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Capítulo 8

Visión de la forma universal

Después de este incidente, Vasudeva le pidió a Gargamuni, el sacerdote de su familia, que visitara la casa de Mahārāja Nanda para calcular astrológicamente la vida futura de Kṛṣṇa. Gargamuni era un gran sabio y santo que había llevado a cabo muchas austeridades y penitencias, y había sido nombrado sacerdote de la dinastía Yadu. Cuando Gargamuni llegó a la casa de Nanda Mahārāja, este se complació mucho al verlo, y se levantó inmediatamente con las manos juntas y le ofreció sus reverencias respetuosas. Nanda recibió a Gargamuni con el mismo sentimiento con que se adora a Dios o la Suprema Personalidad de Dios. Él le ofreció un cómodo asiento, y cuando se sentó, Nanda Mahārāja le ofreció una cálida recepción. Dirigiéndose a Gargamuni con gran cortesía, Nanda dijo: «Mi querido brāhmaṇa, tu aparición en la casa de un jefe de familia tiene por objeto únicamente otorgar la iluminación. Nosotros siempre nos entregamos a las actividades domésticas y olvidamos nuestro verdadero deber, que consiste en la autorrealización. Tu venida a nuestra casa es para darnos iluminación acerca de la vida espiritual. No es otro el propósito de tus visitas a los jefes de familia». En realidad, un brāhmaṇa o persona santa no tiene por qué visitar a jefes de familia, ocupados siempre en cuestiones de dinero. Y si alguien se pregunta por qué no van los jefes de familia a visitar a los brāhmaṇas o a las personas santas para obtener la iluminación, la respuesta es que ello se debe a que los jefes de familia son muy pobres de corazón. Generalmente, los jefes de familia piensan que su deber principal consiste en entregarse a resolver problemas familiares, y que la autorrealización o iluminación en el conocimiento espiritual es una cuestión secundaria. Los brāhmaṇas y las personas santas van a visitar a los jefes de familia a sus hogares, únicamente por compasión. 

Nanda Mahārāja se dirigió a Gargamuni como a una de las grandes autoridades en la ciencia astrológica. Las predicciones de la ciencia astrológica, tales como el anuncio de eclipses solares o lunares, son cálculos maravillosos; y mediante el estudio de esta ciencia en particular, se puede comprender muy claramente el futuro. Gargamuni era experto en este conocimiento, mediante el cual podemos comprender nuestras actividades pasadas; y por el resultado de esas actividades, uno puede sufrir o gozar en esta vida.


Nanda Mahārāja al dirigirse a Gargamuni, lo llamó también «el mejor de los brāhmaṇas». Un brāhmaṇa es alguien experto en el conocimiento acerca del Supremo. No es posible reconocer como brāhmaṇa a quien carece de conocimiento acerca del Absoluto Supremo. La palabra exacta que se utiliza a este respecto es brahmavidām, cuyo significado es «los que conocen muy bien al Supremo». Un brāhmaṇa experto es capaz de dar facilidades reformatorias a las subcastas, o sea, a los kṣatriyas y vaiśyas. Los śūdras no observan ninguna ceremonia reformatoria. Al brāhmaṇa se le considera el maestro espiritual o sacerdote del kṣatriya y del vaiśya. Nanda Mahārāja era un vaiśya, y aceptó a Gargamuni como un brāhmaṇa de primera clase. En consecuencia, Nanda le ofreció a Gargamuni sus dos hijos adoptivos —Kṛṣṇa y Balarāma— para que él los purificase. Nanda estuvo de acuerdo en que no solamente estos niños, sino todos los seres humanos, desde el momento de nacer, deben tener un maestro espiritual que sea un brāhmaṇa capacitado.


