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TEXTO UNO

vāco vegaṁ manasaḥ krodha-vegaṁ
jihvā-vegam udaropastha-vegam
etān vegān yo viṣaheta dhīraḥ
sarvām apīmāṁ pṛthivīṁ sa śiṣyāt


vācaḥ — del habla; vegam — impulso; manasaḥ — de la mente; krodha — de la ira; vegam — impulso; jihvā — de la lengua; vegam — impulso; udara-upastha — del estómago y del órgano genital; vegam — impulso; etān — estos; vegān — impulsos; yaḥ — quienquiera que; viṣaheta — pueda tolerar; dhīraḥ — ecuánime; sarvam — todo; api — ciertamente; imam — este; pṛthivīm — mundo; saḥ — esa personalidad; śiṣyāt — puede hacer discípulos.


La persona ecuánime que puede tolerar el impulso de hablar, las exigencias de la mente, la influencia de la ira, y los impulsos de la lengua, el estómago y el órgano genital, está capacitado para hacer discípulos en todo el mundo.


En El Śrīmad-Bhāgavatam (6..9-0), Parīkṣit Mahārāja hizo a Śukadeva Gosvāmī una serie de preguntas inteligentes. Una de estas preguntas era: “¿Por qué la gente se somete a la expiación si no puede controlar sus sentidos?”. Por ejemplo, puede que un ladrón conozca perfectamente bien la posibilidad de ser arrestado por robar, y puede que incluso vea a la policía arrestando a otro ladrón, y sin embargo continuará robando. Se adquiere experiencia oyendo y viendo. Alguien que es poco inteligente adquiere experiencia viendo, y aquel que es más inteligente adquiere experiencia oyendo. La persona inteligente se abstiene de robar al oír de los libros de leyes y de los śāstras, o Escrituras, que no es bueno robar, y al escuchar que el ladrón es castigado cuando se le arresta. La persona menos inteligente quizá primero tenga que ser arrestada y castigada por haber robado, para que aprenda a dejar de robar. Sin embargo el pícaro, el hombre necio, quizá tenga la experiencia de haber visto y oído, y puede que hasta haya sido castigado, pero aun así continuará robando. Aunque esa persona expíe y reciba el castigo del gobierno, robará de nuevo tan pronto como salga de la cárcel. Si se considera que el castigo de la cárcel es un tipo de expiación, entonces, ¿de qué sirve esa expiación? Por ello, Parīkṣit Mahārāja preguntó:

dṛṣṭa-śrutābhyāṁ yat pāpaṁ
jānann apy ātmano ’hitam
karoti bhūyo vivaśaḥ
prāyaścittam atho katham


kvacin nivartate ’bhadrāt
kvacic carati tat punaḥ
prāyaścittam atho ’pārthaṁ
manye kuñjara-śaucavat

Él comparó la expiación con el baño de un elefante. Puede que el elefante se bañe muy bien en el río, pero tan pronto como sale a la orilla se echa tierra en todo el cuerpo. ¿De qué le sirve entonces su baño? Similarmente, muchos practicantes espirituales cantan el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa y al mismo tiempo incurren en muchas actividades prohibidas, pensando que por cantar, contrarrestarán sus ofensas. De los diez tipos de ofensas que se pueden cometer al cantar el santo nombre, esta ofensa es denominada nāmno balād yasya hi pāpa-buddhiḥ: incurrir en actividades pecaminosas fundándose en el canto del mahā-mantra Hare Kṛṣṇa. En forma similar, ciertos cristianos van a la iglesia para confesar sus pecados, pensando que al confesar sus pecados ante el sacerdote y ejecutar alguna penitencia, se liberarán del resultado de sus pecados semanales. Tan pronto como se termina el sábado y llega el domingo, ellos reinician sus actividades pecaminosas esperando ser perdonados el siguiente sábado. Parīkṣit Mahārāja, el rey más inteligente de su época, condena este tipo de prāyaścitta, o expiación. Śukadeva Gosvāmī, siendo igualmente inteligente, tal como corresponde al maestro espiritual de Mahārāja Parīkṣit, le contestó y le confirmó al Rey que su afirmación relativa a la expiación era correcta. No es posible contrarrestar una actividad pecaminosa con una actividad piadosa. Por eso el verdadero prāyaścitta, o expiación, consiste en despertar nuestra conciencia de Kṛṣṇa latente.

