Capítulo 87
Oraciones de los Vedas personificados
El rey Parīkṣit le preguntó a Śukadeva Gosvāmī acerca de un tema muy importante para la comprensión de lo trascendental. Su pregunta era: «Ya que el conocimiento védico generalmente trata de las tres cualidades del mundo material, ¿cómo puede entonces abordar el tema de la trascendencia, que está más allá del alcance de las tres modalidades materiales? Como la mente es material y el sonido de las palabras que se vibran es material, ¿cómo puede el conocimiento védico, que expresa por medio de sonidos materiales los pensamientos de la mente, abordar la trascendencia? La descripción de un tema requiere que se describa la fuente de donde ha emanado, sus cualidades y sus actividades. Esa descripción solo puede hacerse posible pensando con la mente material y vibrando palabras materiales. Aunque el Brahman, o la Verdad Absoluta, no tiene cualidades materiales, nuestra facultad de hablar no va más allá de las cualidades materiales. ¿Cómo se puede entonces describir el Brahman, la Verdad Absoluta a través de tus palabras? Yo no entiendo cómo es posible comprender la trascendencia a partir de esas expresiones de sonido material».
El propósito de la pregunta del rey Parīkṣit era averiguar a través de Śukadeva Gosvāmī si en fin de cuentas los Vedas describen la Verdad Absoluta como impersonal o personal. La comprensión de la Verdad Absoluta progresa a través de tres aspectos: el Brahman impersonal, el Paramātma localizado que se encuentra en el corazón de todos, y, finalmente, la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa.
Los Vedas tratan de tres departamentos de actividades. Uno se llama karma-kāṇḍa, o actividades que se realizan bajo los mandatos védicos, las cuales lo purifican a uno gradualmente para que comprenda su verdadera posición; el siguiente es jñāna-kāṇḍa, el proceso de comprender la Verdad Absoluta por métodos especulativos; y el tercero es upāsanā-kāṇḍa, o la adoración de la Suprema Personalidad de Dios y algunas veces también de los semidioses. La adoración de los semidioses que se recomienda en los Vedas se ordena sabiendo cuál es la relación de los semidioses con la Personalidad de Dios. La Suprema Personalidad de Dios tiene muchas partes integrales: algunas se llaman svāṁśas, o Sus expansiones personales, y algunas se llaman vibhinnāṁśas, las entidades vivientes. Todas esas expansiones, tanto svāṁśas como vibhinnāṁśas, son emanaciones de la Personalidad de Dios original. Las expansiones svāṁśa se llaman viṣṇu-tattva, mientras que las expansiones vibhinnāṁśa se llaman jīva-tattva. Los distintos semidioses son jīva-tattva. A las almas condicionadas se las pone generalmente a que ejecuten actividades del mundo material para la complacencia de los sentidos; por lo tanto, como se afirma en el Bhagavad-gītā, para regular a aquellos que son muy adictos a los diferentes tipos de complacencia de los sentidos, se recomienda algunas veces la adoración de los semidioses. Por ejemplo, para las personas que son muy adictas a comer carne, hay un mandato védico que recomienda que después de adorar la forma de la diosa Kālī y sacrificar una cabra (pero ningún otro animal) bajo la regulación karma-kāṇḍa, se permita que los adoradores coman carne. La idea no es alentarlo a uno a comer carne, sino permitirle a aquel que persiste en ello, que coma carne bajo ciertas condiciones restringidas. Por lo tanto, la adoración de los semidioses no es adoración de la Verdad Absoluta, pero adorando a los semidioses, gradualmente uno llega a aceptar a la Suprema Personalidad de Dios de una manera indirecta. Esta aceptación indirecta se describe en el Bhagavad-gītā como avidhi. Avidhi significa no fidedigna. Como la adoración de los semidioses no es fidedigna, los impersonalistas hacen énfasis en que uno debe concentrarse en el aspecto impersonal de la Verdad Absoluta. La pregunta del rey Parīkṣit era: ¿cuál es el objetivo último del conocimiento védico? ¿... esa concentración en el aspecto impersonal de la Verdad Absoluta o la concentración en el aspecto personal? Después de todo, tanto el aspecto impersonal como el aspecto personal del Señor Supremo están más allá de nuestra concepción material. El aspecto impersonal del Absoluto, la refulgencia Brahman, no es más que los rayos del cuerpo personal de Kṛṣṇa. Estos rayos del cuerpo personal de Kṛṣṇa son lanzados por toda la creación del Señor, y la porción de la refulgencia que está cubierta por la nube material se llama el cosmos creado, que consiste en las tres cualidades materiales —sattva, rajas y tamas— ¿Cómo pueden las personas que están dentro de esta porción nublada llamada mundo material, concebir la Verdad Absoluta por medio del método especulativo?
En respuesta a la pregunta del rey Parīkṣit, Śukadeva Gosvāmī respondió que la Suprema Personalidad de Dios ha creado la mente, los sentidos y la fuerza vital, para la complacencia sensual del alma en su transmigración de un tipo de cuerpo a otro, así como también para permitirle liberarse de las condiciones materiales. Es decir, los sentidos, la mente y la fuerza vital pueden utilizarse para la complacencia de los sentidos y la transmigración de un cuerpo a otro, o para lograr la liberación. Los mandatos védicos existen tan solo para darle a las almas condicionadas la oportunidad de complacer los sentidos bajo principios regulativos, y de esa forma darles también la oportunidad de ser promovidas a condiciones de vida más elevadas; finalmente, si la conciencia se purifica, uno vuelve a su posición original, y regresa a casa, de vuelta a Dios.
La fuerza vital posee inteligencia. Por consiguiente, uno tiene que utilizar su inteligencia para dominar la mente y los sentidos. Cuando la mente y los sentidos se purifican en virtud del uso correcto de la inteligencia, entonces el alma condicionada se libera; de lo contrario, si la inteligencia no se utiliza correctamente para controlar los sentidos y la mente, el alma condicionada continúa transmigrando de un tipo de cuerpo a otro simplemente buscando la complacencia sensual. Otro punto expresado claramente en la respuesta de Śukadeva Gosvāmī es que el Señor creó la mente, los sentidos y la inteligencia de la fuerza vital individual. No se dice que las entidades vivientes en sí fueran creadas alguna vez. Así como las partículas brillantes de los rayos del Sol siempre existen juntamente con el Sol, las entidades vivientes existen eternamente como partes integrales de la Suprema Personalidad de Dios. Las almas condicionadas, aunque existen eternamente como parte del Señor Supremo, algunas veces son puestas dentro de la nube del concepto material de la vida, en la oscuridad de la ignorancia. Todo el proceso védico tiene como objeto reducir esa condición de oscuridad. Finalmente, cuando los sentidos y la mente del ser condicionado quedan completamente purificados, entonces este vuelve a su posición original, llamada conciencia de Kṛṣṇa, y eso constituye la liberación.
En el Vedanta-sūtra, el primer sūtra, o código, pregunta acerca de la Verdad Absoluta. Athāto brahma-jijjñāsa: ¿Cuál es la naturaleza de la Verdad Absoluta? El siguiente sūtra responde que la naturaleza de la Verdad Absoluta es que Él es el origen de todo. Todo aquello que experimentemos, incluso en esta condición material de vida, no es más que una emanación de Él. La Verdad Absoluta creó la mente, los sentidos y la inteligencia. Esto significa que la Verdad Absoluta no carece de mente, inteligencia ni sentidos. Es decir, Él no es impersonal. La misma palabra «creó» significa que Él tiene inteligencia trascendental. Por ejemplo, cuando el padre engendra un niño, el niño tiene sentidos debido a que el padre también tiene sentidos. El niño nace con manos y piernas debido a que el padre también tiene manos y piernas. En consecuencia, algunas veces se dice que el hombre está hecho a imagen de Dios. La Verdad Absoluta es, por lo tanto, la Suprema Personalidad, con mente, sentidos e inteligencia trascendentales. Cuando la mente, la inteligencia y los sentidos de uno se purifican de la contaminación material, uno puede comprender el aspecto original de la Verdad Absoluta como persona.
El proceso védico tiene por objeto promover gradualmente al alma condicionada desde la modalidad de la ignorancia a la modalidad de la pasión, y de la modalidad de la pasión a la modalidad de la bondad. En la modalidad de la bondad hay suficiente luz para comprender las cosas tal como son. Por ejemplo, de la tierra crece un árbol, y con la madera del árbol se enciende fuego. En ese proceso de encendido, primero que todo observamos el humo, a continuación aparece el calor, y por último el fuego. Cuando de hecho hay fuego, podemos utilizarlo con varios propósitos; por lo tanto, el fuego es la meta final. De forma similar, en la etapa excesivamente material de la vida es muy prominente la cualidad de la ignorancia. La disipación de esta ignorancia ocurre con el proceso gradual de la civilización desde la etapa bárbara hasta la vida civilizada, y cuando uno llega a la forma de vida civilizada, se dice que está en la modalidad de la pasión. En la etapa bárbara, o en la modalidad de la ignorancia, los sentidos se complacen de una manera muy tosca, mientras que en la modalidad de la pasión, o en la etapa civilizada de la vida, los sentidos se complacen de una manera refinada. Pero cuando uno es promovido a la modalidad de la bondad, puede comprender que los sentidos y la mente están solamente ocupados en las actividades materiales debido a que están cubiertos por la conciencia pervertida. Cuando esta conciencia pervertida se transforma gradualmente en conciencia de Kṛṣṇa, entonces el sendero de la liberación queda abierto. Así que, no ha de creerse que uno no pueda acercarse a la Verdad Absoluta por medio de los sentidos y la mente. Más bien, la conclusión es que los sentidos, la mente y la inteligencia, en la etapa tosca de la contaminación, no pueden apreciar la naturaleza de la Verdad Absoluta, pero, cuando están purificados, los sentidos, la mente y la inteligencia pueden comprender lo que es la Verdad Absoluta. Este proceso purificatorio se llama servicio devocional, o cultivo de conciencia de Kṛṣṇa.
En el Bhagavad-gītā se afirma claramente que el propósito del conocimiento védico es comprender a Kṛṣṇa, y a Kṛṣṇa se le comprende por medio del servicio devocional, comenzando con el proceso de la entrega. Como se afirma en el Bhagavad-gītā, uno tiene que pensar siempre en Kṛṣṇa. Uno siempre tiene que prestarle servicio amoroso a Kṛṣṇa, y uno siempre tiene que adorar a Kṛṣṇa y postrarse ante Él. Solo por medio de este proceso puede uno entrar al reino de Dios sin duda alguna.
Cuando uno se encuentra en la modalidad de la bondad, iluminado por el proceso del servicio devocional, queda libre de las modalidades de la ignorancia y la pasión. La palabra ātmane indica la etapa en que se poseen cualidades brahmínicas que le permiten a uno estudiar la literatura védica conocida como los Upaniṣads. Los Upaniṣads describen de distintas formas las cualidades trascendentales del Señor Supremo. A la Verdad Absoluta, el Señor Supremo, se le llama nirguṇa. Eso no significa que Él no tiene cualidades. Solamente porque Él tiene cualidades es que las entidades vivientes condicionadas pueden tener cualidades. El propósito de estudiar los Upaniṣads consiste en comprender que la naturaleza trascendental de la Verdad Absoluta es la de ser diferente de las cualidades materiales de ignorancia, pasión y bondad. Eso es lo que presenta el conocimiento védico. Los grandes sabios, como los cuatro Kumāras encabezados por Sanaka, siguieron estos principios del conocimiento védico, y pasaron gradualmente de la plataforma de comprensión impersonal a la plataforma de la adoración personal del Señor Supremo. Por lo tanto se recomienda que sigamos a las grandes personalidades. Śukadeva Gosvāmī es también una de las grandes personalidades, y su respuesta a la pregunta de Mahārāja Parīkṣit es autorizada. Aquel que sigue los pasos de esas grandes personalidades, ciertamente que camina con mucha facilidad por el sendero de la liberación, y finalmente regresa a casa, de vuelta a Dios. Esa es la manera de perfeccionar esta forma humana de vida.
Śukadeva Gosvāmī continuó hablándole a Parīkṣit Mahārāja. Él dijo: «Mi querido Rey, he de narrarte una bella historia en relación con esto. Esta historia es importante debido a que se refiere a Nārāyaṇa, la Suprema Personalidad de Dios. Es la narración de una conversación entre Nārāyaṇa Ṛṣi y el gran sabio Nārada. Nārāyaṇa Ṛṣi aún reside en Badarikāśrama, en las montañas de los Himalayas, y es reconocido como una encarnación de Nārāyaṇa. Una vez, cuando Nārada, el gran devoto y asceta entre los semidioses, viajaba por los distintos planetas, deseó encontrarse personalmente con el asceta Nārāyaṇa en Badarikāśrama y ofrecerle sus respetos. Este gran sabio y encarnación de Dios, Nārāyaṇa Ṛṣi, se ha sometido a grandes penitencias y austeridades desde el mismo comienzo de la creación, con el objeto de enseñarle a los habitantes de Bharata-varṣa cómo lograr el más elevado estado de perfección: regresar a Dios. Sus austeridades y penitencias son prácticas ejemplares para el ser humano».
Badarikāśrama está situado en la parte más septentrional de las montañas Himalayas, y siempre está cubierto de nieve. Los hindúes religiosos aún van a visitar ese lugar durante la estación de verano, cuando la nevada no es muy severa.
Una vez, la encarnación de Dios Nārāyaṇa Ṛṣi se encontraba sentado entre muchos devotos, en la aldea conocida como Kalāpa-grāma. Por supuesto que quienes estaban sentados con Él no eran sabios ordinarios, y el gran sabio Nārada también apareció allí. Después de ofrecer sus respetos a Nārāyaṇa Ṛṣi, Nārada le planteó la misma pregunta que le había planteado el rey Parīkṣit a Śukadeva Gosvāmī. Cuando Nārada le hizo esa pregunta a Nārāyaṇa Ṛṣi, el Ṛṣi también respondió siguiendo los pasos de Sus predecesores. Él narró la historia de cómo la misma pregunta había sido discutida en el planeta conocido como Janaloka. Janaloka está por encima de los planetas Svargaloka, tales como la Luna, Venus, etc. En ese planeta viven grandes sabios y personas santas, y ellos también estaban discutiendo el mismo punto acerca de la comprensión del Brahman y Su verdadera identidad.
El gran sabio Nārāyaṇa comenzó a hablar. Él dijo: «Mi querido Nārada, te contaré una historia de algo que ocurrió hace mucho, mucho tiempo. Había una gran reunión entre los habitantes de los planetas celestiales, y asistieron casi todos los brahmacārīs importantes, tales como los cuatro Kumāras —Sanat, Sanandana, Sanaka y Sanātana—. La discusión versaba sobre el tema de cómo entender la Verdad Absoluta, Brahman. Tú no estabas presente en esa reunión, porque habías ido a ver a Mi expansión Aniruddha, quien vive en la isla de Svetadvīpa. En esa reunión, todos los grandes sabios y brahmacārīs discutieron muy esmeradamente acerca del punto que me has preguntado, y fue muy interesante. La discusión era tan delicada, que incluso los Vedas eran incapaces de responder a las intrincadas preguntas que se hicieron».
Nārāyaṇa Ṛṣi le dijo a Nāradajī que la misma pregunta que Nāradajī había hecho, había sido discutida en esa reunión en Janaloka. Esto demuestra cómo se aprende através del paramparā, o la sucesión discipular. Mahārāja Parīkṣit fue enviado a Śukadeva Gosvāmī; Śukadeva Gosvāmī citó a Nārada, quien le había preguntado lo mismo a Nārāyaṇa Ṛṣi, el cual le había planteado el asunto a autoridades aún más elevadas que se encontraban en el planeta Janaloka, donde fue discutido entre los grandes Kumāras —Sanat, Sanātana, Sanaka y Sanandana —. Estos cuatro brahmacārīs, los Kumāras, son reconocidos eruditos en los Vedas y en los śāstras. El ilimitado volumen de su conocimiento, respaldado por las austeridades y penitencias, se exhibe en su carácter sublime e ideal. Ellos tienen un comportamiento muy amable y bondadoso, y para ellos no existe distinción alguna entre amigos, bienquerientes y enemigos. Estando situados en el plano trascendental, personalidades como los Kumāras se hallan por encima de todas las consideraciones materiales, y son siempre neutrales en lo que respecta a las dualidades materiales. En las discusiones que hubo entre los cuatro hermanos, uno de ellos, Sanandana, fue seleccionado para que hablara, y los otros hermanos se convirtieron en el público escucha.
Sanandana dijo: «La energía total y toda la creación en su forma de embrión entran en el cuerpo de Garbhodakaśāyī Viṣṇu, después de la disolución de toda la manifestación cósmica. En ese momento, el Señor se queda dormido, y permanece así por mucho, mucho tiempo; y cuando hay de nuevo la necesidad de crear, los Vedas personificados se reúnen alrededor del Señor y comienzan a glorificarlo, describiendo Sus pasatiempos trascendentales y maravillosos, exactamente igual que los sirvientes de un rey: por la mañana, cuando el rey está dormido, los recitadores encargados se acercan a su alcoba y comienzan a cantar acerca de sus actividades caballerescas, y mientras oye hablar de sus actividades gloriosas, el rey gradualmente se despierta.
»Los recitadores védicos, o los Vedas personificados, cantan de la siguiente manera: “¡Oh, inconquistable! Tú eres la Suprema Personalidad. Nadie es igual a Ti ni más grande que Tú. Nadie puede ser más glorioso en sus actividades. ¡Todas las glorias a Ti! ¡Todas las glorias a Ti! Por Tu propia naturaleza trascendental, Tú posees a plenitud todas las seis opulencias. Por ello, Tú puedes liberar a todas las almas condicionadas de las garras de māyā. ¡Oh, Señor!, nosotros rogamos fervientemente que Tú bondadosamente hagas eso. Todas las entidades vivientes, siendo Tus partes integrales, son por naturaleza jubilosas, eternas y están llenas de conocimiento, pero debido a sus propias faltas, tratan de imitarte tratando de volverse el disfrutador supremo; así, ellas desobedecen Tu autoridad suprema y se vuelven ofensores. Y debido a sus ofensas, Tu energía material se ha hecho cargo de ellas; en consecuencia, sus cualidades trascendentales de júbilo, bienaventuranza y sabiduría han sido cubiertas por las nubes de las tres cualidades materiales. Esta manifestación cósmica, hecha de las tres cualidades materiales, es como una prisión para las almas condicionadas. Las almas condicionadas están luchando muy arduamente para escaparse del cautiverio material, y se les ha dado diferentes tipos de ocupaciones de acuerdo con sus diferentes condiciones de vida. Pero todas las ocupaciones están basadas en el conocimiento dado por Ti. Las actividades piadosas pueden ser ejecutadas solo cuando son inspiradas por Tu misericordia. Por lo tanto, uno no puede superar la influencia de la energía material sin refugiarse en Tus pies de loto. En verdad, nosotros, siendo el conocimiento védico personificado, estamos siempre dedicados a Tu servicio, para ayudar al alma condicionada a que te comprenda”».
Esta oración de los Vedas personificados ilustra que los Vedas tienen como propósito ayudar a las almas condicionadas a que comprendan a Kṛṣṇa. Todos los śrutis o Vedas personificados le ofrecieron alabanzas al Señor una y otra vez, cantando: «¡Jaya! ¡Jaya!». Eso indica que el Señor es alabado por Sus glorias. De todas Sus glorias, la más importante es Su misericordia sin causa para con las almas condicionadas, al rescatarlas de las garras de māyā.
Existe un número ilimitado de entidades vivientes que se encuentran en diferentes variedades de cuerpos, algunos móviles y otros fijos, y la vida condicionada de esas entidades vivientes se debe solo a que han olvidado su relación eterna con la Suprema Personalidad de Dios. Cuando la entidad viviente quiere enseñorearse de la energía material imitando la posición de Kṛṣṇa, de inmediato es capturada por la energía material y, de acuerdo con su deseo, se le ofrece una variedad de 8.400.000 diferentes clases de cuerpos. La entidad viviente ilusionada cree con falsedad ser el amo de todo lo que ve, si bien padece las tres clases de sufrimiento de la existencia material. La entidad viviente se encuentra tan enredada por el hechizo de la energía material, la cual representa a las tres cualidades materiales, que no es posible en absoluto que se libere, a menos que reciba la gracia del Señor Supremo. La entidad viviente no puede vencer con su propio esfuerzo la influencia de las modalidades materiales de la naturaleza, pero debido a que la naturaleza material está funcionando bajo el control del Señor Supremo, el Señor se encuentra más allá de su jurisdicción. A excepción de Él, todas las entidades vivientes, desde Brahmā hasta una hormiga, son conquistadas por el contacto con la naturaleza material.
Solo el Señor se encuentra más allá del hechizo de la naturaleza material, debido a que posee a plenitud las seis opulencias: riqueza, fuerza, fama, belleza, conocimiento y renunciación. La entidad viviente no puede acercarse a la Suprema Personalidad de Dios, a menos que posea plena conciencia de Kṛṣṇa; aun así, el Señor, con Su omnipotencia, puede darle indicaciones internamente en la forma de la Superalma. En el Bhagavad-gītā, el Señor aconseja: «Todo lo que hagas, hazlo por Mí; todo lo que comas, primero que todo ofrécemelo a Mí; toda caridad que quieras dar, primero dámela a Mí; y cualesquiera austeridades y penitencias que quieras ejecutar, ejecútalas por Mí». En esa forma, los karmīs son dirigidos para que gradualmente desarrollen conciencia de Kṛṣṇa; de forma similar, Kṛṣṇa dirige a los filósofos para que se acerquen a Él gradualmente, haciendo el discernimiento entre Brahman y māyā. Finalmente, cuando uno madura en lo referente a conocimiento, se rinde a Kṛṣṇa. Como Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā: «Después de muchos, muchos nacimientos, el filósofo sabio se rinde a Mí». A los yogīs también se les dirige para que concentren su meditación en Kṛṣṇa, meditando en Él tal como se encuentra en el corazón, y por medio de ese proceso continuo de conciencia de Kṛṣṇa, el yogī puede liberarse de las garras de la energía material. Pero, como se afirma en el Bhagavad-gītā, debido a que los devotos están dedicados al servicio devocional con amor y afecto desde el mismo comienzo, el Señor los dirige de manera tal que pueden acercarse a Él sin dificultad ni desviación alguna. Solo por la gracia del Señor puede la entidad viviente comprender cuál es la posición exacta de Brahman, Paramātma y Bhagavān.
Las afirmaciones de los Vedas personificados dan una prueba clara de que la literatura védica se presenta solo para comprender a Kṛṣṇa. Se confirma en el Bhagavad-gītā que a través de todos los Vedas es solo Kṛṣṇa lo que ha de ser comprendido. Kṛṣṇa siempre se encuentra disfrutando, bien sea en el mundo material o en el mundo espiritual, debido a que Él es el supremo disfrutador, para Él no hay diferencia entre el mundo material y los mundos espirituales. El mundo material constituye un impedimento para las entidades vivientes ordinarias, debido a que se encuentran bajo su control, pero Kṛṣṇa, siendo el controlador del mundo material, no tiene nada que ver con los impedimentos que este presenta. Por lo tanto, los Vedas declaran en diferentes partes de los Upaniṣads: «El Brahman es eterno, está lleno de conocimiento y de toda bienaventuranza, pero la Única y Suprema Personalidad de Dios existe en el corazón de toda entidad viviente». Debido a Su omnipresencia, Él puede entrar no solo en los corazones de las entidades vivientes, sino incluso en los átomos. Como la Superalma, Él es el controlador de todas las actividades de las entidades vivientes, Él vive dentro de todas ellas y es testigo de sus acciones, permitiéndoles que actúen de acuerdo con sus deseos, y también dándoles los resultados de sus diferentes actividades. Él es la fuerza vital de todas las cosas, pero aun así, Él es trascendental a las cualidades materiales. Él es omnipotente, Él es experto en fabricar todo, y, debido a Su conocimiento natural y superior, Él puede poner a todo el mundo bajo Su control. Por ello, Él es el amo de todos. Algunas veces, Él se manifiesta en la superficie del globo, pero simultáneamente se encuentra dentro de toda la materia. Con el deseo de expandirse en múltiples formas, Él lanzó una mirada sobre la energía material, y así se manifestaron innumerables entidades vivientes. Todo es creado por Su energía superior, y se observa que todo aquello que se encuentra en Su creación ha sido hecho a la perfección, sin deficiencia alguna.
Aquellos que buscan liberarse de este mundo material deben, por lo tanto, adorar a la Suprema Personalidad de Dios, la causa suprema de todas las causas. Él es como la masa total de tierra de la que se han fabricado diversas variedades de tarros de barro: los tarros están hechos de barro de tierra, yacen en la tierra, y después de ser destruidos, finalmente sus elementos se fusionan de nuevo con la tierra.