Ante aquella petición, Gargamuni respondió: «Vasudeva me ha enviado para que lleve a cabo las ceremonias reformatorias de estos niños, especialmente la de Kṛṣṇa. Yo soy su sacerdote familiar, e incidentalmente me parece que Kṛṣṇa es hijo de Devakī». Mediante sus cálculos astrológicos, Gargamuni pudo comprender que Kṛṣṇa era hijo de Devakī, y que se encontraba bajo el cuidado de Nanda Mahārāja, lo cual Nanda ignoraba. Indirectamente, Gargamuni dijo que tanto Kṛṣṇa como Balarāma eran hijos de Vasudeva. A Balarāma se le conocía como el hijo de Vasudeva, porque Rohiṇī, su madre, se encontraba allí presente, pero Nanda Mahārāja ignoraba la verdad acerca de Kṛṣṇa. Ahora, indirectamente, Gargamuni revelaba que Kṛṣṇa era hijo de Devakī. Gargamuni también le advirtió a Nanda Mahārāja que si él (Gargamuni) llevaba a cabo la ceremonia reformatoria, Kaṁsa, quien era muy pecador por naturaleza, comprendería que Kṛṣṇa era hijo de Vasudeva y Devakī. Aunque todo el mundo creía que el octavo hijo de Devakī fue una niña, de acuerdo con los cálculos astrológicos Devakī no podía concebir una niña. Fue así como Gargamuni le insinuó a Nanda Mahārāja que la niña era hija de Yaśodā y que Kṛṣṇa era hijo de Devakī, y que los habían cambiado. La niña, o sea, Durgā, le había informado también a Kaṁsa que el niño que lo mataría ya había nacido en algún otro lugar. Gargamuni afirmó: «Si le doy un nombre a tu hijo y Él cumple la profecía que la niña le hizo a Kaṁsa, es posible que este demonio pecaminoso venga a matar también a este niño después de la ceremonia de concesión del nombre. Yo no quiero hacerme responsable de todas estas calamidades futuras».


Al oír las palabras de Gargamuni, Nanda Mahārāja dijo: «Si hay tal peligro, mejor será no planear una ceremonia opulenta de concesión del nombre. Sería mejor que simplemente cantaras los himnos védicos y llevaras a cabo el proceso purificatorio. Nosotros pertenecemos a la casta de los que nacen dos veces, y yo deseo aprovechar tu presencia. Así pues, por favor, lleva a cabo la ceremonia de concesión del nombre sin ninguna pompa exterior». Nanda Mahārāja deseaba guardar en secreto la ceremonia de concesión del nombre, y al mismo tiempo aprovechar la oportunidad de que Gargamuni la ejecutara.


Cuando Nanda Mahārāja se lo solicitó tan ansiosamente, Gargamuni llevó a cabo la ceremonia de concesión del nombre lo más secretamente posible, en el cobertizo de las vacas de Nanda. El brāhmaṇa le informó a Nanda Mahārāja que Balarāma, el hijo de Rohiṇī, les daría mucho placer a los miembros de Su familia, por lo que lo llamarían Rāma. Y en el futuro sería extraordinariamente fuerte, por lo que lo llamarían Balarāma. Gargamuni dijo también: «Puesto que tu familia y la familia de los Yadus están relacionadas y atraídas tan íntimamente, Su nombre será también Saṅkarṣaṇa». Esto significa que Gargamuni le dio tres nombres al hijo de Rohiṇī: Balarāma, Saṅkarṣaṇa y Baladeva. Pero Gargamuni tuvo el cuidado de no revelar que Balarāma también había aparecido en el vientre de Devakī, y que subsecuentemente fue transferido al vientre de Rohiṇī. Kṛṣṇa y Balarāma son hermanos verdaderos, pues ambos son originalmente hijos de Devakī.


Luego, Gargamuni le informó a Nanda Mahārāja: «En lo que concierne a tu hijo, Su piel ha tenido diferentes colores en los distintos yugas (milenios). Primero asumió el color blanco, luego el color rojo, después el color amarillo, y ahora Él ha asumido el color negro, Además de eso, Él fue con anterioridad hijo de Vasudeva, por lo que Su nombre será tanto Vāsudeva como Kṛṣṇa. Algunos lo llamarán Kṛṣṇa, y otros lo llamarán Vāsudeva. Pero hay algo que debes saber: este niño ha tenido muchos, muchos otros nombres y actividades, debido a Sus diferentes pasatiempos».


