Text 5
rājovāca
na jānāmi mahā-bhāga
paraṁ karmāpaviddha-dhīḥ
brūhi me vimalaṁ jñānaṁ
yena mucyeya karmabhiḥ
rājā uvāca—el rey contestó; na—no; jānāmi—conozco; mahā-bhāga—¡oh, gran alma!; param—trascendental; karma—con actividades fruitivas; apaviddha—herida; dhīḥ—mi inteligencia; brūhi—por favor, di; me—a mí; vimalam—inmaculado; jñānam—conocimiento; yena—por el cual; mucyeya—puedo liberarme; karmabhiḥ—de las actividades fruitivas.
El rey contestó: ¡Oh, gran alma, Nārada!, mi inteligencia está enredada en actividades fruitivas; por eso no conozco el objetivo supremo de la vida. Por favor, instrúyeme en el conocimiento puro, de manera que pueda liberarme del enredo de las actividades fruitivas.
SIGNIFICADO: En una canción, Śrī Narottama dāsa Ṭhākura dice:
sat-saṅga chāḍi’ kainu asate vilāsa
te-kāraṇe lāgila ye karma-bandha-phāṅsa
La persona enredada en actividades fruitivas se ve obligada a pasar continuamente de un cuerpo a otro. Eso se denomina karma-bandha-phāṅsa, enredo en actividades fruitivas. No importa si sus actividades son piadosas o impías; unas y otras son causa de la continuación del enredo en cuerpos materiales. Gracias a las actividades piadosas, puede nacer en una familia rica, recibir una buena educación y un cuerpo hermoso; pero eso no supone la eliminación definitiva de los sufrimientos de la vida. En Occidente no es raro nacer en una familia rica y aristocrática, como tampoco lo es recibir una buena educación y tener un cuerpo hermoso; esto, sin embargo, no significa que los occidentales estén libres de los sufrimientos de la vida. Hoy en día, la generación joven está bien educada, y goza de belleza y riquezas; no faltan alimentos, ni ropas, ni posibilidades de complacencia de los sentidos; a pesar de todo ello, los jóvenes occidentales sufren. Están tan afligidos que se hacen hippies, y las leyes de la naturaleza les obligan a llevar una vida desdichada. Vagan por el mundo sucios, sin refugio ni alimento, y se ven obligados a dormir en la calle. Podemos concluir, pues, que para ser felices no bastan las actividades piadosas. No es cierto que los que tienen la vida resuelta desde que nacen estén libres de las miserias materiales del nacimiento, la vejez, las enfermedades y la muerte. La conclusión es que para ser feliz no basta con ejecutar actividades piadosas o impías. El único resultado de esas actividades es el enredo y la transmigración de un cuerpo a otro. En palabras de Narottama dāsa Ṭhākura, eso se denomina karma-bandha-phāṅsa.
Admitiendo este hecho, el rey Prācīnabarhiṣat, con toda franqueza, preguntó a Nārada Muni cómo podía liberarse de ese karma-bandha-phāṅsa, es decir, de ese enredo en las actividades fruitivas. Esa es en realidad la etapa de conocimiento que se indica en el primer verso del Vedānta-sūtra: athāto brahma-jijñāsā. Cuando los intentos de empeñarse en karma-bandha-phāṅsa llevan a la persona a la frustración, entonces se pregunta acerca del valor verdadero de la vida, que se denomina brahma-jijñāsā. Con respecto a la pregunta sobre el objetivo supremo de la vida, los Vedas (Muṇḍaka Up. 11.2.12) ordenan: tad-vijñānārthaṁ sa gurum evābhigacchet: «Para entender la ciencia trascendental, hay que acudir a un maestro espiritual genuino».
El rey Prācīnabarhiṣat encontró al mejor de los maestros espirituales, Nārada Muni, y le preguntó acerca del conocimiento mediante el cual es posible liberarse del enredo de karma-bandha-phāṅsa, las actividades fruitivas. Ese es el verdadero propósito de la vida humana. Jīvasya tattva-jijñāsā nārtho yaś ceha karmabhiḥ. Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam (1.2.10), el único propósito del ser humano debe ser preguntar a un maestro espiritual genuino cómo deshacer el enredo de karma-bandha-phāṅsa.