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Capítulo 86

El rapto de Subhadrā y la visita del Señor Kṛṣṇa a Śrutadeva y Bahulāṣva


Después de escuchar de este incidente, el rey Parīkṣit sintió más curiosidad por oír hablar de Kṛṣṇa y de Sus pasatiempos, y así pues, le preguntó a Śukadeva Gosvāmī cómo su abuela Subhadrā había sido raptada por su abuelo Arjuna, instigado por el Señor Kṛṣṇa. El rey Parīkṣit estaba muy ansioso de saber cómo su abuelo había raptado a su abuela y se había casado con ella.


Así pues, Śukadeva Gosvāmī comenzó a narrar la historia de la siguiente manera: «Una vez, tu abuelo Arjuna, el gran héroe, se encontraba visitando diversos lugares santos de peregrinaje, y mientras así viajaba por todas partes, ocurrió que llegó el Prabhāsa-kṣetra. En el Prabhāsa-kṣetra, escuchó la noticia de que el Señor Balarāma estaba negociando el matrimonio de Subhadrā, la hija de Vasudeva, el tío materno de Arjuna. Balarāma estaba a favor de casar a Subhadrā con Duryodhana, si bien Vasudeva, el padre de ella, y su hermano Kṛṣṇa, no estaban de acuerdo con Él. Arjuna, no obstante, deseó ganarse la mano de Subhadrā».
Mientras pensaba en Subhadrā y en su belleza, Arjuna se sintió más y más cautivado por la idea de casarse con ella, y teniendo un plan en mente, se vistió como un sannyāsī vaiṣṇava, llevando en su mano un tridaṇḍa. 

Los sannyāsīs māyāvādis llevan una daṇḍa, o una vara, mientras que los sannyāsīs vaiṣṇavas llevan tres daṇḍa, o tres varas. Las tres varas, o tridaṇḍa, indican que un sannyāsī vaiṣṇava hace el voto de prestarle servicio a la Suprema Personalidad de Dios, con su cuerpo, mente y palabras. El sistema de tridaṇḍi-sannyāsa ha existido por mucho tiempo, y los sannyāsīs vaiṣṇavas reciben el nombre de tridaṇḍīs, o algunas veces tridaṇḍi-svāmīs o tridaṇḍi-gosvāmīs.

Los sannyāsīs generalmente tienen la función de viajar por todo el país para llevar a cabo labores de prédica; pero durante los cuatro meses de la estación lluviosa de la India, desde septiembre hasta finales de diciembre, ellos no viajan, sino que se refugian en un solo lugar y permanecen ahí sin moverse. Este cese de movimiento del sannyāsī se denomina cāturmāsya-vrata. Cuando un sannyāsī se queda en un solo sitio por cuatro meses, los habitantes del lugar aprovechan la presencia de él para volverse adelantados en lo espiritual. 

Arjuna, en el traje de un tridaṇḍi-sannyāsī, permaneció en la ciudad de Dvārakā durante cuatro meses, ingeniando un plan mediante el cual pudiera obtener a Subhadrā por esposa. Los habitantes de Dvārakā, así como el Señor Balarāma, no pudieron darse cuenta de que el sannyāsī era Arjuna; por lo tanto, todos ellos le ofrecían sus respetos y reverencias al sannyāsī, sin saber cuál era la verdadera situación.


Un día, el Señor Balarāma invitó a este sannyāsī en particular a almorzar a Su casa. Balarāmajī le ofreció muy respetuosamente toda clase de platos apetitosos, y el supuesto sannyāsī comió suntuosamente. Mientras se encontraba comiendo en la casa de Balarāmajī, Arjuna tan solo examinaba a la bella Subhadrā, quien les resultaba muy encantadora incluso a los grandes héroes y reyes. Los ojos de Arjuna se avivaron debido al amor que él sentía por ella, y comenzó a verla con ojos brillantes. Arjuna decidió que de una u otra forma lograría tener a Subhadrā por esposa, y su mente se agitó debido a este fuerte deseo.