Gargamuni también le dio a Nanda Mahārāja una indicación del futuro, al decirle que a su hijo se le llamaría Giridhāri por Su excepcional pasatiempo de levantar la colina Govardhana. Puesto que podía comprender todo lo pasado y todo lo futuro, Gargamuni dijo: «Yo sé todo acerca de Sus actividades y de Su nombre, pero los demás lo ignoran. Este niño dará mucho placer a todos los pastores de vacas y a las vacas. Él será muy popular en Vṛndāvana, y será para ustedes la causa de toda buena fortuna. Gracias a Su presencia, ustedes superarán toda clase de calamidades materiales a pesar de los elementos contrarios que se presenten».


Gargamuni continuó: «Mi querido rey de Vraja, este niño, en Sus nacimientos anteriores, ha protegido muchas veces de los bribones y ladrones a las personas justas, siempre que ha habido trastornos políticos. Tu hijo es tan poderoso, que quienquiera que se convierta en su devoto, jamás será molestado por sus enemigos. Así como el Señor Viṣṇu protege siempre a los semidioses, Nārāyaṇa, la Suprema Personalidad de Dios, protegerá siempre a los devotos de tu hijo. Este niño crecerá en poder, belleza, opulencia —en todo— hasta el nivel de Nārāyaṇa, la Suprema Personalidad de Dios. Así pues, te aconsejo que lo protejas cuidadosamente, de modo que Él pueda crecer sin perturbación».
Gargamuni le dijo además a Nanda Mahārāja que por ser un gran devoto de Nārāyaṇa, el Señor Nārāyaṇa le había dado un hijo igual a Él. Y al mismo tiempo le indicó. «Tu hijo será molestado por muchos demonios, ten cuidado y protégelo». Fue así como Gargamuni convenció a Nanda Mahārāja de que Nārāyaṇa Mismo se había convertido en hijo suyo. De diversas maneras, él le describió las cualidades trascendentales de su hijo. Después de dar esta información, Gargamuni regresó a su casa. Y Nanda Mahārāja, muy satisfecho de haber recibido aquella bendición, pensó que él era la más afortunada de todas las personas.


Poco después de este incidente, Balarāma y Kṛṣṇa comenzaron a gatear apoyándose en Sus manos y rodillas. Al gatear de esa manera, Ellos complacían a Sus madres. Las campanillas que estas habían atado a sus cinturas y tobillos, producían un sonido fascinante cuando Ellos se desplazaban de manera muy agradable de un lugar a otro. Algunas veces, tal como niños ordinarios, Balarāma y Kṛṣṇa se espantaban ante la presencia de otras personas y solían correr rápidamente a buscar protección en Sus madres. Y otras veces solían dejarse caer en el lodo y la greda de Vṛndāvana, presentándose después ante Sus madres cubiertos de barro y azafrán. En realidad, sus madres los ungían con azafrán y pasta de sándalo, pero, después de gatear en el lodo, solían quedar simultáneamente cubiertos de barro. Tan pronto como Ellos llegaban gateando ante Sus madres, Yaśodā y Rohiṇī los tomaban en sus regazos y, después de cubrir la parte inferior de sus sārīs, dejaban que ellos mamasen de sus pechos.. Cuando los niños mamaban de sus pechos, ellas solían ver Sus dientecillos que brotaban. Aquello intensificaba la alegría de ver crecer a sus hijos. Algunas veces, esas traviesas criaturas gateaban hasta el cobertizo de las vacas, cogían la cola de un ternero y se ponían de pie. Los terneros, perturbados, corrían inmediatamente de un lado para otro, arrastrando a Kṛṣṇa y a Balarāma entre el barro y el estiércol de vaca. Yaśodā y Rohiṇī llamaban a sus vecinas y amigas, las gopīs para que vieran la diversión. Las gopīs, al ver estos pasatiempos de la niñez del Señor Kṛṣṇa, solían sumergirse en una bienaventuranza trascendental, y en su alegría reían fuertemente.