Si bien la Personalidad de Dios es la causa original de todas las variedades de manifestaciones, los impersonalistas hacen especial énfasis en la afirmación védica, sarvaṁ khalv idaṁ brahma: «Todo es Brahman». Los impersonalistas no toman en cuenta las diversas variedades de manifestaciones que emanan de la causa suprema del Brahman. Ellos simplemente toman en cuenta el hecho de que todo emana de Brahman y que todo después de la destrucción se funde en el Brahman, y que el estado intermedio de la manifestación es también Brahman. Si bien los māyāvādis creen que el cosmos se encontraba en el Brahman antes de su manifestación, que permanece en Brahman después de la creación, y que se funde en el Brahman después de la destrucción, no obstante no saben qué es Brahman. Este hecho se describe claramente en la Brahma-saṁhitā: Las entidades vivientes, el espacio, el tiempo y los elementos materiales tales como el fuego, la tierra, el cielo, el agua y la mente, constituyen la manifestación cósmica total, conocida como Bhūḥ, Bhuvaḥ y Svaḥ, que es manifestada por Govinda. Dicha manifestación florece en virtud de Govinda y después de la aniquilación entra y se conserva en Govinda. Por lo tanto, el Señor Brahmā dice: «Yo adoro al Señor Govinda, la personalidad original, la causa de todas las causas».
La palabra brahman señala al más grandioso de todos y al mantenedor de todo. Los impersonalistas son atraídos por la grandeza del cielo, pero debido a su escaso acopio de conocimiento, no son atraídos por la grandeza de Kṛṣṇa. En nuestra vida práctica, no obstante, somos atraídos por la grandeza de una persona y no por la grandeza de una gran montaña. En realidad, el término brahman solo puede ser aplicado a Kṛṣṇa; por consiguiente, en el Bhagavad-gītā Arjuna admitió que el Señor Kṛṣṇa es el Parabrahman, o el supremo lugar de reposo y sustento de todo.
Kṛṣṇa es el Brahman Supremo debido a Su conocimiento ilimitado, potencias ilimitadas, fuerza ilimitada, influencia ilimitada, belleza ilimitada y renunciación ilimitada. De modo que, la palabra brahman puede ser solo ser aplicada a Kṛṣṇa. Arjuna afirma que debido que el Brahman impersonal es la refulgencia que emana en la forma de rayos del cuerpo trascendental de Kṛṣṇa, Kṛṣṇa es el Parabrahman. Todo se funda en Brahman, pero el mismo Brahman se funda en Kṛṣṇa. Luego Kṛṣṇa es el Brahman último o Parabrahman. Los elementos materiales se consideran las energías inferiores de Kṛṣṇa, debido a que por la interacción de ellos, la manifestación cósmica ocurre, queda dependiente de Kṛṣṇa y, después de la disolución, entra de nuevo en el cuerpo de Kṛṣṇa como Su energía sutil. Kṛṣṇa es, así pues, la causa tanto de la manifestación como de la disolución.
Sarvaṁ khalv idaṁ brahma significa que todo es Kṛṣṇa, y así lo ven los mahā-bhāgavatas. Ellos ven todo en relación con Kṛṣṇa. Los impersonalistas arguyen que Kṛṣṇa se ha transformado en muchas cosas y que, por ende, todo es Kṛṣṇa, y el adorar todo es adorarlo a Él. Este argumento falso es respondido por Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā: Si bien todo es una transformación de la energía de Kṛṣṇa, Él no se encuentra presente en todas partes. Simultáneamente, Él está presente y no está presente. Por medio de Su energía, Él está presente en todas partes, pero en Su carácter de energético, Él no está presente en todas partes. Esta presencia y no presencia simultáneas les resulta inconcebible a nuestros sentidos actuales. Pero al comienzo del Īśopaniṣad, se da una clara explicación en la cual se afirma que el Señor Supremo es tan completo, que si bien un ilimitado número de energías con sus transformaciones emanan de Kṛṣṇa, la personalidad de Kṛṣṇa no se transforma en absoluto. Por lo tanto, puesto que Kṛṣṇa es la causa de todas las causas, las personas inteligentes deben refugiarse en Sus pies de loto.
Kṛṣṇa le aconseja a todo el mundo que tan solo se rinda únicamente a Él; eso es lo que presenta la instrucción védica. Puesto que Kṛṣṇa es la causa de todas las cosas, Él es adorado por toda clase de sabios y santos mediante la observancia de los principios regulativos. Cuando existe la necesidad de meditar las grandes personalidades meditan en la forma trascendental de Kṛṣṇa que se encuentra en el corazón. De esa manera, las mentes de las grandes personalidades están siempre dedicadas a Kṛṣṇa. Naturalmente, teniendo las mentes ocupadas en Kṛṣṇa, los cautivados devotos simplemente hablan de Kṛṣṇa.
Hablar acerca de Kṛṣṇa o cantar acerca de Kṛṣṇa se denomina kīrtana. El Señor Caitanya también recomienda kīrtanīyaḥ sadā hariḥ, lo cual significa el pensar y hablar siempre de Kṛṣṇa y de nada más. Eso se denomina conciencia de Kṛṣṇa. El proceso de conciencia de Kṛṣṇa es tan sublime, que cualquiera que se entregue a este proceso es elevado a la perfección más alta de la vida —mucho, mucho más allá del concepto de liberación—. En el Bhagavad-gītā, por lo tanto, Kṛṣṇa le aconseja a todos que siempre piensen en Él, le presten servicio devocional a Él, lo adoren a Él y le ofrezcan reverencias a Él. En esa forma, un devoto se vuelve «Krishnaizado» por completo, y como siempre se encuentra situado en estado de conciencia de Kṛṣṇa, finalmente va de regreso a Kṛṣṇa.
Si bien los Vedas han recomendado la adoración de los diferentes semidioses como diferentes partes integrales de Kṛṣṇa, debe entender que dichas instrucciones están dirigidas a la clase de hombres poco inteligentes que aún son atraídos por el disfrute sensual material. Pero la persona que verdaderamente quiere cumplir a la perfección la misión de la vida humana, debe simplemente adorar al Señor Kṛṣṇa, y eso simplificará el asunto y garantizará por completo el éxito de su vida humana. Si bien el cielo, el agua y la tierra, son todos parte integral del mundo material, cuando uno se encuentra de pie en tierra firme su posición es más segura que cuando se encuentra en el cielo o en el agua. Una persona inteligente, pues, no se sitúa bajo la protección de diferentes semidioses, si bien estos son parte integral de Kṛṣṇa. En vez de ello, se sitúa en el firme terreno de conciencia de Kṛṣṇa. Eso vuelve su posición sólida y segura.
Los impersonalistas algunas veces dan el ejemplo de que si uno se encuentra de pie sobre una piedra o sobre un pedazo de madera, es seguro que uno se encuentra de pie en la superficie de la tierra, debido a que tanto la piedra como la madera se encuentran reposando en la superficie de la tierra. Pero pudiera responderse que si uno está directamente en la superficie de la tierra, se encuentra más seguro que sobre la madera o la piedra que se encuentra reposando en la tierra. En otras palabras, el refugiarse en Paramātmā o el refugiarse en el Brahman impersonal, no es un camino tan seguro como el refugiarse directamente en Kṛṣṇa con conciencia de Kṛṣṇa. La posición de los jñānīs y yogīs no es, entonces, tan segura como la posición de los devotos de Kṛṣṇa. El Señor Kṛṣṇa ha advertido en el Bhagavad-gītā, por consiguiente, que solo una persona que ha perdido su buen juicio se entrega a la adoración de los semidioses. Y en lo que respecta a las personas que están apegadas al Brahman impersonal, el Śrīmad-Bhāgavatam dice: «Mi querido Señor, aquellos que se consideran liberados por la especulación mental no están aún purificados de la contaminación de la naturaleza material, debido a su incapacidad de conseguir el refugio de Tus pies de loto. Si bien ellos se elevan hasta la situación trascendental de existir en el Brahman impersonal, no obstante caen con toda seguridad de esa posición excelsa, debido a que no les ha interesado desear Tus pies de loto». El Señor Kṛṣṇa advierte, por lo tanto, que los adoradores de los semidioses no son personas muy inteligentes, debido a que ellos obtienen resultados tan solo temporales y agotables. Sus esfuerzos son como los de los hombres poco inteligentes. Pero el Señor asegura que Su devoto no tiene ningún temor de caer.
Los Vedas personificados continuaron orando: «Querido Señor, considerando todos los puntos de vista, si uno tiene que adorar a alguien superior a él, entonces, movido solo por el buen comportamiento, uno debe aferrarse a la adoración de Tus pies de loto, debido a que Tú eres el controlador último de la creación, manutención y disolución. Tú eres el controlador de los tres mundos, Bhūḥ, Bhuvaḥ y Svaḥ, Tú eres el controlador de los catorce mundos superiores e inferiores, y Tú eres el controlador de las tres cualidades materiales. Los semidioses y las personas avanzadas en el conocimiento espiritual, están siempre dedicados a escuchar y cantar de Tus pasatiempos trascendentales, debido a que ella tiene la potencia específica de poder anular los resultados acumulados de la vida pecaminosa. Las personas inteligentes nadan, de hecho, en el océano de Tus actividades nectáreas, y muy pacientemente oyen hablar de ellas. Así pues, de inmediato se liberan de la contaminación de las cualidades materiales; ellas no tienen que someterse a severas penitencias y austeridades para avanzar en la vida espiritual. Este cantar y escuchar de Tus pasatiempos trascendentales es el proceso más sencillo de autorrealización. Simplemente por la recepción auditiva del mensaje trascendental en forma sumisa, el corazón de uno se limpia de todas las cosas sucias. De esa manera, la posesión de conciencia de Kṛṣṇa se fija en el corazón de un devoto.
»La gran autoridad Bhīṣmadeva también ha dado la opinión de que este proceso de cantar y escuchar acerca de la Suprema Personalidad de Dios, es la esencia de todas las ejecuciones rituales védicas.
Querido Señor, el devoto que quiere elevarse simplemente con este proceso de actividades devocionales, especialmente por medio de escuchar y cantar, muy prontamente sale de las garras de las dualidades de la existencia material. La Superalma que se encuentra en el corazón del devoto se complace mucho con este sencillo proceso de penitencia y austeridad, y le da indicaciones al devoto de manera que pueda ir de vuelta a casa, de vuelta a Dios. Se afirma en el Bhagavad-gītā, que aquel que dedica todas sus actividades y sus sentidos al servicio devocional del Señor, se vuelve apacible por completo debido a que la Superalma queda satisfecha con él; así pues, el devoto se vuelve trascendental a toda clase de dualidades, tales como el calor y el frío, el honor y la deshonra. Encontrándose liberado de todas las dualidades, él siente bienaventuranza trascendental, y no sufre más de las preocupaciones y ansiedades debidas a la existencia material. El Bhagavad-gītā confirma que el devoto que está siempre absorto en el estado de conciencia de Kṛṣṇa, no tiene que preocuparse por su manutención ni por su protección. Por encontrarse absorto constantemente en el estado de conciencia de Kṛṣṇa, alcanza finalmente la perfección más elevada. Mientras se encuentra en la existencia material, vive muy pacífica y dichosamente sin ninguna preocupación ni angustia, y después de dejar este cuerpo, va de regreso al hogar, de regreso a Dios. El Señor confirma en el Bhagavad-gītā: “Mi morada suprema es un lugar trascendental del que nadie regresa a este mundo material luego de ir allá. Todo aquel que alcance la perfección suprema de encontrarse en la morada eterna dedicado a Mi servicio devocional personal, alcanza la perfección más elevada de la vida humana, y nunca más tiene que ir de regreso al desolador mundo material”.
»Mi querido Señor, es imperativo que las entidades vivientes se dediquen al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, realizando siempre servicio devocional por medio de métodos prescritos tales como el escuchar y el cantar, y el ejecutar Tus órdenes. Si una persona no está dedicada al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa y al servicio devocional, es inútil que presente síntomas de vida. Por lo general, se acepta que si una persona respira, está viva. Pero una persona que carece de conciencia de Kṛṣṇa se parece al fuelle de una herrería. El gran fuelle es un saco de piel que exhala e inhala aire, y un ser humano que simplemente vive dentro del saco de piel y huesos, sin entregarse al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa y al servicio devocional amoroso, no es nada mejor que el fuelle. De forma similar, la larga duración de la vida de un no devoto se parece a la larga existencia de un árbol, su voraz capacidad de comer se parece a la de los perros y los cerdos, y su disfrute de vida sexual se parece al de los cerdos y las cabras».
La manifestación cósmica se ha hecho posible, debido a la entrada en este mundo material de la Suprema Personalidad de Dios en la forma de Mahā-Viṣṇu. La energía material en su totalidad se agita con la mirada de Mahā-Viṣṇu, y solo entonces comienza la interacción de las tres cualidades materiales. Por lo tanto, ha de concluirse que cualesquiera facilidades materiales que estemos tratando de disfrutar, se encuentran disponibles solo debido a la misericordia de la Suprema Personalidad de Dios.
Dentro del cuerpo existen cinco departamentos diferentes de existencia, conocidos como: annamaya, prāṇamaya, manomaya, vijñānamaya, y por último, ānandamaya. Al comienzo de la vida, todas las entidades vivientes están conscientes de la comida. Un niño o un animal puede ser satisfecho solo al obtener buena comida. Esta etapa de conciencia, en la que la meta es comer suntuosamente se denomina annamaya. Anna significa comida. Después de esto, uno vive con la conciencia de estar vivo. Si uno puede continuar su vida sin ser atacado ni destruido, se considera feliz. Esta etapa se denomina prāṇamaya, o conciencia de la existencia de uno. Después de esa etapa, cuando uno se sitúa en la plataforma mental, dicha conciencia se denomina manomaya. La civilización material se encuentra situada principalmente en esas tres etapas, annamaya, prāṇamaya y manomaya. La primera preocupación de las personas civilizadas es el desarrollo económico, la siguiente preocupación es la defensa contra ser aniquilado, y la siguiente conciencia que aparece es la especulación mental: el estudio filosófico de los valores de la vida.
Si por medio del proceso evolutivo de la vida filosófica, ocurre que uno alcanza la plataforma de la vida intelectual y comprende que no es este cuerpo material sino un alma espiritual, entonces por medio de la evolución de la vida espiritual se llega a la comprensión del Señor Supremo o el Alma Suprema. Cuando uno desarrolla su relación con Él y ejecuta el servicio devocional, esa etapa de la vida se denomina conciencia de Kṛṣṇa, la etapa ānandamaya. Ānandamaya es la vida bienaventurada de conocimiento y eternidad. Tal como se dice en el Vedānta-sūtra: ānandamayo’bhyāsāt. El Brahman Supremo y el Brahman subordinado, o la Suprema Personalidad de Dios y las entidades vivientes, son ambos dichosos por naturaleza. En tanto las entidades vivientes se encuentren situadas en las cuatro etapas inferiores de la vida, annamaya, prāṇamaya, manomayo y vijñānamaya, se consideran que se encuentran en la condición material de la vida. Pero tan pronto como uno alcanza la etapa de ānandamaya, se vuelve un alma liberada. Esta etapa ānandamaya es explicada en el Bhagavad-gītā como la etapa brahma-bhūta. Ahí se dice que en la etapa brahma-bhūta de vida no hay ansiedad ni anhelo. Esa etapa comienza cuando uno tiene la misma disposición de ánimo para con todas las entidades vivientes, y luego se expande hasta la etapa de conciencia de Kṛṣṇa, en la cual uno ansía siempre prestarle servicio a la Suprema Personalidad de Dios. Esta ansia de avance en el servicio devocional no es lo mismo que ansiar la complacencia sensual en la existencia material. En otras palabras, el ansia permanece en la vida espiritual, pero se purifica. Cuando nuestros sentidos están purificados, se liberan de todas las etapas materiales, a saber, annamaya, prāṇamaya, manomaya y vijñānamaya, y se sitúan en la etapa más elevada, ānandamaya, o vida bienaventurada con conciencia de Kṛṣṇa. Los filósofos māyāvādi consideran el ānandamaya como el estado de fusión con el Supremo. Para ellos, ānandamaya significa que la Superalma y el alma individual se vuelven uno. Pero el hecho cierto es que esta unidad no significa fundirse en el Supremo y perder la existencia individual y propia de uno. El fundirse en la existencia espiritual constituye la comprensión que logra la entidad viviente de su unidad cualitativa con el Señor Supremo en Sus aspectos de eternidad y conocimiento. Pero la verdadera etapa ānandamaya (bienaventurada) se logra cuando uno se dedica al servicio devocional. Eso está confirmado en el Bhagavad-gītā. Mad-bhaktiṁ labhate parām: la etapa brahma-bhūta ānandamaya se encuentra completa solo cuando existe el intercambio de amor entre la entidad viviente Suprema y las entidades vivientes subordinadas. A menos que uno llegue a esa etapa ānandamaya de vida, su respiración es como la respiración del fuelle de una herrería, la duración de su vida es como la de un árbol, y él no es nada mejor que los animales inferiores, como los camellos, los cerdos y los perros.
Sin duda alguna la eterna entidad viviente no puede ser aniquilada en ningún momento. Pero las especies inferiores de vida existen en una condición desoladora, mientras que aquel que está dedicado al servicio devocional del Señor Supremo se encuentra situado en el estado de vida ānandamaya o placentero. Las diferentes etapas descritas arriba se encuentran todas relacionadas con la Suprema Personalidad de Dios. Si bien en todas las circunstancias existen tanto la Suprema Personalidad de Dios como las entidades vivientes, la diferencia es que la Suprema Personalidad de Dios siempre existe en la etapa ānandamaya, mientras que las entidades vivientes subordinadas, debido a su diminuta posición como porciones fragmentarias del Señor Supremo, tienden a caer a las otras etapas de vida. Si bien en cualquiera de las etapas en que pudieran encontrarse las entidades vivientes, tanto ellas como el Señor Supremo continúan existiendo, la Suprema Personalidad de Dios es siempre trascendental a nuestro concepto de vida, si bien sea que nos encontremos cautivados o liberados. Toda la manifestación cósmica se hace posible por la gracia del Señor Supremo, existe por la gracia del Señor Supremo y, cuando es aniquilada, se funde en la existencia del Señor Supremo. De ahí que el Señor Supremo es la existencia suprema, la causa de todas las causas. Por lo tanto, se concluye que sin el desarrollo de conciencia de Kṛṣṇa, la vida de uno es simplemente una pérdida de tiempo.
Aquellos que son muy materialistas y que no pueden comprender cuál es la situación del mundo espiritual, no pueden comprender la morada de Kṛṣṇa. Para esas personas, los grandes sabios han recomendado el proceso yóguico por medio del cual uno gradualmente se eleva de la meditación en el abdomen, que se denomina meditación mūlādhāra, o maṇipūraka. Mūlādhāra y maṇipūraka son términos técnicos que se refieren a los intestinos que se encuentran en el abdomen. Las personas excesivamente materialistas creen que el desarrollo económico es de suma importancia, debido a que tienen la impresión de que una entidad viviente existe solo porque come. Dichas personas excesivamente materialistas olvidan que si bien uno puede que coma tanto como quiera, si la comida no es digerida, produce los problemas de indigestión y acidez. De manera que, el comer no es de por sí la causa de la energía fundamental de la vida. Para digerir los comestibles tenemos que refugiarnos en otra energía superior, que se menciona en el Bhagavad-gītā como vaiśvānara. El Señor Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā que Él facilita la digestión en la forma de vaiśvānara. La Suprema Personalidad de Dios es omnipresente; por lo tanto, Su presencia como vaiśvānara no es algo extraordinario.
Kṛṣṇa se encuentra de hecho presente en todas partes. En virtud de ello, el vaiṣṇava marca su cuerpo con templos de Viṣṇu: él marca en primer lugar un templo de tilaka en el abdomen, luego en el pecho, luego entre las clavículas, luego en la frente, y sigue así gradualmente hasta marcar la parte superior de la cabeza, el brahma-randhra. Los trece templos de tilaka que se marcan en el cuerpo de un vaiṣṇava, se nombran de la siguiente manera: en la frente se encuentra el templo del Señor Keśava‚ en el abdomen está el templo del Señor Nārāyaṇa, en el pecho está el templo del Señor Mādhava y, en la garganta, entre las dos clavículas, se encuentra el templo del Señor Govinda. En el lado derecho de la cintura, está el templo del Señor Viṣṇu, en el brazo derecho está el templo del Señor Madhusūdhana, y en lado derecho de la clavícula, está el templo del Señor Trivikrama. De forma similar, en el lado izquierdo de la cintura se encuentra el templo del Señor Vāmanadeva, en el brazo izquierdo está el templo del Señor Śrīdhara, en el lado izquierdo de la clavícula está el templo de Hṛṣīkeśa, en la parte superior de la espalda el templo se denomina Pādmanabha, y en la parte inferior de la espalda el templo se denomina Dāmodara. En la parte superior de la cabeza el templo se denomina Vāsudeva. Este es el proceso de meditar en la ubicación del Señor en las diferentes partes del cuerpo; pero para aquellos que no son vaiṣṇavas, los grandes sabios han recomendado meditar en el concepto corporal de la vida —meditación en los intestinos, en el corazón, en la garganta, en las cejas, en la frente y luego en la parte superior de la cabeza—. Algunos de los sabios de la sucesión discipular que se origina con el gran santo Aruṇa meditan en el corazón, debido a que la Superalma también está dentro del corazón juntamente con la entidad viviente. Eso se confirma en el Bhagavad-gītā, capítulo décimo quinto, donde el Señor afirma: «Yo estoy situado en el corazón de todos».
Para el vaiṣṇava, la protección del cuerpo para el servicio del Señor es parte del servicio devocional, pero aquellos que son excesivamente materialistas toman el cuerpo por el yo. Ellos adoran el cuerpo por medio del proceso yóguico de meditar en las diferentes partes del cuerpo, tales como maṇipūraka‚ dahara y hṛdaya, elevándose gradualmente hasta el brahma-randhra, que se encuentra en la parte superior de la cabeza. El yogī de primera clase que ha alcanzado la perfección en la práctica del sistema de yoga, al final pasa a través del brahma-randhra a cualquiera de los planetas bien sea del mundo material o del mundo espiritual. La manera en que un yogī puede trasladarse a otro planeta está descrita muy vívidamente en el Canto Segundo del Śrīmad-Bhāgavatam.
En relación con esto, Śukadeva Gosvāmī ha recomendado que los principiantes adoren al virāṭ-puruṣa, la forma universal gigantesca del Señor. A aquel que no puede creer que el Señor puede ser adorado con el mismo éxito como la Deidad o la forma arcā, o que no puede concentrarse en esa forma, se le aconseja adorar la forma universal del Señor. La porción inferior del universo se considera los pies y las piernas de la forma universal del Señor; la porción media del universo se considera el ombligo o el abdomen del Señor; los sistemas planetarios superiores tales como Janaloka y Maharloka, son el corazón del Señor; y el sistema planetario más elevado, Brahmaloka, se considera la parte superior de la cabeza del Señor. Existen diferentes procesos recomendados por grandes sabios, de acuerdo con la posición en que se encuentra el adorador, pero el objetivo último de todos los procesos de yoga y de meditación es ir de regreso al hogar, de regreso a Dios. Tal como se afirma en el Bhagavad-gītā, todo aquel que alcance el planeta más elevado, la morada de Kṛṣṇa, o incluso los planetas Vaikuṇṭha, nunca tiene que descender de nuevo a esta desoladora condición material de vida.
La recomendación védica es, por lo tanto, que uno vuelva a los pies de loto de Viṣṇu, el blanco de todos sus esfuerzos. Tad viṣṇoh paramaṁ padam: Viṣṇuloka o los planetas de Viṣṇu están situados por encima de todos los planetas materiales. Esos planetas Vaikuṇṭha son conocidos como sanātana-dhāma, y son eternos. Ellos nunca son aniquilados, ni siquiera con la aniquilación de este mundo material. La conclusión de esto es, que si un ser humano no cumple la misión de su vida por medio de la adoración del Señor Supremo, y no va de regreso a Dios, se entiende entonces que ha fracasado en el cumplimiento del propósito principal de la vida humana.
La siguiente oración de los Vedas personificados al Señor, se refiere a Su entrada en las diferentes especies de vida. Se afirma en el Bhagavad-gītā, capítulo décimo cuarto, que en todas las especies y formas de vida, la parte integral espiritual del Señor Supremo se encuentra presente. El Señor Mismo declara en el Gītā que Él es el padre dador de la simiente en todas las formas y especies, y por lo tanto, todos los seres han de ser considerados hijos del Señor. La entrada del Señor Supremo en la forma de Paramātma en el corazón de todo el mundo, confunde algunas veces a los impersonalistas, quienes piensan en términos de la igualdad de las entidades vivientes con el Señor Supremo. Ellos creen que debido a que el Señor Supremo entra en los diferentes cuerpos juntamente con el alma individual, no existe diferencia entre el Señor y las entidades individuales. Su reto es: «¿Por qué las almas individuales han de adorar al Paramātma o Superalma?». Según ellos, tanto la Superalma como el alma individual se encuentran en el mismo nivel; son uno, sin ninguna diferencia entre ellas. No obstante, existe una diferencia entre la Superalma y el alma individual, y eso se explica en el Bhagavad-gītā, capítulo décimo quinto, donde el Señor dice que si bien Él se encuentra situado con la entidad viviente en el mismo cuerpo, Él es superior. Él le está dictando o dando inteligencia al alma individual, internamente. Se afirma claramente en el Gītā, que el Señor le da inteligencia al alma individual, y que tanto la memoria como el olvido se deben a la influencia de la Superalma. Nadie puede actuar en forma independiente de la sanción de la Superalma. Por lo tanto, el Señor le recuerda al alma individual, de acuerdo con su karma pasado, cómo debe actuar. Olvidar es propio del alma individual, pero el Señor, presente en el corazón, le recuerda lo que quería hacer en su vida pasada. La inteligencia del alma individual se manifiesta igual que el fuego en la madera. Si bien el fuego siempre es fuego, se manifiesta en un tamaño proporcional al tamaño de la madera. De forma similar, si bien el alma individual es cualitativamente una con el Señor Supremo, se manifiesta de acuerdo con las limitaciones de su cuerpo actual.