Arjuna, el abuelo de Mahārāja Parīkṣit, era en sí extraordinariamente hermoso, y su estructura corporal le resultaba muy atractiva a Subhadrā. Subhadrā también decidió para sí que aceptaría solo a Arjuna por esposo. Siendo una muchacha sencilla, miraba a Arjuna, sonriendo con mucho placer. Así pues, Arjuna también fue sintiéndose más y más atraído por ella. En esa forma, Subhadrā se consagró a Arjuna, y él resolvió casarse con ella por cualquier medio. Luego, él se encontraba absorto veinticuatro horas al día pensando en cómo podía conseguir a Subhadrā por esposa. Estaba afligido por el pensamiento de conseguir a Subhadrā, y no tenía ni un momento de paz mental.


Una vez, Subhadrā salió del fuerte palacio a ver a los dioses del templo, sentada en un carruaje. Arjuna aprovechó esa oportunidad, y, con el permiso de Vasudeva y Devakī, la raptó. Después de montarse en el carruaje de Subhadrā, se preparó para un combate. Levantando su arco y manteniendo a distancia con sus flechas a los soldados que habían recibido la orden de detenerlo, Arjuna se llevó a Subhadrā. Mientras Subhadrā era así raptada por Arjuna, sus parientes y los miembros de su familia comenzaron a llorar, pero aun así él se la llevó, tal como un león coge una tajada y se va. El Señor Balarāma se puso muy furioso cuando se le reveló que el supuesto sannyāsī era Arjuna, y que había planeado ese ardid simplemente para llevarse a Subhadrā, y que de hecho se la había llevado. El Señor Balarāma se perturbó muchísimo, tal como las olas del océano se agitan en un día de Luna llena.


El Señor Kṛṣṇa estaba a favor de Arjuna; por lo tanto, juntamente con otros miembros de la familia, Él trató de apaciguar a Balarāma, cayendo a Sus pies e implorándole que perdonara a Arjuna. El Señor Balarāma se convenció entonces de que Subhadrā estaba apegada a Arjuna, y se sintió complacido de saber que ella quería a Arjuna como esposo. El asunto se solucionó, y para complacer a la pareja recién casada, el Señor Balarāma organizó el envío de una dote, que consistía en abundantes riquezas, elefantes, cuadrigas, caballos, sirvientes y sirvientas.


Mahārāja Parīkṣit estaba muy ansioso de oír hablar más acerca de Kṛṣṇa, así que, después de concluir la narración del rapto de Subhadrā ejecutado por Arjuna, Śukadeva Gosvāmī comenzó a narrar otra historia de la siguiente manera.


En la Ciudad de Mithilā, la capital del reino de Videha, había un brāhmaṇa casado, de nombre Śrutadeva, que era un gran devoto del Señor Kṛṣṇa. Como estaba plenamente consciente de Kṛṣṇa y se encontraba siempre dedicado al servicio del Señor, su mente estaba completamente apacible, y él estaba desapegado de toda atracción material. Él era muy erudito, y no tenía ningún otro deseo que no fuera el estar plenamente absorto en el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. Si bien se encontraba en la orden de vida de casado, nunca se tomó grandes molestias por ganar algo para su manutención; él se sentía satisfecho con cualquier cosa que podía conseguir sin mucho esfuerzo, y, de una u otra forma, vivía de esa manera. Todos los días, conseguía lo necesario para la vida justo en la cantidad que se requería y nada más. Ese era su destino. El brāhmaṇa no deseaba en absoluto obtener más de lo que necesitaba, y así pues, se encontraba ejecutando pacíficamente los principios regulativos de la vida de brāhmaṇa, tal como lo ordenan las escrituras reveladas.


Afortunadamente, el Rey de Mithilā era tan buen devoto como el brāhmaṇa. El nombre de este famoso rey era Bahulāśva. Él poseía una reputación de buen rey muy bien establecida, y no ambicionaba en absoluto extender su reino es pos de la complacencia de los sentidos. Por ello, tanto el brāhmaṇa, como el rey Bahulāśva permanecieron en Mithilā como devotos puros del Señor Kṛṣṇa.


