Capítulo 84
Las ceremonias de sacrificio realizadas por Vasudeva
Entre las mujeres presentes en Kurukṣetra durante el eclipse de Sol, se encontraban Kuntī, Gāndharī, Draupadī, Subhadrā y las reinas de muchos otros reyes, así como las gopīs de Vṛndāvana. Mientras las diferentes reinas del Señor Kṛṣṇa relataban cómo el Señor Kṛṣṇa se había casado con ellas y las había aceptado como esposas, todas las mujeres de la dinastía Kuru quedaron pasmadas de asombro. Ellas se llenaron de admiración al ver cómo todas las reinas de Kṛṣṇa estaban apegadas a Él con amor y afecto. Cuando oyeron de la intensidad del amor y afecto que por Kṛṣṇa sentían las reinas, no pudieron evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.
Mientras las mujeres se dedicaban a conversar entre ellas y los hombres se encontraban igualmente dedicados a conversar, llegaron allí de todas las direcciones y con el propósito de ver al Señor Kṛṣṇa y a Balarāma, casi todos los sabios y ascetas importantes. Los sabios principales eran: Kṛṣṇa-dvaipāyana, Vyāsa, el gran sabio Nārada, Cyavana, Devala, Asita, Viśvāmitra, Śatānanda, Bharadvāja, Gautama, y el Señor Paraśurāma juntamente con sus discípulos: Vasiṣṭha, Gālava, Bhṛgu, Pulastya, Kaśyapa, Atri, Mārkaṇḍeya, Bhṛhaspati, Dvita, Trita, Ekata; los cuatro Kumāras, hijos de Brahmā —Sanaka, Sanandana, Sanātana y Sanat-kumāra—; Aṅgirā y Agastya, Yājñavalkya y Vāmadeva.
Tan pronto como los sabios y ascetas llegaron, todos los reyes, entre ellos Mahārāja Yudhiṣṭhira y los Pāṇḍavas, y el Señor Kṛṣṇa y Balarāma, se levantaron de inmediato de sus asientos y ofrecieron sus respetos, postrándose ante los sabios, respetados universalmente. Después de eso, los sabios fueron adecuadamente recibidos, ofreciéndoles asientos, y agua para lavarse los pies. Se les regalaron frutas apetitosas, guirnaldas de flores, incienso y pasta de sándalo, y todos los reyes, encabezados por Kṛṣṇa y Balarāma, adoraron a los sabios de acuerdo con las reglas y regulaciones védicas. Cuando todos los sabios se encontraban sentados cómodamente, el Señor Kṛṣṇa, quien descendió para proteger la religión, comenzó a hablarles en nombre de todos los reyes. Cuando Kṛṣṇa comenzó a hablar, todos hicieron silencio, pues anhelaban oír y entender Sus palabras de bienvenida a los sabios.
El Señor Kṛṣṇa dijo lo siguiente: «¡Todas las glorias a los sabios y ascetas reunidos! Hoy sentimos todos que nuestras vidas han logrado el éxito. Hoy hemos alcanzado la meta que se desea en la vida, pues estamos viendo ahora, cara a cara, a todos los excelsos y liberados sabios y ascetas, a quienes incluso los grandes semidioses de los cielos desean ver. Las personas que son neófitas en el servicio devocional y que simplemente ofrecen sus respetuosas reverencias a la Deidad del templo, pero que no pueden percibir que el Señor se encuentra situado en el corazón de todos, así como aquellos que simplemente adoran a diferentes semidioses para cumplir sus propios deseos lujuriosos, son incapaces de entender la importancia de estos sabios. Ellos no pueden aprovecharse de recibir a estos sabios viéndolos con sus ojos, tocándoles sus pies de loto, preguntándoles por su bienestar o adorándolos diligentemente».
Los devotos neófitos y los ritualistas no pueden entender la importancia que tienen los grandes mahātmās. Ellos van al templo como una cuestión de formalidad, y ofrecen sus respetuosas reverencias a la Deidad. Mas cuando uno es promovido a la plataforma siguiente de la conciencia trascendental, se puede entender la importancia de los mahātmās y devotos, y en esa etapa el devoto trata de complacerlos. Por consiguiente, el Señor Kṛṣṇa dijo que el neófito no puede comprender la importancia de los grandes sabios, devotos y ascetas.
