiero esto». Pero, ¿qué quieren? Eso no lo saben.


Kuntīdevī explica lo que verdaderamente se debe querer. Ella dice: «Que mis relaciones familiares cesen, pero que mi relación contigo (Kṛṣṇa) se confirme». En otras palabras, no quiere sentirse atraída por nada más aparte de Kṛṣṇa. Eso es la perfección, y eso es algo verdaderamente deseable.


La palabra ananya-viṣaya significa ananya-bhakti, servicio devocional que no se desvía. Simplemente debemos estar apegados a Kṛṣṇa las veinticuatro horas del día, sin desviación. De esa manera, nuestra renuncia puede ser perfecta. Si pensamos que podemos estar apegados a Kṛṣṇa y a las cosas materiales al mismo tiempo, nos equivocamos. No podemos encender un fuego y al mismo tiempo verter agua en él. Si lo hacemos, el fuego no actuará.


Los sannyāsīs māyāvādīs renuncian a este mundo (brahma satyaṁ jagan mithyā). Es muy bueno predicar que se renuncie al mundo, pero paralelamente debemos tener atracción por alguna otra cosa, pues, de lo contrario, nuestra renuncia no perdurará. Nosotros vemos a muchos sannyāsīs māyāvādīs que dicen: brahma satyaṁ jagan mithyā; pero después de que adoptan sannyāsa, regresan al mundo material a abrir hospitales y a hacer obras filantrópicas. ¿Por qué? Si han dejado este mundo por considerarlo mithyā, falso, ¿por qué regresan a abrazar la política, la filantropía y la sociología? De hecho, eso tiene que ocurrir, pues somos entidades vivientes y somos activos. Si por frustración tratamos de volvernos inactivos, fracasaremos en el intento. Tenemos que ocuparnos en actividades.


La actividad suprema, la actividad Brahman (espiritual), la constituye el servicio devocional. Desafortunadamente, los māyāvādīs no saben esto. Ellos creen que el mundo espiritual está vacío. Sin embargo, el mundo espiritual es exactamente igual que el mundo material, en el sentido de que tiene variedades. En el mundo espiritual también hay casas, árboles, calles, cuadrigas... hay de todo, pero sin las embriagueces materiales. Como se describe en el Brahma-saṁhitā (5.29):

cintāmaṇi-prakara-sadmasu kalpa-vṛkṣa-
lakṣāvṛteṣu surabhīr abhipālayantam
lakṣmī-sahasra-śata-sambhrama-sevyamānaṁ
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi


«Yo adoro a Govinda, el Señor primigenio, el primer progenitor, que está cuidando las vacas, cumpliendo todos los deseos, en moradas construidas de gemas preciosas espirituales y rodeadas de millones de árboles de deseos. Es constantemente servido con gran reverencia y afecto por cientos y miles de diosas de la fortuna, o gopīs».


En el mundo espiritual hay árboles kalpa-vṛkṣa, los cuales suministran cualquier tipo de fruta que deseemos. En el mundo material, un árbol de mango no puede dar uvas, ni puede una vid dar mangos. En el mundo espiritual, sin embargo, si tomamos un mango de un árbol y al mismo tiempo deseamos uvas, el árbol las suministrará. Eso se denomina «árbol de deseos». Ésas son algunas de las realidades del mundo espiritual.


En el mundo material requerimos de luz del Sol y de la Luna, pero en el mundo espiritual no hay necesidad de ello, porque todo y todos son refulgentes. En el kṛṣṇa-līlā, Kṛṣṇa robó mantequilla, y las amigas vecinas de madre Yaśodā se quejaron. En verdad, no se estaban quejando, sino que tan sólo estaban disfrutando de los rasgos corporales y de las diversiones de Kṛṣṇa. Ellas dijeron a madre Yaśodā: «Tu hijo va a nuestra casa y roba mantequilla. Nosotras tratamos de esconderla en la oscuridad, de modo que Él no pueda verla, pero, sin embargo, de una u otra forma Él la encuentra. Lo mejor es que Le quites todos Sus adornos, porque creemos que la luz de Sus joyas Lo ayudan a encontrar el tarro de la mantequilla. —Madre Yaśodā respondió—: Sí, Le quitaré todos Sus adornos. —Pero las vecinas respondían—: No, no. Es inútil. De alguna manera este niño tiene una refulgencia que sale de Él, y puede encontrar la mantequilla incluso sin los ornamentos». Así pues, el cuerpo trascendental es refulgente.