Como el Señor Kṛṣṇa era muy misericordioso con esos dos devotos —el rey Bahulāśva y el brāhmaṇa Śrutadeva— un día le pidió a Su conductor, Dāruka, que llevara Su cuadriga a la ciudad capital de Mithilā. El Señor Kṛṣṇa estaba acompañado por los grandes sabios Nārada, Vāmadeva, Atri, Vyāsadeva, Paraśurāma, Asita, Aruṇi, Bṛhaspati, Kaṇva, Maitreya, Cyavana y otros. El Señor Kṛṣṇa y los sabios iban pasando por muchas aldeas y pueblos, y, en todas partes, los ciudadanos los recibían con gran respeto, y les ofrecían artículos en señal de adoración. Cuando los ciudadanos fueron a ver al Señor, y todos ellos se reunieron en un solo lugar, parecía que el Sol se encontraba presente juntamente con sus diversos planetas satélites. En ese viaje, el Señor Kṛṣṇa y los sabios pasaron a través de los reinos de Ānarta, Dhanva, Kurujāṅgala, Kaṅka, Matsya, Pāñcāla, Kunti, Madhu, Kekaya, Kośala, y Arṇa y, así pues, todos los ciudadanos de esos lugares, tanto los hombres como las mujeres, pudieron ver al Señor Kṛṣṇa cara a cara. De esa manera, ellos disfrutaron de felicidad celestial, con corazones abiertos llenos de amor y afecto por el Señor, y cuando vieron la cara del Señor, les parecía que estaban bebiendo néctar por los ojos. Cuando vieron a Kṛṣṇa, todas las concepciones erróneas de sus vidas, producto de la ignorancia se disiparon. Cuando el Señor pasaba por los diversos países y la gente iba a visitarlo, simplemente por lanzar Su mirada sobre ellos, el Señor les deparaba toda buena fortuna, y los liberaba de toda clase de ignorancia. En algunos lugares, los semidioses también se unían con los seres humanos, y su glorificación del Señor limpiaba todas las direcciones, de todas las cosas desfavorables. De esa manera, el Señor Kṛṣṇa lenta y gradualmente llegó al reino de Videha.


Cuando los ciudadanos recibieron las noticias de la llegada del Señor, todos ellos sintieron una felicidad ilimitada, y fueron a darle la bienvenida, llevando en sus manos regalos para ofrecerle. Tan pronto como vieron al Señor Kṛṣṇa, sus corazones florecieron de inmediato con bienaventuranza trascendental, tal como una flor de loto florece con la salida del Sol. Anteriormente, ellos tan solo habían escuchado los nombres de los grandes sabios pero nunca los habían visto. Ahora, por la misericordia del Señor Kṛṣṇa, tenían la oportunidad de ver tanto a los grandes sabios como al Señor Mismo.


El rey Bahulāśva, así como el brāhmaṇa Śrutadeva, sabiendo bien que el Señor había ido allí tan solo para bendecirlos con Su gracia, cayeron de inmediato a los pies de loto del Señor y le ofrecieron sus respetos. Con sus manos juntas, el rey y el brāhmaṇa invitaron simultáneamente al Señor Kṛṣṇa y a todos los sabios a sus hogares. Para complacerlos a ambos, el Señor Kṛṣṇa se expandió en dos, y fue a las casas de cada uno de ellos; sin embargo, ni el Rey ni el brāhmaṇa pudieron darse cuenta que el Señor había ido a la casa del otro. Ambos creyeron que el Señor había ido tan solo a su propia casa. El hecho de que Él y Sus acompañantes estuvieran presentes en ambas casas, si bien tanto el brāhmaṇa como el Rey creyeron que Él se encontraba presente tan solo en su propia casa, es otra opulencia de la Suprema Personalidad de Dios. Esa opulencia se describe en las escrituras reveladas como vaibhava-prakāśa. En forma similar, cuando el Señor Kṛṣṇa se casó con dieciséis mil princesas, Él también se expandió en dieciséis mil formas, cada una de ellas tan poderosa como Él Mismo. En forma similar, en Vṛndāvana, cuando Brahmā robó las vacas, los terneros y los pastorcillos de vacas de Kṛṣṇa, Kṛṣṇa se expandió en muchas nuevas vacas, terneros y pastorcillos de vacas.