Kṛṣṇa continuó: «Uno no puede purificarse por viajar a los lugares sagrados de peregrinaje y bañarse allí, ni por ver a las Deidades de los templos. Pero si acaso uno se encuentra con un gran devoto, un mahātmā que sea representante de la Personalidad de Dios, uno se purifica de inmediato. Para purificarse, existe la disposición de adorar el fuego, el Sol, la Luna, la Tierra, el agua, el aire, el cielo y la mente. Mediante la adoración de todos los elementos y sus deidades regentes, uno puede liberarse de la influencia de la envidia, pero todos los pecados de una persona envidiosa pueden anularse de inmediato, simplemente por servir a una gran alma.
Mis queridos y reverenciados sabios y respetables reyes, he de hacerles saber que una persona que acepta que este cuerpo material hecho de tres elementos —moco, bilis y aire— es su propio ser, que considera que su familia y sus parientes le pertenecen, y que acepta las cosas materiales como dignas de adoración, o que visita los sagrados lugares de peregrinaje para solo bañarse allí, pero que nunca se asocia con grandes personalidades, sabios o mahātmās, una persona así, aunque posea la forma de un ser humano, no es más que un animal, como un asno».
Mientras la autoridad suprema, el Señor Kṛṣṇa, hablaba así con extrema gravedad, todos los sabios y ascetas permanecieron en absoluto silencio. Ellos se maravillaron al oírlo hablar la filosofía absoluta de la vida de una manera tan concisa. A menos que uno se encuentre muy avanzado en cuanto a conocimiento, uno cree que su cuerpo es su yo, que sus parientes son sus deudos y amigos, y que la tierra donde nació es digna de adoración. A partir de este concepto de la vida, ha brotado la ideología moderna del nacionalismo. El Señor Kṛṣṇa condenó esas ideas, y también condenó a las personas que se toman la molestia de ir a los sagrados lugares de peregrinaje para solo darse un baño y regresarse, sin aprovechar la oportunidad para asociarse con los grandes devotos y mahātmās que viven allí. Esas personas se asemejan al animal más tonto, el asno. Todos los que escucharon el discurso del Señor Kṛṣṇa lo analizaron durante algún tiempo, y concluyeron que el Señor Kṛṣṇa era en realidad la Suprema Personalidad de Dios, que desempeñaba el papel de un ser humano ordinario, el cual es forzado a adoptar un cierto tipo de cuerpo como resultado de las reacciones a sus pasadas acciones. Él estaba ejecutando ese pasatiempo como un ser humano ordinario, simplemente para enseñarle a la gente en general cómo ha de vivir para lograr la perfección de la misión humana.
Habiendo concluido que Kṛṣṇa era la Suprema Personalidad de Dios, los sabios comenzaron a hablarle de la siguiente manera: «Querido Señor, se supone que nosotros, los líderes de la sociedad humana, poseemos la filosofía correcta de la vida; aun así, nos vemos confundidos por el hechizo de Tu energía externa. Nos sorprende ver Tu comportamiento, que es igual al de un ser humano ordinario, y que encubre Tu verdadera identidad como la Suprema Personalidad de Dios; por lo tanto, consideramos que Tus pasatiempos son absolutamente maravillosos.
»Querido Señor nuestro, Tú creas, mantienes y aniquilas toda la manifestación cósmica de los diferentes nombres y formas, mediante Tu propia energía, de la misma manera en que la Tierra crea muchas formas de piedra, árboles, y otras variedades de nombres y formas, y, aun así, permanece igual. Si bien Tú creas variedades de manifestaciones a través de Tu energía, no eres afectado por todas esas acciones. Querido Señor nuestro, nos quedamos simplemente pasmados al ver Tus acciones maravillosas. Si bien Tú eres trascendental a toda esta creación material, y eres el Señor Supremo y la Superalma de todas las entidades vivientes, aun así apareces en esta Tierra mediante Tu potencia interna, para proteger a Tus devotos y destruir a los herejes. Mediante esa aparición Tú restableces los principios de la religión eterna, que la sociedad humana olvida debido a la larga asociación con la energía material. Querido Señor nuestro, Tú eres el creador de las órdenes sociales y posiciones espirituales de la sociedad humana, establecidas de acuerdo con las cualidades y el trabajo; y cuando esas órdenes sociales son desorientadas por personas sin escrúpulos, Tú apareces y las pones en orden.