Existe luz debido a la refulgencia del cuerpo trascendental de Kṛṣṇa. Toda la luz que vemos es simplemente luz prestada de la refulgencia de Kṛṣṇa. Como se afirma en el Brahma-saṁhitā (5.40):

yasya prabhā prabhavato jagad-aṇḍa-koṭi-
koṭiṣv aśeṣa-vasudhādi vibhūti-bhinnam
tad brahma niṣkalam anantam aśeṣa-bhūtaṁ
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi


«En los millones y millones de universos hay innumerables planetas, y cada uno de ellos es diferente de los demás en su constitución cósmica. Todos esos planetas están situados dentro de la refulgencia espiritual denominada brahmajyoti. Ese brahmajyoti es la refulgencia corporal de la Suprema Personalidad de Dios, a quien yo adoro».


La refulgencia corporal de Kṛṣṇa genera millones de universos. En este sistema solar, el Sol produce muchos planetas, y debido a la luz del Sol los planetas son cálidos y las estaciones cambian. Gracias al Sol hay árboles, hojas, frutas y flores. De la misma manera, todo lo que vemos en la creación se debe a la refulgencia corporal de Kṛṣṇa.


Los māyāvādīs simplemente ven la refulgencia, que es impersonal. Ellos no pueden ver nada más. Puede que veamos un avión que se eleva por el cielo, pero después de un rato lo perdemos de vista, debido al deslumbrante brillo del Sol. El avión está allí, pero no podemos verlo. De igual modo, si simplemente tratamos de ver el refulgente brahmajyoti, seremos incapaces de ver dentro de él. Por consiguiente, uno de los mantras del Īśopaniṣad pide al Señor que retire Su refulgencia, de modo que a Él se Le pueda ver bien.


Los filósofos māyāvādīs no pueden ver las actividades personales de Kṛṣṇa, ni el planeta en el que Kṛṣṇa está activo personalmente. El Bhāgavatam dice: āruhya kṛccheṇa paraṁ padaṁ tataḥ patanty adho ’nādṛta-yuṣmad-aṅghrayaḥ: Como no ven los pies de loto de Kṛṣṇa, tienen que regresar a este mundo material, pese a todas sus sinceras penitencias y austeridades. Así pues, la renunciación por sí sola no nos ayudará. Puede que renunciemos artificialmente, pero de nuevo nos volveremos mal llamados disfrutadores. Esa clase de renuncia y disfrute es como un péndulo que va de un lado a otro. Por una parte, nos convertimos en renunciantes falsos, y por la otra, nos convertimos en disfrutadores falsos. El remedio, sin embargo, está aquí. Si verdaderamente queremos desapegarnos del mundo material, debemos aumentar nuestro apego por el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. La renuncia sola no nos ayudará. Por lo tanto, Kuntīdevī ora, diciendo: tvayi me ’nanya-viṣaya. Ora pidiendo que su atracción se dirija constantemente hacia Kṛṣṇa, sin que se desvíe hacia nada más. Eso es bhakti, servicio devocional puro, pues, como indica Rūpa Gosvāmī, el servicio devocional debe ser puro (anyābhilāṣitā-śūnyam jñāna-karmādy-anāvṛtam).


En el mundo material hay jñānīs y karmīs. Los karmīs son tontos que trabajan muy duro innecesariamente, y los jñānīs son aquellos que, cuando se han elevado un poquito, piensan: «¿Para qué trabajar tan duro? No se necesita de tantas cosas. ¿Para qué acumular tanto dinero y comida, y tanto prestigio falso?». El jñānī piensa de esa manera. El bhakta, no obstante, está más allá del karmī y del jñānī. El karmī tiene muchos deseos, y el jñānī trata de librarse de todos los deseos, pero la ausencia de todo deseo sólo puede lograrse cuando deseamos servir a Kṛṣṇa. De lo contrario, no es posible librarse de los deseos. Jñāna-karmādy-anāvṛtam. Como bhaktas, no debemos tener deseo de jñāna y karma. No debemos tener apego por las cosas materiales, sino que debemos tener apego por Kṛṣṇa. De esa manera, nuestro desapego se volverá firme.


