Text 26
sa āhato viśva-jitā hy avajñayā
paribhramad-gātra udasta-locanaḥ
viśīrṇa-bāhv-aṅghri-śiroruho ’patad
yathā nagendro lulito nabhasvatā
saḥ—él; āhataḥ—habiendo sido golpeado; viśva-jitā—por la Suprema Personalidad de Dios; hi—aunque; avajñayā—displicentemente; paribhramat—dando vueltas; gātraḥ—cuerpo; udasta—saltaron; locanaḥ—ojos; viśīrṇa—rotos; bāhu—brazos; aṅghri—piernas; śiraḥ-ruhaḥ—cabello; apatat—se desplomó; yathā—como; naga-indraḥ—un árbol gigantesco; lulitaḥ—arrancado de raíz; nabhasvatā—por el viento.
Aunque golpeado displicentemente por el Señor, conquistador de todo, el cuerpo del demonio comenzó a dar vueltas. Los ojos se le saltaron de las cuencas. Rotos los brazos y las piernas, los cabellos diseminados, cayó muerto, como un árbol gigantesco arrancado de raíz por el viento.
SIGNIFICADO: Al Señor no Le cuesta ni un instante matar a cualquier demonio poderoso, Hiraṇyākṣa incluido. El Señor le podía haber matado mucho antes, pero permitió al demonio manifestar todo lo que sus proezas mágicas daban de sí. Se debe saber que, con proezas mágicas, avance del conocimiento científico o poder material, no es posible igualar a la Suprema Personalidad de Dios. Un gesto Suyo es suficiente para destruir todas nuestras tentativas. Su poder inconcebible, tal como aquí se ha mostrado, es tan fuerte que, a pesar de todas sus demoníacas artimañas, cuando el Señor lo deseó, el demonio murió, de una simple bofetada.