»Querido Señor, el conocimiento védico es la representación de Tu corazón puro. Las austeridades, el estudio de los Vedas y los trances de la meditación, conducen a diferentes revelaciones de Tu ser en Tus aspectos manifestados y no manifestados. El mundo fenomenal por entero es una manifestación de Tu energía impersonal, pero Tú Mismo, como la original Personalidad de Dios, te encuentras allí no manifiesto. Tú eres el Alma Suprema, el Brahman Supremo. Por lo tanto, las personas que pertenecen a la cultura brahmínica, pueden entender la verdad acerca de Tu forma trascendental. Así pues, Tú siempre respetas a los brāhmaṇas y, por ello, eres considerado el mejor de todos los seguidores de la cultura brahmínica. Tú eres conocido, por lo tanto, como brahmaṇya-deva. Querido Señor nuestro, Tú eres la última palabra en cuanto a buena fortuna, y el último recurso de todas las personas santas; por lo tanto, todos nosotros consideramos que hemos alcanzado la perfección de nuestra vida, educación, austeridad, y de nuestra adquisición de conocimiento trascendental, al reunirnos contigo. De hecho, Tú eres la meta última de todos los logros trascendentales.
»Querido Señor nuestro, no existe fin a Tu ilimitado conocimiento. Tu forma es trascendental, y existe eternamente con bienaventuranza y conocimiento plenos. Tú eres la Suprema Personalidad de Dios, el Brahman Supremo, el Alma Suprema. Como te encuentras cubierto por el hechizo de Tu potencia interna, yogamāyā, ahora te encuentras encubriendo temporalmente Tus ilimitadas potencias, pero aun así podemos entender cuál es Tu excelsa posición, y por lo tanto, todos nosotros te ofrecemos nuestras respetuosas reverencias. Querido Señor, Tú estás disfrutando de Tus pasatiempos en el papel de un ser humano, encubriendo Tu verdadera naturaleza de poseedor de opulencia trascendental. Por lo tanto, todos los reyes que se encuentran aquí presentes, incluso los miembros de la dinastía Yadu, que constantemente se relacionan contigo, comen contigo y se sientan contigo, no pueden entender que Tú eres la causa original de todas las causas, y el alma de todos, la causa original de toda creación.
»Cuando una persona sueña de noche, acepta como reales las figuras alucinatorias creadas por el sueño, y el cuerpo imaginario del sueño se acepta como el verdadero cuerpo de uno. Por momentos, uno olvida que, además del cuerpo creado por la alucinación, hay otro cuerpo, real, en el estado despierto. De forma similar, también en el estado despierto la confundida alma condicionada considera que el disfrute sensual es la verdadera felicidad.
»Mediante el proceso de disfrute de los sentidos del cuerpo material, el alma espiritual es cubierta, y su conciencia se contamina materialmente. El hecho de que uno no pueda comprender a la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, se debe a la conciencia material. Todos los grandes yogīs místicos se esfuerzan por despertar su conciencia de Kṛṣṇa, mediante la práctica madura del sistema de yoga y, así pues, logran entender Tus pies de loto, y meditan en Tu forma trascendental. De esa forma, el resultado acumulado de las actividades pecaminosas queda contrarrestado. Se dice que el agua del Ganges puede aniquilar grandes cantidades de las acciones pecaminosas de una persona, pero el agua del Ganges es gloriosa debido solo a Tus pies de loto. El agua del Ganges fluye como transpiración de los pies de loto de Vuestra Señoría. Y todos nosotros somos tan afortunados que hoy hemos podido ver directamente Tus pies de loto. Querido Señor, somos todos almas rendidas, devotos de Vuestra Señoría; por lo tanto, por favor sé bondadoso y otórganos Tu misericordia sin causa. Sabemos bien que las personas que se han liberado mediante la ocupación constante en Tu servicio devocional, ya no se encuentran contaminadas por las modalidades materiales de la naturaleza; por ello, han adquirido el derecho de ser promovidas al reino de Dios que se encuentra en el mundo espiritual».