Se dice que el Señor Supremo o la Superalma es eka-rasa. Eka significa uno y rasa significa melosidad. La posición trascendental del Señor Supremo es la de eternidad, bienaventuranza y pleno conocimiento. Su posición de eka-rasa no cambia en lo más mínimo cuando Él se vuelve testigo y consejero del alma individual en cada cuerpo individual.
El alma individual, comenzando con el Señor Brahmā y yendo hasta la hormiga, manifiesta su potencia espiritual de acuerdo con su cuerpo actual. Los semidioses están en la misma categoría que las almas individuales que se encuentran en los cuerpos de los seres humanos o en los cuerpos de los animales inferiores. Las personas inteligentes no adoran, pues, a los diferentes semidioses, que simplemente son representantes infinitésimos de Kṛṣṇa que se manifiestan en cuerpos condicionados. El alma individual puede exhibir su poder y potencias solo en proporción a la forma y constitución del cuerpo. La Suprema Personalidad de Dios, no obstante, puede exhibir Sus potencias plenas con cualquier figura o forma, sin cambio alguno. La tesis de los filósofos māyāvādīs de que Dios y el alma individual son uno e iguales no puede aceptarse, pues el alma individual tiene que desarrollar su poder y potencias de acuerdo con el desarrollo de diferentes tipos de cuerpos. El alma individual que se encuentra en el cuerpo de un bebé no puede manifestar el poder y la potencia plenos de un adulto, pero la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, incluso cuando yacía como bebé en el regazo de Su madre, pudo manifestar Su potencia y poder plenos al matar a Pūtanā y a otros demonios que trataron de atacarlo. Por lo tanto, la potencia espiritual de la Suprema Personalidad de Dios se dice que es eka-rasa, o que no cambia. La Suprema Personalidad de Dios es, entonces, el único objeto digno de adoración, y esto es sabido perfectamente por las personas que no están contaminadas con la fuerza de la naturaleza material. En otras palabras, solo las almas liberadas pueden adorar a la Suprema Personalidad de Dios. Los māyāvādīs, quienes son poco inteligentes, se entregan a la adoración de semidioses, creyendo que los semidioses y la Suprema Personalidad de Dios se encuentran en el mismo nivel.
Los Vedas personificados continuaron ofreciendo sus reverencias. «Querido Señor, oraron ellos, después de muchos, muchos nacimientos, aquellos que verdaderamente se han vuelto sabios se entregan a la adoración de Tus pies de loto con pleno conocimiento». Eso también se confirma en el Bhagavad-gītā, donde el Señor dice que después de muchos, muchos nacimientos, una gran alma o mahātmā se rinde a Él, sabiendo bien que Vāsudeva, Kṛṣṇa, es la causa de todas las causas. Los Vedas continuaron: «Tal como ya se ha explicado, puesto que nuestra mente, inteligencia y sentidos nos han sido dados por Dios, cuando estos instrumentos se encuentran verdaderamente purificados no hay más alternativa que ocuparlos todos en el servicio devocional del Señor. El hecho que una entidad viviente se encuentre atrapada en diferentes especies de vida se debe a la mala aplicación de su mente, inteligencia y sentidos, por ocuparlos en las actividades materiales. Variados tipos de cuerpos se otorgan como resultado de las acciones de una entidad viviente, y son creados por la naturaleza material de acuerdo con el deseo de la entidad viviente. Debido a que una entidad viviente desea y se merece un tipo particular de cuerpo, la naturaleza material se lo da bajo la orden del Señor Supremo.
En el Śrīmad-Bhāgavatam, Canto Tercero, se explica que una entidad viviente es puesta en el semen de un macho e inyectada en el vientre de una hembra particular, bajo el control de una autoridad superior, de manera que desarrolle un tipo particular de cuerpo. Una entidad viviente utiliza sus sentidos, inteligencia, mente, etc., de una manera específica que ella misma elige, y así pues, desarrolla un tipo particular de cuerpo dentro del cual queda enjaulada. Así la entidad viviente se sitúa en diferentes especies de vida, bien sea en un cuerpo animal, humano o de semidiós, de acuerdo con diferentes situaciones y circunstancias.
Se explica en la literatura védica, que las entidades vivientes que se encuentran atrapadas en diferentes especies de vida son parte integral del Señor Supremo. Los filósofos māyāvādī toman a la entidad viviente por el Paramātma, que de hecho se encuentra sentado, como amigo, con la entidad viviente. Debido a que la entidad viviente individual y el Paramātma, el aspecto localizado de la Suprema Personalidad de Dios, se encuentran ambos en el cuerpo, algunas veces se presenta la interpretación errónea de que no hay diferencia entre ellos dos. Pero existe una diferencia marcada entre el alma individual y la Superalma, y se encuentra explicada en El Varāha-Purāṇa de la siguiente manera. El Señor Supremo tiene dos tipos de partes integrales: la entidad viviente se denomina vibhinnāṁśa, y el Paramātma, o la expansión plenaria del Señor Supremo, se denomina svāṁśa. La expansión plenaria svāṁśa de la Suprema Personalidad es tan poderosa como la propia Suprema Personalidad de Dios. No existe ni la más mínima diferencia entre la potencia de la Persona Suprema y la de Su expansión plenaria como Paramātma, pero las partes integrales vibhinnāṁśa, poseen solo una diminuta porción de las potencias del Señor. El Nārada-pañcarātra afirma que las entidades vivientes, que son la potencia marginal del Señor Supremo son, sin duda alguna, de la misma cualidad de existencia espiritual que el Señor Mismo, pero están propensas a teñirse con las cualidades materiales. La diminuta entidad viviente se denomina jīva por su propensión a estar sujeta a la influencia de las cualidades materiales. Algunas veces, la Suprema Personalidad de Dios es también conocido como Śiva, el plenamente auspicioso. Así pues, la diferencia entre Śiva y jīva es que la plenamente auspiciosa Personalidad de Dios nunca es afectada por las cualidades materiales, mientras que las porciones diminutas de la Suprema Personalidad de Dios son propensas a ser afectadas por las cualidades de la naturaleza material.
La Superalma que se encuentra dentro del cuerpo de una entidad viviente en particular, si bien es una porción plenaria del Señor, es digna de ser adorada por la entidad viviente individual. Grandes sabios han concluido, por lo tanto, que el proceso de meditación está ingeniado de tal manera, que la entidad viviente individual pueda concentrar su atención en los pies de loto de la forma de Superalma (Viṣṇu). Esa es la verdadera forma de samādhi. La entidad viviente no puede liberarse del enredo material por su propio esfuerzo. En consecuencia, ella debe entregarse al servicio devocional de los pies de loto del Señor Supremo, o la Superalma que se encuentra dentro de sí. Śrīdhara Svāmī, el gran comentarista del Śrīmad-Bhāgavatam, ha compuesto un bello verso en relación con esto, cuyo significado se da a continuación: «Mi querido Señor, soy eternamente parte integral de Ti, pero he quedado atrapado por las potencias materiales, que también son una emanación de Ti. Siendo la causa de todas las causas, Tú has entrado en mi cuerpo como la Superalma, y yo tengo la prerrogativa de disfrutar de la suprema vida bienaventurada de conocimiento juntamente contigo. Así pues, mi querido Señor, por favor ordéname que Te preste servicio amoroso de forma que pueda ser llevado de nuevo a mi posición original de bienaventuranza trascendental».
Las grandes personalidades comprenden que una entidad viviente enredada en este mundo material no puede liberarse por sus propios esfuerzos. Con fe y devoción firmes, esas grandes personalidades se ocupan en prestarle al Señor un servicio amoroso y trascendental. Ese es el veredicto de los Vedas personificados.
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor, es muy difícil lograr conocimiento perfecto de la Verdad Absoluta. Su Señoría es tan bondadoso con las almas caídas, que aparece en diferentes encarnaciones y ejecuta diferentes actividades. Tú apareces incluso como una personalidad histórica de este mundo material, y Tus pasatiempos se encuentran muy bellamente descritos en la literatura védica. Dichos pasatiempos son tan atractivos como el océano de la dicha trascendental». La gente en general tiene una inclinación natural a leer narraciones en las que se glorifica a jīvas ordinarias, pero cuando es atraída por la literatura védica que describe Tus pasatiempos eternos, se zambullen de hecho en el océano de la dicha trascendental. Así como un hombre fatigado se siente refrescado al zambullirse en un manantial de agua, así mismo el alma condicionada que se siente muy hastiada de las actividades materiales, se refresca y se olvida de toda fatiga producto de dichas actividades, simplemente con zambullirse en el océano trascendental de Tus pasatiempos. Y con el tiempo, se funde en el océano de la dicha trascendental. Los devotos más inteligentes, por lo tanto, no se entregan a ningún otro medio de autorrealización a excepción del servicio devocional y la ocupación constante en los nueve procesos diferentes de la vida devocional, especialmente escuchar y cantar. A Tus devotos no les importa ni siquiera la dicha trascendental que se obtiene de la liberación o de fundirse en la existencia del Supremo, cuando escuchan y cantan de Tus pasatiempos trascendentales. Dichos devotos no están interesados ni siquiera en la supuesta liberación, y ciertamente carecen de todo interés en las actividades materiales para la elevación a los planetas celestiales en búsqueda de complacencia sensual. Los devotos puros solo buscan asociarse con paramahaṁsas, o grandes devotos liberados, de manera de poder oír y cantar continuamente de Tus glorias. Con ese propósito, los devotos puros están dispuestos a sacrificar todas las comodidades de la vida, incluso abandonando las comodidades materiales de vida familiar y supuestos sociedad, amistad y amor. A aquellos que han saboreado el néctar de la devoción al saborear la vibración trascendental de cantar Tus glorias, Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare, no les importa ninguna otra bienaventuranza espiritual ni las comodidades materiales, que al devoto puro le parecen menos importantes que la hojarasca de la calle.
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor, cuando una persona es capaz de purificar su mente, sentidos e inteligencia, al ocuparse en el servicio devocional con plena conciencia de Kṛṣṇa, su mente se vuelve su amiga. De lo contrario, su mente siempre es su enemiga. Cuando la mente se encuentra dedicada al servicio devocional del Señor, se vuelve la amiga íntima de la entidad viviente, pues la mente puede entonces pensar siempre en el Señor Supremo. Su Señoría es eternamente querido por la entidad viviente, así que cuando la mente se dedica a pensar en Ti, uno siente de inmediato la gran satisfacción que ha anhelado vida tras vida. Cuando la mente de uno se encuentra fija así en los pies de loto de la Suprema Personalidad de Dios, uno no se entrega a ningún tipo de adoración inferior ni proceso inferior de autorrealización. Al intentar adorar a un semidiós o entregarse a algún otro proceso de autorrealización, la entidad viviente se vuelve víctima del ciclo de nacimiento y muerte, y nadie puede imaginarse cuán degradada se vuelve la entidad viviente al entrar en especies abominables de vida tales como los gatos y los perros».
Śrī Narottama dāsa Ṭhākura ha cantado que las personas que no se entregan al servicio devocional del Señor, sino que están atraídas al proceso de especulación filosófica y actividades fruitivas, beben los resultados venenosos de esas acciones. Dichas personas son forzadas a nacer en diferentes especies de vida, y son forzadas a adoptar prácticas detestables, tales como el comer carne y el embriagarse. Las personas materialistas, por lo general, adoran al cuerpo material temporal, y se olvidan del bienestar del alma espiritual que se encuentra dentro del cuerpo. Algunos se refugian en la ciencia materialista para mejorar las comodidades corporales, y algunos se entregan a la adoración de semidioses con objeto de ser promovidos a los planetas celestiales. La meta de ellos en la vida es hacer que el cuerpo material se encuentre cómodo, mientras que olvidan lo que verdaderamente interesa al alma espiritual. Esas personas son descritas por la literatura védica como suicidas, debido a que el apego por el cuerpo material y sus comodidades obliga a la entidad viviente a errar perpetuamente por el proceso de nacimiento y muerte, y a padecer las angustias materiales como consecuencia natural de ello. La forma humana de vida es una oportunidad para que uno comprenda su posición. En consecuencia, la persona muy inteligente se entrega al servicio devocional, solo para ocupar su mente, sentidos y cuerpo al servicio del Señor, sin desviación alguna.
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor, existen muchos yogīs místicos que son muy eruditos y que actúan con mucha deliberación para alcanzar la perfección más elevada de la vida. Ellos se dedican al proceso yóguico de controlar el aire vital que se encuentra dentro del cuerpo. Ellos practican el sistema de yoga concentrando la mente en la forma de Viṣṇu y controlando los sentidos muy rígidamente; pero incluso después de tanta regulación, penitencia y austeridad laboriosas, alcanzan el mismo destino que las personas que sienten animadversión por Ti. En otras palabras, tanto los yogīs como los grandes y sabios especuladores filosóficos alcanzan por último la refulgencia Brahman impersonal, que también es alcanzada en forma automática por los demonios que son por lo común enemigos del Señor. Los demonios como Kaṁsa, Śiśupāla y Dantavakra también alcanzan la refulgencia Brahman debido a que meditan constantemente en la Suprema Personalidad de Dios. Mujeres tales como las gopīs, estaban apegadas a Kṛṣṇa y cautivadas por Su belleza, y su concentración mental en Kṛṣṇa era provocada por la lujuria. Ellas querían ser abrazadas por los brazos de Kṛṣṇa que se asemejan a la bella forma redondeada de una serpiente. De forma similar, existen los himnos védicos, y nosotros también simplemente concentramos nuestras mentes en los pies de loto de Su Señoría. Las mujeres como las gopīs se concentran en Ti movidas por la lujuria, y nosotros nos concentramos en Tus pies de loto para ir de regreso al hogar, de regreso a Dios. Tus enemigos también se concentran en Ti, pensando siempre en cómo matarte, y los yogīs se someten a grandes penitencias y austeridades, solo para alcanzar Tu refulgencia impersonal. Todas estas diferentes personas, si bien concentran sus mentes de diferentes maneras, alcanzan la perfección espiritual de acuerdo con sus diferentes puntos de vista, debido a que Tú eres imparcial con todos Tus devotos».
Śrīdhara Swāmī ha compuesto un bello verso en relación con esto: «Mi querido Señor, es muy difícil estar dedicado siempre a pensar en Tus pies de loto. Ello les resulta posible a grandes devotos que ya han logrado tener amor por Ti, y que se encuentran dedicados al amoroso servicio trascendental. Mi querido Señor, deseo que también mi mente, de una u otra forma, se dedique a pensar en Tus pies de loto, al menos por algún tiempo».
En el Bhagavad-gītā se explica cómo los diferentes espiritualistas logran la perfección espiritual: el Señor dice que Él otorga la perfección que el devoto desea, en proporción a cuánto el devoto se encuentre rendido a Él. Los impersonalistas, los yogīs y los enemigos del Señor entran en la refulgencia trascendental del Señor, pero los personalistas que siguen los pasos de los habitantes de Vṛndāvana o que siguen estrictamente el sendero del servicio devocional, son elevados a la morada personal de Kṛṣṇa, Goloka Vṛndāvana, o a los planetas Vaikuṇṭha. Tanto los impersonalistas como los personalistas entran en la región espiritual o cielo espiritual, pero a los impersonalistas se les da su lugar en la refulgencia Brahman impersonal, mientras que a los personalistas se les da una posición en los planetas Vaikuṇṭha o en el planeta Vṛndāvana, de acuerdo con su deseo de servir al Señor en diferentes melosidades.
Los Vedas personificados afirmaron que las personas que nacen después de la creación de este mundo material no pueden comprender, manipulando su conocimiento material, cuál es la naturaleza de la existencia de la Suprema Personalidad de Dios. Así como una persona nacida en una familia específica no puede comprender cuál era la posición de su bisabuelo, el cual vivió antes del nacimiento de la generación más reciente, así mismo no podemos comprender a la Suprema Personalidad de Dios, Nārāyaṇa o Kṛṣṇa, que existe eternamente en el mundo espiritual. En el capítulo octavo del Bhagavad-gītā, se dice claramente que la Persona Suprema, que vive eternamente en el reino espiritual de Dios (sanātana-dhāma), puede ser abordada solo por medio del servicio devocional.
En lo que concierne a la creación material, Brahmā es la primera persona creada. Antes de Brahmā no existía ninguna criatura viviente en este mundo material; era vacío y oscuro hasta que Brahmā nació en la flor de loto que brotó del abdomen de Garbhodakaśāyī Viṣṇu. Garbhodakaśāyī Viṣṇu es una expansión de Kāraṇodakaśāyī Viṣṇu, Kāraṇodakaśāyī Viṣṇu es una expansión de Saṅkarṣaṇa, y Saṅkarṣaṇa es una expansión de Balarāma. Balarāma es una expansión inmediata del Señor Kṛṣṇa. Después de la creación de Brahmā nacieron las dos clases de semidioses: semidioses como los cuatro hermanos Sanaka, Sanātana, Sanandana y Sanat Kumāra, que son representantes de la renuncia al mundo, y semidioses como Marīci, y los descendientes de estos, que están destinados a disfrutar de este mundo material. De estas dos clases de semidioses se manifestaron gradualmente todas las demás entidades vivientes, incluyendo a los seres humanos. Así pues, toda criatura viviente que se encuentre en este mundo material, incluso Brahmā, todos los semidioses y todos los rākṣasas, han de ser considerados modernos. Esto significa que todos ellos nacieron recientemente. Por lo tanto, así como una persona recientemente nacida de una familia no puede comprender cuál era la situación de su distante antepasado, así mismo todo aquel que se encuentre en este mundo material no puede comprender cuál es la posición del Señor Supremo en el mundo espiritual, ya que el mundo material ha sido creado solo recientemente. Si bien todas las manifestaciones del mundo material —los elementos del tiempo, las entidades vivientes, los Vedas y los elementos burdos y sutiles— tienen una existencia de una larga duración, no obstante todos son creados en algún momento. Todo aquello que ha sido manufacturado dentro de esta situación creada o que es aceptado como medio para comprender a la fuente original de la creación, ha de considerarse moderno.
Por lo tanto, por medio del proceso de la autorrealización o de la comprensión de Dios a través de las actividades fruitivas, por medio de la especulación filosófica o a través del yoga místico, uno no puede verdaderamente acercarse a la suprema fuente de todo. Cuando la creación se termina por completo, cuando ya no existen los Vedas, ni existe el tiempo material, ni existen los elementos materiales burdos y sutiles, y cuando todas las entidades vivientes se encuentran en su etapa no manifestada, encontrándose dentro de Nārāyaṇa, todos estos procesos manufacturados cesan de existir y pierden su efecto. El servicio devocional, no obstante, está eternamente presente en el eterno mundo espiritual. Por lo tanto, el único proceso verdadero de autorrealización o comprensión de Dios es el servicio devocional, y si uno se entrega a ese proceso, se entrega al verdadero proceso de comprensión de Dios.
En relación con esto, Śrīla Śrīdhara Svāmī ha compuesto un verso, que sugiere la idea de que la suprema fuente de todo, la Suprema Personalidad de Dios, es tan grandioso e ilimitado, que no es posible que la entidad viviente llegue a comprenderlo por medio de ninguna adquisición material. Por consiguiente, uno debe orarle al Señor, pidiéndole estar ocupado eternamente en Su servicio devocional, de manera que, por la gracia del Señor, uno pueda entender la fuente suprema de la creación. La fuente suprema de la creación, el Señor Supremo, se revela solo a los devotos. En el capítulo cuarto del Bhagavad-gītā, el Señor le dice a Arjuna: «Mi querido Arjuna, debido a que eres Mi devoto y debido a que eres Mi amigo íntimo, he de revelarte el proceso por el que se llega a comprenderme a Mí». En otras palabras, la fuente suprema de la creación, la Suprema Personalidad de Dios, no puede ser entendida por medio de nuestro propio esfuerzo. Tenemos que complacerlo con servicio devocional, y así Él se revelará a nosotros. Solo entonces podremos comprenderlo hasta cierto punto.
Existen diferentes clases de filósofos que han tratado de entender la fuente suprema por medio de su especulación mental. Por lo general, existen seis clases de especuladores mentales, y sus especulaciones se denominan ṣaḍ-ḍarśana. Todos esos filósofos son impersonalistas, y son conocidos como māyāvādīs. Cada uno de ellos ha tratado de imponer su propia opinión, si bien todos ellos han tenido luego que transigir y afirmar que todas las opiniones conducen a la misma meta, y que por ello, todas las opiniones son válidas. De acuerdo con las oraciones de los Vedas personificados, no obstante, ninguna de ellas es válida debido a que el proceso de conocimiento de esos filósofos es creado dentro del temporal mundo material. Todos ellos han pasado por alto el punto verdadero: la Suprema Personalidad de Dios o la Verdad Absoluta solo puede ser comprendida por medio del servicio devocional.
Una clase de filósofos, conocidos como mīmāṁsakas‚ representados por sabios tales como Jaimini, han concluido que todo el mundo debe dedicarse a actividades piadosas o deberes prescritos, y que tales actividades lo conducirán a uno a la perfección más elevada de todas. Pero eso se refuta en el capítulo noveno del Bhagavad-gītā, donde el Señor Kṛṣṇa dice que por medio de las actividades piadosas puede que uno sea elevado a los planetas celestiales, pero tan pronto como se agotan las actividades piadosas que uno ha acumulado, se tiene que dejar el disfrute del nivel superior de prosperidad material que existe en los planetas celestiales, e inmediatamente bajar de nuevo a estos planetas inferiores, donde la duración de la vida es muy corta y donde el nivel de felicidad material es de un grado inferior. Las palabras exactas que se usan en el Gītā son kṣīṇe puṇye martya-lokaṁ viśanti. Por lo tanto, la conclusión de los filósofos mīmāṁsaka de que las actividades piadosas han de conducirlo a uno a la Verdad Absoluta, no es válida. Si bien por naturaleza un devoto puro siente inclinación por ejecutar actividades piadosas, nadie puede alcanzar la gracia de la Suprema Personalidad de Dios solo por medio de actividades piadosas. Las actividades piadosas puede que lo purifiquen a uno de la contaminación provocada por la ignorancia y la pasión, pero ello es logrado en forma automática por un devoto que se encuentra constantemente dedicado a escuchar el mensaje trascendental de Dios, en la forma del Bhagavad-gītā, del Śrīmad-Bhāgavatam o de Escrituras similares. Concluimos del Bhagavad-gītā que incluso una persona que no se encuentra en el nivel de la ejecución de actividades piadosas pero que se encuentra absolutamente dedicada al servicio devocional, debe considerarse bien situada en el sendero del perfeccionamiento espiritual. También se dice en el Bhagavad-gītā que una persona que está dedicada al servicio devocional con amor y fe, es guiada internamente por la Suprema Personalidad de Dios. El Señor Mismo como Paramātma, o el maestro espiritual que se encuentra situado en el corazón de uno, le da indicaciones exactas al devoto, por medio de las cuales este puede gradualmente ir de regreso a Dios. La conclusión de los filósofos mīmāṁsaka no es de hecho la verdad que puede conducirlo a uno a la comprensión correcta de las cosas.
De forma similar, existen filósofos śāṅkhya, metafísicos o científicos materiales, que estudian esta manifestación cósmica por medio de su método científico inventado, y que no reconocen a la autoridad suprema, Dios, como creador de la manifestación cósmica. Por el contrario, ellos concluyen equivocadamente que la reacción de los elementos materiales es la causa original de la creación. El Bhagavad-gītā, no obstante, no acepta esa teoría. En él se dice claramente que la dirección de la Suprema Personalidad de Dios se encuentra operando las actividades cósmicas. Ese hecho queda corroborado por la disposición védica ātmā vā idam agra āsīt, que significa que el origen de la creación existía antes de la manifestación cósmica. Por lo tanto, los elementos materiales no pueden ser la causa de la creación material. Si bien los elementos materiales son aceptados como causas materiales, la causa última es la Suprema Personalidad de Dios Mismo. El Bhagavad-gītā dice, por consiguiente, que la naturaleza material funciona bajo la dirección de Kṛṣṇa.
La ateísta filosofía śāṅkhya concluye que, debido a que los efectos de los mundos materiales son temporales e ilusorios, la causa de ellos también es, por ende, ilusoria, Los filósofos śāṅkhya apoyan el nihilismo, pero el hecho cierto es que la causa original es la Suprema Personalidad de Dios, y esta manifestación cósmica es la manifestación temporal de Su energía material. Cuando esta manifestación temporal es aniquilada, su causa, la existencia eterna del mundo espiritual, continúa tal como es y, por ello, el mundo espiritual se denomina sanātana-dhāma, la morada eterna. Luego, la conclusión del filósofo śāṅkhya no es válida.
