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Text 34

vipralabdho dadāmīti
tvayāhaṁ cāḍhya-māninā
tad vyalīka-phalaṁ bhuṅkṣva
nirayaṁ katicit samāḥ


vipralabdhaḥ—ahora soy engañado; dadāmi—Te prometo que Te daré; iti—así; tvayā—por ti; aham—Yo soy; ca—también; āḍhya-māninā—porque estabas muy orgulloso de tu opulencia; tat—por lo tanto; vyalīka-phalam—como resultado de engañar; bhuṅkṣva—disfruta; nirayam—en la vida infernal; katicit—unos pocos; samāḥ—años.


Envanecido de tus posesiones, prometiste que Me darías tierras, pero no has podido cumplir tu palabra. Por haberme hecho una promesa falsa, debes vivir unos años en el infierno.


SIGNIFICADO: El prestigio falso, que nos hace pensar: «Soy muy rico, soy un gran propietario», es otro aspecto de la vida material. Todo pertenece a la Suprema Personalidad de Dios, y nadie más es dueño de nada. Esa es la realidad. Īśāvāsyam idaṁ sarvaṁ yat kiñca jagatyāṁ jagat. Bali Mahārāja era, sin duda alguna, el devoto más elevado, aunque el prestigio falso le había hecho sostener conceptos erróneos. Ahora, por la voluntad suprema del Señor, tenía que descender a los planetas infernales; sin embargo, como había ido allí por orden de la Suprema Personalidad de Dios, la opulencia de que gozó en esos planetas superaba todo lo que pudiera esperarse de la vida en los planetas celestiales. El devoto siempre vive con la Suprema Personalidad de Dios, ocupándose en Su servicio; por lo tanto, siempre es trascendental a las moradas infernales o celestiales.


Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo vigesimoprimero del Canto Octavo del Śrīmad-Bhāgavatam, titulado «El Señor arresta a Bali Mahārāja».

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