Después de ofrecerle al principio oraciones al Señor Kṛṣṇa, los sabios reunidos quisieron pedir el permiso del rey Dhṛtarāṣṭra y del rey Yudhiṣṭhira, y luego partir hacia sus respectivos āśramas. Sin embargo, en ese momento, Vasudeva, el padre del Señor Kṛṣṇa y el más célebre de todos los hombres piadosos, se acercó a los sabios, y con gran humildad ofreció sus respetos, cayendo a sus pies. Vasudeva dijo: «Mis queridos y grandiosos sabios, ustedes son más respetados que los semidioses. Por lo tanto, yo les ofrezco mis respetuosas reverencias. Quisiera que aceptaran, si así lo desean, mi único pedido. Habré de considerar una gran bendición, el que ustedes tengan la bondad de explicar cuál es la suprema actividad fruitiva mediante la cual uno puede contrarrestar las reacciones de todas las demás actividades».
El gran sabio Nārada era el líder de todos los sabios allí presentes. Por lo tanto, él comenzó a hablar. «Mis queridos sabios, dijo él, no es muy difícil entender que debido a su gran bondad y sencillez, Vasudeva, que se ha convertido en el padre de la Personalidad de Dios al recibir a Kṛṣṇa como hijo, sienta inclinación de preguntarnos por su bienestar. Se dice que la familiaridad genera desdén. De ahí que Vasudeva, por tener a Kṛṣṇa como hijo, no ve a Kṛṣṇa con respeto y veneración. Algunas veces se observa que las personas que viven en la ribera del Ganges no consideran que este es muy importante, y que se van a un sitio lejano para bañarse en un lugar de peregrinaje. Ya que el Señor Kṛṣṇa, cuyo conocimiento nunca es superado bajo ninguna circunstancia, se encuentra presente personalmente, no es necesario que Vasudeva nos pida instrucción.
»El Señor Kṛṣṇa no es afectado por el proceso de la creación, manutención y aniquilación; Su conocimiento nunca es influenciado por ningún agente más allá de Sí Mismo. Él no se agita con la interacción de las cualidades materiales, que cambian las cosas con las fuerzas del tiempo. Su forma trascendental está llena de conocimiento que nunca se agita por la ignorancia, el orgullo, el apego, la envidia, ni por el disfrute sensual. Su conocimiento no se encuentra nunca sujeto a las leyes del karma, que se refieren a las actividades piadosas o impías; ni tampoco se encuentra influenciado por las tres modalidades de la energía material. Nadie es más grande ni igual que Él, pues Él es la autoridad suprema, la Personalidad de Dios.
»El condicionado ser humano ordinario puede que piense que el ama condicionada, que se encuentra cubierta por sus sentidos, mente e inteligencia materialista, es igual a Kṛṣṇa, pero el Señor Kṛṣṇa es tal como el Sol, que si bien algunas veces puede que parezca estar cubierto por la nube, la nieve, la neblina o por otros planetas, nunca lo está en realidad. Cuando esas influencias cubren los ojos de los hombres poco inteligentes, estos creen que el Sol no está visible. De forma similar, las personas que se encuentran influenciadas por los sentidos, y que están adictas al disfrute material, no pueden tener una visión clara de la Suprema Personalidad de Dios».
Los sabios presentes comenzaron entonces a hablarle a Vasudeva en presencia del Señor Kṛṣṇa, Balarāma y muchos otros reyes, y, tal como lo había pedido, le dieron sus instrucciones: «Para contrarrestar la reacción del karma, o los deseos que lo impulsan a uno hacia las actividades fruitivas, se deben ejecutar los sacrificios prescritos, destinados a la adoración del Señor Viṣṇu con fe y devoción. El Señor Viṣṇu es el beneficiario de los resultados de todas las ejecuciones de sacrificios. Grandes personalidades y sabios, que han alcanzado la suficiente experiencia de poseer la visión de las tres fases del elemento tiempo —pasado, presente y futuro— y aquellos que pueden ver todo claramente a través de los ojos de las Escrituras reveladas, han recomendado unánimemente que, para purificar el polvo de la contaminación material que se ha acumulado en el corazón, y para abrir el sendero de la liberación y así alcanzar la dicha trascendental, uno tiene que complacer al Señor Viṣṇu. Esta adoración de la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Viṣṇu, quien es conocido como Puruṣottama, la persona original, se recomienda como el único sendero auspicioso para todos aquellos integrantes de las diferentes órdenes sociales (brāhmaṇa, kṣatriya y vaiśya), que viven como personas casadas.