La verdadera expiación implica progresar hasta alcanzar el verdadero conocimiento, y para lograrlo hay un proceso autorizado. Cuando alguien sigue un proceso regulado de higiene no se enferma. El ser humano debe ser entrenado conforme a ciertos principios que revivan su conocimiento original. A esa vida metódica se le denomina tapasya. Uno puede elevarse gradualmente a la altura del verdadero conocimiento, o conciencia de Kṛṣṇa, por practicar la austeridad y el celibato (brahmacarya), por controlar la mente, por controlar los sentidos, por abandonar las posesiones propias, dándolas como caridad, por ser declaradamente veraz, por mantenerse limpio, y por practicar los yoga-āsanas. Sin embargo, si alguien es lo suficientemente afortunado como para asociarse con un devoto puro, podrá sobrepasar fácilmente todas las prácticas de control de la mente, ejecutadas con el proceso místico de yoga, simplemente por seguir los principios regulativos del sendero de conciencia de Kṛṣṇa - absteniéndose de la vida sexual ilícita, de comer carne, de drogarse o embriagarse, y de los juegos de azar- y dedicarse a servir al Señor Supremo bajo la dirección del maestro espiritual genuino. Śrīla Rūpa Gosvāmī recomienda este sencillo proceso.


Uno primero debe controlar la facultad del habla. Todos nosotros tenemos la facultad del habla; tan pronto como se nos presenta una oportunidad comenzamos a hablar. Si no hablamos acerca del cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, hablaremos todo tipo de disparates. El sapo del campo habla croando, y en forma similar, todo aquel que tiene una lengua quiere hablar, aunque todo lo que tenga que decir sean disparates. Sin embargo, el croar del sapo únicamente invita a la serpiente: “Por favor ven aquí y cómeme”. No obstante, aunque el sapo está invitando a la muerte, continúa croando. Las conversaciones de los hombres materialistas y de los filósofos impersonalistas māyāvādīs pueden ser comparadas con el croar de las ranas. Ellos siempre están hablando disparates, invitando así a que la muerte los atrape. Sin embargo, controlar el habla no significa el silencio autoimpuesto (el proceso externo de mauna), tal como lo creen los filósofos māyāvādīs. Puede que el silencio parezca provechoso durante algún tiempo, pero finalmente resultará ser un fracaso. El significado que Śrīla Rūpa Gosvāmī quiere dar al término de “habla controlada” aboga por el proceso positivo de kṛṣṇa-kathā: el ocupar el habla en glorificar al Señor Supremo, Śrī Kṛṣṇa. La lengua puede glorificar así el nombre, la forma, las cualidades y los pasatiempos del Señor. El predicador del kṛṣṇa-kathā siempre se encuentra fuera de las garras de la muerte. He ahí la importancia de controlar el impulso de hablar.


Se puede controlar la inquietud o la inconstancia de la mente (mano-vega), cuando uno la fija en los pies de loto de Kṛṣṇa. El Caitanya-caritāmṛta (Madhya 22.3) dice:

kṛṣṇa – sūrya-sama; māyā haya andhakāra
yāhāṅ kṛṣṇa, tāhāṅ nāhi māyāra adhikāra


Kṛṣṇa es igual al Sol, y māyā es igual a la oscuridad. Si el Sol está presente no es posible que haya oscuridad. En forma similar, si Kṛṣṇa se encuentra presente en la mente, no hay posibilidad de que la mente se agite debido a la influencia de māyā. De nada servirá el proceso yóguico de negar todos los pensamientos materiales. Es artificial tratar de crear un vacío en la mente. El vacío no permanecerá. Sin embargo, la mente quedará controlada en forma natural si uno siempre piensa en Kṛṣṇa, y en cómo servir mejor a Kṛṣṇa.