Bahulāśva, el rey de Videha, era muy inteligente, y un caballero perfecto. Él estaba asombrado de que tantos grandes sabios, juntamente con la Suprema Personalidad de Dios, se encontraban presentes personalmente en su hogar. Él sabía perfectamente bien que el alma condicionada, especialmente cuando está dedicada a los asuntos mundanos, no puede ser ciento por ciento pura, mientras que la Suprema Personalidad de Dios y Sus devotos son siempre trascendentales a la contaminación mundana. Por lo tanto, cuando él observó que la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa y todos los grandes sabios se encontraban en su hogar, se asombró, y comenzó a agradecerle al Señor Kṛṣṇa Su misericordia sin causa.


Sintiéndose muy obligado, y queriendo recibir a sus invitados lo mejor que podía, mandó buscar buenas sillas y cojines, y el Señor Kṛṣṇa, juntamente con todos los sabios, se sentó muy cómodamente. En ese momento, la mente del rey Bahulāśva estaba muy inquieta, no debido a algún problema, sino debido a un gran éxtasis de amor y devoción. Su corazón estaba lleno de amor y afecto por el Señor y Sus asociados, y sus ojos estaban llenos de lágrimas de éxtasis. Él dispuso todo para lavar los pies de sus divinos invitados y, después de lavarlos, él y sus familias rociaron el agua sobre sus propias cabezas. Después de eso, él les ofreció a los invitados hermosas guirnaldas de flores, pasta de sándalo, incienso, ropa nueva, ornamentos, lámparas, vacas y toros. De una manera que correspondía justamente a su posición de realeza, él adoró a cada uno de ellos en esa forma. Cuando todos habían sido alimentados suntuosamente y se encontraban sentados muy cómodamente, Bahulāśva se presentó ante el Señor Kṛṣṇa, y agarró Sus pies de loto. Él los colocó en su regazo y, mientras les daba masajes a los pies con sus manos, comenzó a hablar con una dulce voz de las glorias del Señor.


«Mi querido Señor, Tú eres la Superalma de todas las entidades vivientes y, como te encuentras en el corazón como testigo, eres consciente de las actividades de todos. Por ello, encontrándonos obligados por el deber, nosotros pensamos siempre en Tus pies de loto, de manera de poder permanecer en una posición segura, sin desviarnos de Tu servicio eterno. Como resultado de nuestro continuo recuerdo de Tus pies de loto, Tú has visitado personal y bondadosamente mi hogar para favorecerme con Tu misericordia sin causa. Hemos escuchado, mi querido Señor, que mediante Tus diversas afirmaciones, confirmas que Tus devotos puros te son más queridos que el Señor Balarāma o que Tu servidora constante, la diosa de la fortuna. Tus devotos te son más queridos que Tu primer hijo, el Señor Brahmā, y estoy seguro de que has venido tan bondadosamente a visitar mi hogar, para demostrar Tu afirmación divina. Yo no puedo imaginar cómo la gente puede ser atea y demoníaca, aun después de conocer de Tu misericordia y afecto sin causa para con Tus devotos, que están constantemente dedicados al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. ¿Cómo pueden ellos olvidar Tus pies de loto?