»Todas las almas condicionadas que se encuentran en este mundo material, tienen deseos profundamente enraizados de enseñorearse de los recursos de la naturaleza material. Todos quieren acumular riquezas, todos quieren disfrutar de la vida al máximo, todos quieren tener una esposa, un hogar e hijos, y todos quieren ser felices en este mundo y ser elevados a los planetas celestiales en la otra vida. Pero esos deseos son las causas del cautiverio material de uno. Por lo tanto, para liberarse de ese cautiverio, uno tiene que sacrificar sus riquezas, honestamente ganadas, en pos de la satisfacción del Señor Viṣṇu.
»El único proceso para contrarrestar toda clase de deseos materiales, es dedicarse al servicio devocional del Señor Viṣṇu. De esa forma, una persona autocontrolada, incluso mientras participa en la vida familiar, debe abandonar las tres clases de deseos materiales: el deseo de adquisición de opulencias materiales, el disfrute de esposa e hijos, y el querer ser elevado a los planetas superiores. Finalmente puede abandonar la vida familiar y adoptar la orden de vida de renuncia, dedicándose por completo al servicio devocional del Señor. Todo el mundo, incluso los que han nacido en un nivel de vida superior, como brāhmaṇa, kṣatriya o vaiśya, se encuentra indudablemente endeudado con los semidioses, con los sabios, con los antepasados, con las entidades vivientes, etc., y para liquidar todas esas deudas, uno tiene que realizar sacrificios, estudiar la literatura védica y engendrar niños dentro de una vida familiar religiosa. Si uno de alguna manera adopta la orden de vida de renuncia sin pagar esa deuda, con toda certeza cae de su posición. Hoy tú has liquidado ya tus deudas con tus antepasados y con los sabios. Ahora, mediante la ejecución de sacrificios, puedes liberarte de la deuda con los semidioses, y así refugiarte por completo en la Suprema Personalidad de Dios. Mi querido Vasudeva, ya tú has realizado indudablemente muchas actividades piadosas en tus vidas previas. De lo contrario, ¿cómo podrías ser el padre de Kṛṣṇa y Balarāma, la Suprema Personalidad de Dios?».
El santo Vasudeva, después de escuchar a todos los sabios, les ofreció sus respetuosas reverencias a sus pies de loto. De esa forma él complació a los sabios, y luego decidió que ejecutaran los yajñas. Cuando los sabios fueron elegidos como los sacerdotes de los sacrificios, ellos a su vez también indujeron a Vasudeva para que reuniera los enseres que se requerían para ejecutar los yajñas en ese lugar de peregrinaje. Así pues, Vasudeva fue persuadido a que comenzara a ejecutar los yajñas, y todos los miembros de la dinastía Yadu ejecutaron sus baños, se vistieron muy hermosamente y se adornaron bellamente, y se enguirnaldaron con flores de loto. Las esposas de Vasudeva, vestidas con una hermosa ropa y ornamentos y collares de oro, se acercaron a la arena del sacrificio, llevando en sus manos los artículos que se tenían que ofrecer en el sacrificio.
Cuando todo se encontraba listo, se escuchó la vibración de mṛdangas, caracolas, timbales y otros instrumentos musicales. Algunos bailarines y bailarinas profesionales comenzaron a bailar. Los sūtas y māgadhas, que eran cantantes profesionales, comenzaron a ofrecer oraciones mediante el canto. Los Gandharvas y sus esposas, cuyas voces eran muy dulces, comenzaron a cantar muchas canciones auspiciosas. Vasudeva untó sus ojos con colirio, untó mantequilla en su cuerpo, y luego, juntamente con sus dieciocho esposas, encabezadas por Devakī, se sentó ante los sacerdotes para purificarse con la ceremonia abhiṣeka. Todas esas ceremonias se observaron estrictamente de acuerdo con los principios de las Escrituras, tal como se había hecho anteriormente en el caso de la Luna con las estrellas. Vasudeva, por estar siendo iniciado para el sacrificio, llevaba una piel de venado, pero todas sus esposas llevaban muy hermosos sārīs, pulseras, collares, campanitas tobilleras, zarcillos y muchos otros ornamentos. Vasudeva se veía muy hermoso rodeado por sus esposas, tal como el Rey del cielo, cuando realiza sacrificios semejantes.