Tanto Kṛṣṇa como Balarāma eran tan inquietos, que Sus madres, Yaśodā y Rohiṇī, tenían que protegerlos de las vacas, los toros, los monos, los perros, el agua, el fuego y las aves, mientras se ocupaban de sus quehaceres domésticos. Siempre ansiosas de proteger a los niños y de cumplir con sus deberes, Yaśodā y Rohiṇī nunca estaban muy tranquilas. En muy poco tiempo, Kṛṣṇa y Balarāma comenzaron a pararse y moverse ligeramente sobre Sus piernas. Cuando Kṛṣṇa y Balarāma comenzaron a caminar, otros niños de la misma edad se unían a Ellos, y juntos daban a las gopīs el más elevado placer trascendental, específicamente a Rohiṇī y madre Yaśodā.


Todas las gopīs amigas de Yaśodā y Rohiṇī disfrutaban de las travesuras infantiles de Kṛṣṇa y Balarāma en Vṛndāvana. Y, con el fin de obtener una mayor bienaventuranza trascendental, todas ellas se reunían e iban ante madre Yaśodā a presentar sus quejas en contra de esos inquietos niños. Cuando Kṛṣṇa se sentaba ante madre Yaśodā, todas las gopīs de mayor edad se quejaban de Él en voz alta, de modo que Kṛṣṇa pudiese oír. Las gopīs decían: «Querida Yaśodā, ¿por qué no restringes las actividades de tu travieso Kṛṣṇa? Él viene a nuestras casas en compañía de Balarāma todas las mañanas y tardes, y antes del ordeño sueltan a los terneros, y estos beben toda la leche de las vacas. Cuando nosotros vamos a ordeñar las vacas, ya no hay leche, y tenemos que regresar con las ollas vacías. Y si les advertimos a Kṛṣṇa y a Balarāma respecto a eso, Ellos solo sonríen encantadoramente. No podemos hacer nada. Además, tú Kṛṣṇa y Balarāma encuentran gran placer robando nuestra reserva de yogur y mantequilla de todos los lugares en que los guardamos. Y cuando los sorprendemos robando, Ellos dicen: “¿Por qué nos acusan de robo? ¿Creen que en nuestra casa hay escasez de yogur y mantequilla?”. Algunas veces, ellos roban mantequilla, yogur y leche y los reparten entre los monos; y cuando los monos están bien alimentados y dejan de comer, entonces tus niños dicen despectivamente: “Esta leche, este yogur y esta mantequilla no sirven; ni siquiera los monos los toman”. Y entonces rompen las ollas y las arrojan por todas partes. Si nosotras escondemos nuestra reserva de leche, yogur y mantequilla en algún lugar oscuro y solitario, tu Kṛṣṇa y Balarāma la encuentran en la oscuridad, gracias a la refulgencia brillante de las joyas y ornamentos que hay sobre Sus cuerpos. Y si por casualidad no encuentran la mantequilla y el yogur, pellizcan a nuestros pequeños hijos, los hacen llorar y luego se van. Si colgamos del techo nuestra reserva de yogur y mantequilla, aunque esté fuera de Su alcance, Ellos encuentran la forma de llegar hasta ella apilando toda clase de cajas de madera sobre el molino. Y si no logran alcanzarla, abren un agujero en la olla. Por consiguiente, creemos que es mejor que les quites las joyas que adornan Sus cuerpos».