»Mi querido Señor, sabemos que Tú eres tan bondadoso y liberal que, cuando una persona deja todo solo para dedicarse al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, algunas veces Tú te entregas a Ti Mismo a cambio de ese servicio inmaculado. Tú has aparecido en la dinastía Yadu, para cumplir Tu misión de rescatar a todas las almas condicionadas que se están pudriendo en las actividades pecaminosas de la existencia material, y esta aparición ya es famosa en todas partes del mundo. Mi querido Señor, Tú eres el océano de la misericordia, el amor y el afecto ilimitados. Tu forma trascendental está llena de bienaventuranza, conocimiento y eternidad. Tú puedes atraer el corazón de todos mediante Tu hermosa forma de Śyāmasundara, Kṛṣṇa. Tu conocimiento es ilimitado, y has enviado a Tu encarnación Nara-Nārāyaṇa, quien está dedicado a ejecutar severas austeridades y penitencias en Badarī-nārāyaṇa, para enseñarle a toda la gente, cómo ejecutar servicio devocional. Por lo tanto, por favor acepta mis humildes reverencias a Tus pies de loto. Mi querido Señor, les imploro a Ti y a Tus acompañantes, los grandes sabios y brāhmaṇas, que se queden en mi hogar, de manera que esta familia del famoso rey Nimi, pueda santificarse con el polvo de Tus pies de loto, al menos por unos cuantos días». El Señor Kṛṣṇa no pudo rechazar el pedido de Su devoto y, así pues, se quedó ahí por unos cuantos días, juntamente con los sabios, para santificar la ciudad de Mithilā y a todos sus ciudadanos.


Mientras tanto, el brāhmaṇa, al recibir simultáneamente al Señor Kṛṣṇa y a Sus asociados en su hogar, quedó sobrecogido de júbilo trascendentalmente. Después de ofrecerles a sus invitados buenos sitios donde sentarse, el brāhmaṇa comenzó a bailar lanzando su manto encima del cuerpo. Como Śrutadeva no era rico en absoluto, les ofreció solo colchones, tablas de madera, alfombras de paja, etc., a sus distinguidos invitados, el Señor Kṛṣṇa y los sabios; pero les dio la bienvenida lo mejor que pudo. Él comenzó a hablar muy favorablemente del Señor y los sabios, y él y su esposa lavaron los pies de cada uno de ellos. Después de eso, él tomó el agua y la roció sobre todos los miembros de su familia, y si bien parecía que el brāhmaṇa era muy pobre, en ese momento era de lo más afortunado. Mientras Śrutadeva se encontraba dándole la bienvenida al Señor Kṛṣṇa y a Sus asociados, se olvidó completamente de sí mismo, debido al júbilo trascendental. Después de darle la bienvenida al Señor Kṛṣṇa y a Sus acompañantes trajo frutas, incienso, agua perfumada, barro perfumado, hojas de tulasī, paja kuśa y flores de loto, de acuerdo con sus posibilidades. No eran artículos muy costosos, y se podían conseguir muy fácilmente; pero debido a que eran ofrecidos con amor devocional, el Señor Kṛṣṇa y Sus asociados los aceptaron con mucho gusto. La esposa del brāhmaṇa cocinó alimentos muy sencillos, como arroz, dāl, y el Señor Kṛṣṇa y Sus seguidores sintieron mucho agrado en aceptarlos, porque se ofrecieron con amor devocional. Cuando el Señor Kṛṣṇa y Sus asociados fueron así alimentados, el brāhmaṇa Śrutadeva pensaba lo siguiente: «Yo me encuentro caído en el profundo y oscuro pozo de la vida de casado, y soy la persona más desafortunada. ¿Cómo es posible que el Señor Kṛṣṇa, quien es la Suprema Personalidad de Dios, y Sus asociados, los grandes sabios, cuya sola presencia convierte cualquier lugar en un sitio tan santificado como un sitio de peregrinaje, hayan accedido a venir a mi hogar?». Mientras el brāhmaṇa pensaba así, los invitados concluyeron su almuerzo y se reclinaron muy cómodamente. En ese momento, el brāhmaṇa Śrutadeva y su esposa, hijos y demás familiares, aparecieron ahí para prestarles servicio a los distinguidos invitados. Mientras tocaba los pies de loto del Señor Kṛṣṇa, el brāhmaṇa comenzó a hablar.


«Mi querido Señor, dijo él, Tú eres la Persona Suprema, Puruṣottama, que está situada en una posición trascendental a la creación material manifestada y no manifestada. Las actividades de este mundo material y de las almas condicionadas, no tienen nada que ver con Tu posición. Podemos observar con agrado que no es solo hoy que me has dado una audiencia contigo. Tú te estás asociando como Paramātmā con todas las entidades vivientes, desde el comienzo de la creación».