En ese momento, cuando el Señor Kṛṣṇa y el Señor Balarāma, juntamente con Sus esposas, hijos y parientes, se sentaron en esa gran arena de sacrificio, parecía que la Suprema Personalidad de Dios se encontraba presente juntamente con todas las entidades vivientes, que son Sus partes integrales, y con Sus múltiples energías. Hemos oído enseñanzas de los śāstras, que indican que el Señor Kṛṣṇa tiene múltiples energías y partes integrales, pero ahora en esa arena de sacrificio, todos podían experimentar de hecho cómo eternamente la Suprema Personalidad de Dios existe juntamente con Sus diferentes energías. En ese momento, el Señor Kṛṣṇa apareció como el Señor Nārāyaṇa, y el Señor Balarāma apareció como Saṅkarṣaṇa, el manantial de todas las entidades vivientes.
Vasudeva satisfizo al Señor Viṣṇu mediante la ejecución de diferentes clases de sacrificios, tales como jyotiṣṭoma, dārśa y pūrṇamāsa. Algunos de esos yajñas se denominan prākṛta, y algunos de ellos son conocidos como sauryasatra o vaikṛta. Luego, se ejecutaron también los otros sacrificios, conocidos como agnihotra, y los artículos prescritos se ofrecieron en la forma correcta. De esa manera, el Señor Viṣṇu se sintió complacido. El propósito último de ofrecer oblaciones como sacrificio, es complacer al Señor Viṣṇu. Pero en esta era de Kali es muy difícil reunir los diferentes artículos que se requieren para ofrecer sacrificios. La gente no tiene los medios de reunir los enseres requeridos, ni el conocimiento ni la tendencia que se necesitan para ofrecer esos sacrificios. Por lo tanto, en esta era de Kali, cuando la gente es en su mayoría desafortunada, se encuentra llena de ansiedades, y perturbada por diversas clases de calamidades, el único sacrificio recomendado es la ejecución del saṅkīrtana-yajña. La adoración del Señor Caitanya mediante ese saṅkīrtana-yajña, es el único proceso recomendado en esta era.
Después de la ejecución de diferentes sacrificios, Vasudeva ofreció amplias riquezas, ropa, ornamentos, vacas, tierra y sirvientas a los sacerdotes. Luego, todas las esposas de Vasudeva ejecutaron sus baños avabhṛtha, y realizaron la parte de los deberes del sacrificio conocida como patnī-saṁyāja. Después de terminar el ofrecimiento realizado con todos los enseres que se requerían, todos ellos ejecutaron juntos sus baños, en los lagos construidos por Paraśurāma, conocidos como el Rāma-hrada. Después de que Vasudeva y sus esposas se bañaron, toda la ropa y los adornos que ellos llevaban fueron distribuidas a las personas subordinadas que estaban ocupadas de cantar, bailar y otras actividades similares. Hemos de notar que la ejecución de un sacrificio requiere de una profusa distribución de riquezas. La caridad se le ofrece a los sacerdotes y a los brāhmaṇas al comienzo, y la ropa y ornamentos usados se ofrecen como caridad a los asistentes subordinados, después de la ejecución del sacrificio.
Vasudeva y sus esposas, después de ofrecer los artículos usados a los cantantes y recitadores, y vestidos con ropa y ornamentos nuevos, alimentaron a todos muy suntuosamente, desde los brāhmaṇas hasta los perros. Después de esto, todos los amigos, parientes, esposas e hijos de Vasudeva, juntamente con todos los reyes y miembros de las dinastías Vidarbha, Kośala, Kuru, Kāśī, Kekaya, y Sṛñjaya, se reunieron. A todos los sacerdotes, semidioses, gente en general, antepasados, fantasmas y Cāraṇas, se les recompensó suficientemente mediante el ofrecimiento de muchos regalos y honor respetuoso. Luego, todas las personas allí reunidas le pidieron permiso al Señor Kṛṣṇa, el esposo de la diosa de la fortuna, y mientras glorificaban la perfección del sacrificio realizado por Vasudeva, partieron hacia sus respectivos hogares.
En ese momento, cuando el rey Dhṛtarāṣṭra, Vidura, Yudhiṣṭhira, Bhīma, Arjuna, Bhīṣmadeva, Droṇācārya, Kuntī, Nakula, Sahadeva, Nārada, el Señor Vyāsadeva y muchos otros familiares y deudos estaban a punto de partir, sintieron la separación y, por lo tanto, abrazaron con mucho sentimiento a todos y cada uno de los miembros de la dinastía Yadu. Muchas otras personas que se encontraban reunidas en esa arena de sacrificio también partieron. Después de eso, el Señor Kṛṣṇa y el Señor Balarāma, juntamente con el rey Ugrasena, satisfacieron a los habitantes de Vṛndāvana, encabezados por Mahārāja Nanda y los pastores de vacas, ofreciéndoles profusamente toda clase de regalos, para adorarlos y complacerlos. Los habitantes de Vṛndāvana, debido a sus grandes sentimientos de amistad, se quedaron ahí durante un considerable período de tiempo, juntamente con los miembros de la dinastía Yadu.
