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Text 33

evaṁ-vidhair aho-rātraiḥ
kāla-gatyopalakṣitaiḥ
apakṣitam ivāsyāpi
paramāyur vayaḥ-śatam

evam—así pues; vidhaiḥ—mediante el proceso de; ahaḥ—días; rātraiḥ—por noches; kāla-gatyā—avance del tiempo; upalakṣitaiḥ—mediante dichos síntomas; apakṣitam—declinó; iva—tal como; asya—su; api—aunque; parama-āyuḥ—duración de la vida; vayaḥ—años; śatam—cien.

En esa forma, el proceso del agotamiento de la duración de la vida existe para cada uno de los seres vivientes, incluso para Brahmā. La vida de uno dura únicamente cien años, en términos de los tiempos de los diferentes planetas.

SIGNIFICADO: Todo ser viviente vive cien años, en términos de los tiempos que existen en diferentes planetas para diferentes entidades. Estos cien años de vida no son iguales en cada caso. La duración más larga de los cien años corresponde a Brahmā, pero, aunque la vida de Brahmā es muy larga, expira con el transcurso del tiempo. Brahmā también teme a su muerte, y por eso realiza servicio devocional para el Señor, solo para liberarse de las garras de la energía ilusoria. Los animales, por supuesto, no tienen ningún sentido de responsabilidad, pero incluso los humanos, que han desarrollado un sentido de responsabilidad, pasan su valioso tiempo sin ocuparse en el servicio devocional del Señor; viven alegremente, sin tener miedo a la muerte inminente. Esa es la locura de la sociedad humana. El loco no tiene ninguna responsabilidad en la vida. En forma similar, el ser humano que no desarrolla un sentido de responsabilidad antes de morir, no es mejor que el loco que trata de disfrutar de la vida material muy alegremente, sin preocuparse por el futuro. Es necesario que todo ser humano se haga responsable de prepararse para la siguiente vida, aunque tenga una duración de vida como la de Brahmā, la más eminente de todas las criaturas vivientes del universo.

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