Además se encuentran los filósofos encabezados por Gautama y Kaṇāda. Ellos han estudiado la causa y el efecto de los elementos materiales muy minuciosamente, y han arribado finalmente a la conclusión de que la combinación atómica es la causa original de la creación. Los científicos materiales actuales también siguen los pasos de Gautama y Kaṇāda, que plantearon esa teoría de paramāṇu-vāda. Esa teoría, no obstante, no puede sostenerse, debido a que los átomos inertes no son la causa original de todo. Eso se confirma en el Bhagavad-gītā y en el Śrīmad-Bhāgavatam así como también en los Vedas, donde se afirma eko nārāyaṇa āsīt: solo Nārāyaṇa existía antes de la creación. El Śrīmad-Bhāgavatam y el Vedānta-sūtra también dicen que la causa original está consciente, y que percibe tanto directa como indirectamente todo lo que existe en esta creación. En el Bhagavad-gītā, Kṛṣṇa dice ahaṁ sarvasya prabhavaḥ: «Yo soy la causa original de todo», y mattaḥ sarvaṁ pravartate: «Todo empieza a existir a partir de Mí». Por lo tanto, los átomos puede que formen las combinaciones básicas de la existencia material, pero esos átomos se generan de la Suprema Personalidad de Dios. Así pues, la filosofía de Gautama y Kaṇāda no puede sostenerse.
De forma similar, los impersonalistas encabezados por Aṣṭāvakra y, posteriormente, por Śaṅkarācārya, aceptaron la refulgencia Brahman impersonal como la causa de todo. De acuerdo con la teoría de ellos, la manifestación material es temporal e irreal, mientras que la refulgencia Brahman impersonal es la realidad. Pero esa teoría tampoco puede ser sostenida, debido a que el Señor Mismo dice en el Bhagavad-gītā que esa refulgencia Brahman se funda en Su personalidad. También se confirma en la Brahma-saṁhitā, que la refulgencia Brahman constituye los rayos corporales y personales de Kṛṣṇa. De modo que, el Brahman impersonal no puede ser la causa original de la manifestación cósmica. La causa original es la plenamente perfecta y consciente Personalidad de Dios, Govinda.
La teoría más peligrosa de los impersonalistas es la que dice que cuando Dios se presenta como una encarnación, acepta un cuerpo material creado por las tres modalidades de la naturaleza material. Esta teoría māyāvādī ha sido condenada por el Señor Caitanya al decir que es de lo más ofensiva. Él ha dicho que todo aquel que considere el cuerpo trascendental de la Personalidad de Dios hecho de esta naturaleza material, comete la ofensa más grande que se pueda hacer a los pies de loto de Viṣṇu. De forma similar, el Bhagavad-gītā también afirma que solo los tontos y los pícaros menosprecian a la Personalidad de Dios cuando desciende con una forma humana. El Señor Kṛṣṇa, el Señor Rāma y el Señor Caitanya de hecho viven como seres humanos dentro de la sociedad humana.
Los Vedas personificados condenan la concepción impersonal, diciendo que es una interpretación completamente equivocada. En la Brahma-saṁhitā, el cuerpo de la Suprema Personalidad de Dios se describe como ānanda-cin-maya-rasa. La Suprema Personalidad de Dios posee un cuerpo espiritual, no un cuerpo material. Él puede disfrutar de cualquier cosa a través de cualquier parte de Su cuerpo, y por lo tanto Él es omnipotente. Las extremidades de un cuerpo material pueden solo realizar una función en particular, como, por ejemplo, las manos, que pueden sostener pero que no pueden ver ni oír. Más, debido a que el cuerpo de la Suprema Personalidad de Dios está hecho de ānanda-cin-maya-rasa o sac-sid-ānanda-vigraha, Él puede disfrutar de todo y hacer de todo con cualquiera de Sus extremidades. El aceptar el cuerpo espiritual del Señor como algo material, es provocado por la tendencia a poner a la Suprema Personalidad de Dios al mismo nivel del alma condicionada. El alma condicionada tiene un cuerpo material. Por lo tanto, si Dios también tiene un cuerpo material, entonces la teoría impersonalista de que la Suprema Personalidad de Dios y las entidades vivientes son uno e iguales, puede ser muy fácilmente difundida.
De hecho, cuando la Suprema Personalidad de Dios aparece, exhibe diferentes pasatiempos y, no obstante, no hay diferencia entre Su cuerpo de niño cuando yace en el regazo de Su madre Yaśodā, y Su supuesto cuerpo de adulto, cuando pelea con los demonios. También en Su cuerpo de niño peleó con demonios tales como Pūtanā, Tṛṇāvarta y Aghāsura, con una fuerza igual a aquella con la que peleó en Su juventud contra demonios como Dantavakra y Śiśupāla. En la vida material, tan pronto como un alma condicionada cambia su cuerpo, olvida todo lo concerniente a su cuerpo pasado; pero con base en el Bhagavad-gītā concluimos que Kṛṣṇa no olvidó haber instruido acerca del Bhagavad-gītā al dios del Sol hace millones de años, debido a que posee un cuerpo sac-cid-ānanda. Por lo tanto, el Señor es conocido como Puruṣottama, por ser trascendental tanto a la existencia material como a la espiritual. Que Él sea la causa de todas las causas, significa que Él es la causa tanto del mundo espiritual como del mundo material. La Suprema Personalidad de Dios es omnipotente y omnisciente. En consecuencia, como un cuerpo material no puede ser ni omnipotente ni omnisciente, es seguro que el cuerpo del Señor no es material. La teoría māyāvādī de que la Suprema Personalidad de Dios viene a este mundo material con un cuerpo material, no puede ser sostenida por ningún medio.
Puede concluirse que todas las teorías de los filósofos materialistas se generan de la existencia ilusoria y temporal, y son como las conclusiones a las que se llega en un sueño. Dichas conclusiones ciertamente que no pueden conducirnos a la Verdad Absoluta. La Verdad Absoluta puede ser comprendida solo a través del servicio devocional. Tal como el Señor dice en el Bhagavad-gītā, bhaktyā mām abhijānāti: «Solo por medio del servicio devocional puede alguien comprenderme». Śrīla Śrīdhara Svāmī ha compuesto un bello verso en relación con esto, que dice: «Mi querido Señor, que los demás se dediquen a la argumentación falsa y a la especulación árida, teorizando en base a sus grandes tesis filosóficas. Que deambulen en la oscuridad de la ignorancia y la ilusión, disfrutando falsamente como si fueran eruditos muy entendidos, si bien carecen de conocimiento acerca de la Suprema Personalidad de Dios. En lo que a mí se refiere, deseo liberarme simplemente por medio del canto de los santos nombres de la Suprema Personalidad de Dios, que es plenamente bello: Mādhava, Vāmana, Trinayana, Saṅkarṣaṇa, Śrīpati y Govinda. Que yo me libere de la contaminación de esta existencia material simplemente por cantar Sus nombres trascendentales».
Así pues, los Vedas personificados dijeron: «Mi querido Señor, cuando una entidad viviente, solo por Tu gracia, llega a la correcta conclusión acerca de Tu excelsa y trascendental posición, en ese momento deja de preocuparse por las diferentes teorías manufacturadas por los especuladores mentales o supuestos filósofos». Esto se refiere a las teorías especulativas de Gautama, Kaṇāda, Patañjali y Kapila (Nirīśvara). Existen en realidad dos Kapilas: un Kapila, el hijo de Kardama Muni, es una encarnación de Dios, y el otro es un ateo de la era moderna. El Kapila ateo es con frecuencia presentado falsamente como la Suprema Personalidad de Dios que apareció como el hijo de Kardama Muni en tiempos de Svāyambhuva Manu. El Señor Kapila, la encarnación de Dios, apareció hace mucho, mucho tiempo; la era moderna es la era de Vaivasvata Manu, mientras que Él apareció durante la época de Svāyambhuva Manu.
De acuerdo con la filosofía māyāvādī, este mundo manifestado, o el mundo material, es mithya o māyā, falso. El principio que predican es brahma satyaṁ jagan mithyā. De acuerdo con ellos, solo la refulgencia Brahman es verdadera, y la manifestación cósmica es ilusoria o falsa. Pero de acuerdo con la filosofía vaiṣṇava, esta manifestación cósmica es causada por la Suprema Personalidad de Dios. En el Bhagavad-gītā el Señor dice que Él entra en este mundo material por medio de una de Sus porciones plenarias, y en esa forma la creación ocurre. También de los Vedas aprendemos que esta manifestación cósmica temporal o asat es también una emanación del hecho, o sat, Supremo. Del Vedānta-sūtra también se concluye que todo ha emanado del Brahman Supremo. Por ello, los vaiṣṇavas no toman esta manifestación cósmica como falsa. El filósofo vaiṣṇava ve la relación que tiene con el Señor Supremo todo lo que hay en este mundo material.
Śrīla Rūpa Gosvāmī ha explicado muy bien este concepto del mundo material al decir que el renunciar a este mundo material por considerarlo ilusorio o falso, sin conocimiento de que también es una manifestación del Señor Supremo, carece de todo valor práctico. Los vaiṣṇavas, no obstante, están libres de apego por este mundo pues, por lo general, el mundo material se considera un objeto para complacer los sentidos. Los vaiṣṇavas no están a favor de la complacencia de los sentidos; por lo tanto, ellos no están apegados a las actividades materiales. El vaiṣṇava acepta este mundo material de acuerdo con los principios regulativos de los mandamientos védicos. Puesto que la Suprema Personalidad de Dios es la causa original de todo, el vaiṣṇava ve todo en relación con Kṛṣṇa, aunque se encuentre en este mundo material. Por medio de ese conocimiento avanzado, todo se espiritualiza. En otras palabras, todo lo que hay en el mundo material ya es espiritual, pero debido a nuestra falta de conocimiento, vemos las cosas como algo material.
Los Vedas personificados presentaron el ejemplo de que aquellos que buscan oro no rechazan los aretes de oro, las pulseras de oro, ni ninguna otra cosa hecha de oro, simplemente porque tengan una forma diferente a la del oro original. Todas las entidades vivientes son parte integral del Señor Supremo y son cualitativamente iguales, pero actualmente se encuentran con diferentes formas en 8.400.000 especies de vida, al igual que muchos adornos diferentes que han sido fabricados de una misma fuente de oro. Así como alguien que está interesado en el oro acepta todos los adornos de oro aunque tenga diferentes formas, así mismo un vaiṣṇava, sabiendo bien que todas las entidades vivientes tienen la misma naturaleza que la Suprema Personalidad de Dios, acepta a todas las entidades vivientes como sirvientes eternos de Dios. Entonces, como vaiṣṇava, uno tiene muchas oportunidades de servir a la Suprema Personalidad de Dios, con simplemente rescatar a esas entidades vivientes condicionadas y mal encaminadas, adiestrarlas en el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa y conducirlas de regreso a casa, de regreso a Dios. Lo cierto es que las mentes de las entidades vivientes se encuentran ahora agitadas por las tres cualidades materiales, a raíz de lo cual las entidades vivientes están transmigrando, como en sueños, de un cuerpo a otro. No obstante, cuando su conciencia se convierte en conciencia de Kṛṣṇa, de inmediato fijan a Kṛṣṇa en sus corazones y, de esa manera, su sendero a la liberación queda abierto.
En todos los Vedas se dice que la Suprema Personalidad de Dios y las entidades vivientes tienen la misma naturaleza: caitanya, o espiritual. Eso también se confirma en El Padma Purāṇa, donde se dice que hay dos clases de entidades vivientes espirituales: una es llamada el jīva y la otra es llamada el Señor Supremo. Comenzando con el Señor Brahmā y descendiendo hasta la hormiga, todas las entidades vivientes son jīvas, mientras que el Señor es el Viṣṇu Supremo de cuatro manos, o Janārdana. La palabra ātmā puede aplicarse solo a la Suprema Personalidad de Dios, pero debido a que las entidades vivientes son Sus partes integrales, algunas veces la palabra ātmā se aplica también a ellas. Por consiguiente, las entidades vivientes reciben el nombre de jīvātmā, y el Señor Supremo recibe el nombre de Paramātma. Tanto el Paramātmā como el jīvātmā, se encuentran dentro de este mundo material, y, en virtud de ello, este mundo material tiene un propósito diferente al de la complacencia sensual. El concepto de una vida de complacencia sensual es una ilusión, pero la concepción de que el jīvātmā sirva al Paramātmā, incluso en este mundo material, no es en absoluto ilusoria. Una persona consciente de Kṛṣṇa está plenamente consciente de este hecho y, así pues, no toma este mundo material como falso, sino que actúa dentro de la realidad del servicio trascendental. Por lo tanto, el devoto ve todo lo que existe en este mundo material como una oportunidad de servir al Señor. Él no rechaza nada por considerarlo material, sino que acopla todo al servicio del Señor. De esa forma, un devoto se encuentra siempre en la posición trascendental, y todo lo que él utiliza se vuelve purificado espiritualmente, por ser usado al servicio del Señor.
Śrīdhara Svāmī ha compuesto un bello verso en relación con esto: «Yo adoro a la Suprema Personalidad de Dios, quien se encuentra siempre manifestada como la realidad, incluso en este mundo material que es considerado falso por algunos». La concepción de la falsedad de este mundo material se debe a la falta de conocimiento, pero una persona avanzada en conciencia de Kṛṣṇa ve a la Suprema Personalidad de Dios en todo. Eso es verdadera comprensión del aforismo védico sarvaṁ khalv idaṁ brahma: «Todo es Brahman».
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor, los hombres poco inteligentes emprenden otros caminos de autorrealización, pero en realidad no existe posibilidad de ser purificado de la contaminación material ni detener el ciclo repetido de nacimiento y muerte, a menos que uno sea un devoto completamente puro. Querido Señor nuestro, todo depende de Tus diferentes potencias; y todo el mundo es mantenido por Ti, tal como se afirma en los Vedas (eko bahūnāṁ yo vidadhāti kāmān). Así pues, Su Señoría es el sustentador y mantenedor de todas las entidades vivientes —semidioses, seres humanos y animales—. Todo el mundo es sustentado por Ti, y Tú además Te encuentras situado en el corazón de todos. En otras palabras, Tú eres la raíz de la creación entera. Por consiguiente, aquellos que están dedicados a Tu servicio devocional, sin desviación, siempre Te adoran. De hecho, esos devotos vierten agua en la raíz del árbol universal. Por medio del servicio devocional, por lo tanto, uno satisface no solo a la Personalidad de Dios, sino también a todas las demás personas, debido a que todo el mundo es mantenido y sustentado por Él. Un devoto es el filántropo y altruista más práctico que existe, pues él comprende el aspecto omnipresente de la Suprema Personalidad de Dios. Dichos devotos puros, completamente dedicados al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, superan muy fácilmente el ciclo de nacimiento y muerte, e incluso pasan por encima de la cabeza de la muerte».
Un devoto nunca siente temor de la muerte ni de tener que cambiar su cuerpo; su conciencia es transformada en conciencia de Kṛṣṇa. Incluso si no va de regreso a Dios, si transmigra a otro cuerpo material, no tiene nada que temer. Un ejemplo vívido es Bharata Mahārāja: si bien en su siguiente vida él se volvió un venado, en la vida después de esa se liberó por completo de toda contaminación material, y fue elevado al reino de Dios. El Bhagavad-gītā afirma, por lo tanto, que un devoto nunca es vencido. El sendero de un devoto hacia el reino espiritual, de regreso a casa, de regreso a Dios, está garantizado. Aunque un devoto se resbale en su nacimiento, la continuación de su conciencia de Kṛṣṇa lo eleva más y más, hasta que regresa a Dios. Un devoto puro no solo purifica su propia existencia personal, sino que todo aquel que se vuelve su discípulo, finalmente también se purifica, y puede entrar en el reino de Dios sin dificultad. Un devoto puro no solo puede superar la muerte fácilmente, sino que por su gracia también sus seguidores pueden hacerlo sin dificultad alguna. El poder del servicio devocional es tan grande, que un devoto puro puede electrizar a otra persona por medio de su instrucción trascendental acerca de cómo atravesar el océano de la nesciencia.
Las instrucciones que da un devoto puro a su discípulo son también muy sencillas. Nadie tiene dificultad alguna en seguir los pasos de un devoto puro. Todo aquel que sigue la sucesión discipular de devotos del Señor reconocidos, tales como el Señor Brahmā, el Señor Śiva, los Kumāras, Manu, Kapila, el rey Prahlāda, el rey Janaka, Śukadeva Gosvāmī, Yamarāja, etc., muy fácilmente encuentra abierta la puerta de la liberación. Por otra parte, aquellos que no son devotos sino que están dedicados a procesos inciertos de autorrealización, tales como jñāna, yoga y karma, se entiende que aún están contaminados. Dichas personas contaminadas, si bien se encuentran aparentemente avanzadas en la autorrealización, no pueden ni siquiera liberarse a sí mismas, qué hablar de poder liberar a otros que las siguen. Esos no devotos se asemejan a animales encadenados, pues no son capaces de ir más allá de la jurisdicción de las formalidades de un cierto tipo de fe. En el Bhagavad-gītā son condenados con el nombre de veda-vāda-ratāḥ. Ellos no pueden comprender que los Vedas tratan de actividades de las modalidades materiales de la naturaleza —bondad, pasión e ignorancia.
El Señor Kṛṣṇa le aconsejó a Arjuna que uno tiene que ir más allá de la jurisdicción de los deberes que están prescritos en los Vedas, y entregarse al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, al servicio devocional. Se dice en el Bhagavad-gītā: nistraiguṇyo bhavārjuna: «Mi querido Arjuna, tan solo trata de volverte trascendental a los rituales védicos». Esa posición trascendental, más allá de la ejecución de rituales védicos, es servicio devocional. En el Bhagavad-gītā el Señor claramente dice que las personas que están dedicadas a Su servicio devocional sin adulteración, se encuentran situadas en Brahman. La verdadera comprensión del Brahman significa conciencia de Kṛṣṇa y dedicación al servicio devocional. Los devotos son, por lo tanto, verdaderos brahmacārīs, debido a que sus actividades se hacen siempre con conciencia de Kṛṣṇa, como servicio devocional.
El movimiento de conciencia de Kṛṣṇa, por consiguiente, hace un llamado supremo a todas las clases de conocedores de religión, pidiéndoles con gran autoridad que se unan a este movimiento, mediante el cual uno puede aprender a amar a Dios, y, así pues, ir más allá de todas las fórmulas y formalidades de los mandamientos de las Escrituras. Una persona que no puede ir más allá de la jurisdicción de los principios religiosos estereotipados, se asemeja a un animal que se encuentra encadenado por su amo. El propósito de toda la religión es comprender a Dios y desarrollar el amor latente que uno tiene por Dios. Si uno simplemente se aferra a las fórmulas y formalidades religiosas, y no se eleva a la posición de amor a Dios, es considerado un animal encadenado. En otras palabras, si uno no tiene conciencia de Kṛṣṇa, no es apto de ser elegido para liberarse de la contaminación de la existencia material.
Śrīla Śrīdhara Svāmī ha compuesto un hermoso verso que dice: «Dejen que otros se dediquen a severas austeridades, que caigan al suelo desde las cimas de las colinas y que dejen sus vidas, que viajen a muchos lugares sagrados de peregrinaje buscando la salvación, o que se dediquen al estudio profundo de la filosofía y de la literatura védica. Dejen que los yogīs místicos se dediquen a su servicio de meditación, y que las diferentes sectas se dediquen a las discusiones innecesarias acerca de cuál de ellas es la mejor. Pero es un hecho cierto que a menos que uno esté consciente de Kṛṣṇa, a menos que uno esté dedicado al servicio devocional, y a menos que uno tenga la misericordia de la Suprema Personalidad de Dios, no puede atravesar este océano material». Luego una persona inteligente abandona toda idea estereotipada, y se une al movimiento de conciencia de Kṛṣṇa, logrando así la verdadera liberación.
Los Vedas personificados continuaron sus oraciones: «Querido Señor nuestro, Tu aspecto impersonal está explicado en los Vedas. Tú no tienes manos, pero puedes aceptar todos los sacrificios que Te son ofrecidos. Tú no tienes piernas, pero puedes caminar con mayor rapidez que cualquiera. Si bien Tú no tienes ojos, puedes ver todo lo que ocurre en el pasado, presente y futuro. Si bien Tú no tienes oídos, puedes oír todo lo que se dice. Si bien Tú no tienes mente, conoces a todos y sabes de las actividades de todos, pasadas, presentes y futuras, y no obstante, nadie sabe quién eres. Tú conoces a todos, pero nadie te conoce a Ti; por lo tanto, Tú eres la personalidad más antigua y suprema».
De forma similar, en otra parte de los Vedas se dice: «Tú no tienes obligación de hacer nada. Tú tienes un conocimiento y una potencia tan perfectos, que todo se manifiesta simplemente por Tu voluntad. No hay nadie que sea igual a Ti, ni más grande que Tú, y todo el mundo actúa como Tu sirviente eterno». Así pues, las declaraciones védicas describen que el Absoluto no tiene piernas, manos, ojos, oídos ni mente, y no obstante, puede actuar a través de Sus potencias y satisfacer las necesidades de todas las entidades vivientes. Tal como se dice en el Bhagavad-gītā, Sus manos y piernas se encuentran en todas partes, Él es omnipenetrante. Las manos, piernas, oídos y ojos de todas las entidades vivientes están actuando y moviéndose por la dirección de la Superalma que se encuentra situada dentro del corazón de la entidad viviente. A menos que la Superalma se encuentre presente, no es posible que las manos y piernas estén activas. No obstante, la Suprema Personalidad de Dios es tan independiente, grandiosa y perfecta, que aunque no tiene ojos, piernas ni oídos, no depende de los demás para ejecutar Sus actividades. Por el contrario, los demás dependen de Él para las actividades de sus diferentes órganos sensuales. A menos que la entidad viviente sea inspirada y dirigida por la Superalma, no puede actuar.
Lo cierto es que, en fin de cuentas, la Verdad Absoluta es la Persona Suprema. Pero debido a que actúa a través de Sus potencias diferentes, imposibles de ser vistas por las personas muy materialistas, estas Lo consideran impersonal. Por ejemplo, uno puede observar el trabajo artístico y personal que hay en la pintura de una flor, y uno puede comprender que la disposición de los colores, la forma, etc., han exigido la minuciosa atención del pintor. El trabajo del pintor queda claramente exhibido en una pintura de diferentes flores que se abren, pero la persona muy materialista concluye que la Verdad Absoluta es impersonal, al no ver la mano de Dios en manifestaciones artísticas tales como las verdaderas flores que brotan en la naturaleza. En realidad, el Absoluto es personal, pero es independiente. Él no tiene que personalmente tomar un pincel y pintura para pintar las flores, pero Sus potencias actúan tan maravillosamente, que parece que las flores hubieran surgido sin la ayuda de un artista. El punto de vista impersonal de la Verdad Absoluta es aceptado por hombres poco inteligentes, debido a que a menos que uno se dedique al servicio del Señor, no puede comprender cómo actúa el Supremo... ni siquiera puede conocer Su nombre. Todo lo referente a Sus actividades y características personales se le revela al devoto solo a través de su actitud amorosa de servicio.
En el Bhagavad-gītā, se dice claramente bhoktāraṁ yajña-tapasām: el Señor es el disfrutador de toda clase de sacrificios, y de los resultados de todas las austeridades. Y además el Señor dice, sarva-loka-maheśvaram: «Yo soy el propietario de todos los planetas». Así que esa es la posición de la Suprema Personalidad de Dios. Si bien Él se encuentra presente en Vṛndāvana, y disfruta de placer trascendental en compañía de Sus eternos asociados, las gopīs y los pastorcillos de vacas, Sus potencias se encuentran actuando bajo Su dirección en todas partes de la creación. Ellas no perturban Sus pasatiempos eternos.
Solo a través del servicio devocional puede uno comprender cómo la Suprema Personalidad de Dios actúa en forma simultánea impersonalmente y como una persona, por medio de Sus potencias inconcebibles. Él actúa como emperador supremo, y muchos miles de reyes y jefes trabajan bajo Sus órdenes. La Suprema Personalidad de Dios es la persona controladora suprema e independiente, y bajo Su dirección trabajan todos los semidioses, incluso el Señor Brahmā, el Señor Śiva, Indra el rey del cielo, el rey del planeta Luna y el rey del planeta Sol. Se confirma en los Vedas que el Sol brilla, el viento sopla y el fuego da calor, por temor a la Suprema Personalidad de Dios. La naturaleza material produce toda clase de objetos móviles e inmóviles dentro del mundo material, pero ninguno de ellos puede actuar ni crear independientemente, sin la dirección del Señor Supremo. Todos ellos actúan como tributarios, tal como reyes subordinados que ofrecen sus impuestos anuales al emperador.