Esa afirmación del brāhmaṇa es muy instructiva. Es un hecho que el Supremo Señor y Personalidad de Dios, en Su aspecto Paramātma, entró en la creación de este mundo material como Mahā-Viṣṇu, Garbhodakaśāyī Viṣṇu y Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, y con una actitud muy amistosa, el Señor se encuentra situado en el cuerpo, juntamente con el alma condicionada. Por lo tanto, toda entidad viviente tiene al Señor, consigo, desde el mismo comienzo, pero debido a su equivocada conciencia de vida, la entidad viviente no puede comprender eso. Sin embargo, cuando su conciencia es transformada en conciencia de Kṛṣṇa, puede de inmediato comprender cómo Kṛṣṇa está tratando de asistir a las almas condicionadas, para que salgan del enredo material.


Śrutadeva continuó: «Mi querido Señor, Tú has entrado en este mundo material como si te encontraras dormido. Un alma condicionada, mientras duerme, crea mundos falsos o temporales; ella se ocupa de muchas actividades ilusorias —volviéndose algunas veces un rey, siendo algunas veces asesinada o algunas veces yendo a una ciudad desconocida— y todas ellas son simplemente asuntos temporales. En forma similar, Vuestra Señoría, aparentemente también dormido, entra en este mundo material para crear una manifestación temporal, no para Sus necesidades personales, sino para el alma condicionada que quiere imitar a Vuestra Señoría como disfrutador. El disfrute del alma condicionada en el mundo material, es temporal e ilusorio. Y sin embargo, el alma condicionada es incapaz por sí misma de crear una situación temporal así, para su disfrute ilusorio. Tú entras en esta manifestación temporal para ayudar al alma, con objeto de complacer sus deseos, si bien son temporales e ilusorios. Así pues, desde el comienzo de la entrada del alma condicionada al mundo material, Tú eres Su acompañante constante. Por lo tanto, cuando el alma condicionada se pone en contacto con un devoto puro, y se entrega al servicio devocional, comenzando con el proceso de escuchar Tus pasatiempos trascendentales, glorificando Tus actividades trascendentales, adorando Tu forma eterna que se encuentra en el templo, ofreciéndote oraciones, y dedicándose a conversaciones destinadas a comprender Tu posición trascendental, gradualmente se libera de la contaminación de la existencia material. Su corazón se limpia de todo polvo material y, así pues, gradualmente te vuelves visible en el corazón del devoto. Si bien Tú te encuentras constantemente con el alma condicionada, solo cuando esta se purifica mediante el servicio devocional, es que Tú te le revelas. Otras personas, que están confundidas por las actividades fruitivas, establecidas bien sea por disposición védica o por la costumbre que se tiene y no se entregan al servicio devocional, son cautivadas por la felicidad externa del concepto corporal de la vida. Tú no te revelas a esas personas. Por el contrario, Tú permaneces muy, muy lejos de ellos. Pero para alguien que, habiéndose dedicado a Tu servicio devocional, ha purificado su corazón mediante el canto constante de Tu santo nombre, le resulta fácil entender que Tú eres su eterno y constante acompañante.


»Se dice que Vuestra Señoría, situado en el corazón de un devoto, le da instrucciones mediante las cuales puede muy rápidamente regresar al hogar, regresar a Ti. Esos dictados directos Tuyos revelan Tu existencia en el corazón del devoto. Solo un devoto puede observar directamente y con agrado, Tu existencia en su corazón, mientras que, para una persona que solo tiene un concepto corporal de la vida y que está dedicada a la complacencia sensual, Tú siempre permaneces cubierto por la cortina de yogamāyā. Una persona así no puede comprender que Tú estas muy cerca situado en su corazón. Para un no devoto, Tú eres percibido solo como la muerte final. Existe la misma diferencia que entre el hecho de un gato llevar a sus crías en su boca y el de llevar a una rata en su boca. En la boca del gato, la rata siente su muerte, mientras que los gatitos sienten, en la misma boca, afecto maternal. En forma similar, Tú estás presente ante todos, pero el no devoto te percibe como la cruel muerte final, mientras que para un devoto, Tú eres el filósofo o instructor supremo. El ateo, por lo tanto, entiende la presencia de Dios en la forma de la muerte, pero el devoto entiende que Dios se encuentra presente siempre en su corazón, recibe dictados de Ti, y vive trascendentalmente, sin ser afectado por la contaminación del mundo material.