En forma similar, también es posible controlar la ira. No podemos detener totalmente la ira, pero habremos controlado nuestra ira a través del proceso de conciencia de Kṛṣṇa si sólo nos enojamos con los que blasfeman en contra del Señor o en contra de los devotos del Señor. El Señor Caitanya Mahāprabhu se enojó con los hermanos herejes Jagāi y Mādhāi, quienes blasfemaron en contra de Nityānanda Prabhu y lo golpearon. En su Śikṣāṣṭaka, El Señor Caitanya escribió, tṛṇād api sunīcena taror api sahiṣṇunā: “Uno de be ser más humilde que el pasto y más tolerante que el árbol”. Tal vez uno se pregunte entonces por qué el Señor manifestó su ira. El punto es que uno debe estar dispuesto a tolerar todos los insultos que reciba, pero cuando se blasfema en contra de Kṛṣṇa o en contra de Su devoto puro, el devoto genuino se enoja y reacciona con los ofensores como si fuese fuego. No es posible detener la ira, o krodha, pero ésta puede ser aplicada correctamente. Fue cuando estaba iracundo que Hanumān incendió Laṅkā, pero él es adorado como el mejor devoto del Señor Rāmacandra. Esto significa que utilizó su ira en la forma correcta. Arjuna nos sirve como otro ejemplo. Él no quería pelear, pero Kṛṣṇa incitó su ira: “¡Debes pelear!”. No es posible pelear sin estar iracundo. Sin embargo, la ira queda controlada cuando es utilizada en el servicio del Señor.


En lo relativo a los impulsos de la lengua, todos experimentamos que la lengua quiere comer platos sabrosos. Generalmente no debemos permitir que la lengua coma lo que quiera, sino que debemos controlarla dándole prasāda. La actitud del devoto es la de comer únicamente cuando Kṛṣṇa le dé prasāda. Ésta es la forma de controlar el impulso de la lengua. Uno debe tomar prasāda a horas fijas, y no debe comer en restaurantes ni dulcerías sólo para satisfacer los caprichos de la lengua o del estómago. Si nos aferramos al principio de únicamente comer prasāda, será posible controlar los impulsos del estómago y de la lengua.


De manera similar, es posible controlar los impulsos del órgano genital, el impulso sexual, si no se usa innecesariamente. El órgano genital debe usarse para procrear un niño consciente de Kṛṣṇa, de lo contrario no debe usarse. El movimiento de conciencia de Kṛṣṇa fomenta el matrimonio para procrear niños conscientes de Kṛṣṇa, y no para satisfacer el órgano genital. Tan pronto como los niños han crecido un poco, son enviados a nuestras escuelas Gurukula ubicadas en todo el mundo, donde se les educa para que se conviertan en devotos plenamente conscientes de Kṛṣṇa. Son necesarios muchos de esos niños conscientes de Kṛṣṇa, y aquel que es capaz de procrear hijos conscientes de Kṛṣṇa, recibe permiso para utilizar su órgano genital.


Cuando alguien es un experto consumado en los métodos para controlarse que ofrece el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, puede quedar capacitado para ser un maestro espiritual genuino.


En su explicación Anuvṛtti del Upadeśāmṛta, Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura escribe que nuestra identificación con lo material crea tres tipos de impulsos: el impulso de hablar, el impulso o exigencias de la mente, y las exigencias del cuerpo. La vida de la entidad viviente se torna desfavorable cuando cae víctima de estos tres tipos de impulsos. Alguien que practica resistir estas exigencias o impulsos es llamado un tapasvī, o sea uno que practica austeridades. Gracias a esa tapasya se puede dejar de ser una víctima de la energía material, la potencia externa de la Suprema Personalidad de Dios.