Los mandamientos védicos dicen que toda entidad viviente vive de comer los remanentes de los alimentos ofrecidos a la Personalidad de Dios. Para los grandes sacrificios se da el mandato de que Nārāyaṇa debe encontrarse presente como la suprema Deidad regente del sacrificio, y después de que el sacrificio ha sido realizado, los remanentes de los alimentos son distribuidos entre los semidioses. Eso se denomina yajña-bhāga. Cada semidiós tiene una cantidad asignada de yajña-bhāga que acepta como prasādam. Se concluye que los semidioses no son poderosos independientemente; ellos son nombrados como administradores diversos por orden de la Suprema Personalidad de Dios, y comen prasādam, o los remanentes de los sacrificios. Ellos ejecutan la orden del Señor Supremo siguiendo exactamente el plan de Él. La Suprema Personalidad de Dios se encuentra en una posición poco visible, y Sus órdenes son llevadas a cabo por los demás. Tan solo parece que Él es impersonal. Nosotros no podemos concebir a nuestra manera, tosca y materialista, cómo la Persona Suprema se encuentra por encima de las actividades impersonales de la naturaleza material. Por lo tanto, el Señor explica en el Bhagavad-gītā que no existe nada superior a Él, y que el Brahman impersonal está situado, en forma subordinada, como una manifestación de Sus rayos personales. Śrīla Śrīdhara Svāmī ha compuesto, por consiguiente, un hermoso verso en relación con eso: «Permítaseme ofrecer mis respetuosas reverencias a la Suprema Personalidad de Dios, quien no tiene sentidos materiales, pero a través de cuya dirección y voluntad funcionan todos los sentidos materiales. Él es la potencia suprema de todos los órganos sensorios, o sentidos materiales. Él es omnipotente, y Él es el ejecutor supremo de todo. Por lo tanto, Él es digno de ser adorado por todos. A esa Persona Suprema le ofrezco yo mis respetuosas reverencias».
Kṛṣṇa Mismo declara en el Bhagavad-gītā que Él es Puruṣottama, que significa: la Suprema Personalidad. Puruṣa significa persona, y uttama significa supremo o trascendental. También en el Bhagavad-gītā el Señor declara que, debido a que Él es trascendental a todos los seres conscientes e inconscientes, se le conoce entonces como el Puruṣottama. En otra parte, el Señor dice que así como el aire se encuentra situado en el cielo omnipresente, así mismo todos los seres se encuentran situados en Él, y todos actúan bajo Su dirección.
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor nuestro, oraron ellos, Tú eres imparcial con todo el mundo, y no Te pones de parte de ningún tipo en particular de entidad viviente. Como Tus partes integrales, todas las entidades vivientes disfrutan o sufren en diferentes condiciones de vida. Son tal como las chispas de un fuego. Así como las chispas bailan en un fuego ardiente, así mismo todas las entidades vivientes bailan apoyándose en Ti. Tú les estás proveyendo de todo lo que desean, y, a pesar de ello, Tú no eres responsable de su posición de disfrute o sufrimiento. Existen diferentes tipos de entidades vivientes —semidioses, seres humanos, animales, árboles, pájaros, bestias, gérmenes, gusanos, insectos y seres acuáticos—, y todos se encuentran disfrutando o sufriendo en la vida, apoyándose en Ti».
Las entidades son de dos clases: una clase se denomina nitya-mukta, seres siempre liberados, y la otra clase se denomina nitya-baddha. Las entidades vivientes nitya-mukta se encuentran en el reino espiritual, y las nitya-baddha se encuentran en el mundo material.
En el mundo espiritual, tanto el Señor como las entidades vivientes se encuentran manifestados en su condición original, como las chispas encendidas de un fuego ardiente. Pero en el mundo material, si bien el Señor es omnipresente en Su aspecto impersonal, las entidades vivientes han olvidado su conciencia de Kṛṣṇa de la misma manera en que las chispas algunas veces caen de un fuego ardiente y pierden su condición brillante original. Algunas chispas caen sobre grama seca y en esa forma encienden otro gran fuego. Esto se refiere a los devotos puros que se compadecen de las pobres e inocentes entidades vivientes. El devoto puro enciende la conciencia de Kṛṣṇa en los corazones de las almas condicionadas, y así el fuego ardiente del mundo espiritual se manifiesta incluso en este mundo material. Algunas chispas caen en el agua; ellas de inmediato pierden su brillo original, y se extinguen casi por completo. Estas se asemejan a las entidades vivientes que nacen entre gente excesivamente materialista, en cuyo caso su conciencia de Kṛṣṇa original se extingue casi por completo. Estas se asemejan a las entidades vivientes que nacen entre gente excesivamente materialista, en cuyo caso su conciencia de Kṛṣṇa original se extingue casi por completo. Algunas chispas caen al suelo y, permanecen a medio camino entre las condiciones llameantes y extinta. Así pues, algunas entidades vivientes carecen de conciencia de Kṛṣṇa, algunas se encuentran en un estado intermedio entre el tener y el no tener conciencia de Kṛṣṇa, y algunas poseen de hecho conciencia de Kṛṣṇa. Los semidioses de los planetas superiores, comenzando con el Señor Brahmā, Indra, Candra, el dios del Sol y diversos otros semidioses, están todos conscientes de Kṛṣṇa. La sociedad humana se encuentra en un punto intermedio entre los semidioses y los animales, y, así pues, algunas personas están más o menos conscientes de Kṛṣṇa, y otras han olvidado por completo su conciencia de Kṛṣṇa. Las entidades vivientes de tercera categoría, es decir, los animales, las bestias, las plantas, los árboles y los seres acuáticos, han olvidado por completo su conciencia de Kṛṣṇa. Ese ejemplo de las chispas de un fuego llameante, expuesto en los Vedas, es muy apropiado para comprender la condición de los diferentes tipos de entidades vivientes. Pero por encima de todas las demás entidades vivientes, está la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, o Puruṣottama, quien se encuentra siempre liberado de todas las condiciones materiales.
Pudiera formularse la pregunta de por qué las entidades vivientes han caído por causalidad en diferentes condiciones de vida. Para responder esa pregunta, en primer lugar tenemos que entender que no puede haber ninguna influencia de la casualidad en las entidades vivientes; la casualidad es para las entidades exánimes. Según la literatura védica, las entidades vivientes tienen conocimiento, y, por ello, se denominan caitanya, que significa «con conocimiento». Su ubicación en diferentes condiciones de vida, por lo tanto, no es accidental. Se debe a ellas haber elegido así, ya que tienen conocimiento. En el Bhagavad-gītā el Señor dice: «Abandona todo, y tan solo ríndete a Mí». Este proceso de comprender a la Suprema Personalidad de Dios está abierto a todos, pero aun así queda a elección de la entidad viviente en particular el aceptar o rechazar esa propuesta. En la porción final del Bhagavad-gītā, el Señor Kṛṣṇa le dijo muy llanamente a Arjuna: «Mi querido Arjuna, ya te he dicho todo. Ahora todo depende de si tú eliges aceptarlo». De forma similar, las entidades vivientes que han descendido a este mundo material, han elegido por sí mismas disfrutar de este mundo material. No es cierto que Kṛṣṇa las envió a este mundo. El mundo material es creado para el disfrute de entidades vivientes que quisieron abandonar el servicio eterno del Señor para volverse ellas mismas el supremo disfrutador. De acuerdo con la filosofía vaiṣṇava, cuando una entidad viviente desea complacer sus sentidos y olvida el servicio del Señor, obtiene un lugar en el mundo material para actuar libremente, de acuerdo con su deseo, y, por consiguiente, crea una condición de vida en la que o bien disfruta o sufre. Hemos de saber en definitiva, que tanto el Señor como las entidades vivientes son eternamente conscientes. No existe nacimiento ni muerte para el Señor ni para las entidades vivientes. Cuando ocurre la creación, ello no significa que las entidades vivientes son creadas. El Señor crea este mundo material para darle a las almas condicionadas una oportunidad de elevarse a la muy elevada plataforma de conciencia de Kṛṣṇa. Si el alma condicionada no aprovecha esta oportunidad, entonces, después de la disolución de este mundo material, entra en el cuerpo de Nārāyaṇa, y permanece ahí profundamente dormida, hasta el momento de otra creación.
El ejemplo de la estación lluviosa es muy apropiado en relación con esto. La lluvia estacional puede ser considerada el agente de la creación, pues después de la lluvia los campos húmedos se vuelven favorables al cultivo de diferentes tipos de vegetación. De forma similar, tan pronto ocurre la creación por posarse la mirada del Señor sobre la naturaleza material, de inmediato las entidades vivientes retoñan a sus diferentes condiciones de vida, tal como los diferentes tipos de vegetación crecen después de una lluvia. La lluvia es una, pero la creación de los diferentes vegetales es variada. La lluvia cae por igual sobre todo el campo, pero los diferentes vegetales brotan con diferentes formas y diferentes figuras de acuerdo con las semillas que fueron sembradas. De igual manera, las semillas de nuestros deseos son variadas. Cada entidad viviente tiene un tipo diferente de deseo, y ese deseo es la semilla que ocasiona que él crezca en un cierto tipo de cuerpo. Eso ha sido explicado por Rūpa Gosvāmī con la palabra pāpa-bija. Pāpa significa pecaminoso. Todos nuestros deseos materiales han de ser considerados pāpa-bija, o las semillas de deseos pecaminosos. El Bhagavad-gītā explica que nuestro deseo pecaminoso es el no querernos rendir al Señor Supremo. El Señor dice, por ello, en el Bhagavad-gītā: «Yo he de protegerte de las acciones resultantes de los deseos pecaminosos». Esos deseos pecaminosos se manifiestan en diferentes tipos de cuerpos; luego nadie puede acusar al Señor Supremo de ser parcial al otorgar un tipo de cuerpo a cierto tipo de entidad viviente y otro tipo de cuerpo a otra entidad viviente. Todos los cuerpos de las 8.400.000 especies surgen según la condición mental de las entidades vivientes individuales. La Suprema Personalidad de Dios, Puruṣottama, solo les da la oportunidad de actuar de acuerdo con sus deseos. Por lo tanto, las entidades vivientes actúan, aprovechando las facilidades dadas por el Señor.
Al mismo tiempo, ellas nacen del cuerpo trascendental del Señor. Esa relación entre el Señor y las entidades vivientes se encuentra explicada en la literatura védica, donde se dice que el Señor Supremo mantiene a todos Sus hijos dándoles todo lo que ellos desean. De modo similar, en el Bhagavad-gītā, el Señor dice: «Yo soy el padre que da la simiente de todas las entidades vivientes». Es muy sencillo comprender que el padre engendra a los hijos, pero que estos actúan de acuerdo con sus propios deseos. Así pues, el padre nunca es responsable de los diferentes futuros de sus hijos. Cada hijo puede aprovechar la instrucción y propiedades del padre, pero si bien la herencia y la instrucción puede que sean iguales para todos los hijos, cada hijo crea una vida diferente debido a sus diferentes deseos, y por ello sufre o disfruta.
De la misma manera, las instrucciones del Bhagavad-gītā son iguales para todos; todo el mundo debe rendirse al Señor Supremo, y Él se encargará de ellos y los protegerá de las reacciones pecaminosas. Las facilidades de vivir en la creación del Señor se le ofrecen por igual a todas las entidades vivientes. Todo lo que existe, bien sea en la tierra, en el agua o en el cielo, se le da por igual a todas las entidades vivientes. Puesto que todos los seres son hijos del Señor Supremo, todos pueden disfrutar de las facilidades materiales dadas por el Señor; pero algunas entidades vivientes desafortunadas crean condiciones desfavorables de vida al pelear entre ellas. La responsabilidad de esta pelea y de la creación de situaciones de vida favorables y desfavorables, recae en las entidades vivientes, no en la Suprema Personalidad de Dios. Por lo tanto, si las entidades vivientes aprovechan las instrucciones del Señor tal como están dadas en el Bhagavad-gītā, y desarrollan conciencia de Kṛṣṇa, entonces sus vidas se volverán sublimes, y ellas irán de regreso a Dios.
Uno pudiera argüir que debido a que este mundo material es creado por el Señor, Él es, entonces, responsable de su condición. Ciertamente que Él es responsable en forma indirecta de la creación y manutención de este mundo material, pero Él no es nunca responsable de las diferentes condiciones de las entidades vivientes. La manera en que el Señor crea este mundo material se asemeja a la manera en que la nube crea la vegetación. En la estación lluviosa, la nube crea diferentes variedades de vegetales. La nube derrama agua sobre la faz de la tierra, pero nunca toca la tierra directamente. De forma similar, el Señor crea este mundo material con simplemente lanzarle una mirada a la energía material. Eso queda confirmado en los Vedas. Él lanzó su mirada sobre la naturaleza material, y, así pues, hubo la creación. En el Bhagavad-gītā también se confirma que simplemente con posar Su mirada trascendental sobre la naturaleza material, Él crea diferentes variedades de entidades, tanto móviles como inmóviles, tanto vivas como muertas.
La creación del mundo material puede ser considerada, por lo tanto, uno de los pasatiempos del Señor; se denomina uno de los pasatiempos del Señor, pues Él crea este mundo material cuando quiera que lo desea. Ese deseo de la Suprema Personalidad de Dios es también misericordia extrema de Su parte, pues le da otra oportunidad a las almas condicionadas de desarrollar su conciencia original y, en esa forma, ir de vuelta a Dios. Por lo tanto, nadie puede culpar al Señor Supremo por haber creado este mundo material.
Del asunto en discusión, podemos lograr una comprensión clara de la diferencia que existe entre los impersonalistas y los personalistas. La concepción impersonal recomienda fundirse en la existencia del Supremo, y la filosofía nihilista recomienda reducir a nada todas las variedades materiales. Estas dos filosofías son conocidas como māyāvāda. Ciertamente que la manifestación cósmica llega a un final y cesa su existencia cuando las entidades vivientes se funden en el cuerpo de Nārāyaṇa para quedarse inactivas hasta otra creación, y eso puede ser denominado condición impersonal, pero esas condiciones nunca son eternas. La cesación de la variedad de cosas que hay en el mundo material, y el hecho de que las entidades vivientes se funden en el cuerpo del Supremo, no son permanentes, ya que la creación ocurrirá de nuevo, y las entidades vivientes que se fundieron en el cuerpo del Supremo sin haber desarrollado su conciencia de Kṛṣṇa, aparecerán de nuevo en este mundo material cuando ocurra otra creación. El Bhagavad-gītā confirma el hecho de que este mundo material es creado y aniquilado. Esto está ocurriendo perpetuamente, y las almas condicionadas que se encuentran sin conciencia de Kṛṣṇa regresan una y otra vez, cuando quiera que la creación material se manifiesta. Si esas almas condicionadas aprovechan esta oportunidad y desarrollan conciencia de Kṛṣṇa bajo la instrucción directa del Señor, entonces son trasladadas al mundo espiritual y no tienen que regresar de nuevo a la creación material. Se dice, por lo tanto, que los nihilistas y los impersonalistas no son muy inteligentes, ya que no se refugian bajo los pies de loto del Señor. Debido a que son poco inteligentes, esos nihilistas e impersonalistas se entregan a diferentes tipos de austeridades, bien sea para alcanzar el estado de nirvāṇa, que significa terminar con las condiciones materiales de vida, o para alcanzar la unidad al fundirse en el cuerpo del Señor. Todos ellos caen de nuevo, pues han hecho caso omiso de los pies de loto del Señor.
En el Śrī Caitanya-caritāmṛta, el autor, Kṛṣṇadāsa Kavirāja Gosvāmī, después de estudiar toda la literatura védica y escuchar de labios de todas las autoridades, ha dado su opinión diciendo que Kṛṣṇa es el único amo supremo, y que todas las entidades vivientes son Sus sirvientes eternos. Su declaración se encuentra confirmada en las oraciones de los Vedas personificados. La conclusión es, por lo tanto, que todo el mundo se encuentra bajo el control de la Suprema Personalidad de Dios, que todo el mundo se encuentra sirviendo bajo la dirección suprema del Señor, y que todo el mundo siente temor de la Suprema Personalidad de Dios. Las actividades son ejecutadas correctamente debido al temor que se siente por Él. La posición de todo el mundo es la de estar subordinado al Señor Supremo, y aun así, el Señor es imparcial en Su visión de las entidades vivientes. Él es tal como el cielo ilimitado; así como las chispas de un fuego bailan en el fuego, así mismo todas las entidades vivientes son como pájaros que vuelan en el cielo ilimitado. Algunos de ellos vuelan muy alto, algunos vuelan a menor altitud y otros vuelan a una altitud aún menor que la anterior. Los diferentes pájaros vuelan en posiciones diferentes de acuerdo con sus respectivas habilidades de volar, pero el cielo no tiene nada que ver con esa habilidad. También en el Bhagavad-gītā el Señor confirma que Él le otorga posiciones diferentes a entidades vivientes diferentes de acuerdo con su rendición proporcional. Esa recompensa proporcional de la Personalidad de Dios para con las entidades vivientes no es parcialidad. Por lo tanto, a pesar de que las entidades vivientes se encuentran situadas en diferentes posiciones, en diferentes esferas y en diferentes especies de vida, todas ellas siempre se encuentran bajo el control de la Suprema Personalidad de Dios, y, no obstante, Él nunca es responsable de sus diferentes condiciones de vida. De manera que, es tonto y artificial creerse igual al Señor Supremo, y es aún más tonto creer que uno no ha visto a Dios. Todo el mundo está viendo a Dios en Sus diferentes aspectos; la única diferencia en que el teísta ve a Dios como la Suprema Personalidad, el más querido de todos, Kṛṣṇa, y el ateo ve a la Verdad Absoluta como la muerte final.
Los Vedas personificados continuaron orando: «Querido Señor nuestro, dijeron, se comprende, basándose en toda la información védica, que Tú eres el controlador supremo y que todas las entidades vivientes se encuentran controladas. Tanto el Señor como las entidades vivientes se denominan nitya, eternos, y, por ello, son cualitativamente uno; y aun así, el nitya singular, o el Señor Supremo, es el controlador, mientras que los nityas plurales son controlados. La entidad viviente controlada e individual reside dentro del cuerpo, y el controlador supremo, como Superalma, se encuentra presente ahí también, pero la Superalma controla al alma individual. Ese es el veredicto de los Vedas. Si el alma individual no se encontrara controlada por la Superalma, entonces, ¿cómo podría uno explicar la versión védica que dice que la entidad viviente transmigra de un cuerpo a otro, disfrutando y sufriendo los efectos de sus pasadas acciones? Algunas veces es promovida a un nivel de vida más elevado, y a veces es degradada a un nivel de vida inferior. Así pues, las almas condicionadas no solo se encuentran bajo el control del Señor Supremo, sino que también se encuentran condicionadas por el control de la naturaleza material. Esta relación de las entidades vivientes con el Señor Supremo, a manera de lo controlado y el controlador, demuestra en definitiva que si bien la Superalma es omnipresente, las entidades vivientes individuales nunca lo son. Si las almas individuales fueran omnipresentes, no cabría la posibilidad de que fueran controladas. En consecuencia, la teoría de que la Superalma y el alma individual son iguales, es una conclusión contaminada, y ninguna persona sensata la acepta; por el contrario, uno debe tratar de comprender las diferencias que existen entre el eterno supremo y los eternos subordinados».
Los Vedas personificados concluyeron, pues: «¡Oh, Señor!, tanto Tú como los dhruvas limitados, las entidades vivientes, son eternos». La forma del eterno ilimitado se concibe a veces como la forma universal, y en las Escrituras védicas como los Upaniṣads, la forma del eterno ilimitado se describe vívidamente. Ahí se dice que la forma espiritual y original de la entidad viviente tiene un tamaño igual a la diezmilésima parte de la punta de un cabello. Se afirma que el espíritu es más grande que lo más grande y más pequeño que lo más pequeño. Las entidades vivientes individuales, que eternamente son parte integral de Dios, son más pequeñas que lo más pequeño. Con nuestros sentidos materiales no podemos percibir al Supremo, que es más grande que lo más grande, ni al alma individual, que es más pequeña que lo más pequeño. Tenemos que comprender tanto al más grande como al más pequeño en base a las fuentes autoritativas constituidas por la literatura védica. La literatura védica afirma que la Superalma se encuentra situada en el cuerpo de la entidad viviente, y que es del tamaño del dedo pulgar. En consecuencia, pudiera argüirse: ¿cómo puede algo del tamaño de un pulgar acomodarse en el corazón de una hormiga? La respuesta es que esta medida de la Superalma, igual a un pulgar, se concibe en proporción al cuerpo de la entidad viviente. Bajo todas las circunstancias, por lo tanto, la Superalma y la entidad viviente individual no pueden ser tomadas como si fueran una, si bien ambas entran dentro del cuerpo material de la entidad viviente. El que la Superalma viva dentro del corazón es para dirigir o controlar a la entidad viviente individual. Si bien ambas son dhruva, o eternas, la entidad viviente siempre se encuentra bajo la dirección del Supremo.
Pudiera decirse que debido a que las entidades vivientes nacen de la naturaleza material, son todas iguales e independientes. En la literatura védica, no obstante, se dice que la Suprema Personalidad de Dios fecunda a la naturaleza material con las entidades vivientes, y es luego que estas aparecen. En consecuencia, la aparición de las entidades vivientes individuales, de hecho no ocurre debido solo a la naturaleza material, así como un niño producido por una mujer no es solo producto de ella. Una mujer es primero fecundada por un hombre y luego se produce un niño. Así pues, el niño producido por la mujer es parte integral del hombre. De forma similar, las entidades vivientes son producidas aparentemente por la naturaleza material, pero no en forma independiente. Las entidades vivientes se encuentran presentes debido a que el padre supremo fecundó a la naturaleza material. Luego el argumento que dice que las entidades vivientes individuales no son parte integral del Supremo, no es válido. Por ejemplo, las diferentes partes integrales del cuerpo no pueden ser tomadas como iguales al cuerpo entero; por el contrario, el cuerpo entero es el controlador de las diferentes extremidades. De forma similar, las partes integrales del todo supremo siempre dependen y siempre son controladas por la fuente de las partes integrales. En el Bhagavad-gītā se confirma que las entidades vivientes son parte integral de Kṛṣṇa: mamaivāṁśo. Ningún hombre cuerdo aceptará, pues, el postulado de que la Superalma y el alma individual son de la misma categoría. Ellas son de la misma naturaleza, pero la Superalma siempre es el Supremo cuantitativamente, y el alma individual siempre se encuentra subordinada a la Superalma. Esa es la conclusión de los Vedas.
Dos palabras significativas utilizadas en relación con esto son yanmaya y cinmaya. En la gramática sánscrita, la palabra mayat se utiliza con el sentido de transformación, y también con el sentido de suficiencia. Los filósofos māyāvādī interpretan que yanmaya y cinmaya indican que la entidad viviente es siempre igual al Supremo. Pero uno debe considerar si el afijo mayat es usado para indicar suficiencia o para indicar transformación. La entidad viviente nunca posee nada en la misma y exacta proporción que la Suprema Personalidad de Dios. De modo que, este afijo mayat no puede ser utilizado con el significado de que la entidad viviente individual es autosuficiente. La entidad viviente individual nunca tiene conocimiento suficiente; si no fuera así, ¿cómo habría podido quedar bajo el control de māyā, o la energía material? Por lo tanto, la palabra «suficiente» puede ser aceptada solo en proporción a la magnitud de la entidad viviente. La igualdad espiritual entre el Señor Supremo y las entidades vivientes nunca ha de aceptarse como homogeneidad. Todas y cada una de las entidades vivientes es un ente individual. Si se aceptara esa homogeneidad, entonces con la liberación de un alma individual todas las demás almas individuales se habrían liberado de inmediato. Pero lo cierto es que todas las almas individuales se encuentran disfrutando y sufriendo en el mundo material en una forma que difiere de una a otras.
La palabra mayat también se utiliza con el sentido de transformación, o algunas veces se utiliza con el significado de subproducto. La teoría impersonalista dice que Brahman Mismo ha aceptado diferentes tipos de cuerpos, y que eso constituye Su līlā o pasatiempo. No obstante, existen muchos cientos y miles de especies de vida que se encuentran en diferentes niveles de condiciones de vida, como los seres humanos, los semidioses, los animales, los pájaros y las bestias, y si todas ellas fueran expansiones de la Suprema Verdad Absoluta, entonces no se podría hablar de liberación, puesto que Brahman ya está liberado. Otra interpretación expuesta por los māyāvādīs es que en cada milenio se manifiestan diferentes tipos de cuerpos, y cuando el milenio se cierra, todos los diferentes cuerpos o expansiones de Brahman se vuelven uno en forma automática, concluyendo todas las manifestaciones diferentes. Luego, en el siguiente milenio, de acuerdo con esa teoría, Brahman de nuevo se expande en diferentes formas corporales. Si aceptáramos esa teoría, entonces Brahman estaría sujeto a cambios. Pero eso no puede utilizarse. El Vedanta-sūtra nos dice que Brahman es dichoso por naturaleza. Así pues, Él no puede convertirse en un cuerpo que esté sujeto a condiciones dolorosas. En realidad, las entidades vivientes, que son parte integral de Brahman, son partículas infinitesimales que tienden a ser cubiertas por la energía ilusoria. Tal como se explicó antes, las partículas de Brahman son como chispas que bailan dichosamente en un fuego, pero existe la posibilidad de que caigan del fuego al humo, si bien el humo es otra condición del fuego. Este mundo material es como el humo, y el mundo espiritual es como un fuego ardiente. Las innumerables entidades vivientes tienden a caerse del mundo espiritual al mundo material al ser influidas por la energía ilusoria, y también es posible que la entidad viviente se libere de nuevo cuando, por el cultivo de verdadero conocimiento, queda libre por completo de la contaminación del mundo material.