Después de realizar este sacrificio, Vasudeva se sintió tan satisfecho, que su felicidad no tenía límites. Todos los miembros de su familia se encontraban con él, y en presencia de ellos, él asió las manos de Nanda Mahārāja, y le habló de la siguiente manera: «Mi querido hermano, la Suprema Personalidad de Dios ha creado un gran lazo de unión conocido como el lazo de amor y afecto. Yo pienso que es una tarea muy difícil, incluso para los grandes sabios y personas santas, cortar ese lazo de amor. Mi querido hermano, tú has exhibido sentimientos de amor por mí, que yo no he sido capaz de corresponder. Yo creo, por lo tanto, que soy desagradecido. Tú te has comportado tal como es característico de las personas santas, pero yo nunca podré corresponderte. No tengo manera de corresponder a tu amistoso trato. Sin embargo, tengo confianza en que nuestro nexo de amor nunca se romperá. Nuestra relación amistosa habrá de continuar por siempre, a pesar de mi incapacidad de corresponderte. Espero que me excuses por esa incapacidad.
»Mi querido hermano, al comienzo, debido a mi encarcelamiento, nunca pude servirte como amigo, y si bien actualmente soy muy opulento, me he cegado con mi prosperidad material. Por lo tanto, yo no puedo satisfacerte adecuadamente ni siquiera en este momento. Mi querido hermano, tú eres tan bueno y gentil, que les ofreces pleno respeto a los demás, y no te importa no recibir tú ningún respeto. Una persona que busca el progreso auspicioso de la vida no debe poseer demasiada opulencia material que lo ciegue y lo envanezca, y en vez de ello debe cuidar de sus amigos y familiares».
Cuando Vasudeva le hablaba a Nanda Mahārāja de esa manera, fue influenciado por un gran sentimiento de amistad hacia Nanda Mahārāja, y por las actividades beneficiosas que ejecutaron el rey de Nanda en su favor. Por ello, sus ojos se llenaron de lágrimas, y comenzó a llorar. Con el deseo de complacer a su amigo Vasudeva, y estando afectuosamente atado con amor por el Señor Kṛṣṇa y Balarāma, Nanda Mahārāja pasó tres meses en compañía de ellos. Al final de este período, todos los miembros de la dinastía Yadu trataron de complacer a los habitantes de Vṛndāvana a su entera satisfacción. Los miembros de la dinastía Yadu trataron de satisfacer a Nanda Mahārāja y a sus asociados, ofreciéndoles ropa, ornamentos y muchos otros artículos valiosos, y todos ellos se sintieron plenamente satisfechos. Vasudeva, Ugrasena, el Señor Kṛṣṇa, el Señor Balarāma, Uddhāva y todos los demás miembros de la dinastía Yadu, presentaron sus regalos individuales a Nanda Mahārāja y a sus asociados. Después de que Nanda Mahārāja recibiera esos obsequios de despedida, él, juntamente con sus asociados, partió hacia Vrajabhūmi, Vṛndāvana. Sin embargo, las mentes de los habitantes de Vṛndāvana permanecieron con Kṛṣṇa y Balarāma y, por lo tanto, todos ellos partieron hacia Vṛndāvana sin sus mentes.
Cuando los miembros de la dinastía Vṛṣṇi vieron que todos sus amigos y visitantes partían, observaron que la estación lluviosa se acercaba y, así pues, decidieron regresar a Dvārakā. Ellos se sentían plenamente satisfechos, pues consideraban que Kṛṣṇa era todo. Cuando ellos regresaron a Dvārakā, comenzaron a describir con gran satisfacción el sacrificio que realizó Vasudeva, su encuentro con diversos amigos y bienquerientes, y diversos otros incidentes que ocurrieron durante sus viajes a los lugares de peregrinaje.
Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo octogésimo cuarto del libro Kṛṣṇa, titulado: «Las ceremonias de sacrificio realizadas por Vasudeva».