Al oír esto, Yaśodā solía decir: «Muy bien; le quitaré a Kṛṣṇa las joyas para que ya no vea en la oscuridad la mantequilla escondida». Y las gopīs respondían: «No, no; no lo hagas. ¿De qué serviría que le quitaras las joyas? No sabemos qué clase de niños son Estos, pero hasta sin ornamentos despiden una cierta refulgencia que les permite ver todo en la oscuridad». Entonces, madre Yaśodā les decía: «Muy bien, guarden cuidadosamente su reserva de yogur y mantequilla, de manera que Ellos no puedan encontrarla». Y las gopīs contestaban: «Sí, en realidad eso es lo que hacemos; pero como algunas veces estamos ocupadas en nuestros deberes domésticos, estos niños traviesos entran a nuestras casas de una manera u otra y lo echan todo a perder. A veces, cuando no pueden robarse nuestra reserva de mantequilla y yogur, furiosos, orinan y escupen en el suelo limpio. Mira ahora a tu niño; Él está oyendo nuestras quejas. Todo el día, Ellos tratan de robarse nuestra mantequilla y nuestro yogur, y ahora están sentados como unos niños muy buenos y silenciosos. Tan solo ved Su cara». Después de oír todas las quejas, madre Yaśodā pensó en castigar a su hijo, pero, sonriendo, no lo hizo cuando vio la lastimosa expresión de Kṛṣṇa.


Otro día, en el que Kṛṣṇa y Balarāma jugaban juntos con Sus amigos, todos los niños se unieron a Balarāma, y juntos le dijeron a Yaśodā que Kṛṣṇa había comido barro. Al oír aquello, madre Yaśodā cogió a Kṛṣṇa de la mano, y Kṛṣṇa, sintiendo mucho temor de Su madre, la miró a la cara de una manera muy atractiva. Ella le dijo: «Querido Kṛṣṇa, ¿por qué has comido tierra en un lugar solitario? Mira, todos Tus amigos, incluyendo a Balarāma, se quejan de ti». Temeroso de Su madre, Kṛṣṇa respondió. «Mi querida madre, todos estos niños, incluyendo a Balarāma, mi hermano mayor, te han mentido en contra Mía. Jamás he comido barro. Hoy, jugando conmigo, Mi hermano mayor Balarāma se enojó, y por eso se ha unido a los otros niños para quejarse de Mí. Todos se han puesto de acuerdo para acusarme, de modo que así tú te enojes y Me castigues. Si crees que ellos dicen la verdad, entonces puedes mirar dentro de Mi boca para que veas si he comido o no barro». Yaśodā contestó. «Muy bien, si en verdad no has comido barro, entonces tan solo abre Tu boca para que yo vea».


Cuando Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, recibió esa orden de Su madre, abrió Su boca inmediatamente, tal como un niño ordinario. Y, entonces, madre Yaśodā vio dentro de esa boca la opulencia completa de la creación; ella vio todo el espacio sideral en todas las direcciones, las montañas, las islas, los océanos, los mares, los planetas, el aire, el fuego, la Luna y las estrellas; junto con la Luna y las estrellas, ella vio también todos los elementos, el agua, el cielo, la inmensa existencia etérea junto con el ego total y los productos de los sentidos, y al controlador de los sentidos; todos los semidioses, los objetos de los sentidos (el sonido, el olor, etc.) y las tres cualidades de la existencia material. Yaśodā también pudo percibir dentro de la boca del Señor a todas las entidades vivientes, al tiempo eterno, la naturaleza material, la naturaleza espiritual, la actividad, la conciencia y las diferentes formas de toda la creación. Yaśodā encontró en la boca de su niño todo lo necesario para la manifestación cósmica. Dentro de Su boca, ella también se vio a sí misma teniendo a Kṛṣṇa en su regazo y amamantándolo con su pecho. Al ver todo esto Yaśodā quedó sobrecogida de temor reverencial, y comenzó a preguntarse si soñaba o si en verdad presenciaba algo extraordinario, ella concluyó que estaba, o soñando, o viendo el juego de la energía ilusoria de la Suprema Personalidad de Dios. Al ver todas aquellas cosas tan maravillosas, ella pensó que se había vuelto loca o que estaba trastornada mentalmente, y luego pensó: «Es posible que sea un poder místico cósmico alcanzado por mi niño, y por lo tanto, yo estoy perpleja ante esas visiones que aparecen dentro de Su boca. Séame permitido ofrecerle mis reverencias respetuosas a la Suprema Personalidad de Dios, que está más allá de las expresiones de la conciencia, la mente, las palabras o las especulaciones filosóficas, y bajo cuya energía se conciben el concepto material del yo y el de las posesiones. Todo, tanto lo manifestado como lo no manifestado, no es más que un producto de Sus diversas energías». Luego, ella dijo: «Séame permitido ofrecerle mis reverencias respetuosas a Él, cuya energía ilusoria me hace pensar que Nanda Mahārāja es mi marido y que Kṛṣṇa es mi hijo, que todo lo que Nanda Mahārāja posee me pertenece, y que todos los pastores y pastoras de vacas son mis súbditos. Todo este falso concepto se debe a la energía ilusoria del Señor Supremo. Así pues, permítaseme implorarle que me proteja siempre».