La teoría de los asuras dice que las entidades vivientes nacen de la naturaleza material, o prakṛti, puesta en contacto con el puruṣa. Esta teoría tampoco puede ser aceptada, ya que tanto la naturaleza material como la Suprema Personalidad de Dios existen eternamente. Ni la naturaleza material ni la Suprema Personalidad de Dios pueden nacer. El Señor Supremo es conocido como aja, innaciente. De forma similar, la naturaleza material también se denomina ajā. Esos dos términos, aja y ajā, significan innaciente. Tanto la naturaleza material como el Señor Supremo son innacientes, y por ello no es posible que puedan engendrar a las entidades vivientes. Así como el agua que se encuentra en contacto con el aire presenta a veces innumerables burbujas, así mismo una combinación de la naturaleza material y la Persona Suprema ocasiona la aparición de las entidades vivientes dentro de este mundo material. Así como las burbujas que se encuentran en el agua aparecen con diferentes formas, de manera similar las entidades vivientes aparecen también en el mundo material en diferentes formas y condiciones, influidas por las modalidades de la naturaleza material. Por ello, no es incorrecto concluir que todas las entidades vivientes que aparecen en este mundo material en diferentes formas, como los seres humanos, los semidioses, los animales, los pájaros y las bestias, obtienen sus respectivos cuerpos debido a diferentes deseos. Nadie puede saber con certeza cuándo se despertaron en ellas tales deseos, y por lo tanto se dice anādi-karma: la causa de esa existencia material es inexplorable. Nadie sabe cuando comenzó la vida material, pero es un hecho cierto que sí tiene un punto de comienzo, pues toda entidad viviente es originalmente una chispa espiritual. Así como las chispas que caen del fuego al suelo tienen un comienzo, de forma similar las entidades vivientes que vienen a este mundo material tienen un comienzo, pero nadie puede saber en definitiva cuándo ocurrió. Incluso durante la disolución, esas entidades vivientes permanecen fundidas en la existencia espiritual del Señor, como en un profundo sueño, pero sus deseos originales de enseñorearse de la naturaleza material no ceden. De nuevo, cuando ocurre la manifestación cósmica, ellas salen para complacer los mismos deseos, y, por lo tanto, aparecen en diferentes especies de vida.
Las entidades vivientes que se funden en el Supremo en el momento de la disolución, se asemejan a la miel. En el panal se conservan los sabores de las diferentes flores y frutas. Cuando uno bebe miel, no puede distinguir qué clase de miel se ha recogido ni de qué flor fue recogida, pero el apetitoso sabor de la miel hace presuponer que la miel no es homogénea, sino que es una combinación de diferentes sabores. Otro ejemplo es, que si bien diferentes ríos en fin de cuentas se mezclan con el agua del mar, eso no significa que las entidades individuales de los ríos quedan por ello perdidas. Si bien el agua del Ganges y del Yamunā se mezclan con el agua del mar, el río Ganges y el río Yamunā continúan aún existiendo independientemente. La fusión de las diferentes entidades vivientes como Brahman en el momento de la disolución, implica la disolución de diferentes tipos de cuerpos, pero las entidades vivientes, junto con sus diferentes gustos, permanecen sumergidas individualmente en Brahman hasta que ocurre otra manifestación del mundo material. Así como el sabor salado del agua del mar y el sabor dulce del agua del Ganges son diferentes y esa diferencia existe continuamente, así mismo la diferencia que hay entre el Señor Supremo y las entidades vivientes existe continuamente, a pesar de que parece que en el momento de la disolución ellos se fusionan. La conclusión es, por lo tanto, que aun cuando las entidades vivientes se liberen de toda contaminación de las condiciones materiales, se funden en el reino espiritual, pero aun así sus gustos individuales en relación con el Señor Supremo, continúan existiendo.
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor nuestro, hemos concluido que todas las entidades vivientes están atraídas por Tu energía material, y que solo por identificarse equivocadamente como productos de la naturaleza material es que se encuentran transmigrando de un tipo de cuerpo a otro, olvidando su eterna relación contigo. Debido a la ignorancia, esas entidades vivientes están aceptando identidades erróneas en diferentes especies de vida, y especialmente cuando son elevadas a la forma humana de vida, se identifican con una clase particular de hombres, o con una nación particular, o con una raza, o con una supuesta religión, olvidando su verdadera identidad como sirvientes eternos de Su Señoría. Debido a esa errónea concepción de la vida, ellas están sufriendo el nacimiento y muerte repetidos. De entre muchos millones de ellas, si una se vuelve suficientemente inteligente, por asociarse con devotos puros, llega a comprender el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, y sale de la jurisdicción de la errónea concepción material».
En El Śrī Caitanya-caritāmṛta queda confirmado por el Señor Caitanya que las entidades vivientes se encuentran errando en este universo por diferentes especies de vida, pero que si una de ellas se vuelve suficientemente inteligente, por la misericordia del maestro espiritual y de la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, entonces comienza su vida devocional de conciencia de Kṛṣṇa. Se ha dicho hariṁ vinā naiva sṛtiṁ taranti: sin la ayuda de la Suprema Personalidad de Dios uno no puede salirse de las garras del nacimiento y la muerte repetidos. En otras palabras, solo el Señor Supremo, la Personalidad de Dios, puede liberar a las almas condicionadas del ciclo del nacimiento y la muerte repetidos.
Los Vedas personificados continuaron: «La influencia del tiempo —pasado, presente y futuro— y los sufrimientos materiales tales como el excesivo calor, el excesivo frío, el nacimiento, la muerte, la vejez, la enfermedad, son todos tan solo el movimiento de Tus cejas. Todo se encuentra funcionando bajo Tu dirección». Se dice en el Bhagavad-gītā, que toda actividad material está ocurriendo bajo la dirección de la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa. Todas las condiciones de la existencia material son elementos que se oponen a las personas que no están rendidas a Ti. Pero para aquellos que son almas rendidas y que poseen plena conciencia de Kṛṣṇa, esas cosas no pueden ser una fuente de temor. Cuando el Señor Nṛsiṁhadeva apareció, Prahlāda Mahārāja nunca sintió temor de Él, mientras que su ateo padre se encontró enfrentado de inmediato con la muerte personificada, y fue matado. En consecuencia, si bien ante un ateo como Hiraṇyakaśipu, el Señor Nṛsiṁhadeva aparece como la muerte, no obstante Él es siempre bondadoso y es la fuente de todo placer para devotos como Prahlāda. Un devoto puro, por consiguiente, no le teme al nacimiento, a la muerte, a la vejez ni a las enfermedades.
Śrīpada Śrīdhara Svāmī ha compuesto un bello verso, cuyo significado es el siguiente: «Mi querido Señor, soy una entidad viviente perturbada perpetuamente por las condiciones de la existencia material. He sido resquebrajado en varios pedazos por la aplastante rueda de dicha existencia, y debido a las diversas actividades pecaminosas que he cometido mientras existía en este mundo, me estoy quemando en el fuego ardiente de la reacción material. De una forma u otra, mi querido Señor, he llegado a refugiarme bajo Tus pies de loto. Por favor, acéptame y protégeme». Śrīla Narottama dāsa Ṭhākura también ora de la siguiente manera: «Mi querido Señor, ¡oh, hijo de Nanda Mahārāja, que estás asociado con la hija de Vṛṣabhānu!, he llegado a refugiarme bajo Tus pies de loto después de sufrir mucho en la condición material de la vida, y estoy rogando que tengas la bondad de ser misericordioso conmigo. Por favor, no me eches, no tengo más refugio que Tú».
Se concluye que cualquier proceso de autorrealización o comprensión de Dios que no sea el bhakti-yoga, o el servicio devocional, es extremadamente difícil. El refugiarse con plena conciencia de Kṛṣṇa en el servicio devocional del Señor es, por lo tanto, la única manera de liberarse de la contaminación de la condicionada vida material, especialmente en esta era. Aquellos que no tienen conciencia de Kṛṣṇa, tan solo pierden su tiempo, y carecen de toda prueba tangible de la vida espiritual.
El Señor Rāmacandra ha dicho: «Yo siempre le doy confianza y seguridad a todo aquel que se rinde a Mí y decide en definitiva que es Mi sirviente eterno, pues esa es Mi inclinación natural». De forma similar, el Señor Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā: «La influencia de la naturaleza material es insuperable, pero todo aquel que se rinde a Mí puede vencer de hecho la influencia de la naturaleza material». Los devotos no están en absoluto interesados en discutir con los no devotos para anular sus teorías. En vez de perder su tiempo, ellos se ocupan siempre, con plena conciencia de Kṛṣṇa, en el servicio trascendental y amoroso del Señor.
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor nuestro, aunque los grandes yogīs místicos puedan tener pleno control del elefante de la mente y del huracán de los sentidos, si ellos no se refugian en un maestro espiritual fidedigno, se vuelven víctimas de la influencia material y nunca logran el éxito en sus intentos de autorrealizarse. Esas personas sin guía se asemejan a mercaderes que zarpan en un barco sin capitán». Por lo tanto, nadie puede liberarse de las garras de la naturaleza material por sus propios intentos personales. Uno tiene que aceptar a un maestro espiritual fidedigno, y trabajar de acuerdo con su dirección. Así se hace posible atravesar la nesciencia de las condiciones materiales. Śrīpada Śrīdhara Svāmī ha compuesto un bello verso en relación con eso, en el que dice: «¡Oh, maestro espiritual plenamente misericordioso, representante de la Suprema Personalidad de Dios! ¿Cuándo estará mi mente completamente rendida a tus pies de loto? En ese momento, solo por tu misericordia, he de poder liberarme de todo lo que obstaculice la vida espiritual, y habré de experimentar la vida bienaventurada».
En realidad, el samādhi extático, o la absorción en la Suprema Personalidad de Dios, puede lograrse por la dedicación constante a Su servicio, y esa dedicación constante al servicio devocional puede ser llevada a cabo solo cuando uno trabaja bajo la dirección de un maestro espiritual fidedigno. Por lo tanto, los Vedas instruyen que a fin de conocer la ciencia del servicio devocional, uno tiene que entregarse al maestro espiritual fidedigno. El maestro espiritual fidedigno es aquel que conoce la ciencia del servicio devocional recibida en sucesión discipular. Esa sucesión discipular se denomina śrotiya. El síntoma principal de alguien que se ha vuelto maestro espiritual por sucesión discipular, es que se encuentra ciento por ciento fijo en bhakti-yoga. Algunas veces la gente deja de aceptar a un maestro espiritual, y en vez de ello se esfuerza por lograr la autorrealización por medio de la práctica del yoga místico; pero hay muchos casos de fracasos, incluso de grandes yogīs como Viśvāmitra. Arjuna dijo en el Bhagavad-gītā que controlar la mente es tan poco práctico como tratar de detener el ventarrón de un huracán. Algunas veces la mente se asemeja a un elefante enloquecido. Si no se sigue la dirección de un maestro espiritual, uno no puede controlar la mente y los sentidos. En otras palabras, si uno practica el misticismo yóguico y no acepta a un maestro espiritual fidedigno, fracasará con toda seguridad. Simplemente desperdiciará su tiempo valioso. El mandamiento védico dice que nadie puede tener pleno conocimiento si no se encuentra bajo la guía de un ācārya. Ācāryavān puruṣo veda: aquel que ha aceptado a un ācārya sabe qué es qué. La Verdad Absoluta no puede ser comprendida por medio de discusiones. Aquel que ha alcanzado el perfecto estado brahmínico, se vuelve renunciante naturalmente; él no se afana por lograr ganancias materiales, pues ha llegado a la conclusión, por medio del conocimiento espiritual, que en este mundo no hay insuficiencia de nada. Todo es proveído de modo suficiente por la Suprema Personalidad de Dios. Un verdadero brāhmaṇa, por lo tanto, no se esfuerza por lograr la perfección material; por el contrario, él se acerca a un maestro espiritual fidedigno para recibir órdenes de él. Lo que capacita a un maestro espiritual es el hecho de ser brahma-niṣṭha, que significa que ha dedicado su vida a trabajar solo por la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, y que ha abandonado todas las demás actividades. Cuando un estudiante fidedigno se acerca a un maestro espiritual fidedigno, le ora sumisamente al maestro espiritual, de la siguiente manera: «Mi querido señor, por favor acépteme como su discípulo, y entréneme en forma tal que yo sea capaz de abandonar todos los demás procesos de autorrealización, y pueda dedicarme únicamente al proceso de conciencia de Kṛṣṇa, el servicio devocional».
El devoto que por la dirección del maestro espiritual se encuentra dedicado al servicio amoroso y trascendental del Señor, medita lo siguiente: «Mi querido Señor, Tú eres la fuente del placer. Puesto que Tú estas presente, ¿de qué sirve el placer temporal que se obtiene de la sociedad, la amistad y el amor? Las personas que no conocen a la fuente suprema del placer, se dedican falsamente a obtener placer de la complacencia de los sentidos, pero ello es temporal e ilusorio». En relación con esto, Vidyāpati‚ un gran devoto y poeta vaiṣṇava, dice: «Mi querido Señor, es indudable que existe cierto placer en medio de la sociedad, la amistad y el amor, si bien es concebido en forma material, pero dicho placer no puede satisfacer mi corazón, que es como un desierto». En un desierto se requiere de un océano de agua. Pero si tan solo se derrama por el desierto una gota de agua, ¿de qué sirve esa agua? De forma similar, nuestros corazones materiales están llenos de múltiples deseos, que no pueden ser complacidos dentro de la sociedad material de la amistad y el amor. Cuando nuestros corazones comienzan a obtener placer de la fuente suprema del placer, entonces podemos ser satisfechos. Esa satisfacción trascendental se hace posible solo en el servicio devocional, cuando se posee plena conciencia de Kṛṣṇa.
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor nuestro, Tú eres sac-cid-ānanda-vigraha, la forma eternamente bienaventurada de conocimiento, y debido a que las entidades vivientes son partes integrales de Tu personalidad, su estado natural de existencia es estar plenamente conscientes de Ti. En este mundo material, todo aquel que ha desarrollado esa conciencia de Kṛṣṇa deja de estar interesado en la forma de vida materialista. Un ser consciente de Kṛṣṇa se desinteresa de la vida familiar y de vivir en condiciones opulentas, y requiere solo de una pequeña concesión para satisfacer sus necesidades corporales. En otras palabras, deja de estar interesado en la complacencia de los sentidos. La perfección de la vida humana se basa en el conocimiento y la renunciación; pero es muy difícil intentar alcanzar el estado de conocimiento y renunciación mientras uno se encuentra en la vida familiar. Las personas conscientes de Kṛṣṇa, por lo tanto, se refugian en la relación con los devotos o en los lugares de peregrinaje santificados. Esas personas están conscientes de la relación que hay entre la Superalma y las entidades vivientes individuales, y nunca se encuentran envueltas por el concepto corporal de la vida. Debido a que ellos siempre Te llevan a Ti en sus corazones con plena conciencia, se encuentran tan purificados, que todo sitio al que ellos van se vuelve un lugar sagrado de peregrinaje, y el agua que lava sus pies puede liberar a muchas personas pecadoras que se encuentran deambulando por este mundo material».
Cuando el ateo padre de Prahlāda Mahārāja le pidió a este que describiera algo muy bueno que hubiera aprendido, él le respondió a su padre que para una persona materialista que esta siempre llena de ansiedades por estar dedicada a verdades temporales y relativas, el mejor camino es abandonar el oscuro pozo de la vida familiar, e ir al bosque a refugiarse en el Señor Supremo. Aquellos que son de hecho devotos puros, son célebres y son honrados como mahātmās, o grandes sabios, personalidades perfectas en cuanto a conocimiento se refiere. Ellos siempre piensan en el Señor Supremo y en Sus pies de loto, y en esa forma, automáticamente se vuelven personas liberadas. Los devotos que se encuentran siempre en esa posición, se electrizan con las potencias inconcebibles del Señor, y así ellos mismos se vuelven la fuente de liberación para sus seguidores y devotos. Una persona consciente de Kṛṣṇa se encuentra plenamente electrizada espiritualmente y, por lo tanto, todo aquel que toque a un devoto puro así, o se refugie en él, se electriza de forma similar con las potencias espirituales. Esos devotos nunca están engreídos de las opulencias materiales que pudieran poseer. Por lo general, las opulencias materiales son: una buena ascendencia, educación, belleza y riquezas; pero si bien un devoto del Señor puede que posea todas estas cuatro opulencias materiales, nunca se deja desviar por el orgullo de poseer dichas distinciones. Grandes devotos del Señor viajan por todo el mundo, de un lugar de peregrinaje a otro, y en su camino encuentran muchas almas condicionadas, y las liberan por asociarse con ellas y por distribuirles conocimiento trascendental. Ellos residen en lugares como Vṛndāvana, Mathurā, Dvārakā, Jagannātha Purī y Navadvīpa, ya que en esos sitios se reúnen solo devotos. En esa forma ellos aprovechan el asociarse con las personas santas, y por esa asociación los devotos avanzan más y más en el desarrollo de conciencia de Kṛṣṇa. Ese avance no es posible que ocurra en la vida familiar ordinaria, la cual está desprovista de conciencia de Kṛṣṇa.
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor nuestro, existen dos clases de trascendentalistas: los impersonalistas y los personalistas. En opinión de los impersonalistas, esta manifestación material es falsa, y solo la Verdad Absoluta es verdadera. El punto de vista del personalista, no obstante, es que el mundo material, si bien es muy temporal, a pesar de ello no es falso sino que es un hecho cierto. Esos trascendentalistas tienen diferentes argumentos para tratar de imponer la validez de sus filosofías. De hecho, el mundo material es tanto una verdad como una falsedad simultáneamente. Es una verdad porque todo es una expansión de la Suprema Verdad Absoluta, y es una falsedad debido a que la existencia del mundo material es temporal; es creado y es aniquilado. La manifestación cósmica no tiene una posición fija, debido a sus diferentes condiciones de existencia». Aquellos que abogan por la aceptación de este mundo material como falso son reconocidos generalmente por la máxima brahma satyaṁ jagan mithyā. Ellos presentan el argumento de que todo lo que hay en este mundo material está hecho de materia. Por ejemplo, existen muchas cosas hechas de barro, como tarros, platos y bolas de tierra. Esas cosas puede que se transformen en muchos otros objetos materiales después de ser aniquiladas, pero en todos los casos, su existencia como barro continúa. Una jarra de agua hecha de tierra, después de romperse puede que sea transformada en una vasija, o en un plato; pero bien sea como plato, como vasija o como jarra de agua, la tierra en sí continúa existiendo. Por lo tanto, las formas de la jarra de agua, de la vasija y del plato son falsas, pero su existencia como tierra es real. Esa es la versión de los impersonalistas. Esta manifestación cósmica está ciertamente producida a partir de la Verdad Absoluta, pero debido a que su existencia es temporal, es por lo tanto falsa; la interpretación de los impersonalistas dice que la Verdad Absoluta la cual existe siempre, es la única verdad. En opinión de otros trascendentalistas, no obstante, este mundo material, siendo producido de la Verdad Absoluta, también es verdad. El argumento contrario de los impersonalistas dice que el mundo material no es verdadero, pues algunas veces se observa que la materia es producida a partir del alma espiritual, y algunas veces el alma espiritual es producida de la materia. Esos filósofos presentan el argumento de que si bien el estiércol de vaca es materia muerta, algunas veces se observa que del estiércol de vaca surgen escorpiones. De forma similar, la materia muerta, como las uñas y el cabello, surgen del cuerpo vivo. Por lo tanto, las cosas producidas a partir de una cierta cosa no resultan siempre iguales a ella. Basándose en este argumento, los filósofos māyāvādī sostienen que si bien esta manifestación cósmica es ciertamente una emanación de la Verdad Absoluta, la manifestación cósmica no encierra obligatoriamente una verdad en sí. De acuerdo con ese punto de vista, la Verdad Absoluta, Brahman, debe ser por lo tanto aceptada como verdad, mientras que la manifestación cósmica, si bien es un producto de la Verdad Absoluta, no puede ser tomada como verdad.
El punto de vista del filósofo māyāvādī, no obstante, se expone en el Bhagavad-gītā como opinión de asuras o demonios. El Señor dice en el Bhagavad-gītā: asatyam apratiṣṭhaṁ te jagad āhur anīśvaram. El punto de vista que de esta manifestación cósmica tienen los asuras dice que la creación entera es falsa. Los asuras creen que la mera interacción de la materia es la fuente de la creación, y que no hay controlador ni Dios. Pero de hecho, eso no es así. Del capítulo séptimo del Bhagavad-gītā, aprendemos que los cinco elementos burdos —tierra, agua, aire, fuego y cielo— así como los elementos sutiles —mente, inteligencia y ego falso— son las ocho energías separadas del Señor Supremo. Más allá de esa energía material inferior, se encuentra una energía espiritual conocida como las entidades vivientes. Las entidades vivientes también son aceptadas como la energía superior del Señor. Toda la manifestación cósmica es una combinación de las energías superior e inferior, y la fuente de las energías es la Suprema Personalidad de Dios. La Suprema Personalidad de Dios tiene muchos tipos diferentes de energías. Eso se confirma en los Vedas: parāsya śaktir vividhaiva śrūyate, las energías trascendentales del Señor son variadas, y debido a que esas variedades han emanado del Señor Supremo, no pueden ser falsas. El Señor existe siempre, y las energías existen siempre. Algunas energías son temporales —a veces manifestadas y algunas veces no manifestadas— pero eso no significa que son falsas. Se puede dar el ejemplo de que cuando una persona está furiosa, hace cosas que son diferentes de lo que hace en su condición normal de vida; pero el hecho de que esa actitud de ira solo aparezca y desaparezca, no significa que la energía de la ira sea falsa. Por ello, el argumento de los filósofos māyāvādī de que este mundo es falso, no es aceptado por los filósofos vaiṣṇavas. Queda confirmado por el Señor Mismo, que el punto de vista de que no existe causa suprema de esta manifestación material, de que no existe Dios, y de que todo es solo creación de la interacción de la materia, es opinión de asuras.
El filósofo māyāvādī algunas veces presenta el argumento de la serpiente y la soga. En la oscuridad del atardecer, una soga enrollada, es algunas veces, por ignorancia, tomada por una serpiente. Pero el tomar equivocadamente a la soga por una serpiente no significa que la soga y la serpiente sean falsas, y por lo tanto, ese ejemplo, usado por los māyāvādīs para ilustrar la falsedad de este mundo material no es válido. Cuando una cosa es tomada como verdadera, pero que de hecho no existe en absoluto, se denomina falsa. Pero si algo es tomado equivocadamente por otra cosa, eso no significa que sea falso. Los filósofos vaiṣṇavas utilizan un ejemplo muy apropiado al asemejar este mundo material a un tarro hecho de tierra. Cuando vemos un tarro hecho de tierra, este no desaparece de inmediato para convertirse en alguna otra cosa. Puede que sea temporal, pero el tarro hecho de tierra es puesto en servicio para llevar agua, y continuamos viéndolo como un tarro hecho de tierra. Por lo tanto, si bien el tarro hecho de tierra es temporal y es diferente de la tierra original, aun así no podemos decir que sea falso. Hemos de concluir, por lo tanto, que toda la tierra y el tarro de tierra son ambos verdaderos, pues el uno es producto del otro. Aprendemos del Bhagavad-gītā, que después de la disolución de esta manifestación cósmica, la energía entra en la Suprema Personalidad de Dios. La Suprema Personalidad de Dios existe siempre con Sus variadas energías. Debido a que la creación material es una emanación de Él, no podemos decir que esta manifestación cósmica es un producto de algo vacío. Kṛṣṇa no es vacío. Siempre que hablamos de Kṛṣṇa, Él se encuentra presente con Su forma, naturaleza, nombre, séquito y enseres. Por lo tanto, Kṛṣṇa no es impersonal. La causa original de todo no es ni vacía ni impersonal, sino que es la Persona Suprema. Los demonios puede que digan que esta creación material es anīśvara, carente de controlador o Dios, pero esos argumentos, en fin de cuentas, no son válidos.
El ejemplo que dan los filósofos māyāvādī de que la materia inanimada, tal como las uñas y el cabello, surge del cuerpo viviente, no es un argumento sólido. Las uñas y el cabello son sin duda inanimados, pero ellos provienen no del ser viviente animado, sino del cuerpo material inanimado. De forma similar, el argumento de que el escorpión proviene del estiércol de vaca, con la implicación de que la entidad viviente proviene de la materia, tampoco es propio. El escorpión que surge del estiércol de vaca es ciertamente una entidad viviente, pero la entidad viviente no proviene del estiércol de vaca. Solo el cuerpo material de la entidad viviente, o el cuerpo del escorpión, surge del estiércol de vaca. Las chispas de las entidades vivientes, tal como nos lo hace saber el Bhagavad-gītā, son inyectadas en la naturaleza material, y luego ellas surgen. El cuerpo de la entidad viviente, con diferentes formas, es suministrado por la naturaleza material, pero la entidad viviente en sí misma es engendrada por el Señor Supremo. El padre y la madre dan el cuerpo necesario para la entidad viviente que se encuentra bajo ciertas condiciones. La entidad viviente transmigra de un cuerpo a otro, de acuerdo con sus diferentes deseos, que la acompañan de cuerpo en cuerpo, en la forma sutil de inteligencia, mente y ego falso. Por disposición superior, una entidad viviente es puesta en el vientre de un cierto tipo de cuerpo material, y luego desarrolla un cuerpo similar. Por consiguiente, el alma espiritual no se produce a partir de la materia, sino que adopta un tipo particular de cuerpo conforme a una disposición superior. Para nuestra experiencia actual, este mundo material es una combinación de materia y espíritu. El espíritu mueve a la materia. El alma espiritual (la entidad viviente) y la materia son diferentes energías del Señor Supremo, y como ambas energías son productos del eterno supremo o la verdad suprema, son verdaderas y no falsas. La entidad viviente existe eternamente en virtud de que es parte integral del Supremo. Por lo tanto, no hay posibilidad alguna de nacimiento ni muerte. Los supuestos nacimiento y muerte ocurren en virtud del cuerpo material. La versión védica sarvaṁ khalv idaṁ brahma, significa que puesto que ambas energías han emanado del Brahman Supremo, todo lo que experimentamos no es diferente de Brahman.