Debemos cultivar conciencia de Kṛṣṇa favorablemente (ānukūlyena kṛṣṇānuśīlanaṁ). Esto significa pensar en cómo hacer que Kṛṣṇa se sienta satisfecho. Siempre debemos pensar en Kṛṣṇa, como las gopīs. La conciencia de Kṛṣṇa que tenían las gopīs era perfecta, porque en ellas no había ningún otro deseo más que tratar de complacer a Kṛṣṇa. Eso es la perfección. Por consiguiente, Caitanya Mahāprabhu recomienda: ramyā kācid upāsanā vraja-vadhū-vargeṇa yā kalpitā: No hay mayor proceso para adorar a la Suprema Personalidad de Dios que ese método que adoptaron las gopīs.


Las gopīs no tenían ningún otro deseo más que satisfacer a Kṛṣṇa. Todas las gopīs trataban de satisfacerlo, incluso las gopīs mayores, Yaśodā y sus amigas, así como también los gopas mayores, como Nanda Mahārāja y sus amigos. Los muchachos y muchachas de Vṛndāvana de la misma edad de Kṛṣṇa también trataban de satisfacerlo. Todo el mundo trataba de satisfacer a Kṛṣṇa, hasta las vacas, las flores, las frutas y el agua de Vṛndāvana. Esto se debe a que en Vṛndāvana todo es espiritual; nada es material.


Debemos entender la diferencia que hay entre espiritual y material. Aquello que es material no presenta signos de vida, y aquello que es espiritual tiene todos los signos de la vida. Tanto los árboles del mundo espiritual como los del mundo material son entidades vivientes, pero en los árboles de aquí los signos de vida están ausentes. Un ser humano es una entidad viviente y los devotos del mundo espiritual también son entidades vivientes, pero en los seres humanos que no están conscientes de Kṛṣṇa los verdaderos signos de vida están ausentes.


En verdad, no existe ninguna otra conciencia que no sea la conciencia de Kṛṣṇa. Y esa conciencia es espiritual. Así pues, incluso mientras estemos en el mundo material, si simplemente aumentamos nuestra conciencia de Kṛṣṇa, viviremos en el mundo espiritual. Si vivimos en el templo, estamos viviendo en el mundo espiritual, porque en el templo no hay más ocupación que el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Existen muchísimas ocupaciones que se desempeñan para Kṛṣṇa. Aquellos que siguen estrictamente las regulaciones del proceso de conciencia de Kṛṣṇa viven de hecho en el mundo espiritual, no en el mundo material. Puede que pensemos que vivimos en Nueva York, Los Ángeles, o en alguna otra parte, pero de hecho vivimos en Vaikuṇṭha.


Es una cuestión de conciencia. Puede que un insecto se encuentre en el mismo asiento que el maestro espiritual, pero como el maestro espiritual tiene una conciencia desarrollada y el insecto no, son diferentes. Puede que estén sentados en el mismo lugar, pero el insecto sigue siendo un insecto, y el maestro espiritual sigue siendo el maestro espiritual. La posición en el espacio puede que permanezca igual, tal como nosotros permanecemos en el mundo material o en el mundo espiritual, pero si nuestra conciencia de Kṛṣṇa es fuerte, no estamos en el mundo material.


Así pues, la renunciación por sí sola, el simple hecho de abandonar las cosas mundanas, no es suficiente. Puede que la renunciación sea un proceso útil, pero no ayudará de un modo absoluto. Cuando aumentemos nuestro apego a Kṛṣṇa, nuestra renunciación será perfecta. A medida que aumentemos el apego a Kṛṣṇa, disminuirá automáticamente el apego al mundo material. El apego a Kṛṣṇa y al mundo material no pueden ir de la mano. Si una mujer está apegada a dos hombres —su esposo y su amante—, no puede mantener su apego a ambos. Su apego al amante aumentará. Aunque puede que ella trabaje muy bien en la casa de su esposo, su mente va a estar apegada a su amante, y pensará: «¿Cuándo llegará la noche, para reunirme con él?». De la misma manera, si aumentamos nuestro apego a Kṛṣṇa, el desapego o la renuncia al mundo material aparecerá de forma natural (bhaktiḥ pareśānubhavo viraktir anyatra ca, Bhāg. 11.2.42).