»Tú eres el supremo controlador y superintendente de las actividades de la naturaleza material. La clase de hombres ateos, tan solo observan las actividades de la naturaleza material, pero no pueden darse cuenta de que Tú eres el escenario original. Sin embargo, un devoto puede ver de inmediato Tu mano en cada movimiento de la naturaleza material. La cortina de yogamāyā no puede cubrir los ojos del devoto de Vuestra Señoría, pero puede cubrir los ojos del no devoto. El no devoto es incapaz de verte cara a cara, así como una persona cuya visión se encuentra obstaculizada por una nube, no puede ver el Sol, si bien las personas que vuelan por encima de la nube pueden ver el Sol con su brillante resplandor, tal como es. Mi querido Señor, yo te ofrezco mis respetuosas reverencias a Ti. Mi querido y autorrefulgente Señor, yo soy Tu servidor eterno. Por lo tanto, por favor ordéname... ¿qué puedo hacer por Ti? El alma condicionada siente las angustias de la contaminación material, en la forma de las tres clases de sufrimientos, mientras Tú no te encuentras visible ante ella. Y tan pronto como Tú te haces visible mediante el desarrollo de conciencia de Kṛṣṇa, todos los sufrimientos de la existencia material son aniquilados simultáneamente».


La Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, naturalmente siente una gran inclinación afectuosa por Sus devotos. Cuando Él oyó las oraciones de Śrutadeva, que expresaban su devoción pura, se sintió muy complacido, y de inmediato agarró sus manos y comenzó a hablarle de la siguiente manera: «Mi querido Śrutadeva, todos estos grandes sabios y personas santas han sido muy bondadosos contigo al venir aquí personalmente a verte. Debes considerar esta oportunidad como una gran fortuna que se te ha presentado. Ellos son tan bondadosos, que están viajando conmigo, y dondequiera que van, de inmediato vuelven toda la atmósfera tan pura como la trascendencia, simplemente por el toque del polvo de sus pies. La gente está acostumbrada a ir a los templos de Dios. También visita lugares sagrados de peregrinaje, y después de una relación prolongada con esas actividades, durante muchos días de contacto y adoración, gradualmente queda purificada. Pero la influencia de los grandes sabios y personas santas es tan grande que, por verlos, uno de inmediato queda purificado por completo.


»Además, la propia potencia purificadora de los peregrinos o de la adoración de diferentes semidioses, también se debe a la gracia de las personas santas. Un sitio de peregrinaje se vuelve un lugar sagrado, por la presencia de las personas santas. Mi querido Śrutadeva, cuando una persona nace como brāhmaṇa, de inmediato se vuelve el mejor de todos los seres humanos. Y si un brāhmaṇa así, permaneciendo autosatisfecho, practica austeridades, estudia los Vedas y se dedica a Mi servicio devocional, como es deber del brāhmaṇa —o en otras palabras, si un brāhmaṇa se vuelve vaiṣṇava— ¡cuán maravillosa es su grandeza! Mi aspecto de Nārāyaṇa de cuatro brazos no me resulta ni tan complaciente ni tan querido como un brāhmaṇa vaiṣṇava. Brāhmaṇa significa “aquél muy versado en el conocimiento védico”, un brāhmaṇa es el símbolo del conocimiento perfecto, y Yo soy la manifestación en pleno de todos los dioses. La clase de hombres poco inteligentes no entiende que Yo soy el conocimiento más elevado, ni tampoco entiende cuánta influencia posee el brāhmaṇa vaiṣṇava. Ellos están influidos por las tres modalidades de la naturaleza material, y por ello se atreven a criticarnos a Mí y a Mis devotos puros. Un brāhmaṇa vaiṣṇava, o un devoto que ya se encuentra en la plataforma brahmínica, puede percibirme en su corazón y, por lo tanto, concluye en forma definitiva, que toda la manifestación cósmica y sus diferentes rasgos, son efectos de diferentes energías del Señor. Así pues, él tiene una concepción clara de toda la naturaleza material y de la energía material total, y un devoto así me ve solo a Mí en cada acción, y no ve nada más.