Existen muchos argumentos acerca de la existencia de este mundo material, pero la conclusión filosófica vaiṣṇava es la mejor. El ejemplo del tarro de tierra es muy apropiado: la forma del tarro de tierra puede que sea temporal, pero tiene su propósito específico. El propósito del tarro de tierra es cargar agua de un lado a otro. De forma similar, este cuerpo material, si bien es temporal, tiene un uso especial. La entidad viviente recibe una oportunidad desde el comienzo de la creación, de desarrollar diferentes clases de cuerpos materiales de acuerdo con los reservados deseos que ha acumulado desde tiempo inmemorial. El cuerpo de forma humana es una oportunidad especial, en la cual la forma desarrollada de conciencia puede ser empleada.
Algunas veces, los filósofos māyāvādī presentan el argumento de que si este mundo material es verdad, entonces ¿por qué se les aconseja a los hombres de familia que abandonen su conexión con este mundo material y adopten sannyāsa? Pero la visión que tiene el filósofo vaiṣṇava de lo que es sannyāsa no es la de que uno debe abandonar las actividades materiales ya que el mundo es falso. El objetivo del sannyāsa vaiṣṇava es utilizar las cosas para lo que fueron hechas. Śrīla Rūpa Gosvāmī ha dado dos fórmulas de cómo debemos tratar con este mundo material. Cuando un vaiṣṇava renuncia a esta forma materialista de vida y adopta sannyāsa, no lo hace basándose en la concepción de la falsedad del mundo material, sino para consagrarse por completo a ocupar todo al servicio del Señor. Por lo tanto, Śrīla Rūpa Gosvāmī da la siguiente fórmula: uno debe estar desapegado del mundo material, pues el apego material no tiene sentido. El mundo material por entero, la manifestación cósmica por entero, pertenece a Dios, Kṛṣṇa. Por lo tanto, todo debe ser utilizado para Kṛṣṇa, y el devoto debe permanecer desapegado de las cosas materiales. Ese es el propósito del sannyāsa vaiṣṇava. El materialista se aferra al mundo para obtener complacencia sensual, pero un sannyāsī vaiṣṇava, si bien no acepta nada para su complacencia sensual personal, conoce el arte de utilizar todo al servicio del Señor. En consecuencia, Śrīla Rūpa Gosvāmī ha criticado a los sannyāsīs māyāvādī, pues no saben que todo tiene un uso en el servicio del Señor. Por el contrario, ellos toman el mundo como falso, y, así pues, creen falsamente que se encuentran liberados de la contaminación del mundo material. Como todo es una expansión de la energía del Señor Supremo, las expansiones son tan reales como lo es el Señor Supremo.
Que el mundo cósmico se manifiesta solo temporalmente, no significa que es falso o que la fuente de su manifestación sea falsa. Puesto que la fuente de su manifestación es verdadera, la manifestación también es verdadera, pero uno debe saber cómo hacer uso de ella. El mismo ejemplo puede ser de nuevo citado: el tarro temporal de tierra es producido de entre la totalidad de la tierra, pero cuando es utilizado para un fin concreto, el tarro de tierra no es falso. Los filósofos vaiṣṇavas saben cómo utilizar la construcción temporal de este mundo material, así como un hombre cuerdo sabe cómo utilizar la construcción temporal del tarro de tierra. Cuando el tarro de tierra es utilizado con un fin equivocado, eso es falso. De forma similar, este cuerpo de forma humana, o este mundo material, cuando es utilizado para la complacencia sensual falsa, es falso. Pero si este cuerpo de forma humana y la creación material son utilizados para el servicio del Señor Supremo, sus actividades no son nunca falsas. Por lo tanto, en el Bhagavad-gītā se confirma que una pequeña actitud de servicio con la que se utilice este cuerpo y el mundo material para servir al Señor, puede liberar a una persona del más grave peligro de la vida. Ni la energía superior ni la inferior, que emanan de la Suprema Personalidad de Dios, son falsas cuando son utilizadas correctamente.
En lo que concierne a las actividades fruitivas, se encuentran principalmente basadas en la plataforma de la complacencia de los sentidos. Por consiguiente, una persona que posee una avanzada conciencia de Kṛṣṇa, no se entrega a ellas. El resultado de las actividades fruitivas puede elevarlo a uno al sistema planetario superior, pero como se dice en el Bhagavad-gītā, las personas tontas, después de agotar en el reino celestial los resultados de sus actividades piadosas, regresan de nuevo a este sistema planetario inferior, y de nuevo tratan de ir al sistema planetario superior. El único beneficio que obtienen es el de molestarse en ir y venir de nuevo, de la misma manera en que actualmente muchos científicos materiales están desperdiciando su tiempo al tratar de ir al planeta Luna y regresar de nuevo. Los Vedas personificados describen a las personas que se dedican a las actividades fruitivas, diciendo que son andha-paramparā, o seguidores ciegos de las ceremonias rituales védicas. Si bien estas ceremonias se mencionan sin duda en los Vedas, no están dirigidas a la clase de hombres inteligentes. Los hombres que están muy apegados al disfrute material son cautivados por la posibilidad de ser elevados a los sistemas planetarios superiores, y por ello adoptan dichas actividades rituales. Pero una persona que es inteligente, o que se ha refugiado en un maestro espiritual fidedigno para ver las cosas tal como son, no se entrega a las actividades fruitivas, sino que se dedica al servicio amoroso y trascendental del Señor.
Las personas que no son devotas se entregan a las ceremonias rituales védicas por razones materialistas, y luego se confunden. Puede darse un ejemplo vívido: una persona inteligente que posee millones de dólares en papel moneda, no se queda con el dinero sin usarlo, aunque sabe perfectamente bien que los billetes en sí mismos no son más que papel. Cuando uno tiene un millón de dólares en papel moneda, de hecho posee tan solo un inmenso montón de papeles, pero si lo utiliza con algún propósito, entonces se beneficia. De forma similar, aunque este mundo material puede que sea falso, así como el papel, tiene su utilización correcta y beneficiosa. Debido a que todos los billetes, si bien son de papel, son emitidos por el gobierno, tienen por ello pleno valor. De igual manera, este mundo material puede que sea falso o temporal, pero debido a que es una emanación del Señor Supremo, tiene su valor completo. El filósofo vaiṣṇava reconoce el valor pleno de este mundo material, y sabe cómo utilizarlo correctamente, mientras que el filósofo māyāvādī no, tal como aquellos que, tomando el billete por falso, lo abandonan y no pueden utilizar el dinero. Śrīla Rūpa Gosvāmī, por lo tanto declara, que si uno rechaza este mundo material por falso, sin considerar la importancia de este mundo material como un medio de servir a la Suprema Personalidad de Dios, esa renuncia tiene muy poco valor. Una persona que conoce el valor intrínseco que tiene este mundo material para el servicio del Señor, que no está apegada al mundo material, y que renuncia al mundo material al no aceptarlo para la complacencia sensual, hace una verdadera renuncia. Este mundo material es una expansión de la energía material del Señor. Por lo tanto, es real. No es falso, como se concluye algunas veces del ejemplo de la serpiente y la soga.
Los Vedas personificados continuaron: «La manifestación cósmica, debido a la naturaleza fluctuante de su existencia no permanente, le parece falsa a los hombres poco inteligentes». Los filósofos māyāvādī se aprovechan de la naturaleza fluctuante de esta manifestación cósmica, para demostrar su tesis de que este mundo es falso. De acuerdo con la versión védica, antes de la creación este mundo no existía, y después de la disolución, el mundo dejará de estar manifestado. Los nihilistas también se aprovechan de esta versión védica, y concluyen que la causa de este mundo material es un vacío. Pero los mandatos védicos no dicen que sea un vacío. El mandato védico define a la fuente de la creación y de la disolución como yato vā imāni bhūtāni jāyante: «aquel de quien esta manifestación cósmica ha emanado, y en quien se fundirá todo después de la aniquilación». Lo mismo se encuentra explicado en el Vedānta-sūtra y en el primer verso del capítulo primero del Śrīmad-Bhāgavatam, con la palabra janmādy asya: aquel de quien todas las cosas emanan. Todos esos mandamientos védicos indican que la manifestación cósmica se debe a la Suprema y Absoluta Personalidad de Dios, y cuando se disuelve se funde en Él. El mismo principio se encuentra confirmado en el Bhagavad-gītā: la manifestación cósmica aparece y luego se disuelve. Y después de la disolución, se funde en la existencia del Señor Supremo. Esta declaración confirma en forma definitiva, que la energía particular conocida como bahiraṅgā māyā, o la energía externa, si bien es de naturaleza fluctuante, no obstante es la energía del Señor Supremo, y, como tal, no puede ser falsa. Simplemente parece ser falsa. Los filósofos māyāvādi concluyen que la naturaleza material es falsa, pues carece de existencia al comienzo y no existe después de la disolución. Pero con el ejemplo de los tarros y platos de tierra, se presenta la versión védica: si bien la existencia de los subproductos particulares de la Verdad Absoluta es temporal, la energía del Señor Supremo es permanente. El tarro o la jarra de agua hechos de tierra puede que se rompan o que sean transformados, adquiriendo otra forma, como la de un plato o una vasija, pero el ingrediente, o el fundamento material, es decir, la tierra, continúa siendo la misma. El principio básico de la manifestación cósmica es siempre el mismo: Brahman, o la Verdad Absoluta; por lo tanto, la teoría de los filósofos māyāvādī de que es falsa, es sin duda solo una invención mental. El hecho de que la manifestación cósmica sea fluctuante y temporal, no significa que es falsa. La definición de algo falso indica que es aquello que nunca existió, sino que existe solo de nombre. Por ejemplo, los huevos de un caballo, la flor del cielo y el cuerno de un conejo, son fenómenos que solo existen de nombre. No hay huevos de caballo, no hay cuerno de conejo, ni tampoco crecen flores en el cielo. Hay muchas cosas que existen solo de nombre o en la imaginación, pero que de hecho no tienen manifestación real. Esas cosas pueden llamarse falsas. Pero el vaiṣṇava no puede tomar este mundo material como falso, simplemente porque su naturaleza temporal se manifieste y luego se disuelva.
Los Vedas personificados continuaron, y dijeron que la Superalma y el alma individual, o Paramātma y jīvātmā, no pueden ser iguales bajo ninguna circunstancia, si bien ambas se encuentran situadas dentro del mismo cuerpo, como dos pájaros que están sentados en el mismo árbol. Así como se declara en los Vedas, esos dos pájaros, si bien se encuentran sentados como amigos, no son iguales. Uno de ellos es simplemente un testigo. Ese pájaro es Paramātma, o la Superalma. Y el otro pájaro se encuentra comiendo la fruta del árbol. Ese es jīvātmā. Cuando ocurre la manifestación cósmica, el jīvātmā, o el alma individual, aparece en la creación con diferentes formas, de acuerdo con sus actividades fruitivas anteriores; y debido a su antiguo olvido de lo que es la verdadera existencia, se identifica con una forma particular que le ha sido otorgada por las leyes de la naturaleza material. Después de adoptar una forma material, queda sujeto a las tres modalidades materiales de la naturaleza, y actúa de conformidad con ellas para continuar su existencia en el mundo material. Mientras se encuentra envuelto en esa ignorancia, sus opulencias naturales, si bien existen en una cantidad diminuta, se encuentran casi extinguidas. Las opulencias de la Superalma o de la Suprema Personalidad de Dios, no obstante, no disminuyen, a pesar de que Él aparece en este mundo material. Él mantiene a plenitud todas las opulencias y perfecciones, y no obstante, se mantiene apartado de todas las tribulaciones de este mundo material. El alma condicionada queda atrapada en el mundo material, mientras que la Superalma, o la Suprema Personalidad de Dios, lo deja sin afecto alguno, tal como una serpiente cambia su piel. La diferencia entre la Superalma y el alma individual condicionada es que la Superalma, o la Suprema Personalidad de Dios, mantiene Sus opulencias naturales, conocidas como ṣaḍ-aiśvarya, aṣṭa-siddhi y aṣṭa-guṇa.
Los filósofos māyāvādīs, debido a su escaso acopio de conocimiento, olvidan el hecho de que Kṛṣṇa se encuentra siempre pleno de seis opulencias, ocho cualidades trascendentales y ocho clases de perfección. Las seis opulencias son, que nadie es más grande que Kṛṣṇa en cuanto se refiere a riqueza, fuerza, belleza, fama, conocimiento y renuncia. La primera de las ocho cualidades trascendentales de Kṛṣṇa es que Él nunca es tocado por la contaminación de la existencia material. Esto se menciona también en El Śrī Īśopaniṣad‚ apāpa-viddha: así como el Sol nunca se contamina por ninguna clase de contaminación, así mismo el Señor Supremo nunca se contamina con ninguna actividad pecaminosa. De forma similar, si bien las acciones de Kṛṣṇa puede que algunas veces parezcan impías, Él nunca se contamina con esas acciones. La segunda cualidad trascendental es que Kṛṣṇa nunca muere. En el Bhagavad-gītā, capítulo cuarto, Él le informa a Arjuna que tanto Él como Arjuna habían tenido muchas apariciones en este mundo material, pero que solo Él recuerda todas esas actividades —pasadas, presentes y futuras—. Eso significa que Él nunca muere. El olvido se debe a la muerte. Al morir, cambiamos nuestros cuerpos. Eso es olvido. Kṛṣṇa, no obstante, nunca olvida. Él puede recordar todo lo que ha ocurrido en el pasado. De lo contrario, ¿cómo podría recordar que Él enseñó por primera vez el sistema de yoga del Bhagavad-gītā al dios del Sol, Vivasvān? Por lo tanto, Él nunca muere. Ni tampoco se vuelve un hombre viejo. Si bien Kṛṣṇa era bisabuelo cuando apareció en el campo de batalla de Kurukṣetra, no se veía como un hombre viejo. Kṛṣṇa no puede contaminarse con ninguna actividad pecaminosa, Kṛṣṇa nunca muere, Kṛṣṇa nunca envejece, Kṛṣṇa nunca está sujeto a lamentación alguna, Kṛṣṇa nunca tiene hambre, y Él nunca tiene sed. Todo lo que Él desea es completamente lícito, y todo lo que Él decide nadie lo puede cambiar.
Esas son las cualidades trascendentales de Kṛṣṇa. Además de eso, Kṛṣṇa es conocido como Yogeśvara. Él tiene todas las opulencias o facilidades de los poderes místicos, tales como aṇimā-siddhi, el poder de volverse más pequeño que lo más pequeño. Se declara en la Brahma-saṁhitā que Kṛṣṇa ha entrado incluso en el átomo: aṇḍāntarastha-paramāṇu-cayāntarastham. De modo similar, Kṛṣṇa se encuentra en forma de Garbhodakaśāyī Viṣṇu dentro del gigantesco universo, y en forma de Mahā-Viṣṇu yace en el océano Causal en un cuerpo tan gigantesco, que millones y trillones de universos emanan del mismo cuando Él exhala. Eso se denomina mahimā-siddhi. Kṛṣṇa también tiene la perfección de laghimā: Él puede volverse el más liviano. En el Bhagavad-gītā se afirma que todos los planetas flotan en el aire debido a que Kṛṣṇa entra en este universo y dentro de los átomos. Esa es la explicación de la ingravidez. Kṛṣṇa también tiene la perfección de prāpti: Él puede obtener todo lo que guste. De forma similar, Él tiene la facilidad de īśitva, poder de controlar. Él recibe el nombre de Parameśvara, el supremo controlador. Además, Kṛṣṇa puede poner a cualquier persona bajo Su influencia. Eso se denomina vaśitva.
Kṛṣṇa se encuentra dotado de todas las opulencias, de todas las cualidades trascendentales y de todos los poderes místicos. Ningún ser viviente ordinario puede compararse con Él. Por consiguiente, la teoría de los māyāvādīs de que la Superalma y el alma individual son iguales, es tan solo una concepción errónea. La conclusión es, entonces, que Kṛṣṇa es digno de ser adorado, y que todas las demás entidades vivientes son simplemente Sus sirvientes. Ese entendimiento de la cosas se denomina autorrealización. Cualquier otra forma de entender el yo, que no sea esta relación de ser sirviente eterno de Kṛṣṇa, es impulsada por māyā. Se dice que la última trampa de māyā es dictarle a la entidad viviente que trate de volverse igual a la Suprema Personalidad de Dios. El filósofo māyāvādī dice ser igual a Dios, pero no puede responder a la pregunta de por qué ha caído en el enredo material. Sí él es el Dios Supremo, entonces, ¿cómo pudo ser atrapado por las actividades impías, y en esa forma ser sometido a las tribulaciones de la ley del karma? Cuando a los māyāvādīs se les pregunta esto, no pueden responder apropiadamente. La especulación de que uno es igual a la Suprema Personalidad de Dios, es otro síntoma de vida pecaminosa. Uno no puede entregarse al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa a menos que se encuentre completamente liberado de todas las actividades pecaminosas. El mismo hecho de que el māyāvādī diga que ha de volverse uno con el Señor Supremo, significa que aún no está liberado de las reacciones de las actividades pecaminosas. El Śrīmad-Bhāgavatam dice que esas personas son aviśuddha-buddhi, lo cual significa que ellos creen falsamente que están liberados, aunque al mismo tiempo se creen iguales a la Verdad Absoluta. Su inteligencia no está purificada. Los Vedas personificados dijeron que si los yogīs y los jñānīs no se liberan de los deseos pecaminosos, entonces su proceso particular de autorrealización nunca logrará el éxito.
«Mi querido Señor, continuaron diciendo los Vedas personificados, si las personas santas no se ocupan de erradicar por completo las raíces de los deseos pecaminosos, no pueden experimentar la presencia de la Superalma, si bien esta y el alma individual están sentadas una al lado de la otra. Samādhi, o meditación, significa que uno tiene que encontrar a la Superalma que se halla dentro de sí. Aquél que no está libre de las reacciones pecaminosas, no puede ver a la Superalma. Si una persona tiene un medallón enjoyado en su collar, pero olvida la joya, es casi como si no la poseyera. De forma similar, si un alma individual medita, pero de hecho no percibe la presencia de la Superalma que se encuentra dentro de él, entonces todavía no ha conocido a la Superalma».
Por consiguiente, las personas que se han entregado al sendero de la autorrealización, deben tener mucho cuidado en no estar contaminadas por la influencia de māyā. Śrīla Rūpa Gosvāmī dice que un devoto debe encontrarse completamente libre de toda clase de deseos materiales. Un devoto no debe ser afectado por los resultados de karma y jñāna. Uno simplemente tiene que comprender a Kṛṣṇa y llevar a cabo Sus deseos. Esa es la etapa devocional pura. Los Vedas personificados continuaron: «Los yogīs místicos que aún tienen deseos contaminados de complacencia sensual, nunca alcanzan el éxito en su intento, ni tampoco pueden conocer por completo a la Superalma que se encuentra dentro del ser individual. Por ello, los supuestos yogīs y jñānīs que se encuentran simplemente desperdiciando su tiempo en diferentes tipos de complacencia sensual, bien sea por la especulación mental o por la exhibición de poderes místicos limitados, nunca se liberarán de la vida condicionada, y continuarán padeciendo repetidos nacimientos y muertes. Para esas personas, tanto esta vida como la siguiente son fuentes de tribulaciones. Esas personas pecaminosas se encuentran ya sufriendo tribulaciones en esta vida, y debido a que no son perfectas en lo que concierne a la autorrealización, serán atormentadas por más tribulaciones en la siguiente vida. A pesar de todos sus esfuerzos de alcanzar la perfección, esos yogīs, contaminados por deseos de complacencia sensual, continúan sufriendo en esta vida y en la siguiente».
Śrīla Viśvanātha Cakravārtī Ṭhākura señala en relación con esto, que si los sannyāsīs y las personas que se encuentran en la orden renunciante de la vida, que han abandonado sus hogares en pos de la autorrealización, no se dedican al servicio devocional del Señor sino que se ven atraídos por el trabajo filantrópico, como la apertura de instituciones educativas, hospitales o incluso monasterios, iglesias o templos de semidioses, encontrarán solo problemas como fruto de dichas ocupaciones, no solo en esta vida, sino también en la próxima. Los sannyāsīs que no aprovechan esta vida para comprender a Kṛṣṇa, simplemente desperdician su tiempo y energía en actividades que se encuentran fuera de la jurisdicción de la orden de vida renunciante. No obstante, el intento que hace un devoto de dedicar sus energías a actividades tales como la construcción de un templo de Viṣṇu, nunca es desperdiciado. Estas ocupaciones se denominan kṛṣṇārthākhila-ceṣṭā: actividades variadas, realizadas para complacer a Kṛṣṇa. La apertura de una edificación escolar llevada a cabo por un filántropo y la construcción de un templo llevada a cabo por un devoto, no se encuentran en el mismo nivel. Si bien la apertura de una institución educativa, llevada a cabo por un filántropo, puede que sea actividad piadosa, cae bajo las leyes de karma, mientras que construir un templo de Viṣṇu es servicio devocional.
El servicio devocional nunca se encuentra dentro de la jurisdicción de la ley del karma. Como se declara en el Bhagavad-gītā, los devotos trascienden la reacción de las tres modalidades de la naturaleza material, y se encuentran en la plataforma de la iluminación Brahman: brahma-bhūyāya kalpate. El Bhagavad-gītā dice sa guṇān samatītyaitān brahma-bhūyāya kalpate: los devotos de la Personalidad de Dios trascienden todas las reacciones de las tres modalidades de la naturaleza material, y se encuentran situados en la plataforma trascendental de Brahman. Los devotos están liberados tanto en esta vida como en la vida siguiente. Cualquier trabajo realizado en este mundo material para Yajña —Viṣṇu o Kṛṣṇa—, se considera trabajo liberado, pero no hay posibilidad alguna de detener las acciones resultantes de la ley del karma si no se tiene conexión con Acyuta, la Infalible y Suprema Personalidad de Dios. La vida de conciencia de Kṛṣṇa es la vida de la liberación. La conclusión de esto es que el devoto, por la gracia del Señor, se encuentra liberado tanto en esta vida como en la siguiente, mientras que los karmīs, jñānīs y yogīs nunca están liberados, ni en esta vida ni en la próxima.
Los Vedas personificados continuaron: «Querido Señor, todo aquel que por Tu gracia haya comprendido las glorias de Tus pies de loto, se vuelve indiferente a la felicidad y congoja materiales. Las angustias materiales son inevitables mientras existamos dentro del mundo material, pero un devoto no desvía su atención hacia esas acciones y reacciones, que son los resultados de las actividades piadosas e impías. Un devoto tampoco se encuentra muy perturbado ni complacido por la alabanza o la condenación que pudiera proferir la gente en general. En ocasiones, un devoto es muy alabado por la gente en general debido a sus actividades trascendentales, y algunas veces es criticado, aunque no existan razones para una crítica adversa. Sin embargo, el devoto puro es siempre indiferente a la alabanza y a la condenación que pudiera proferir la gente ordinaria. De hecho, las actividades del devoto se encuentran en el plano trascendental. Él no está interesado en la alabanza ni en la condenación proferida por gente que está dedicada a actividades materiales. Si el devoto puede, así pues, mantener su posición trascendental, entonces su liberación en esta vida y en la vida siguiente está garantizada por la Suprema Personalidad de Dios.
La posición trascendental de un devoto dentro de este mundo material, se mantiene con la compañía de devotos puros, simplemente oyendo hablar de las actividades gloriosas ejecutadas por el Señor en eras diferentes y en encarnaciones diferentes».
El movimiento de conciencia de Kṛṣṇa se basa en ese principio. Śrīla Narottama dāsa Ṭhākura ha cantado: «Mi querido Señor, permíteme dedicarme a Tu servicio amoroso y trascendental, como ha sido indicado por los ācāryas anteriores y permíteme vivir en compañía de devotos puros. Ese es mi deseo, vida tras vida». En otras palabras, a un devoto no le importa mucho si se encuentra o no liberado; él solo está ansioso de ejecutar servicio devocional. Servicio devocional significa que uno no hace nada en forma independiente de lo que sancionan los ācāryas. Las acciones del movimiento de conciencia de Kṛṣṇa son dirigidas por los ācāryas anteriores, encabezados por Śrīla Rūpa Gosvāmī; un devoto puede mantener perfectamente su posición trascendental, si se encuentra asociado con devotos que siguen esos principios.