De modo que, Kuntīdevī ora a Kṛṣṇa pidiéndole que le otorgue la misericordia mediante la cual pueda estar apegada a Él. No podemos aumentar nuestro apego a Kṛṣṇa sin la misericordia de Kṛṣṇa. No podemos volvernos devotos sin la misericordia de Kṛṣṇa; por consiguiente, simplemente tenemos que servir a Kṛṣṇa, pues mediante el servicio se satisface a Kṛṣṇa.


Kṛṣṇa no requiere del servicio de nadie, pues Él es perfecto en Sí mismo. Sin embargo, si Le prestamos servicio sinceramente y de todo corazón, entonces, por Su misericordia, avanzaremos. Sevonmukhe hi jihvādau svayam eva sphuraty adaḥ. Dios se nos revelará. No podemos ver a Dios con nuestros torpes ojos. Entonces, ¿cómo podemos verlo? Premāñjana-cchurita-bhakti-vilocanena santaḥ sadaiva hrdayeṣu vilokayanti (Brahṁa-samhitā 5.38): Tenemos que ungir nuestros ojos con el ungüento del amor; así Kṛṣṇa Se nos revelará. Kṛṣṇa Se presentará de hecho ante nosotros.


Cuando Dhruva Mahārāja estaba realizando penitencia y meditando en la forma de Viṣṇu que se hallaba dentro de su corazón, la forma de Viṣṇu desapareció repentinamente, y su meditación se interrumpió. Al abrir los ojos, Dhruva Mahārāja vio de inmediato a Viṣṇu ante él. Al igual que Dhruva Mahārāja, nosotros siempre debemos pensar en Kṛṣṇa, y cuando alcancemos la perfección, veremos a Kṛṣṇa ante nosotros. Ése es el proceso. No debemos apresurarnos demasiado. Debemos esperar que llegue el momento oportuno. Claro que es bueno estar ansioso de ver a Kṛṣṇa, pero no debemos desanimarnos si no Lo vemos de inmediato. Si una mujer se casa y quiere un hijo de inmediato, se decepcionará. No es posible tener un hijo de inmediato. Ella tiene que esperar. De la misma manera, no podemos pretender que sólo porque nos ocupamos en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa podemos ver a Kṛṣṇa al instante. Pero debemos tener fe en que Lo veremos. Debemos tener fe firme en que, como estamos ocupados en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, podremos ver a Kṛṣṇa cara a cara. No debemos decepcionarnos. Simplemente debemos continuar con nuestras actividades conscientes de Kṛṣṇa, y llegará el momento en que veremos a Kṛṣṇa cara a cara, tal como Kuntīdevī Lo ve. No hay duda alguna de esto.


En el Bhagavad-gītā se afirma que incluso si a veces se observa que alguien tiene un comportamiento un poco malo, si se ocupa continuamente en el servicio de Kṛṣṇa, se le debe considerar santo. A veces a los devotos americanos o europeos se les crítica por cometer errores y no estar al nivel del sistema requerido para adorar a la Deidad tal como se practica en la India, pero aun así, de acuerdo con el Bhagavad-gītā, se les debe considerar santos. Debemos fijar nuestra mente en servir a Kṛṣṇa con sinceridad y dedicación, y entonces, incluso si hay algún error, Kṛṣṇa lo excusará. Rūpa Gosvāmī dice: tasmāt kenāpy upāyena manaḥ kṛṣṇe niveśayet: Primero debemos fijar nuestra mente en Kṛṣṇa, y luego la capacidad de seguir las demás reglas y regulaciones vendrá de modo natural. Al principio debemos tratar lo mejor que podamos de fijar nuestra mente en los pies de loto de Kṛṣṇa, y luego todo lo demás se volverá correcto automáticamente.

Kuntīdevī se dirige a Kṛṣṇa llamándolo Madhupati. Kṛṣṇa tiene miles de nombres, y el nombre Madhupati indica que Él mató al demonio Madhu. El estado de conciencia de Kṛṣṇa se dice que es como un río, pero no un río cualquiera. Es como el río Ganges, que es muy puro y está directamente relacionado con Kṛṣṇa. Kuntīdevī ora diciendo que así como el río Ganges fluye hacia el mar, que así mismo su atracción fluya incesantemente hacia los pies de loto de Kṛṣṇa. Eso se denomina ananya-bhakti, devoción pura. De esa manera, Kuntīdevī ora pidiendo que su atracción por Kṛṣṇa fluya sin impedimento.

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