CAPÍTULO 19
El rey Yayāti alcanza la liberación
El capítulo decimonoveno explica que Mahārāja Yayāti alcanzó la liberación después de narrar un relato alegórico acerca de un macho cabrío y su hembra.
Después de muchísimos años de relaciones sexuales y disfrute en el mundo material, el rey Yayāti acabó asqueado de esa felicidad materialista. Cuando se sintió ya harto de disfrute material, narró a su querida Devayānī una historia acerca de un macho cabrío y su hembra, que él mismo había ideado y en la que representaba su propia vida. La historia es como sigue. Había una vez un macho cabrío que, mientras andaba por el bosque en busca de hierba para comer, llegó por casualidad a un pozo en el que había caído una cabra. El macho se sintió atraído por la cabra y se las arregló para sacarla del pozo. Así se consumó su unión. Pasó el tiempo, y un día la cabra vio al macho disfrutando de la relación sexual con otra cabra. Irritada, abandonó al macho cabrío y volvió con su dueño, un brāhmaṇa, a quien contó lo que su esposo había hecho. El brāhmaṇa, muy enfadado, maldijo al macho con la pérdida de su potencia sexual. Ante esa maldición, el macho pidió perdón al brāhmaṇa y recibió de nuevo su potencia sexual. A partir de entonces, el macho cabrío disfrutó de la vida sexual con su cabra durante muchos años, pero, a pesar de ello, no se sentía satisfecho. Una persona lujuriosa y codiciosa no podría satisfacer sus deseos de disfrute ni con todo el oro del mundo. Esos deseos son como un fuego. Un fuego ardiente no se apaga con verter mantequilla clarificada en él. No es esa la forma de apagarlo. Por consiguiente, el śāstra aconseja emplear la inteligencia para renunciar a la vida de disfrute. Aquellos que no poseen el conocimiento suficiente no pueden abandonar el disfrute de los sentidos, y especialmente la vida sexual, sin que les suponga un gran esfuerzo, pues una mujer hermosa puede confundir hasta al más culto de los hombres. El rey Yayāti, sin embargo, renunció a la vida mundana y dividió su propiedad entre sus hijos. A partir de entonces, llevó una vida de sannyāsīmendicante, abandonando toda atracción por el disfrute material, y se ocupó por entero en el servicio devocional del Señor. De esa forma alcanzó la perfección. Más tarde, cuando su querida esposa, Devayānī, se liberó de su erróneo modo de vida, también se ocupó en el servicio devocional del Señor.
Text 1:
Śukadeva Gosvāmī dijo: ¡Oh, Mahārāja Parīkṣit!, Yayāti estaba muy apegado a la mujer. Sin embargo, con el paso del tiempo, el disfrute sexual y sus malos efectos llegaron a asquearle. Entonces renunció a ese modo de vida y narró a su querida esposa la siguiente historia.
Text 2:
Mi queridísima esposa, hija de Śukrācārya, en este mundo ha habido alguien que fue igual a mí. Escucha, por favor, mientras te cuento la historia de su vida. Los que se han retirado de la vida familiar siempre se lamentan cuando escuchan la historia de ese jefe de familia.
Text 3:
Un macho cabrío, que vagaba por el bosque buscando comida para satisfacer sus sentidos, se acercó por casualidad a un pozo. En el pozo descubrió a una cabra que, por la influencia de los resultados de sus actividades fruitivas, había caído allí y se encontraba desamparada.
Text 4:
Tras considerar la forma de sacar a la cabra del pozo, el lujurioso macho cavó la tierra de la boca del pozo con las puntas de sus astas, hasta que la hembra pudo salir sin dificultad.
Texts 5-6:
Cuando salió del pozo y vio al hermoso macho, aquella cabra de bien formadas ancas lo deseó por esposo. Al igual que ella, muchas otras cabras hembras desearon casarse con aquel macho, pues poseía una bella estructura corporal, barba y bigote bien poblados, y era experto en la eyaculación de semen y en el arte de la relación sexual. Así, con la locura que manifiestan los poseídos por fantasmas, el mejor de los machos cabríos se sintió atraído por todas aquellas cabras y se ocupó en actividades eróticas, olvidando de modo natural su verdadero interés en la autorrealización.
Text 7:
Un día, la cabra que había caído al pozo vio a su querido macho realizando el acto sexual con otra cabra; esas actividades del macho eran más de lo que ella podía consentir.
Text 8:
Dolida por el comportamiento adúltero de su esposo, la cabra pensó que aquel macho no era un verdadero amigo, sino que era duro de corazón y que su amistad era solo momentánea. Así, en vista de la lujuria de su marido, lo abandonó y regresó con su antiguo protector.
Text 9:
Muy entristecido, el macho cabrío, que era sumiso a su esposa, fue tras la cabra por el camino e hizo todo lo que pudo por halagarla, pero no logró calmarla.
Text 10:
La cabra fue a la casa de un brāhmaṇa que mantenía a otra cabra, y ese brāhmaṇa, muy enfadado, cortó al macho cabrío su bolsa de testículos. Más tarde, ante el ruego de la cabra, el brāhmaṇa se los implantó de nuevo con el poder del yoga místico.
Text 11:
Mi querida esposa, cuando le fueron reimplantados los testículos, el macho cabrío volvió a disfrutar con la cabra a la que había sacado del pozo. Así ha estado disfrutando desde hace muchísimos años, pero todavía hoy no ha logrado sentirse satisfecho.