»Por lo tanto, Mi querido Śrutadeva, puedes considerar a todas estas grandiosas personas santas, brāhmaṇas y sabios, Mis representantes fidedignos. Por adorarlos fielmente, estarás adorándome a Mí de un modo más diligente. Yo considero que adorar a Mis devotos es mejor que el adorarme directamente a Mí. Si alguien intenta adorarme directamente sin adorar a Mis devotos, Yo no acepto esa adoración, aunque sea presentada con gran opulencia».


En esa forma, tanto el brāhmaṇa Śrutadeva como el rey de Mithilā, bajo la dirección del Señor, adoraron tanto a Kṛṣṇa como a Sus seguidores, los grandes sabios y santos brāhmaṇas, en un mismo nivel de importancia espiritual. Tanto el brāhmaṇa como el Rey alcanzaron finalmente la meta suprema de ser trasladados al mundo espiritual. El devoto no conoce a nadie a excepción del Señor Kṛṣṇa, y Kṛṣṇa es muy afectuoso con Su devoto. El Señor Kṛṣṇa permaneció en Mithilā tanto en la casa del brāhmaṇa Śrutadeva como en el palacio del rey Bahulāśva. Y después de favorecerlos espléndidamente con Sus instrucciones trascendentales, regresó a Su ciudad capital, Dvārakā.


La instrucción que recibimos de este incidente, es que el rey Bahulāśva y Śrutadeva el brāhmaṇa, fueron aceptados por el Señor en el mismo nivel, debido a que ambos eran devotos puros. Esa es la verdadera cualidad necesaria para ser conocido por la Suprema Personalidad de Dios. Debido a que se ha vuelto la moda de esta era el sentirse falsamente orgulloso de haber nacido en la familia de un kṣatriya o de un brāhmaṇa, vemos personas sin ninguna otra cualidad que su nacimiento, jactándose de ser un brāhmaṇa o un kṣatriya o un vaiśya. Pero como se afirma en las escrituras, kalau śūdra-sambhavaḥ: «En esta era de Kali, todo el mundo es un śūdra». Esto se debe a que no existe ejecución de los procedimientos purificadores conocidos como saṁskāras, que comienzan desde el momento del embarazo de la madre, y continúan hasta el momento de la muerte del individuo. Nadie puede ser clasificado como miembro de una casta particular, especialmente de una casta superior —brāhmaṇa, kṣatriya o vaiśya— simplemente como privilegio de nacimiento. Si uno no es purificado por el proceso de la ceremonia de aporte de la simiente, o garbhādhāna-saṁskāra es clasificado de inmediato entre los śūdras, pues solo los śūdras no se someten a ese proceso purificador. La vida sexual sin el proceso purificador de conciencia de Kṛṣṇa, es meramente el proceso de aporte de la simiente de los śūdras o de los animales. Pero el estado de conciencia de Kṛṣṇa es la perfección más elevada, mediante la cual todo el mundo puede llegar a la plataforma vaiṣṇava. Eso incluye la posesión de todas las cualidades de un brāhmaṇa. Los vaiṣṇavas se entrenan para liberarse de las cuatro clases de actividades pecaminosas —la vida sexual ilícita, el consumo de drogas y sustancias embriagantes, los juegos de azar y el consumo de alimento animal. Nadie puede encontrarse en la plataforma brahmínica, si no posee esas cualidades preliminares; y sin volverse un brāhmaṇa capacitado, uno no puede volverse un devoto puro.


Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo octogésimo sexto del libro Kṛṣṇa, titulado: «El rapto de Subhadrā y la visita del Señor Kṛṣṇa a Śrutadeva y Bahulāśva».

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