Cuando mencionamos el impulso de hablar nos referimos a las pláticas inútiles, tales como las de filósofos impersonales māyāvādī, o las de personas ocupadas en actividades fruitivas (técnicamente llamadas karma-kāṇḍa), o las de personas materialistas que sólo quieren disfrutar de la vida sin ninguna restricción. Todas esas pláticas o publicaciones son exhibiciones prácticas del impulso de hablar. Mucha gente está hablando tonterías y escribiendo volúmenes de libros inútiles, y todo esto es el resultado del impulso de hablar. Para contrarrestar esta tendencia debemos encauzar nuestras pláticas hacia el tema de Kṛṣṇa. Esto se explica en El Śrīmad-Bhāgavatam (1.5.10-11):

na yad vacaś citra-padaṁ harer yaśo
jagat-pavitraṁ pragṛṇīta karhicit
tad vāyasaṁ tīrtham uśanti mānasā
na yatra haṁsā niramanty uśik-kṣayāḥ


“Las personas santas consideran como un lugar de peregrinación para los cuervos, a aquellas palabras que no describen las glorias del Señor, quien es el único que puede santificar la atmósfera de todo el universo. Las personas completamente perfectas no sienten ningún placer allí, pues son habitantes de la morada trascendental”.

tad-vāg-visargo janatāgha-viplavo
yasmin prati-ślokam abaddhavaty api
nāmāny anantasya yaśo ’ṅkitāni yat
śṛṇvanti gāyanti gṛṇanti sādhavaḥ


“Por otro lado, la literatura que está colmada de descripciones sobre las glorias trascendentales del nombre, la fama, las formas, los pasatiempos, etc., del ilimitado Señor Supremo, constituye una creación diferente, llena de palabras trascendentales encaminadas a ocasionar una revolución en la vida impía de la errada civilización de este mundo. Tales obras literarias trascendentales, aunque estén compuestas de manera imperfecta, son oídas, cantadas y aceptadas por los hombres purificados que son completamente honestos”.

La conclusión es que sólo podemos abstenernos de las pláticas inútiles y disparatadas cuando hablamos acerca del servicio devocional a la Suprema Personalidad de Dios. Siempre debemos esforzarnos por utilizar nuestra facultad del habla con el propósito exclusivo de iluminarnos con conciencia de Kṛṣṇa.

En lo concerniente a las agitaciones de la mente fluctuante, éstas son divididas en dos categorías. La primera se llama avirodha-prīti, o sea un apego sin restricción, y la otra se llama viroda-yukta-krodha, la ira que surge de la frustración. Se llama aviroda-prīti a la adherencia a la filosofía de los māyāvādīs, a la creencia en los resultados fruitivos de los karma-vādīs, y a la creencia en los planes que se basan en deseos materialistas. Los jñānīs, los karmīs, y los planificadores materialistas generalmente atraen la atención de las almas condicionadas, pero los materialistas se enojan cuando no pueden realizar sus planes, y cuando sus ardides quedan frustrados. La frustración de los deseos materiales produce la ira.


En forma similar, las exigencias del cuerpo pueden ser divididas en tres categorías: las exigencias de la lengua, del estómago y del órgano genital. Se puede observar que estos tres sentidos están situados físicamente en una línea recta en el cuerpo, y que las exigencias corporales comienzan con la lengua. Si uno puede restringir las exigencias de la lengua, limitando las actividades de ésta al proceso de comer prasada, entonces podrán controlarse automáticamente los impulsos del estómago y del órgano genital. En relación con esto Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura dice:

śarīra avidyā jāla,     jaḍendriya tāhe kāla,
jīve phele viṣaya-sāgare
tā’ra madhye jihvā ati,     lobhamāyā sudurmati,
tā’ke jetā kaṭhina saṁsāre

kṛṣṇa baḍa dayāmaya,     karibāre jihvā jaya,
sva-prasāda-anna dila bhāi
sei annāmṛta khāo,     rādhā-kṛṣṇa-guṇa gāo,
preme ḍāka caitanya-nitāi