Text 12:
¡Oh, mi querida esposa de hermosas cejas!, yo soy exactamente igual a ese macho cabrío, pues mi inteligencia es tan pobre que, cautivado por tu belleza, he olvidado la verdadera tarea de la autorrealización.
Text 13:
La persona lujuriosa no puede satisfacer su mente aunque posea en abundancia toda clase de bienes mundanos, como arroz, cebada y otros cereales, oro, animales y mujeres. Nada puede satisfacerle.
Text 14:
Del mismo modo que el fuego no disminuye cuando se vierte mantequilla en él, sino que se aviva todavía más, el esfuerzo por apagar los deseos de disfrute mediante el disfrute ininterrumpido nunca da resultado. [De hecho, debemos abandonar voluntariamente los deseos materiales].
Text 15:
El hombre que ni es envidioso ni desea el mal a nadie es una persona ecuánime. Esa persona ve felicidad en todas las direcciones.
Text 16:
A quienes están demasiado apegados al disfrute material, les es muy difícil abandonar la complacencia de los sentidos. Ni siquiera en la vejez, cuando están completamente inválidos, les es posible abandonar esos deseos. Por lo tanto, quien realmente desee la felicidad, debe abandonar esos deseos insatisfechos, que son la causa de todos los problemas.
Text 17:
Un hombre nunca debe aceptar un asiento compartido con una mujer, aunque sea su propia madre, su hermana o su hija, pues los sentidos son tan fuertes que, por avanzado que sea en el cultivo de conocimiento, puede sentirse atraído por la vida sexual.
Text 18:
Llevo ya mil años enteros disfrutando del placer de los sentidos, pero mi deseo de disfrutar de esos placeres es cada día mayor.
Text 19:
Por consiguiente, ahora voy a abandonar todos esos deseos y a meditar en la Suprema Personalidad de Dios. Libre del prestigio falso y de las dualidades de la invención mental, viviré en el bosque con los animales.
Text 20:
La persona que sabe que la felicidad material, buena o mala, en esta vida o en la siguiente, en este planeta o en los planetas celestiales, es temporal e inútil, y que una persona inteligente no debe tratar de disfrutar de esas cosas, y ni siquiera pensar en ellas, conoce verdaderamente el ser. Esa persona autorrealizada sabe perfectamente que la felicidad material es la causa misma de la perpetuación de la existencia material y del olvido de la propia posición constitucional.
Text 21:
Śukadeva Gosvāmī dijo: Después de hablar de ese modo a su esposa, Devayānī, el rey Yayāti, libre ahora de todos los deseos materiales, llamó a Pūru, su hijo menor, y le devolvió la juventud que le había cambiado por su vejez.
Text 22:
El rey Yayāti dio el sudeste a su hijo Druhyu, el sur a su hijo Yadu, el oeste a su hijo Turvasu, y el norte a su hijo Anu. De ese modo dividió el reino.
Text 23:
Yayāti coronó a Pūru, su hijo menor, como emperador del mundo entero y propietario de todas sus riquezas, y puso a todos sus hermanos bajo su dominio, aunque eran mayores que él.
Text 24:
Después de muchísimos años de disfrute, ¡oh, rey Parīkṣit!, Yayāti se había acostumbrado a la complacencia de los sentidos, pero en un momento la abandonó por entero, como un pájaro que sale volando de su nido tan pronto como le crecen las alas.
Text 25:
Por haberse entregado plenamente a la Suprema Personalidad de Dios, Vāsudeva, el rey Yayāti se liberó por completo de la contaminación de las modalidades materiales de la naturaleza. Debido a su estado de autorrealización, logró fijar la mente en la Realidad Trascendental [Parabrahman, Vāsudeva], y de ese modo acabó por elevarse a la posición de sirviente personal del Señor.
Text 26:
Cuando escuchó la narración de Mahārāja Yayāti acerca del macho cabrío y su hembra, Devayānī entendió que aquella historia, bajo la apariencia de una divertida anécdota, no era una simple broma de las que suelen intercambiarse los esposos, sino que pretendía despertar en ella la conciencia de su posición constitucional.
Texts 27-28:
Devayānī, la hija de Śukrācārya, se dio entonces cuenta de que los vínculos materiales con el esposo, los amigos y los familiares, son como los que se establecen entre los turistas en un hotel. Los vínculos con la sociedad, la amistad y el amor son creación de la māyā de la Suprema Personalidad de Dios, exactamente como en un sueño. Por la gracia de Kṛṣṇa, Devayānī abandonó su posición imaginaria en el mundo material. Fijando su mente por completo en Kṛṣṇa, logró liberarse de los cuerpos denso y sutil.
Text 29:
¡Oh, Señor Vāsudeva!, ¡oh, Suprema Personalidad de Dios!, Tú eres el creador de toda la manifestación cósmica. Tú vives en forma de Superalma en el corazón de todos, y eres más pequeño que lo más pequeño, aunque también eres más grande que lo más grande, y eres omnipresente. Tu actitud es completamente silenciosa, pues no tienes que hacer nada, pero eso se debe a Tu naturaleza omnipresente y a que gozas de plenitud en toda clase de opulencias. Por ello Te ofrezco respetuosas reverencias.