Mientras madre Yaśodā pensaba tan profunda y filosóficamente, el Señor Kṛṣṇa expandió de nuevo Su energía interna tan solo para confundirla con afecto maternal. Madre Yaśodā olvidó inmediatamente todas sus especulaciones filosóficas, y aceptó a Kṛṣṇa como su propio hijo, llevándolo a su regazo y llenándose de afecto maternal. Yaśodā se puso a pensar: «Kṛṣṇa no puede ser entendido por las masas mediante el burdo proceso del conocimiento, pero Él puede ser recibido a través de los Upaniṣads y el Vedānta, o a través del sistema de yoga místico o la filosofía Saṅkhya». Ella comenzó a pensar en la Suprema Personalidad de Dios como su propio hijo.


Indudablemente, madre Yaśodā había llevado a cabo muchas y muchas actividades piadosas, como resultado de las cuales obtuvo a la Verdad Absoluta, la Suprema Personalidad de Dios, en carácter de hijo suyo que mamaba de su pecho. De igual manera, Nanda Mahārāja debió haber ejecutado muchos grandes sacrificios y obras piadosas para que el Señor Kṛṣṇa se convirtiera en su hijo y se dirigiera a él como Su padre. Pero lo sorprendente es que Vasudeva y Devakī no disfrutaron de la bienaventuranza trascendental de los pasatiempos infantiles de Kṛṣṇa, aunque Él era su hijo verdadero. Incluso hoy en día, muchos sabios y personas santas glorifican los pasatiempos infantiles de Kṛṣṇa, pero Vasudeva y Devakī no pudieron tener la fortuna de disfrutarlos personalmente. Śukadeva Gosvāmī le explicó a Mahārāja Parīkṣit la razón de este hecho, de la manera que sigue.


Cuando el Señor Brahmā les ordenó a Droṇa, el mejor entre los Vasus, y a la esposa de este, Dharā, que aumentaran la progenie, estos le dijeron a Brahmā: «Amado padre, estamos procurando tu bendición». Droṇa y Dharā recibieron entonces de Brahmā la bendición de que en el futuro, cuando volviesen a nacer en el universo, Kṛṣṇa, el Señor Supremo, en Su más atractiva característica —como niño— absorbería toda su atención. Sus tratos con Kṛṣṇa serían tan poderosos, que simplemente por oír hablar de las actividades de la infancia de Kṛṣṇa con ellos, cualquier persona podría cruzar fácilmente la nesciencia del nacimiento y la muerte. El Señor Brahmā accedió a concederles la bendición, y, como resultado de la misma, Droṇa y Dharā aparecieron en Vṛndāvana como Nanda Mahārāja y su esposa, madre Yaśodā.


De esta manera, Nanda Mahārāja y madre Yaśodā, su esposa, desarrollaron su inmaculada devoción por la Suprema Personalidad de Dios, habiéndolo obtenido como su hijo. Y todas las gopī y todos los pastores de vacas que eran asociados de Kṛṣṇa, desarrollaron naturalmente sus propios y variados sentimientos amorosos hacia el Señor.


Por lo tanto, con el único propósito de cumplir la bendición de Brahmā, el Señor Kṛṣṇa, junto con Balarāma, Su expansión plenaria, apareció y ejecutó toda clase de pasatiempos infantiles, para aumentar el placer trascendental de todos los residentes de Vṛndāvana.


Así termina el significado de Bhaktivedanta, del capítulo octavo del libro Kṛṣṇa, titulado: «Visión de la forma universal».

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