“¡Oh, Señor! Este cuerpo material es una masa de ignorancia, y los sentidos son una red de caminos que conducen a la muerte. De una u otra manera hemos caído en el océano del goce material de los sentidos, y la lengua es el más voraz e incontrolable de todos los sentidos. En este mundo es muy difícil conquistar la lengua. Pero tú, querido Kṛṣṇa, eres muy bondadoso con nosotros. Tú has enviado este excelente prasāda para ayudarnos a conquistar la lengua. Tomemos pues este prasāda a nuestra entera satisfacción y glorifiquemos a Vuestra Señorías Śrī Śrī Rādhā y Kṛṣṇa, y amorosamente invoquemos la ayuda del Señor Caitanya y de Prabhu Nityānanda”.

Hay seis tipos de rasas (sabores), y si uno se siente agitado por cualquiera de ellos, queda controlado por los impulsos de la lengua. Algunas personas sienten atracción por comer carne, pescado, cangrejos, huevos, y otras cosas producidas a partir del semen y la sangre, y que se comen en la forma de cuerpos muertos. Otras sienten atracción por comer verduras, legumbres, espinaca o productos lácteos, pero hacen todo esto para satisfacer las exigencias de la lengua. Las personas conscientes de Kṛṣṇa deben dejar de comer cosas para complacer los sentidos - incluyendo el uso excesivo de especias tales como el chile y el tamarindo. Para satisfacer exigencias ilícitas se recurre al uso del pan, haritaki, areca, diversas especias usadas para hacer el pan, el tabaco, el LSD, la marihuana, el opio, el licor, el café y el té. Si podemos acostumbrarnos a tomar únicamente los remanentes del alimento ofrecido a Kṛṣṇa, podremos dejar de ser víctimas de māyā. Las verduras, los granos, las frutas, los productos lácteos y el agua, son alimentos adecuados para ofrecer al Señor, tal como el Señor Kṛṣṇa Mismo lo prescribe. Sin embargo, si alguien toma prasāda sólo porque es sabroso, y en consecuencia come demasiado, también cae víctima de tratar de satisfacer las exigencias de la lengua. Śrī Caitanya Mahāprabhu nos enseñó a evitar los platos muy sabrosos, incluso al estar comiendo prasāda. Si ofrecemos platos sabrosos a la Deidad con la intención de comernos ese alimento tan excelente, quedaremos comprometidos en tratar de satisfacer las exigencias de la lengua. Si aceptamos la invitación de un hombre rico con la idea de recibir alimentos sabrosos, estaremos también tratando de satisfacer las exigencias de la lengua. En el Caitanya-caritāmṛta (Antya 6.227) se afirma:

jihvāra lālase yei iti-uti dhāya
śiśnodara-parāyaṇa kṛṣṇa nāhi pāya


“La persona que corre de aquí para allá buscando complacer el paladar, y que siempre está apegada a los deseos del estómago y del órgano genital, es incapaz de alcanzar a Kṛṣṇa”.


Como se dijo antes, la lengua, el estómago y el órgano genital están todos situados en una línea recta, y todos caen dentro de la misma categoría. El Señor Caitanya ha dicho, bhāla nā khāibe āra bhāla nā paribe: “No te vistas lujosamente ni comas alimentos deliciosos”. (CcAntya 6.236)


Por lo menos de acuerdo con este análisis, aquellos que padecen de enfermedades estomacales deben ser incapaces de controlar los impulsos del estómago. Cuando deseamos comer más de lo necesario, creamos automáticamente muchos inconvenientes en la vida. Sin embargo, si observamos los días de ayuno tales como el Ekādaśī y el Janmāṣṭamī, podremos refrenar las exigencias del estómago.