El Señor dice en el Bhagavad-gītā que un devoto que lo conoce a Él perfectamente, le es muy querido. Cuatro clases de hombres piadosos se entregan al servicio devocional. Si un hombre piadoso se encuentra afligido, se acerca al Señor para mitigar su congoja. Si un hombre piadoso se encuentra necesitado de ayuda material, también le ora al Señor pidiéndole dicha ayuda. Si un hombre piadoso siente en verdad curiosidad por la ciencia de Dios, se acerca a la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa. De forma similar, un hombre piadoso que simplemente está ansioso de conocer la ciencia de Kṛṣṇa, también se acerca al Señor Supremo. De estas cuatro clases de hombres, la última es alabada por Kṛṣṇa Mismo en el Bhagavad-gītā. Una persona que trata de comprender a Kṛṣṇa con pleno conocimiento y devoción, siguiendo los pasos de los ācāryas anteriores, entendidos en el conocimiento científico del Señor Supremo, es digna de alabanza. Un devoto así puede comprender que todas las condiciones de vida, favorables y desfavorables, son creadas por la voluntad suprema del Señor. Y cuando él se ha rendido por completo a los pies de loto del Señor Supremo, no le importa si su condición de vida es favorable o desfavorable. Un devoto toma incluso una condición desfavorable, como la gracia especial de la Personalidad de Dios. En verdad, no existen condiciones desfavorables para un devoto. Él ve como favorable todo lo que le viene por voluntad del Señor, y en cualquier condición de vida en que se encuentre, simplemente se siente entusiasmado de desempeñar su servicio devocional. Esta actitud devocional se explica en el Bhagavad-gītā: un devoto nunca se acongoja en condiciones adversas de vida, ni se alegra más de la cuenta en condiciones favorables. En las etapas más elevadas del servicio devocional, el devoto no está ni siquiera preocupado por la lista de lo que se puede y no se puede hacer. Una posición así puede ser mantenida solo por seguir los pasos de los ācāryas. Debido a que un devoto puro sigue los pasos de los ācāryas, cualquier acción que él realiza para desempeñar servicio devocional debe entenderse que se encuentra en la plataforma trascendental. Por lo tanto, el Señor Kṛṣṇa nos instruye diciéndonos que un ācārya se encuentra por encima de toda crítica. Un devoto neófito no debe creer que se encuentra en el mismo nivel que el ācārya. Debe aceptarse que los ācāryas se encuentran en la misma plataforma que la Suprema Personalidad de Dios, y por ello, los devotos neófitos nunca deben someter a ninguna crítica adversa, ni a Kṛṣṇa ni al ācārya que Lo representa.
Los Vedas personificados adoraron de diferentes maneras a la Suprema Personalidad de Dios. Ofrecerle adoración al Señor Supremo con oraciones significa recordar Sus cualidades, pasatiempos y actividades trascendentales. Pero los pasatiempos y cualidades del Señor son ilimitados. A nosotros no nos es posible recordar todas las cualidades del Señor. Por lo tanto, los Vedas personificados adoraron lo mejor que pudieron, y al final hablaron de la siguiente manera:
«Querido Señor nuestro, si bien el Señor Brahmā, la deidad regente del planeta más elevado, Brahmaloka, y el rey Indra, el semidiós regente del planeta celestial, así como las deidades regentes del planeta Sol, del planeta Luna, etc., son todos muy confidentes directores de este mundo material, no obstante tienen muy poco conocimiento de Ti. Y, ¿qué decir de los seres humanos ordinarios y de los especuladores mentales? No es posible que nadie enumere las ilimitadas cualidades trascendentales de Su Señoría. Nadie, ni siquiera los especuladores mentales y los semidioses de los sistemas planetarios superiores, es en verdad capaz de calcular cuál es el largo y el ancho de Tu forma y de Tus características. Creemos que ni siquiera Su Señoría tiene pleno conocimiento de Sus cualidades trascendentales. La razón de ello es que Tú eres ilimitado. Si bien al hablar de Ti no es apropiado decir que Tú no Te conoces a Ti Mismo, no obstante, es práctico comprender que debido a que Tú tienes cualidades y energías ilimitadas, y debido a que Tu conocimiento es también ilimitado, existe una competencia ilimitada entre Tu conocimiento y la expansión de Tus energías».
Lo que ocurre es que debido a que Dios y Su conocimiento son ambos ilimitados, tan pronto como Dios se vuelve consciente de algunas de Sus energías en particular, Él percibe que tiene aún más energías. En esa forma, tanto Sus energías como Su conocimiento aumentan. Debido a que ambos son ilimitados, no existe fin de las energías ni fin del conocimiento para comprender las energías. Dios es indudablemente omnisciente, pero los Vedas personificados dicen que ni siquiera Dios Mismo conoce todo el alcance de Sus energías. Eso no significa que Dios no es omnisciente. Cuando un hecho verdadero es desconocido por cierta persona, se dice que eso es ignorancia o falta de conocimiento. Esto no se aplica a Dios, no obstante, debido a que Él se conoce perfectamente, pero aun así, Sus energías y actividades aumentan. Por lo tanto, Él también aumenta Su conocimiento para comprenderlo. Ambas cosas están incrementando ilimitadamente, y no hay fin de ello. En ese sentido puede decirse que incluso Dios Mismo no conoce cuál es el límite de Sus energías y cualidades.
La medida en que Dios es ilimitado en lo que se refiere a la expansión de Sus energías y actividades, puede ser calculada aproximadamente por cualquier entidad viviente cuerda y sensata. En la literatura védica se dice que innumerables universos son emitidos cuando Mahā-Viṣṇu exhala mientras se encuentra en Su yoga-nidrā, e innumerables universos entran en Su cuerpo cuando Él inhala de nuevo. Hemos de imaginar que esos universos —los cuales, de acuerdo con nuestro conocimiento limitado, se expanden ilimitadamente— son tan grandes, que los ingredientes burdos, los cinco elementos de la manifestación cósmica, a saber, tierra, agua, fuego, aire y cielo, no solo se encuentran dentro del universo, sino que lo cubren con siete capas, cada capa es diez veces más grande que la anterior. En esa forma, todos y cada uno de los universos se encuentran muy bien empacados, y existe un sinnúmero de universos. Todos esos universos se encuentran flotando en los innumerables poros del cuerpo trascendental de Mahā-Viṣṇu. Se dice que tal como los átomos y partículas de polvo flotan en el aire juntamente con los pájaros, y que su número no puede ser calculado, así, innumerables universos flotan en los poros del cuerpo trascendental del Señor. Por esta razón, los Vedas dicen que Dios se encuentra más allá de la capacidad de nuestro conocimiento. Avāṅ-mānasa-gocara: comprender el largo y el ancho de Dios se encuentra más allá de la jurisdicción de nuestra especulación mental. Por lo tanto, una persona que es de hecho entendida y cuerda no dice ser Dios, sino que trata de comprender a Dios, diferenciando entre el espíritu y la materia. Por medio de ese discernimiento cuidadoso, uno puede comprender claramente que el Alma Suprema es trascendental tanto a la energía superior como a la inferior, si bien tiene conexión directa con ambas. En el Bhagavad-gītā, el Señor Kṛṣṇa explica que si bien todo depende de Su energía, Él es diferente, o se encuentra separado de la energía.
Algunas veces se designa a la naturaleza y a las entidades vivientes con los nombres de prakṛti y puruṣa, respectivamente. Toda la manifestación cósmica es una amalgama de prakṛti y puruṣa. La naturaleza es la causa ingrediente, y las entidades vivientes son la causa efectiva. Esas dos causas se combinan, y su efecto es esta manifestación cósmica. Cuando uno es lo suficientemente afortunado como para llegar a la correcta conclusión acerca de lo que es esta manifestación cósmica y acerca de todo lo que está ocurriendo en ella, sabe que ha sido causada directa e indirectamente por la Suprema Personalidad de Dios Mismo. En consecuencia, se concluye en la Brahma-saṁhitā: īśvaraḥ paramaḥ kṛṣṇaḥ sac-cid-ānanda-vigrahaḥ / anādir ādir govindaḥ sarva-kāraṇa-kāraṇam.
Después de deliberarlo y considerarlo mucho, cuando uno ha alcanzado la perfección del conocimiento, llega a la conclusión de que Kṛṣṇa, o Dios, es la causa original de todas las causas. En vez de especular acerca de la medida de Dios —si Él tiene tanto de largo y tanto de ancho— y en vez de filosofar, uno debe llegar a la conclusión de la Brahma-saṁhitā: sarva-kāraṇa-kāraṇam, «Kṛṣṇa, o Dios, es la causa de todas las causas». Esa es la perfección del conocimiento.
Así pues, el veda-stuti, o las oraciones ofrecidas por los Vedas personificados al Garbhodakaśāyī Viṣṇu, fueron primero narradas en sucesión discipular por Sanandana a sus hermanos, los cuales habían nacido todos de Brahmā. Al comienzo, los cuatro Kumāras fueron los primogénitos de Brahmā; por lo tanto se les conoce como pūrva-jāta. En el Bhagavad-gītā se declara que el sistema paramparā, o la sucesión discipular, comienza con Kṛṣṇa Mismo. En forma similar, aquí, en las oraciones de los Vedas personificados, debe entenderse que el sistema paramparā comienza con la Personalidad de Dios Nārāyaṇa Ṛṣi. Hemos de recordar que este veda-stuti lo narra Kumāra Sanandana, y que la narración la repite Nārāyaṇa Ṛṣi en Badarikāśrama. Nārāyaṇa Ṛṣi es la encarnación de Kṛṣṇa para enseñarnos el sendero de la autorrealización por medio de severas austeridades. En esta era el Señor Caitanya enseñó cuál era el sendero de servicio devocional puro, al asumir Él Mismo el papel de un devoto puro. De forma similar, en el pasado, el Señor Nārāyaṇa Ṛṣi fue una encarnación de Kṛṣṇa que realizó severas austeridades en las montañas de los Himalayas. Śrī Nārada Muni se encontraba escuchándolo a Él. Así que en la declaración dada por Nārāyaṇa Ṛṣi a Nārada Muni, tal como la narró Kumāra Sanandana, presentándola en la forma de veda-stuti, se entiende que Dios es el único supremo y que todas las demás personas son Sus sirvientes.
En El Śrī Caitanya-caritāmṛta se afirma: ekale īśvara kṛṣṇa, «Kṛṣṇa es el único Dios Supremo». Āra saba bhṛtya: «Todas las demás personas son Sus sirvientes». Yāre yaiche nācāya, se taiche kare nṛtya: «El Señor Supremo, se encuentra ocupando a todas las entidades vivientes en diferentes actividades conforme Él lo desea, y así ellas exhiben sus diferentes talentos y tendencias». Este veda-stuti es, así pues, la instrucción original en lo que concierne a la relación que existe entre la entidad viviente y la Suprema Personalidad de Dios. La plataforma más elevada de iluminación para la entidad viviente, es el alcanzar esa vida devocional. Uno no puede dedicarse a la vida devocional, o cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, a menos que se encuentre plenamente liberado de la contaminación material. Nārāyaṇa Ṛṣi le informó a Nārada Muni que la esencia de todos los Vedas y de la literatura védica en general (a saber, los cuatro Vedas, los Upaniṣads, los Purāṇas), enseña cómo prestarle al Señor servicio amoroso y trascendental. En relación con esto, Nārāyaṇa Ṛṣi ha utilizado una palabra particular: rasa. En el servicio devocional ese rasa es el medio o el principio básico de la correspondencia que se presenta en una relación entre el Señor y la entidad viviente. El rasa también se describe en los Vedas: raso vai saḥ, «El Señor Supremo es la fuente de todo placer». Todas las Escrituras védicas, entre las que se encuentran los Purāṇas, los Vedas, los Upaniṣads y los Vedānta-sūtras, les enseñan a las entidades vivientes a alcanzar la etapa de rasa. El Bhāgavatam también dice que toda la literatura védica, las declaraciones que se encuentran en el Mahā-Purāṇa (el Śrīmad-Bhāgavatam) contienen la esencia de los rasas. Nigama-kalpa-taror galitaṁ phalam, «el Bhāgavatam es la esencia del fruto maduro del árbol de la literatura védica».
Entendemos que con la respiración de la Suprema Personalidad de Dios emanaron los cuatro Vedas, a saber, El Ṛg Veda, El Sāma Veda, El Yajur Veda y El Atharva Veda, y las historias como El Mahābhārata y todos los Purāṇas, que también son considerados la historia del mundo. Las historias védicas como los Purāṇas y El Mahābhārata se denominan el quinto Veda.
Los versos del veda-stuti han de ser considerados la esencia de todo el conocimiento védico. Los cuatro Kumāras y todos los demás sabios autorizados, saben perfectamente que el servicio devocional con conciencia de Kṛṣṇa es la esencia de toda la literatura védica, y ellos predican esto en diferentes planetas, viajando por el espacio sideral. Se declara aquí que esos sabios, entre ellos Nārada Muni, casi nunca viajan por tierra; ellos viajan perpetuamente por el espacio.
Los sabios como Nārada y los Kūmaras viajan por todo el universo para educar a las almas condicionadas y enseñarles que su oficio en este mundo no es el de la complacencia sensual, sino el de reinstalarse en su posición original de prestarle servicio devocional a la Suprema Personalidad de Dios. Se declara en diversos lugares, que las entidades vivientes son como chispas del fuego, y la Suprema Personalidad de Dios es como el fuego mismo. De una u otra forma, cuando las chispas caen del fuego, pierden su iluminación natural; así pues, se afirma que las entidades vivientes vienen a este mundo material así como las chispas que caen de un gran fuego. La entidad viviente quiere imitar a Kṛṣṇa, y trata de enseñorearse de la naturaleza material; así, olvida su posición original, y su poder iluminador, su identidad espiritual, se extingue. No obstante, si una entidad viviente se entrega al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, es reinstalada en su posición original. Los sabios y los santos como Nārada y los Kumāras, viajan por todo el universo educando a la gente y animando a sus discípulos a que prediquen este proceso de servicio devocional, de manera que todas las almas condicionadas puedan hacer revivir su conciencia original, o conciencia de Kṛṣṇa, y en esa forma se zafen de las dolorosas condiciones de la vida material.
Śrī Nārada Muni es naiṣṭhika-brahmacārī. Hay cuatro tipos de brahmacārīs y el primero se denomina sāvitra, que se refiere a un brahmacārī que después de la iniciación y de la ceremonia del cordón sagrado debe observar al menos tres días de celibato. El segundo se denomina prājāpatya, que se refiere a un brahmacārī que observa celibato estrictamente, al menos durante un año después de la iniciación. El siguiente se denomina brahma-brahmacārī, que se refiere a un brahmacārī que observa celibato desde el momento de la iniciación hasta el momento en que concluye su estudio de la literatura védica. La siguiente etapa se denomina naiṣṭhika, que se refiere a un brahmacārī que es célibe durante toda su vida. De estos, los primeros tres son upakurvāṇa, lo cual significa que el brahmacārī puede casarse más adelante, después que el período de brahmacārī pasa. El naiṣṭhika-brahmacārī se encuentra completamente renuente a tener cualquier tipo de vida sexual; por lo tanto, los Kumāras y Nārada se conocen como naiṣṭhika-brahmacārīs. El naiṣṭhika-brahmacārī recibe también el nombre de vīra-vrata. El sistema de vida de brahmacārī en especial, tiene la ventaja de que aumenta la determinación y la capacidad de memorizar. Se menciona específicamente en relación con esto, que debido a que Nārada era naiṣṭhika-brahmacārī, podía recordar todo lo que había escuchado de su maestro espiritual, y nunca lo olvidaba. Aquel que puede recordar todo perpetuamente se llama śruta-dhara. Un brahmacārī śruta-dhara puede repetir todo lo que ha escuchado, palabra por palabra, sin apuntes y sin tener que hacer referencia a los libros. El gran sabio Nārada tiene esa cualidad y, por lo tanto, habiendo sido instruido por Nārāyaṇa Ṛṣi, se encuentra dedicado a propagar la filosofía del servicio devocional por todas partes del mundo. Debido a que esos grandes sabios pueden recordar todo, son muy pensativos, autorrealizados y firmes por completo en el servicio del Señor.
Así pues, el gran sabio Nārada, después de escuchar a su maestro espiritual Nārāyaṇa Ṛṣi, se volvió completamente iluminado. Él se situó en la verdad, y se volvió tan feliz, que le ofreció oraciones a Nārāyaṇa Ṛṣi.
Nārada Muni se dirigió a Nārāyaṇa Ṛṣi como a una encarnación de Kṛṣṇa, y específicamente como al supremo bienqueriente de las almas condicionadas. En el Bhagavad-gītā se afirma que el Señor Kṛṣṇa desciende en cada milenio, solo para brindarle protección a Sus devotos y aniquilar a los no devotos. Nārāyaṇa Ṛṣi siendo también una encarnación de Kṛṣṇa, también es tratado de bienqueriente de las almas condicionadas. Como se afirma en el Bhagavad-gītā, todo el mundo debe saber que no existe bienqueriente como Kṛṣṇa. Todo el mundo debe comprender que el Señor Kṛṣṇa es el bienqueriente de todos, y debe refugiarse en Kṛṣṇa. En esa forma uno puede sentir plena confianza y satisfacción, sabiendo que tiene a alguien que es capaz de brindarle plena protección. Kṛṣṇa Mismo, Sus encarnaciones y Sus expansiones plenarias, son todos supremos bienquerientes de las almas condicionadas, pero Kṛṣṇa es el bienqueriente incluso de los demonios, pues les dio la salvación a todos los demonios que fueron a matarlo a Vṛndāvana; por lo tanto, las actividades de bienestar llevadas a cabo por Kṛṣṇa son absolutas, pues bien sea que aniquile a un demonio o le brinde protección a un devoto, Sus actividades son una misma y única cosa. Se dice que la bruja Pūtanā fue elevada a la misma posición que la madre de Kṛṣṇa. Cuando Kṛṣṇa mata a un demonio, ha de saberse que el demonio se beneficia supremamente con ello; no obstante, un devoto puro se encuentra siempre protegido por el Señor.
Nārada Muni, después de ofrecer respetos a su maestro espiritual, fue al āśrama de Vyāsadeva y le narró toda la historia a su discípulo. Así pues, Nārada Muni, habiendo sido apropiadamente recibido por Vyāsadeva en su āśrama, y habiendo sido sentado muy cómodamente, comenzó a narrar lo que había escuchado de labios de Nārāyaṇa Ṛṣi. En esa forma, Śukadeva Gosvāmī le informó a Mahārāja Parīkṣit de cuáles eran las respuestas a sus preguntas referentes a la esencia del conocimiento védico, y referentes a lo que se considera la meta última que se encuentra en los Vedas. La meta suprema de la vida es buscar las bendiciones trascendentales de la Suprema Personalidad de Dios, y así dedicarse al servicio amoroso del Señor. Uno debe seguir los pasos de Śukadeva Gosvāmī y de todos los vaiṣṇavas de la sucesión discipular, y debe dar respetuosas reverencias al Señor Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios Hari. Las cuatro sectas de la sucesión discipular vaiṣṇava, a saber, el Madhva-sampradāya, el Rāmānuja-sampradāya, el Viṣṇusvāmi-sampradāya y el Nimbārka-sampradāya, siguiendo todas las conclusiones védicas, están de acuerdo en que uno debe rendirse a la Suprema Personalidad de Dios.
La literatura védica se divide en dos partes: los śrutis y los smṛtis. Los śrutis son los cuatro Vedas: Ṛg, Sāma, Atharva y Yajur, y los Upaniṣads; y los smṛtis son los Purāṇas como el Mahābhārata, el cual incluye al Bhagavad-gītā. La conclusión de todos ellos es que uno debe conocer a Śrī Kṛṣṇa como la Suprema Personalidad de Dios. Él es el Paramapuruṣa, o la Suprema Personalidad de Dios bajo cuya superintendencia funciona la naturaleza material, siendo creada, mantenida y destruida por Él. Después de la creación, el Señor Supremo se encarna en tres formas: Brahmā, Viṣṇu y el Señor Śiva. Todos ellos se encargan de las tres cualidades de la naturaleza material, pero la dirección última se encuentra en manos del Señor Viṣṇu. Todas las actividades que lleva a cabo la naturaleza material bajo las tres modalidades, son conducidas bajo la dirección de la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa. Eso se confirma en el Bhagavad-gītā: mayādhyakṣena prakṛtiḥ, y en los Vedas: sa aikṣata.
Los ateos filósofos sankhyaístas presentan sus argumentos de que la manifestación cósmica material se debe a prakṛti y puruṣa. Ellos arguyen que la naturaleza y la energía material constituyen la causa material y la causa efectiva. Pero Kṛṣṇa es la causa de todas las causas. Él es la causa de todas las causas materiales y efectivas. Prakṛti y puruṣa no son la causa última. Visto superficialmente, parece que un niño nace debido a la unión del padre y de la madre, pero la causa última tanto del padre como de la madre es Kṛṣṇa. Él es, por lo tanto, la causa original, o la causa de todas las causas, tal como se confirma en la Brahma-saṁhitā.
Tanto el Señor Supremo como las entidades vivientes, entran en la naturaleza material. El Señor Supremo Kṛṣṇa, por medio de una de Sus expansiones plenarias, se manifiesta como el Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu y el Mahā-Viṣṇu, la gigantesca forma de Viṣṇu que yace en el océano Causal. Luego, de esa gigantesca forma del Mahā-Viṣṇu, se expande en cada universo el Garbhodakaśāyī-Viṣṇu. De Él se expanden Brahmā, Viṣṇu y Śiva. Viṣṇu entra en los corazones de todas las entidades vivientes, así como también en todos los elementos materiales, incluso en el átomo. La Brahma-saṁhitā dice: aṇḍāntarastha-paramāṇu-cayān-tarastham. Él se encuentra dentro de este universo y también dentro de cada átomo.
La entidad viviente tiene un pequeño cuerpo material tomado de entre diversas especies y formas, y de modo similar, todo el universo no es más que el cuerpo material de la Suprema Personalidad de Dios. Ese cuerpo se describe en los śāstras como virāṭ-rūpa. Así como la entidad viviente individual mantiene su cuerpo en particular, la Suprema Personalidad de Dios mantiene a toda la creación cósmica y a todo lo que se encuentra dentro de ella. Tan pronto como la entidad viviente individual abandona el cuerpo material, el cuerpo es aniquilado de inmediato, y de forma similar, tan pronto como el Señor Viṣṇu abandona la manifestación cósmica, todo es aniquilado. Solo cuando la entidad viviente individual se rinde a la Suprema Personalidad de Dios, queda asegurada su liberación de la existencia material. Eso se confirma en el Bhagavad-gītā: mām eva ye prapadyante māyām etāṁ taranti te. Por lo tanto, el rendirse a la Suprema Personalidad de Dios es la causa de la liberación, y ninguna otra cosa lo es. El ejemplo del hombre que duerme en un cuarto, ilustra la manera en que la entidad viviente se libera de las modalidades de la naturaleza material después de rendirse a la Suprema Personalidad de Dios. Cuando el hombre duerme, todos ven que se encuentra presente en el cuarto, pero de hecho, el hombre en sí no se encuentra dentro de ese cuerpo, pues mientras duerme, olvida su existencia corporal, si bien otras personas puede que vean que su cuerpo se encuentra presente. De igual modo, una persona liberada que está dedicada al servicio devocional del Señor, puede que sea vista por los demás como si estuviera dedicada a los deberes hogareños del mundo material, pero puesto que su conciencia se encuentra fija en Kṛṣṇa, no vive dentro de este mundo. Sus ocupaciones son diferentes, tal como las ocupaciones del hombre que duerme son diferentes de sus ocupaciones corporales. En el Bhagavad-gītā se confirma que un devoto dedicado incesantemente al servicio amoroso y trascendental del Señor, ya ha superado la influencia de las tres modalidades de la naturaleza material. Y él se encuentra situado en la plataforma Brahman de la iluminación espiritual, si bien parece vivir con el cuerpo o dentro del mundo material.
Śrīla Rūpa Gosvāmī afirmó en relación con esto en su Bhakti-rasāmṛta-sindhu, que la persona cuyo único deseo es servir a la Suprema Personalidad de Dios puede que se encuentre situada en cualquier condición del mundo material, pero ha de entenderse que es jīvan-mukta, es decir, debe considerársele liberada aun mientras vive en el cuerpo o en el mundo material. Por lo tanto, se concluye que una persona plenamente dedicada al proceso de conciencia de Kṛṣṇa es una persona liberada. Una persona así no tiene nada que ver con el mundo material. Aquellos que no se encuentran desarrollando conciencia de Kṛṣṇa se denominan karmīs y jñanīs, y ellos deambulan por la plataforma corporal y mental, y, en consecuencia, no se encuentran liberados. Esa situación se denomina kaivalya-nirasta-yoni. Una persona que está situada en el plano trascendental, se libera del nacimiento y muerte repetidos. Eso también se confirma en el Bhagavad-gītā, capítulo cuarto. Con solo conocer la naturaleza trascendental de la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, uno se libera de las cadenas del nacimiento y la muerte repetidos, y después de dejar su cuerpo actual, va de vuelta a casa, de vuelta a Dios. Esa es la conclusión de todos los Vedas. Así pues, después de comprender las oraciones ofrecidas por los Vedas personificados, uno debe rendirse a los pies de loto del Señor Kṛṣṇa.
Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo octogésimo séptimo del libro Kṛṣṇa, titulado: «Oraciones de los Vedas personificados».