En lo relativo a los impulsos del órgano genital, hay de dos clases: el correcto y el incorrecto, o sea la vida sexual legal y la ilícita. Cuando el hombre ha madurado completamente, puede casarse conforme a las reglas y regulaciones de los śāstras, y usar el órgano genital para procrear niños hermosos. Esto es legal y religioso. De lo contrario, puede que adopte muchos medios artificiales para satisfacer las exigencias del órgano genital, y quizá lo haga sin restricción alguna. Uno queda capturado en las garras de māyā cuando se entrega a la vida sexual ilícita, tal como la definen los śāstras, ya sea pensando, planeando, hablando acerca de ello, o de hecho teniendo una relación sexual, o satisfaciendo el órgano genital por medios artificiales. Estas instrucciones no son sólo para los casados sino también para los tyāgīs, o sea aquellos que están en la orden de vida renunciante. En su libro Prema-vivarta, Capítulo Siete, Śrī Jagadānanda Paṇḍita dice:

vairāgī bhāi grāmya-kathā nā śunibe kāne
grāmya-vārtā nā kahibe yabe milibe āne


svapane o nā kara bhāi strī-sambhāṣaṇa
gṛhe strī chāḍiyā bhāi āsiyācha vana


yadi cāha praṇaya rākhite gaurāṅgera sane
choṭa haridāsera kathā thāke yena mane


bhāla nā khāibe āra bhāla nā paribe
hṛdayete rādhā-kṛṣṇa sarvadā sevibe


“Mi querido hermano, te encuentras en la orden de vida renunciante y no debes escuchar las pláticas acerca de cosas mundanas y ordinarias, ni debes hablar de cosas mundanas cuando te encuentres con otros. No pienses en mujeres, ni siquiera en sueños. Has adoptado la orden de vida renunciante con un voto que te prohibe asociarte con mujeres. Si deseas asociarte con Caitanya Mahāprabhu, siempre debes recordar el incidente de Choṭa Haridāsa, y cómo él fue rechazado por el Señor. No comas platos suntuosos ni te vistas con prendas finas, sino que permanece siempre humilde y sirve a Sus Señorías Śrī Śrī Rādhā-Kṛṣṇa en lo más recóndito de tu corazón”.


La conclusión es que debe llamarse svāmī o gosvāmī a alguien que puede controlar estos seis elementos: el habla, la mente, la ira, la lengua, el estómago y el órgano genital. Svāmī significa amo, y gosvāmī significa el amo de los go, o sea los sentidos. Cuando alguien adopta la orden de vida renunciante, asume automáticamente el título de svāmī. Esto no significa que es el amo de su familia, su comunidad o su sociedad; él debe ser el amo de sus sentidos. A menos que uno sea el amo de sus sentidos no debe ser llamado un gosvāmī, sino un go-dāsa, el sirviente de los sentidos. Siguiendo los pasos de los seis Gosvāmīs de Vṛndāvana, todos los svāmīs gosvāmīs deben dedicarse completamente al servicio amoroso trascendental del Señor. Contrario a esto, los go-dāsa se ocupan en servir a los sentidos o en servir al mundo material. Ellos no tienen otra actividad. Prahlāda Mahārāja ha descrito además a los go-dāsa como adānta-go, término que se refiere a aquel cuyos sentidos no están controlados. El adānta-go no puede volverse sirviente de Kṛṣṇa. En El Śrīmad-Bhāgavatam (7.5.30), Prahlāda Mahārāja ha dicho:

matir na kṛṣṇe parataḥ svato vā
mitho ’bhipadyeta gṛha-vratānām
adānta-gobhir viśatāṁ tamisraṁ
punaḥ punaś carvita-carvaṇānām


“Aquellos que han decidido continuar su existencia en este mundo material para complacer sus sentidos, no tienen ninguna posibilidad de volverse conscientes de Kṛṣṇa, ni por el esfuerzo personal, ni por instrucciones recibidas de otros, ni por una combinación de las dos cosas. Ellos son arrastrados por los sentidos desenfrenados hasta la región más oscura de la ignorancia, y así se dedican alocadamente a hacer lo que se llama 'masticar lo masticado”.

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